Una oportunidad a la paz
Queridos amigos:
hace un año, y unas cuantas horas, estaba yo en Nueva York con un par de amigos, dando un paseo por Central Park. Fue una experiencia inolvidable, un viaje que recordaré toda la vida. Lo mejor de todo fue el plan: no teníamos ninguno, íbamos improvisando con despreocupación y sin ningún tipo de agobios. Hay gente que cree que aprovechar el tiempo, cuando se está de viaje, es no perder ni un minuto y tanto se afanan en intrincados planes de visita que no dan un paso por el destino que no esté medido. Puede que esa manera de exprimir el tiempo sea más inteligente, más práctica, pero nosotros tres encontramos un disfrute más extendido en la determinación instantánea y desguiada:
-- "¿Vamos a Brooklyn a tomar una cerveza?". Y nos cruzamos el puente de Brooklyn andando, caminamos un rato por su calles de película y nos metimos en el primer bar que nos gustó a tomarnos esa cerveza, de marca, por cierto, Brooklyn Larger. Muy rica. Sería la compañía.
O
-- "¿Vamos a tomar un perrito caliente en la Quinta Avenida?". Y buscamos el clásico carrito infecto de la calle porque uno de nosotros tenía el capricho. Decía que no iba a poder contar que había estado en Nueva York si no se tomaba un perrito caliente en la Quinta Avenida.
O
-- "¿Vamos a dar un paseo por Central Park?". Esto fue un empeño mío. Les llevé a Central Park por Broadway hasta el Columbus Circle (Plaza de Colón), por donde, rodeados de banderas españolas que anunciaban la llegada del Día de la Hispanidad, entramos a Central Park y caminamos hacia al norte. Ellos sospechaban donde íbamos. Yo lo tenía muy claro.
El Día de la Hispanidad
Ayer escuché una cuña de radio que me conmocionó. Era el anuncio del desfile del jueves. Estaba tan bien pertrechado que resultaba repugnante. Animaba a la gente a ir a ver algo indefinido a la plaza de Colón, la de Madrid, porque no anunciaba un desfile militar y obviaba casi todo lenguaje que hiciera referencia a la guerra. Hoy, en España, no hay desfile de las Fuerzas Armadas, sino un paseillo de una ONG que viste de verde. Y no se conmemora el Día de la Hispanidad, sino el Día de la Fiesta Nacional. Y no tenemos ejército, sino hombres y mujeres que trabajan contra la injusticia y por la paz en el mundo. Y yo me pregunto: ¿por qué no os vais un rato a la mierda? Son tantas las cosas que esta pobre gente acomplejada no puede decir que me dan hasta pena. Los ejércitos son para la guerra y si eso incomoda ¿por qué no lo disolvéis y le dais la pasta a Payasos Sin Fronteras, que es mucho más solidario y mucho más guay? No, no... Es que van a desfilar, pero para que no parezca muy militar en vez de Cetmes van a llevar sombrillitas de geisha y, en vez de uniformes de camuflaje, trajes de lagarterana, y, en vez de ejército español, lo vamos a llamar prefesionales de la paz de la nación de nacionalidades sin fronteras. Y si los mandamos al Libano, como van a la paz, en vez bajarse del barco por la dársena del puerto, desembarcan en la playa en plan "Salvar al soldado Ryan".
--"Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?" "
-- "Nos han dado la paz".
-- "¿La paz? ¡Que te folle un pez!".
Dale una oportunidad a la paz
Caminábamos por Central Park oeste en busca de los Apartamentos Dakota, el lugar donde Mark David Chapman descerrajó cinco tiros a John Lennon, otro hombre de paz invadido por un ejército de complejos inconfesables. Llegamos a un lugar dentro del parque, cerca de los Dakota, que se llama Strawberry Fields, en el que cuarenta chalados y cinco o seis John Lennons improvisaban canciones de Los Beatles con tres o cuatro guitarras, una batería y un bajo. Era el 9 de octubre y entonces caí. Quiso la suerte que yo me empeñara en ir a los Dakota justo la tarde del 65 cumpleaños de Lennon y que nos encontráramos allí a un grupo de personas dispuestas a celebrarlo invirtiendo unas horas de su vida en cantarse todo el repertorio de los Beatles.
Nos unimos a ellos... Me uní a ellos. A mis amigos no les gustan mucho los Beatles y saben el inglés justo para pedir un café y que el camarero les traiga una coca-cola (y una sonrisa). Sin embargo, me dejaron disfrutar de ese momento durante un rato bien largo. Me las canté todas... Bueno... Todas menos "Give peace a chance" que me parece un tema de lo más pedorro, lo que no significa que esté a favor de la guerra, ni de la Hispanidad a ultranza, sólo que me gusta que se llame a las cosas por su nombre.
X. Bea-Murguía (me quedan diez días para irme a Dominicana)
5 Comments:
Arriba Ex paña!
Gaitero
P. D. 1 Coincido totalmente con Vd. en su asco irredento por el circunloquio, el eufemismo y el pleonasmo. Los soldados son máquinas de matar, ministros de la muerte. Los políticos, en cambio, son máquinas de cagar, parquímetros de palabras. Los discursos de Churchill los podría haber firmado Shakespeare. Los de Zapatero o Aznar, únicamente Javier Marías.
P. D. 2. Perdón por la P. D. 1
JAJAJAAJAJJAJAJAJAJAAJAJA
Me meo de risa contigo. ¡Qué cabrón! ¡Y qué rápido! Lo de parquímetros de palabras me parece genial.
Me has alegrado la mañana.
Javier
Tuviste suerte, cuando yo fui al Strawberry Fields hace ya casi diez años había un grupo de tipos "peligrosos" en plena batalla campal con unos cientos de policias.
Al final me pude hacer la foto de rigor en el sitio.
A mi padre le detuvieron, pero es otra historia.
Por cierto, tengo invitaciones para el desfile de la ONG con tanques Leopard por la Castellana ¿las quieres?
Gracias, Amandil, pero mejor que no. No me llevo bien con los tanques Leopard, en general: su priapismo militar me da demasiado miedo.
Javier
No vamos a poder ni hablar. Lo politicamente correcto es el principio del fin de la libertad de expresión. Una estupidez pergeñada por una panda de papanatas con licencia para tolerar y oficina de carnets de demócrata
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