viernes, abril 28, 2006

Viaje a Tailandia con esposas (2): Añoranzas



Queridos amigos:

me resulta curioso el hecho de que todos estos países exóticos tienen una cerveza enseña, una marca que casi monopoliza el mercado, que te ofrecen en todas partes, junto con la Heineken. En Kenia era la Tusker, que no estaba nada mal, y en Tailandia, la Singha. La tal Singha Beer ha resultado ser un tanto blandurria y con una pujanza muy escasa (no hacía apenas espuma), pero estaba buena, como dicen en el pueblo, se dejaba beber (no decía nada cuando te la bebías). Lo cierto es que estás allí y te hace gracia pedir Singha y por eso pasas de la Heineken (que está mucho más buena, con perdón), sobre todo porque la camarera, con menos voz que fuerza su cerveza, siempre, siempre, siempre te preguntaba:

-- "Semol or big" (Small or big).
-- "Semol, semol, no me vaya a emborrachar con tanta".

Lo cierto es que allí, una vez que has pasado el proceso de adaptación, consigues relajarte muuuucho, lo que para mí significa, entre otras cosas, además de que pierdo la noción del tiempo y que no pienso ni en mi trabajo ni en Zapatero, que bajo mucho el nivel de exigencia. Digamos que, una vez que estás allí, te adaptas y aprecias lo que te ofrecen por lo que verdaderamente vale. Una cerveza tan poco nerviosa como la Singha era la ideal para el espectáculo nocturno, por ejemplo. Con el niño ya dormido (pero perfectamente controlado gracias a la tecnología), una Singha acompañaba especialmente bien a la circunstancia del bar de la playa por la noche. Descalzo, en pantalones cortos y camiseta, he hecho buenos amigos internacionales disfrutando de la caricia de la arena, con la crepitación del fuego adornando la charla en noches sin luna pero con un doble espectáculo de luz: más estrellas de las que se puedan contar en un año en Madrid y, al final del mar de Andaman, rayos de tormentas marinas que resquebrajaban el horizonte como un icono de lo lejano de la turbulencia de nuestro día a día. Entonces, intercambiando con Peter, sueco, o con Ugurhan, turco, o con Ben, holandés (amén de un tropel de Spanish people), impresiones sobre la vida, las costumbres de cada uno, la historia de Ataturk o el fútbol, una Singha era el exótico complemento idóneo.

¿Pueden imaginarse ustedes una felicidad más descansada y completa?

Yo sí. La felicidad se construye de pequeños detalles, más que de grandes gestos. Cerveza, amigos, un buen puro, estrellas, rayos, fuego, playa... Todo era casi perfecto, salvo por una verde y diminuta ausencia, rellena de anchoa, que me hizo añorar, en más de una ocasión, las terrazas de Madrid. Koh Lanta se ha ganado un cero en aceitunas. Un paraíso sin aceitunas es como el anuncio de la casera (no me jodas), lo que pasa es que estás allí y te cuesta trabajo decirle a la camarera que si no hay aceitunas, te vas (entre otras cosas porque no te iban a entender). Así somos los humanos: añoramos el ruido cuando saboreamos el silencio.

Nada es perfecto. Como yo soy adicto a las aceitunas (rellenas de anchoa mejor que mejor), nada más llegar a Madrid me abrí un bote de La Española con ansia, cogí una y, posándola sobre mis labios como hago siempre, sorbí con fuerza el relleno por su boca de muñeca hinchable salada antes de devorarla.

¡Oh!

Hay que reconocer que La Española cuando besa...

X.Paleto-Murguía

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jueves, abril 27, 2006

¿Qué me pongo?


Queridos amigos:

habrán de disculparme el retraso de hoy en mi entrega pero ayer me fui a ver el fútbol, no hice ni caso a los quince minutos de partido que vi y, de remate, la prórroga se prolongó hasta casi las dos de la mañana. El gol de oro, sin embargo, ha sido despertarme esta mañana al calor de Beatriz, que es un regalo, un premio que me ha tocado a mí en la lotería, una invitación a la dulce pereza de los cinco minutos más.

Después, el ajetreo del día... En fin, cuando hablé con Hormon Wells de la posibilidad de montar un blog para echar unas risas, jamás pensé que llegaría a ser una obligación... Y no lo es, pero, en cierto modo, no me gusta no escribirlo.

Ayer, suscitado por un comentario del bloggero llamado a sí mismo Ernie, me vi atropellado por un torrente de pensamiento que desató mi lado más atávico, ese que está más aferrado a las costumbres y a la educación recibida en casa, con la que mis padres me han inculcado, con insitencia, la observancia de las formas. Para mí la educación lo es todo, es lo que nos diferencia de los simios, se empeñe nuestra lamentable clase política en lo que se empeñe (¡otra cortina de humo, me temo, que no merece más comentario!). Puede que hoy costumbres como acompañar hasta la puerta de casa a una visita que se despide o no abrir neveras o armarios ajenos o llevar una botella de vino cuando a uno le invitan a cenar puedan parecer ecos de épocas pasadas, vestidas de smoking relucientes con pechera, más demodé que la chistera y el guante blanco, pero esos atavismos, y mil más que practico, forman parte inseparable de mi manera de ejercer la cortesía, que no es otra cosa que mostrar respeto hacia los demás. Las formas son tan importantes como el fondo y eso lo saben todos ustedes, hasta los que se disfrazan de grunge alternativo o van a trabajar ataviados de bañista.

Siempre he creído, en cuanto a la forma de vestir, que la amplia mayoría de las personas, y mucho más quienes se empeñan en negarlo, se viste para los demás. Nadie o casi nadie (aunque estoy dispuesto a hacer excepciones) lleva un atuendo no estudiado, dejado al azar, ni para ir a las dos de la mañana a comprar tabaco. Y si se pone una prenda o se deja de poner, muchas veces influye el qué pensarán de mí... Pregúntense cosas como ¿iré haciendo el ridículo por la calle si me pongo un tocado bananero a lo Carmen Miranda? ¿Asistiría a una entrevista de trabajo vestido de hippy y con alpargatas? ¿Me pondría una camiseta de "Vota a Mariano" para ser recibido por ZP? Creo que no lo harían ninguno de ustedes. ¿Por qué?. Si las formas no importaran, si no supiéramos que constantemente somos juzgados por nuestro aspecto, más de uno de ustedes (¡¡¡¡que lo sé yo!!!!) iría a currar con el salto de cama de su mujer (¡con lo mono que les queda!). ¡Cuántas coletas se han cortado, cuánta melena rebelde ha caído cuando ha llegado el momento de hablar de cosas serias!

Recuerdo a un tipo (recuerdo su cara aunque no su apodo, ya que su nombre nunca lo supe) de la Ciudad de los Periodistas que se hizo bastante famoso en el barrio porque le fueron a buscar para ir de juja y como el hombre ya estaba en la cama, pero le apeteció, se fue de copas en pijama. Se le cruzó el cable y como estaba bastante colgado, lo hizo, pero el efecto de salir de copas en pijama lo tenía previsto (y, si me apuran, hasta planeado), porque a él le daba igual ir en pijama o en vaqueros. Iba a tardar lo mismo.

No hay verdadera dejadez en el estudiado atuendo de un guarro con rastas y gorra jamaicana. Se lo digo yo con mis lamparones, mis bolsillos rotos, mis zapatos sucios, mi camisa torcida y mis cordones desabrochados, que como dejo que me vistan mi mujer, mi madre y mi suegra (y no me niego a casi nada), resulto mucho más alternativo que cualquiera de estos disfrazados. La pompa me la paso por el forro, cuando es exagerada, desproporcionada con respecto a las circunstancias, lo que pasa es que muchos se piensan que ir de pompa es llevar corbata y no, no señor, ir de pompa es adecuar tu indumentaria al contexto.

En una ocasión, que comentaré otro día, andaba yo con mis vaqueros, mi camiseta recuerdo de un viaje ajeno y mis zapatillas, y me vi rodeado de personal latinero, todos alternativos, todos con playeras de colores llamativos a lo ciclista, todos con pantalones de hippy, todos con camisetas molonas, todos con bolso, todos fumaban porros, todos hablaban de "Rayuela" sentados con las piernas cruzadas, todos habían dedicado más de un minuto esa tarde al ¿qué me pongo para ser aceptado?.

-- "Si ésta", le dije a un amigo moderno, "es la verdadera alternativa, creo que aquí el único alternativo soy yo que jamás me quito la chaqueta del traje en las ocasiones en las que, por respeto a los demás, la chaqueta debe permanecer GRAPADA". No es por nada, pero era 11 de septiembre y estábamos celebrando el Año Nuevo etíope en un restaurante colombiano.

Perdonen el rollo de hoy.

X. Bea-Atavismo

Preguntas sin respuesta




"Nombre de Usuario: Carlos-punch. Nos conocimos un sábado. Al cabo de 4 días ya éramos novios. A mi, lo que más me llamó la atención de él fue su espontaneidad, se cago en mi puta madre cuando le jodí el coche recién pintado. Nos gustamos pero también nos enamoramos por la manera de ser de cada uno... " Ejemplo de Web dedicada al On Line Dating

Intercomunicadores todos:


Un papichulo cualquiera se hace preguntas a veces absurdas y otras más absurdas aún. A medida que pasan los años este fenómeno desencadena ciertas actividades un poco “border line”. En ocasiones por esas calles de nuestro amado primer Edil, vemos a gente hablando consigo misma o tal vez con amigos/as imaginarios/as.La falta de respuestas origina en definitiva estos comportamientos. Es bien sencillo: Usted está en ese comedor de la multinacional del papel, en ese entorno de extrarradio a 50 Km de Madrid y se pregunta cosas cómo: “Por qué pagar más por el seguro de mi coche si yo soy un buen conductor”. Tal vez su compañero de faena que junto a Usted saborea la cocina de “outsorcing” de la multinacional del papel tenga una opinión, pero al igual que Usted ,se hace preguntas igual de intrépidas: “ ¿Me gusta conducir? “.

En definitiva en estos tiempos, el individuo que vive aún en la cultura de lo decimonónico: romanticismo de folletín, el marketing, partidos políticos con aspectos ideológicos de 1900, Wagner, matrimonio.... necesita que se le escuche. Un poco como el boxeador de David Torres en “El gran Silencio”, salvando las distancias del drama de este púgil. La solución para nuestra falta de empatía con los demás miembros del género humano que origina que nadie escuche a los demás es fácilmente solucionable para algunos gurús empresariales. Les hablo del “On Line Dating” que en castizo pues es algo así como una alcahueta, una celestina con bases de datos y no necesariamente enfocado a ligar aunque en la mayoría de los casos se haga un uso indiscrimando del “gusanillo nervioso”.

El funcionamiento no deja de ser pues como una agencia de contactos de toda la vida pero con “Tools” más potentes, en nuestro ejemplo Usted podría conocer a alguien que se planteara las misma pregunta que Usted: “¿Por qué pagar más por el seguro de mi coche si yo soy un buen conductor?” y que además sea amante del coleccionismo de tickets del Pryca.El final del affair que mantenga con su interlocutor es lo que se desconoce en la mayoría de los casos, aunque se me antoja feliz: la puesta en marcha de una vida en común en la Costa de Almería buceando para descubrir esos tesoros del mar: mierda de turistas cuasi fosilizada, redes de pesca de arrastre y algún cadáver de prostituta nigeriana comida por los peces.

¿Han visto esos anuncios de Match.com?, pues no es lo último en fenómenos de comunicación interpersonales, lo último viene dado por un fabricante de teléfonos móviles y supondrá según los desarrolladores una revolución social, siempre habrá algún subnormal claro, y en España somos campeones del mundo en esta especialidad, que dirá que eso no lo necesita pero seguro que batiremos un record de utilización. El invento en cuestión , muy finés por cierto, se basa en llevar en la tarjeta del móvil absolutamente toda la información que queramos comunicar: gustos, disgustos, intereses ,status.... Lo curioso del invento es que siempre que estemos por ahí en la Latina de buen rollito con los Chinos, nuestros amigos amarillos, el teléfono nos indicará que lugares o personas se emparejan con nuestra visión del Cosmos logrando una mayor empatía. Me imagino a las personas abducidas por la calle mirando el móvil con mensajes de emparejamiento tipo: “Encontrada fémina a 25 metros amante de los tangas de hilo dental, empareja 100% con sus gustos” y a cien papichulos corriendo detrás.

Como decía la zarzuela," Las ciencias hoy adelantan que es una barbaridad".

Hormon Wells

miércoles, abril 26, 2006

Viaje a Tailandia con esposas (1): Los zapatos


Queridos amigos:

A colación del asunto de ayer, les informo a ustedes de que, efectivamente, existen mujeres como Nuria Esther que, además de currar sus horas, atender a sus niños y conocer el uso de la lavadora, sabe arreglar un enchufe y se da maña con el taladro (Alberto Marugán dixit). Esta hurí de la Meseta, además de todo esto, está SOLTERA, que para qué quieres más José Antonio (y digo este nombre por decir, como si dijera para qué quieres más José Alfredo, que conste). Pero como a mí me gusta ser objetivo, les diré que no sabe cocinar.

El encuentro con Tailandia, entre otras cosas, ha sido un viaje de libertad. Como saben, la razón para ir a tan lejana playa no era otra que una boda, la de mi cuñado Diego con Wenneke, una holandesa alta, guapa y lista que, me temo, no sabe manejar el taladro (o berbiquí), aunque cocina muy bien. Ya les digo yo que mi cuñado sabe dónde se mete.

Para tan magno evento, convocado en un paraíso descalzo, me compré a mi pesar unos mocasines de marca, en una tienda cara de Madrid, de esos que nunca me han parecido mucho mi estilo, que es el mismo desde los catorce años (¿y qué?), satisfaciendo así los deseos de mi señora, a los que me pliego en estas circunstancias, sobre todo, por no ser un problema añadido a los muchos que, por más que uno no quiera complicarse la vida, se derivan de cualquier celebración familiar. Me probé los mocasines caros en la tienda de Madrid y me quedaban perfectos, me entraban como si me hubiera untado el pie con manteca y, ciertamente, he de reconocer que eran cómodos y no tenían pinta amenazante ni de causarme ampollas ni rozaduras, así que me hice con ellos, a pesar de su precio. ¡Qué coño! Es lo menos que se merece mi cuñado: unos buenos zapatos para su boda.

Llegado el día señalado, me dispuse a estrenar calzado, pero, joder, no había manera de meter los putos mocasines en el pie (o los putos pies en los mocasines). No se pueden hacer una idea de lo titánico de mi lucha. Yo lo achaco a que, como he dicho, el de Tailandia ha sido un viaje de libertad por muchos motivos. Siempre he criticado a esos guiris que se descalzan a la mínima oportunidad, pero lo de Bangkok es mucho, es un suicidio pedestre. Tanto calor y tanta humedad, acababa uno con los pies como salchichas (de las blancas), lo que les da un punto más repugnante, si cabe, a esos diez gusanos que adornan nuestro cuerpo a modo de flecos. Hice caso de los buenos consejos que me daban y me compré unas chancletas en el Janujak Market, pero, claro, el asco que me producen los pies siempre me ha obligado a llevar calzado cerrado y tapado y no acababa de acostumbrarme a sentir la correa royéndome los intersticios todo el día, provocando una molesta y dolorosa rozadura atrae-moscas.

Un asco, no lo duden, que me empujó a pasearme (no en Bangkok, claro, donde aguanté con las chancletas) por Relax Bay, Koh Lanta, todo el día descalzo. Mis pies sintieron, entonces, la sensación de recuperar su libertad perdida, negándose en rotundo a meterse de nuevo en la estrecha disciplina del cuero y la piel vuelta, por mucha marca y por muy caros y cómodos que fueran los mocasines.

Minutos antes de la boda, vestido con camisa y pantalón de lino, en imposible escorzo (lo que me permite mi barriga que no es, precisamente, la curva de Praxíteles) pelee con los mocasines como Laoconte contra las serpientes, pero fue vano. Mis pinreles rechazaban la vuelta a la cárcel, mi mujer me metía prisa, mi niño no se quería poner los pantalones, que vamos a llegar tarde, mmmmmñiñiñiñiñi, los putos pies que ni pa'Dios, el calor era tremendo, la humedad asfixiante... El sudor empezó a extenderse por mi camisa de lino, como si mi orgullo se desangrara apuñalado por los agobios de última hora.

Tengo que decir que, como soy un tío tenaz, gané. Me puse los zapatos. Sudé a chorros, arruiné mi impoluto aspecto, pero salí de mi cabaña calzado como mandan los cánones. De hecho, sólo tuve que darme una tregua en la refriega, respirar hondo, tomar impulso, darme cuenta de que los cordones no eran de adorno (sino verdaderos contrafuertes), deshacer el nudo, calzarme y atármelos de nuevo. Eso era todo. Una victoria pírrica, sin duda, pero victoria al final. Sudado, pero calzado, nos fuimos los tres a la ceremonia de la boda que tenía lugar en la misma playa, bajo un frondoso árbol cuyo nombre desconozco (y tampoco pude averiguar, aunque pregunté).

Allí, en aquel pequeño paraíso descalzo, los del hotel habían dispuesto una esterillas para los asistentes dado que, según el rito, todos los invitados deben permanecer en todo momento agachados o sentados y siempre por debajo de la altura de los monjes. Cuando llego a las esterillas, amigos y amigas, lo primero que me dicen es que me tengo que descalzar.

Mis pies se han convertido al budismo.

Los mocasines fueron usados sólo a lo largo de veinte metros. No más. Ya no me los puse en toda la tarde-noche. Al día siguiente los tuve que buscar, porque no recordaba dónde los había dejado (en qué punto de la isla). Los encontré medio enterrados en la arena. Están en buen estado. Supongo que aún puedo devolverlos.

X.Buda-Murguía

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martes, abril 25, 2006

Macho, machote...


Queridos amigos:

No esperen, como les dije ayer, que comience a contar mis aventuras por tierras tailandesas, así, por las buenas y sin anestesia, empezando por el capítulo uno y acabando por el doce. Ya les dije que no es mi estilo y que, en fin, según vaya dándose la ocasión iré haciendo de una tontería una montaña para que dé de sí el asunto. Seguramente mañana les haré una disertación sobre la verdadera utilidad de los zapatos, algo que, después de estos diez días, me ha quedado cristalino.

Hoy quiero hablar de algo mucho más profano que el paraíso, de algo mucho más cotidiano que tirarse en una camilla a que te hagan un masaje de puta madre y esas horteradas de tomo y lomo (sobre todo de lomo) que son cosas bajas y que no merece la pena que le dediquen ustedes ni un mínimo pensamiento. No piensen en esas manos expertas tonificando mi espalda... No lo piensen. Hoy quiero hablarles de la igualdad de sexos, pasando del tópico obtuso “los sexos serán iguales cuando midan lo mismo, mientras tanto, con gente como Pablo Caruana, mi primo Álvaro y el negro Mandingo, los únicos poderes igualatorios son la muerte y los promedios”. ¡Benditos promedios!

Aparte de esa igualdad, a la que yo me refiero es a la igualdad de género. En mi opinión, basada sobre todo en la gente que me rodea, observo que la mayor parte de mis amigos han asumido con naturalidad que las tareas domésticas deben compartirse, sobre todo porque todas sus mujeres curran como ellos. Así, no es raro ver a ese Ernesto Villar con su bolsa de basura o a ese Pablo Sánchez pasando la fregona a la bañera (literalmente, como lo leen, supongo que son cosas, truquillos, que se aprenden en la infantería de marina(*)) o, mismamente, al Rey del Cristasol de la avenida de San Luis, José Manuel González Gil, anteriormente conocido por el muy ilustre sobrenombre del Potro de Hortaleza, hoy ascendido a la categoría de Rey del Cristasol. Ahí le tienen, amigos y amigas, toda las mañanas de sábado del año lo podrán ver ustedes, trapo blanco en mano, chirrían los cristales que te chirriaron, frotando con el fluflú que ni un dedo me deja en el blanco mirador de su casa. ¡BRILLA QUE ES UN PRIMOR!

He de reconocer que yo mismo, sin ir más lejos, he tenido experiencias, después de casado, que me han ayudado a superarme como persona, a trascender más allá de la terraza y toparme de bruces con el tendedero. Antes miraba esas cuerdas con no poco interés y con un punto de curiosidad (tampoco mucha). Hoy, arrancado del seno de mi dulce madre, sé para que sirven: parece ser que la ropa se tiende para secarse al sol.

Y cómo no destacar a ese Pablo Vivar que descubrió después de casado que no, que los calzoncillos no desaparecían solos de detrás de la puerta de su cuarto y aparecían, como por arte de magia, limpios y bien doblados en su cajón. Padeció Pablo, por así decirlo, un paso del mito al logos parecido al de la historia de la humanidad en el nacimiento de la filosofía y del pensamiento. Me lo imagino explicándole a Ana, su mujer:

-- “No, cariño. Hazme caso. Estás perdiendo el tiempo. Tú tira los calzoncillos ahí, detrás de la puerta y verás como mañana estarán doblados en el cajón”.

Y ella, con una sonrisa expresiva (entre “no puede estar hablando en serio” y “con quién coño me he casado”), descubriendo a un boquiabierto Pablo una preciosa... ¡LAVADORA! Su madre acaba de pasar a la categoría de mito: resulta que la que en verdad curraba era la lavadora.

Como decía antes, yo nunca antes de casarme había hecho una colada y, sin embargo, hoy comprendo el funcionamiento de la lavadora tan bien como mi mujer. Entiendo cuando se pone una de color y una de blanco, soy capaz de diferenciar lo que se lava con agua fría y por qué y hasta reconozco manchas de esas que, si no frotas bien a mano con jabón lagarto, no saldrán ni aunque venga el hombre de Colón. La primera vez que tendí la ropa, por cierto, comprobé que la ropa íntima femenina tienen una especie de... Ya saben... Un refuerzo... Yo nunca antes había tenido tanto tiempo una prenda de estas en la mano... Una toallita, no sé cómo decirlo... Lo más, tirarla por encima del hombro... ¿Saben lo que les digo? ¿No? Van provistas de un remate de felpa ahí mismo... En el tal y cual. Recuerdo que en ese preciso momento, abstraído y extrañado, acariciando aquella suave textura con el dedo gordo, pensé:

-- ¡Coño!

La cuestión es que yo tendí la ropa. Desvirgué mis dedos con el olor del suavizante. Aprendí a enganchar las pinzas y a aprovechar bien la cuerda, pero, lo más importante de todo es: ¿dónde colgué la colada? ¿Dónde? Pues está claro, amigos y amigas, en las cuerdas del tendedero que había colocado yo con no poco esfuerzo. Y, mientras, mi mujer ¿qué hacía? Usaba el ordenador que está en la habitación donde yo lo he instalado sobre una mesa que he hecho yo, junto a unas estanterías del puto Ikea que me monté yo (toda la tarde dándole que te pego a la tuerca hasta que me partí la muñeca)... Amigos, machotes, repitan conmigo: la igualdad de sexo no se producirá, JAMÁS, hasta el día en que ellas arreglen el enchufe, reparen la persiana, cuelguen las baldas, coloquen los plafones y, en general, aprendan a usar la brocadora.

Piénsenlo, amigos machotes: ustedes pasando la fregona por la bañera, dándole al cristasol, haciendo creer a las amigas de sus mujer que es usted un tipo moderno y con conciencia de igualdad de género y ellas... ¿qué? ¿colocando el espejo o los tiradores de los armarios o los complementos del cuarto de baño o la cortina de la ducha o la puta mampara (¡DIOS LO QUE SUDÉ PARA COLGAR LA PUTA MAMPARA!)?

Canten conmigo este himno de liberación (que se acompaña de una coreografía gestual formando apropiados símbolos fálicos con el puño cerrado y en alto):

“NOSOTROS CLAVAMOS, NOSOTROS VEMOS FÚTBOL”.

Y Gibraltar español, coño, joder, ya basta con tanto metrosexualismo y tanta mariconería. Y a tomar el té a las cinco a Calcuta.

“¡DEVUÉLVEME MI FALO!
¡MACHO MACHOTE, RECLAMA TU CIPOTE!”.

Claro que, para una vez que a mi señora se le ocurre coger la brocadora, la que ha liado es fina (aún, hoy, trato de arreglarlo). ¡Con decirles que a mis vecinos les gusta más a lo perro! Eso me da que pensar. Si yo mezclo color, blanco, lejía y lana en agua caliente y me cargo toda una colada... ¿Me libraré de volver a poner la lavadora? ¿Podré decir eso de “Cariño, ya sabes que hacer la colada es muy complicado para mí”?

X. Bea-M’urgía (contar esto)

(*) Si Marga se hubiera tenido que pasar un año puteada, vestida de marinerita, ejerciendo de cabo de armas, poniendo el ojo para examinar la limpieza de cañón de las pistolas de los demás (¡hay que ver que cerca queda la terminología militar y la homosexual!), no criticaría tanto a Pablo por usar los truquillos de la mili.

lunes, abril 24, 2006

El señor Jetlag


Coño, qué desentrenado estoy...

Queridos amigos:

ando hoy con la caraja del jetlag que, como diría un castizo, "que no sé si duermo o cago" (que no sé si duermo o qué hago), de ahí las horas y el rato más que, aunque no figure aquí, llevo levantado. El jetlag es lo que tiene, que llega sin anunciarse y que es una cosa muy particular de cada uno. Cuando uno habla del asunto con avezados viajeros, cada cual tiene su versión: a mí de me da de ida, me da de vuelta, me da viajando hacia poniente o hacia levante... Todos toman sus precauciones: yo no duermo durante el vuelo, yo me tomo una pastilla, yo me ducho con agua fría, yo me hago tres peras, yo me tiro un pedo... Y, por supuesto, a pesar del ingenio puesto en su prenvención, todos sufrirán el jetlag cuando al señor Jetlag le salga de los santos cojones y entonces vendrá la cura: yo no me acuesto hasta las tres y media, yo me hago tres peras (lo de este es puro vicio, no crean que tiene que ver con el jetlag), yo leo a Dan Brown, yo escucho "Bulería, bulería"... Total que he acabado por no creer en fórmulas magistrales que funcionan universalmente para evitar el jetlag y que un día, al menos un día, andas bien jodido, como si te hubieras presentado a un maratón de bailarines de aurresku 24 horas all-night-on. Escucho todos los consejos en plan "hazme caso, lo mejor es hacerse tres peras" o "lo mejor es no acostarse", pero hago lo que me pide el cuerpo.

Es curioso que, supuestamente, el gran desbarajuste horario se debería producir, en teoría, viajando hacia oriente, ganando tiempo al reloj, arañando un trozo más de vida. Recuerdo cuando vine de Las Vegas, donde juegan a las tragaperras nueve horas antes, que mi vuelo salía a las 11 de la mañana hacia Filadelfia y de allí, casi inmediatamente, con el tiempo justo de embarcar, hacia Madrid. En suma eran unas doce horas de vuelo, más las nueve de diferencia, llegue a casa a la hora de desayunar cuando mi cuerpo, cansado del largo viaje, lo que me pedía era dormir. Todo el mundo me decía que aguantara, pero, qué coño, a la hora de comer, sin un ápice más de fuerza para sostenerme, me cai de cara en los espaguetis con tomate. Por supuesto, me fui a la cama y me olvidé de todos los buenos consejos dados (incluido el de las peras).

El señor Jetlag hace lo que le viene en gana y, a pesar de mi corta experiencia como Marco Polo, que se reduce a cinco o seis viajes largos en avión, me atrevo a decir que aparece y desaparece cuando uno menos se lo espera. Lo cierto es que en el viaje de ida, de Amsterdam a Bangkok, con un lapso horario de cinco horas y diez y media de viaje, ni siquiera lo notamos. Pensamos que el niño, quizá, por aquello de que es más pequeño y no lo entiende bien podría sentirlo más, pero lo cierto es que Rodrigo se ha adaptado de lujo tanto a la ida como a la vuelta, ignorando por completo el efecto. Así que, pensando en el asunto, he llegado a la conclusión (y ahora pienso lanzar yo mi propio consejo anti-jetlag) de que lo mejor para evitar la caraja del desbarajuste horario es volver a ser niño. Sigan mi consejo. Vuelvan a ser niños.

Precisamente, de niño sostenía la teoría, que aún sostengo, de que si se viaja en avión hacia el oeste y se tarda justo una hora en atravesar cada huso horario, entonces se llegaría al destino el mismo día de la salida a la misma hora. Es más, si en cruzar cada uso horario tardáramos media hora, iríamos ganándole la otra media hora a la vida cada hora, con la consecuencia lógica de llegar al destino antes del comienzo del viaje... Bueno, me voy a hacer tres... cafés. Echo de menos tanto el café cuando me voy por ahí que hoy me voy a tomar tres.

Supongo que muchos de ustedes estarán esperando a que les cuente el viaje a Tailandia. Puede que lo haga. Puede que no. No depende de nada en particular. No es una estrategia. No está programado. Alguna cosa contaré, pero he tomado tantas notas para escribir en el blog después sobre ello, que puedo pasarme meses, se lo aseguro, meses escribiendo sobre este viaje. Así que, en fin, no quiero obligarme a nada.

X.Bea-Sawadeekap

PDT: Si antes lo digo, antes pasa. El niño se ha levantado a las seis y media. ¡El maldito señor Jetlag! Yo que les había dado un consejo tan bueno... Todo por llevar la contraria. Háganme caso: no me hagan caso.

jueves, abril 20, 2006

Jugando al Monopoly


Comedores de petróleo:


Unos señores que hasta hace bien poco se dedicaban a tirar del camello o a subir cual guajiros endemoniados a la palmera, hoy en día se convierten en los señores del “cotarro” a golpe de barril. El “cotarro”, lo componen cosas que Ustedes hacen todos los días mecánicamente: encender su Ipod, quitar el plástico de los donuts, arrancar su camión para ir a Alhaurín de la Torre, comprarse esos zapatos de gamuza azul...., un “cotarro” petrolero vamos. Como decía , si al Khaled o al Gualberto de turno de un Algeria, Indonesia, the Islamic Republic of Iran, Iraq, Kuwait, Nigeria,Qatar, Saudi Arabia, Socialist People’s Libyan Jamahiriya, the United Arab Emirates and Venezuela le hubieran preguntado hace 120 años sobre la grandeza de su nación en la actualidad su respuesta posiblemente hubiera sido un secante “Creo que el espíritu del desierto te lleva a la locura, ¿quieres sombrilla?, sombrilla buena 50 Eur, no más precio,precio bueno,tu y yo primos hermanos.”o un más húmedo
“Señooool, no me subo al platanero, está Usted endemoniado, hable con mi prima Gualberta, para que le saque las ideas esas,¿quiere un collar de conchas?, vamos blotel, compra”.

La OPEP, (OPEC) es el árbitro, el angel exterminador de los bolsillos del ciudadano europeo medio, y con sus designios va a hacer temblar a más de uno. Precisamente son unos designios aleatorios, el Khaled de turno se levanta un día de mala leche, llama a su primo Ahmed y tras una conversación posiblemente intervenida por cualquier tipo de New México, acaba concertando un “Extraordinary Meeting Conference” en algún paraíso de esos que tanto gustan en verano con 45 graditos al Sol. Aquí empieza lo bueno. “¿Por qué no rebajamos la producción de barriles?”, dice Khaled mientras viola la ley de (M****) (*) tomando un cocktail, “Mira no es el tema, tengo un acuerdo con el país A “ , dice Ahmed a un tío segundo suyo que maneja los barriles en Quatar que es a su vez pariente lejano de Khaled. Se mosquean , los periodistas hacen preguntas y la información llega a un broker cocaínomano de Londres que lo interpreta cómo una subida inminente del petróleo. A un Benancio a un Frére Jacques o a un Dietrich este tema normalmente, como a Ustedes, “les suda la vaina”, pero curiosamente cuando va a la gasolinera a sacar de paseo a su Pepa , a su Marié o a su Gertrud, se caga en todo lo que se menea, y le amarga el bailoteo en la discoteca de extrarradio.

La conclusión es bien sencilla : somos víctimas de una partida de Monopoly cutre y no exagero, nuestros hermanos del medio Oriente , nuestros hermanos de África , Asia e incluso nuestros hermanos sudamericanos de Venezuela con ese buen rollito “Amparanoia” que les caracteriza en este preciso instante son los amos del mundo.

Entonces, ¿son los yankees los buenos de la película? , entiendo que hay más de un escenario posible:

a) Estamos posicionados como país de la OCDE, es decir dependemos del petróleo como del agua, la OPEP nos chulea a través de esa banda de frikis y hacemos alabanza de usos decimononícos : diplomacia, alianza de civilizaciones “Zapatero Star Trekiana”. Total, Benancio, Frére Jacques y Dietrich sólo están interesados en las vacaciones y van a seguir pagando la gasolina.

b) Estamos posicionados como país de la OCDE y bueno mira los yankees, joder siempre ganan en las películas, que les pegen unas hostias a estos y les compramos el petróleo directamente. Así muy en plan peli serie Z “SERÁN LOS AMOS DEL MUNDO”

c) “Atacar a estos países supone una intromisión en su soberanía, constituye una intromisión imperialista, Fascistas!!!!.”

d) Pasamos de la OCDE , pillamos a 4 Legionarios, repartimos una buena ensalada de hostias y nos quedamos con el Petróleo y si los yankees quieren pues también ensalada de hostias.


Buen Rollito.
(*) No quiero que quemen el Blog.Un profeta de alguien.

miércoles, abril 19, 2006

Palabra de Honor




Chusma indecente:

Al final uno hace grandes amigos por motivos profesionales. El vivir en zonas del mundo calientes une y más si se conoce a una serie de seres terroríficos, salidos de otras dimensiones: señores de 60 años que se tiñen el pelo, managers compulsivos comedores de bombones... o bien se adquieren costumbres prácticamente inauditas relacionadas con tickets y supermercados.

Fue para mí un gran honor el ser invitado por uno de esos grandes amigos a una cena-fiesta-sarao en el único barrio que considero “puritito” Madrid. Por cuestiones de la infancia cada uno tiene el suyo.Chamberí sigue siendo mi barrio, no me quiero poner poético y decir cursilerias pero “Chamberí me lo sube”.

Mi colega ha conseguido un ambiente particular en la decoración de su piso, se respira un ambiente pop muy “Velvet Underground” con esa pecera bicolor y esas láminas "warholianas", y una discoteca bastante aceptable. Aún así, lo más interesante fue poder conocer a Cooper, Nines (Tevoyakomerlabok), Luis, Javier y a algunos más de los que no recuerdo el nombre.

Conocer a gente nueva siempre es inspirador de conversaciones y nuevos puntos de vista nunca antes oídos sobre los temas de siempre: el paro, la drogaína, países curiosos, conjuntos pop, la SGAE.....Una de nuestras conversaciones interesantes tuvo como protagonista un vestido comprado para una próxima boda, el escote era de corte “palabra de honor”. Este escote es definido en cualquier libro de etiqueta así:
“Es el escote más conocido y uno de los más utilizados. Ideal para las mujeres con poco busto, aunque favorece a todo tipo de mujeres. Es recto, tanto en la parte delantera como la trasera, sin tirantes. Cae uno tres dedos por debajo del hombro. Es elegante, discreto y es muy utilizado en los trajes de novia. “ .
La definición ya de por sí cursi no entra en detalles del por qué de su denominación y la conversación giró entorno al origen de denominar así el corte de la prenda.

Conocer a gente nueva siempre permite comunicar saberes ancestrales e incluso ponerse pedante, pero no es ninguna leyenda urbana, esta historia me fue narrada en Friedrichshafen , la ciudad del Zeppelin para más señas, por una señora octogenaria sobre la verdadera historia del escote “palabra de honor”.

Era tradición durante la primera guerra mundial por parte de los más jóvenes soldados del Kaiser, aprovechar los permisos en el frente, para contraer matrimonio con sus amadas, haciendo frente a una fortuíta desgracia que evitara que ellas pudieran convertirse en pensionistas del Imperio.

Lo rápido de los permisos en tiempo de guerra, en ocasiones su término era tan súbito que los soldados salían del tren de regreso para “einsteigen” en el de vuelta al frente,hacía que las bodas se convirtieran en casi una improvisación, en la que la boda, cena y consumación del matrimonio se realizaban en apenas 15 minutos con un cura practicamente secuestrado al efecto.

Sucedía que en esos momentos de aprieto, el cura delante, el mozo recién llegado del frente, las mujeres no podían ni siquiera engalanarse, y llevaban algo como una toalla larga alrededor del cuerpo por debajo del hombro. Los soldados, atónitos, preguntaban a sus futuras esposas: “¿No llevas nada debajo de esa toalla?” y ellas contestaban sonrojadas : “No llevo nada debajo....palabra de honor”.

Conocer a gente nueva produce este tipo de historias.

lunes, abril 17, 2006

Jesucristo, el verdadero fenómeno POP


Papichulos:

Ustedes podrán creer en Buda, en Alá y concretamente en Mahoma que es su profeta, incluso en Baphomet, pero no podrán negar que Jesucristo es el icono pop por excelencia.
En estos días de reflexión mientras Beamurguía anda por esos paraísos de oriente he llegado a una conclusión increíble,fruto de estas reflexiones de bombero esperando a fracasar una vez más : Jesucristo es el fenómeno de Marketing por excelencia, y lo digo sin ánimo de ofensa a los creyentes y sí con una increíble admiración.

La existencia de Jesús de Nazareth no está demostrada con hechos arqueológicos contundentes: Se desconoce la ubicación de sus restos o bien no existe una constancia documental del “establishment” romano de la época a modo de registro civil. No obstante siempre podremos considerar su existencia como un acto de fe, criterio respetable para el que la tenga y un tanto curioso. Los evangelios, si bien son un propósito para inducir a unos comportamientos loables: “Si te pegan un truco pon la otra mejilla”, “Bienaventurados los hipotecados porque serán el reino de los banqueros”, dejan lagunas sobre la autenticidad biográfica de alguien que responde al nombre arameo de “Salvador” y en otras ocasiones Mt 1:23 de “Emmanuel”.

El posicionamiento de Jesús como marca que vende está ahí: con sus numerosas Iglesias apropiándose la patente de “auténticas “y aconsejando a sus miembros que rechazen imitaciones, con ensaladas de hostias incluídas a lo largo de los tiempos .Ningún fenómeno pop en la historia a logrado calar tan hondo, muchos de ustedes estarán pensando en Kurt Cobain, el chavalillo ese que sólo tenía un jersey y estaba todo el día con cara de extreñimiento, se equivocan

Nuestros comportamientos en gran medida forman parte de un bombardeo del subconsciente entorno a Jesús, como si hubieramos visto un millón de veces seguidas el anuncio de Tenn Bioalchol y fueramos corriendo al Pryca a comprarlo. Celebramos días de fiesta en su honor, cenas, atascos, incluso en algunos casos, participamos en asombrosas demostraciones deportivas extrañas y pioneras como deportes de riesgo, ni puenting, ni paracaídismo, ni ultraligeros, ese “Costalero” sevillano que se carga 125 kilos en el lomo y es capaz de andar durante 6 horas o ese “filipino penitente” que es capaz de crucificarse en directo.

Crean o no en Jesús, deben reconocer que es el Icono Pop por excelencia.

jueves, abril 13, 2006

El jefe Cabrón


Queridos amigos,

no dejo de hacerme una pregunta que, quizá, ustedes puedan ayudarme a contestar: ¿por qué se mete uno a mafioso? Si el crimen más execrable es dar muerte a otra persona o, peor aún, ordenar a tus esbirros que lo hagan, ¿qué razón hay para que un hombre se aliste en la Cosa Nostra siciliana y vaya escalando puestos en el organigrama hasta alcanzar el número 1, el jefe más cabrón de la mafia, el más asesino, el más estafador, traficante y extorsionador de todos? Para mí, en esto, no cabe duda: el mandamás de una organización criminal es culpable de todos los delitos que cometa su red de mal. ¿Qué empujaría a Bernardo Provenzano a hacerse responsable de todos esos crímenes para, después, pasar más de cuarenta años escondido en una puta pocilga?

Caen los mitos. Corleone era para mí Vito en la inolvidable "El Padrino II", y no este capo, "Zio Binu" (el Tío Berni), que vivía en el palo de un gallinero, rodeado de mierda; no de forma austera, sino cutre, y no de forma espartana, sino espectacularmente cerda. El tito Berni era el cerebro de la Cosa Nostra, pero podía muy bien ser el borracho alegre de Corleone, ese que lo mismo duerme vestido que en pijama, dependiendo de la melopea con la que llegue a casa; ese hombre dejado de la mano de su madre y que no encontró otra santa que le planchara el traje con el que fue detenido; un mafioso que vive como un campista, como un par de vaqueros ovejeros (pero sin mariconadas), pendiente de un hornillo donde calentar las judías de lata, removiendo con un palo la ennegrecida cazuela sucia que había usado, durante tres días seguidos, para calentar las gachas. ¿Dónde ha quedado el lujo del Don Corleone? Aquella mirada fraterna con que apoyaba su: "Te voy a proponer un trato que no podrás rechazar". ¿Dónde han quedado el dinero, los hoteles caros, los grandes banquetes, los coches de lujo y la amiguita del jefe?

Menudo jefe cabrón, que pudiendo tener todo eso, elige vivir en una cuadra. Vean, vean:

EL MUNDO

Lo malo que tiene este tipo de jefe cabrón es que no le pillas por ninguna de las debilidades que mueven a otros. ¿Cómo enganchas a un tipo que usa cartones para dormir en lugar de sábanas de seda? Lo malo no es es ser malo, sino ser malo e incorruptible. Viviendo en la inmundicia, su sed no se aplaca con placeres mundanos. Eso lo deja para los concejales de Marbella. El Tito Berni no quiere dinero ni lujos ni safaris ni unMiró para colgar en el jacuzzi (él, que se lava sólo los sábados con el álgido chorro de la manguera con que rellena el abrevadero de las gallinas). El Tito Berni quiere poder, amigos. ¡PODER! "Zio Binu" quiere que Sicilia tiemble cuando oiga pronunciar su innombrable alias, "Zio Binu", un sonido equivalente al del mismísimo "Keyser Sozé". No lo duden. Bernardo Provenzano es Satanás: un macho cabrío, un cabrón, corruptor y poderoso.

Sepan que hoy mismo me piro y que no volveré hasta el 24 de abril. Nó sé si podré escribir desde Tailandia, pero cuenten con que lo voy a intentar.

Si no fuera así, nos veremos a mi vuelta y ya les contaré cómo se tiran las cervezas en el paraíso (¡sólo espero que tengan aceitunas rellenas de anchoa!)...

Besos y abrazos

X. Bea-Murguía

martes, abril 11, 2006

El fenómeno P.O.V.N.I. (Panchitos Volantes No Identificados)


Papichulos:

El siglo XXI empieza a ser un siglo divertido en cuanto a nuevas ideologías políticas . Leo sobre las elecciones en Perú y descubro un término excitante que dará mucho que hablar : el etnocacerismo o etnonacionalismo peruanos. Por lo visto es una mezcla de nacionalismo étnico y reivindicativo del poderío Inca previo a que llegaran unos señores bajitos , cabreados, con ganas de comer y que respondían a esos apellidos tan ilustres y de abolengo que todos Ustedes conocen. Lo del Etnonacionalismo pues parece un término maquillaje para hablar de una política ejercida por otros señores a los que les gustaba el cuero negro y que perdieron dos guerras.

El objetivo principal de los etnocaceristas es la devolución del patrimonio incaico del Perú expoliado por los señores bajitos con ganas de comer y el remplazo de las élites criollas, y este término siempre es un eufemismo porque criollo significa español o hijo de españoles que ha hecho dinero por allí, por población indígena.Secundariamente, estos verdaderos “revivalistas” del Imperio Inca abogan por la nacionalización, la autarquía económica y el cultivo de Coca. Con esta receta, fruto de una reflexión profunda, el tipo de reflexiones profundas que se pueden hacer mientras se hace la compra en el Carrefour un nuevo salvaptrias latino pretende un “milagro peruano”.Yo conocía milagros económicos como “el milagro alemán”, “el milagro de los tigres de asia” y apurando “el milagro de las suecas” , este último, es un verdadero milagro digno de estudio científico: están buenas las madres, están buenas las hijas y están buenas las nietas. Pero el supuesto “milagro peruano” pues no me lo imagino.

Lo que se empieza a plantear en la américa más latina es un suicidio colectivo propiciado por una serie de salvapatrias: Evo Morales, H.Chavez y ahora Humala. Estos movimientos de nuevo cuño son un “cross over” casposo de populismo, comunismo cubano de última época y reivindicación de nación joven tipo “somos la hostia y un nuevo amanecer va a surgir en Lima “.Las faltas de respeto a las que son sometidos muchos de los españoles que va simplemente a trabajar a alguno de esos lugares son habituales. Recuerdo que durante mi estancia en México a parte de las numerosas ocasiones en las que eramos llamados “gachupinos” el número de conversaciones con indirectas acerca del imperio Azteca para intentar crear debates históricos sobre “Hernán Cortés y Los Invasores a sangre y fuego” queda bastante bien este nombre para una vanda de Funk por cierto, era bastante amplio. De hecho, hay algunas páginas web que son auténticas guerras dialécticas entre señores de Oaxaca , Pereira o Lima y señores de Talavera , Teruel y Chinchón. Se pueden leer cosas como estas perlas:

“sabeis el colmo de una mujer española?????; - Invitado - (12/01/2006) Que para comerse una triste salchicha tiene que llevarse todo el cerdo!!!!!!!!!!” o ya en más refinado : "Esto es para ds.. - elizabeth - (27/11/2005) Desgraciado yo no vivo en tu pais de mierda,puedes metertelo en el medio del culo que para nada sirve.Arriba los sudacas la gente mas inteligente del mundo,mueran los gallegos.
arriba españa - Invitado 2 - (06/07/2005)Los españoles os lo dieron todo , os descubrimos a vosotros os dimos cultura os dimos todo si no hubiese aparecido colon seguiriais tiraos como la puta mierda viviendo peor que ahora le teneis mucho que agradecer a españa entera

http://webalia.com/EP/reir/fotos/0040000100602980.html


¿Será el cono Sur en 20 años el escenario soñado por los creadores de Mad Max?. Ahora, ya me pueden insultar y llamarme colonialista.

Suelo incluido


Queridos amigos,

ante todo me gustaría animarles a todos ustedes a que participen en el concurso de haikus de Wells & Bea-Murguía (CLIC), porque nos vamos a echar unas risas todos. No se preocupen por los premios y anímense. Es más fácil de lo que parece: sintetice usted un momento, un pequeño pensamiento, en tres versos cortos y sin rima. Hasta Antonio Gala es capaz de hacerlo, ¿por qué no usted? Si a mi vuelta de Taila... ¿QUE NO LES HE CONTADO QUE ME VOY A TAILANDIA DIEZ DÍAS? Sí. Aquí. Miren, miren... En www.relaxbay.com voy a estar yo con mi sombrero tumbado al sol pensado haikus para que se me vengan arriba.

Ayer estuve con mi magnífico, maravilloso y excelente amigo Jesús Llano, un hombre que debería estar subvencionado, porque es de los últimos ejemplares de una raza en peligro de extinción: los generosos. Más que eso. Es una terapia. Siempre que voy a hacerle una visita, me vuelvo a casa nuevo y sabiendo algo más.

Me contó Jesús un viaje que hizo él hace un par de años a República Dominicana, solo pero en grupo (la soledad acompañada que es la peor de las soledades) y que, al segundo día de estar en el hotel, como estaba ya aburrido, a pesar de las advertencias sobre el peligro de salir a la calle, se pilló un taxi y se dio mus.

-- "Eso te lo dicen para meterte miedo y que te gastes toda la pasta en el hotel", se justificaba.

En el taxi, le pidió al conductor que le llevara a conocer algún sitio al que él fuera normalmente, nada turístico y, como Jesús es así, que improvisa con una gracia enorme todo lo que tiene pensado, acabó pasando dos días en casa del conductor con toda su familia, durmiendo en una esterilla en el suelo. Todos los viajes deberían tener un título. El mío a Tailandia, como vamos a una boda al paraíso, lo he bautizado: "Y fuimos felices". El de Jesús se titularía "Suelo incluido".

Como él es un tipo extraordinariamente generoso (ya lo he dicho), aquella familia, compuesta por catorce miembros, cuatro generaciones, en contrapartida, compartió con él su reducido espacio, sus historias familiares, su rutina, su comida, su ron, su pueblo de diez casas, su pequeña vida sin importancia lo que, en el fondo, es un regalo opulento.

La historia en sí comienza cuando Jesús le pregunta al patriarca, el bisabuelo, un hombre muy viejo, pero no tanto, y muy respetado, que si él no bebe ron.

-- "No... Yo ron... No", les respondió el bisabuelo, con esa cadencia de lengua que tienen los caribeños que les hace pasar a todos por poetas o por sabios, por gente que nunca acaba de responder a las preguntas, como si se dejará un trozo de respuesta en el bolsillo para seguir siendo útil.
-- "Pero, ¿no le gusta o es que se lo ha prohibido el médico?".

Sin mirar a Jesús, el anciano le clavó sus diminutas llamas brillantes, casi ahogadas por el peso que los años van dejando sobre los párpados, y comenzó a contarle una historia poblada de detalles, nacida de una filosofía de la vida en la que lo que importa no es el fin del camino, sino las cunetas.

Tienen que leer esto con acento caribeño...

-- "Iba yo con mi caballo camino de Damasco, ya tú sabes, que el bosque estaba frondoso porque era una noche bastante oscura y, la veldad, que no daba miedo porque yo me hassía aquel camino todos los días y me lo conossía bien, pero no me quiero imaginal ahora lo que puede a uno pasal-le en esa senda, cuando la noche está tan oscura es mejol pasal rápido, ya tú sabes que nunca se sabe. Iba yo tan tranquilo con mi bestia cuando, de repente... ¡MI CABALLO SE ME PONE DE PATAS!... nelvioso, pero sin ningún motivo, ya tú sabes... y yo me cai para atrás y me di tremendo golpe en la cabessa. Entonsses vi una luss... MUY FUELTE... Una luss que me dejaba ssiego y allí mismo me puse a vomital y a maldissil y ya comprendí. Desde entonsses no he vuelto probal ni una gota de ron".
-- "Pero", le pregunta Jesús, "¿había bebido usted mucho?".
-- "Dos botellas".

¡Nos ha jodido!. Y no oyó una voz que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" de puto milagro. Me da para versionar un haiku de Les Luthiers.

"Anoche sobre la luna vi
dibujado un dragón con plumas
Debo beber menos".

X.Bea-Damasco

lunes, abril 10, 2006

Nota de los Editores. Primer certamen de Haikus Wellsybeamurguia



Con el ánimo de fomentar el poema Haiku Wellsybeamurguia han decidido convocar el primer certamen de poesía Haiku acorde a las siguientes bases:

Bases del primer certamen de Haikus Wellsybeamurguia

1) Los originales se enviarán mediante correo electrónico a la dirección wellsybeamurguia@hotmail.com .No se recibirá ningún trabajo en formato papel ya que no es cool, ni cyber, ni ecológico e implica copiarlo en la página Web a mano. En el correo se indicará nombre y móvil.

2) El Número de poemas Haiku máximo a presentar será de 3 por participante.

3) El plazo de presentación de poemas Haiku será hasta el 14/05/2006, para ciudadanos anglosajones o con dixlexia 05/14/2006

4) Se establecen tres categorías de premios, algo cutres pero esperamos ir mejorándolos con los años :

· 1ª Categoría: Una botella de Whisky y 2 Entradas para ir al Cine a la película que el ganador decida siempre que sea en VOS. Se exceptúan películas de mala nota, luego no me vangan con que quieren ir al Cine Carretas.

· 2ª Categoría: 2 Entradas de Cine

· 3ª Categoría: Las Gracias públicamente.

Los premios no podrán ser sustituídos por dinero en metálico o por servicios o mercancías del mismo valor, que os estoy viendo, listos.

4.1) Los premios se fallarán teniendo en cuenta:

· la opinión de los lectores, mediante un sitema de votaciones abierto, encuesta, que durará dos semanas desde el 14/05/2006, para ciudadanos anglosajones 05/14/2006, hasta el 31 de Mayo.
· La valoración final del Jurado (Excusa para tomar copas) compuesto por los editores Beamurguia y Hormon Wells.Famosos en el mundo entero como el Anís del Mono.
· No se aceptarán sobornos ó promesas de carteras ministeriales
· El Fallo tendrá lugar el día 1 de Junio y se comunicará personalmente a los ganadores.



Ánimo a todos los participantes.

sábado, abril 08, 2006

¡Salud!


Queridos amigos,

no es por dar envidia, pero en estos momentos en que escribo, en mi casa reina el silencio. No se oye ni una palabra. Es sábado por la noche y mi niño acapara todo el sueño del hogar. Nadie me hace el botellón en la ventana que, abierta, me brinda el lejano rumor de los coches que pasan por la autovía, decorado sonoro que sustituye a los grillos y chicharras.

Mi mujer se ha ido a ver peces a Cabo de Gata (o eso ha dicho). Yo no he ido porque, como Anteo, soy hijo de la tierra y pierdo la fuerza si me despego de ella (¡de ahí mi odio por los aviones!). Además, los peces empiezan a despertar mi interés en la lonja, cuando ya se llaman pescados. Siempre he sentido inclinación por las víctimas, simpatía por los que pierden. No lo puedo evitar.

Así que como ando solo y, ahora que se ha dormido Rodrigo, de rey de mi hogar me he decidido a ponerme una zarzaparrilla. Sí, amigos y amigas. Una bien fresquita. Creo que si afinan el oído, podrán escuchar su burbujeo de fuego frío y el tintineo de sus campanillas contra el cristal. No creo ni que me lo acabe. Es un mero acompañamiento, mantequilla, lubricante. El plato fuerte triunfa en mi mano con su anilla roja. Un Partagás Serie D nº4 me besa en los labios. Me adormece el paladar. La boca me grita sin abrirla y puedo contar mis dientes sin ayuda de la lengua. Dejo escapar el humo muy lentamente. Dejo que trepe por mi cara. Dejo que me nuble la vista con sus largos cabellos canos. Fumo por los poros.

Como soy un tío cultural, la TV se enroña en el salón, abandonada y triste, sin nadie quien le clave la mirada absorta. En demasiadas ocasiones ha vampirizado noches de sábado. La televisión no es gratis: cuesta tiempo. Ya lo he dicho: soy un tío cultural. Estaba leyendo. Me había ido de viaje a Ítaca sin dejar de mirar el fantasma del eucalipto que baila en mi ventana.

La vida es redonda como el cepo de un cigarro.

Desesperadamente, busco completar mi placer compartiéndolo con ustedes. Mi puro es Ava Gardner y yo soy Dominguín. Pienso, sobre todo, en algunos de mis amigos. En los nuevos y en los viejos. En los que más frecuento y en los que más añoro. Si no se lo cuento, exploto.

X.Bea-Murguía

(Que dimita Elena Salgado, por Dios, pero que dimita ya).

viernes, abril 07, 2006

Éxtasis melón-mano


Queridos amigos,

fui educado en la creencia de que en un concierto de música clásica, el silencio total es peor que el sepulcral (más si se trata de música de requiem), que cuando el director levanta las manos para que la orquesta esté preparada para dar la primera nota al unísono, también es un toque de atención dirigido al respetable. Se pide silencio. Como en el tenis, pero con más razón.

De cuando iba con mi madre a los conciertos de Ibermúsica, al Auditorio Nacional, recuerdo en una ocasión a un melómano que se sentó a mi izquierda, en la escalera. Cuando comenzó el concierto, el tipo cerró los ojos y, como si estuviera solo, en su casa, inició un bamboleo pianísimo, suavemente, siguiendo extasiado el compás de la música, completamente absorbido por ella, como si peleara por emerger, por no perecer ahogado en un mar de notas. No recuerdo que escuchamos aquel día, pero sí lo que no escuchamos: nadie tosía, nadie hacía un ruido, nadie sacaba al melómano de su abstracción. Si, en ese sublime instante, se hubiera acercado por detrás un amigo cachondo con una bolsa de papel hinchada y... ¡BOOM!... se la hubiera explotado en la oreja, les digo yo que este hombre la diñaba ipso facto.

Yo soy un borrico, un animal que entiende más bien poco de música, quizá por eso la imagen de este señor siempre me había parecido exagerada. Hasta ayer...

Ayer fui con mi amiga Isabel Riscado al Auditorio a escuchar el Requiem de Mozart. Comprendí que si se conoce bien la música, escucharla en directo te acerca mucho más al éxtasis del melómano que el mejor CD, que no hay tecnología digital tan avanzada como los dedos de un maestro violinista. En la primera parte del concierto, la Orquesta Sinfónica de Bielorrusia, dirigida por Bonifacio Zapatillovsky, tocó dos piezas desconocidas de Mozart... Quiero decir que yo las desconocía, porque desconozco casi todo. El señor que estaba a mi derecha llevaba alegremente el compás, estacato, con la pierna, un baile de San Vito que agitaba toda la bancada. Jamás antes en mi vida había visto a nadie desafinar con la rodilla. Le miré de reojillo, por si llevaba un ipod y estaba escuchando cualquier otra cosa, los Rolling Stones o los Kiss, porque el ritmo que marcaba con la pierna nada tenía que ver con la orquesta. Eso sí: nos meneaba a todos que era un primor. Cualquiera que lo viera de lejos diría que todos los de la fila asentíamos.

El Boni, el machote, vestido con un traje negro de levitón, con camisa blanca y pajarita, bailaba como un descosido, agitando las manos como quien cuenta arena con avaricia, toreando las notas, sacando movimientos extrafalarios de las caderas, atrapando con los dedos la música al vuelo. El tipo lo hacía bien (o eso me parecía a mí, que soy un melón), pero si me lo encuentro fuera, con esa indumentaria y un lamparón de grasa en la camisa, le pido que me traiga dos cañas y un pincho de tortilla y me quedo tan ancho.

Aunque la primera de las dos piezas era PRECIOSA... (Divertimento para cuerdas nº3 en sol mayor KV 156)... entre el baile de San Vito y el abrigo de la señora de atrás, que no paró de agitarlo en todo el recital, como si no encontrara acomodo apropiado para tan delicada y cara prenda... de plástico, claro, a juzgar por el constante ruido de envoltorio de bocadillo que emitía. Total, que no pude probar el éxtasis melómano, vamos.

Tanto fue así que, en la segunda pieza, me dio por pensar en lo jodido que sería sufrir un ataque de picor de huevos mientras le das al violonchelo. ¡Qué putada! Dale que te pego a la nota y sin poder rascarte con disimulo. Si todo el público fuera melómano y cerrara los ojos, a la que viene una nota a la altura de los bajos, quizá con el extremo del arco...

Después del descanso, necesario, sobre todo, porque si dura tres minutos más salto a la fila de atrás y le meto a la señora el abrigo por el culo, comenzó lo bueno. Entró el Coro de la Sociedad Filarmónica Nacional de Bielorrusia y comprendí definitivamente por qué en los conciertos de música coral se cierra los ojos: las mujeres del coro me llevaban un atuendo inconsútil de un color que se desangraba. Les faltaba cantar: "Menstruatio tibi sum (Soy tu menstruación)". Aquello no era una tonalidad: era un insulto. Un color muy apropiado para una novela de Antonio Gala, pero jamás para una misa de muertos.

-- "Mal empezamos", le dije a Isabel.
-- "¡Qué discretas van, sí!". Ella también se había fijado. Si soltamos un toro en el auditorio, se vuelve loco.

Sin embargo, cerré los ojos y me reconcilié con Bielorrusia (excepto con Lukashenko, claro). A la altura del Kyrie, paré el baile de San Vito de una patada, sin querer... En el Dies Irae, lancé dos miradas de odio a la bancada de atrás que fueron definitivas... A partir del Tuba Mirum, me coloqué en posición, aunque los solistas tardaron en calentarse y la soprano no me emocionó cantando Quid sum miser tunc dicturus. El Rex tampoco me hizo saltar del sitio (el Boni debía haberle imprimido más ímpetu, para mi gusto), pero ya había empezado a sentir el éxtasis melómano. Cerré los ojos y disfruté verdaderamente.

El Lacrimosa fue excepcional. Pensé que Mozart había escrito el puto himno del cielo, el que se toca en el estadio de San Dios, antes del clásico Atlético Ángeles de San Rafael - Real Infierno, mientras la cámara de tv hace travelling sobre los caretos de los jugadores. El equipo local planta la mano derecha en el corazón y el público, formado por los nueve coros de los ángeles, por los santos y los mártires, se pone en pie para cantar emocionado.

El Hostias me pareció la más sublime de las blasfemias... Me acordé de una vez que, yendo en coche, en el momento en que el coro cantaba... ¡HOOOOSTIAS!... et preces, el coche de delante se metió un hostiazo contra el quitamiedos...

En fin. La conclusión es que nada como la música en directo (estoy de acuerdo contigo, Isabel), pero que en medio de tan excelsa música a uno se le ocurran este tipo de gilipolleces, se le llama un éxtasis melón-mano.

X. Hostias-Preces

jueves, abril 06, 2006

Marbella Connection


Concejales Todos:


La serie Dallas ha influído negativamente en el comportamiento de muchos de nuestros “civites”. La risa y el escarnio con la operación Malaya que va a entalegar a bastantes ediles, testaferros etc.. . a mi me da realmente mucha pena , y es ya un tema de las tertulias de cualquier engañado como Usted y como yo. Lo que tienen en común estos presuntos es su desmedida afición por lo hortera.Si contemplan las fabulosas fotos de los derroches en http://www.elmundo.es/albumes/2006/04/05/marbella/index.html yo creo que se les debería juzgar más por un gusto demasiado kitsch y “Trés Bizarre” que por el asunto del trinque, un poco más fashion señores. Al ver la foto de un salón con una piel de tigre y unos colmillos sobre un suelo de Gres playero pueden ser víctimas de un desasosiego existencial bastante fuerte, pero nada comparable al ver un “Jacuzzi” con un Miró de cabecera. Estoy a la espera de ver alguna foto de un equipo HI-Fi de Millón comprado expresamente para oir Discos del Fary o de Wagner.

La serie Dallas influyó en el subconsciente colectivo de mucha gente, que como algunos de los procesados están ahora entorno a los 50-60 años y más concretamente en lugares de “Costa” , porque en la “Costa” debido a los planes locales de urbanismo siempre se fomentó esa construcción de lo que los abuelos llaman “Hoteles”, los más cursis llaman “Chalettes” y los papichulos denominan “Casas Acosadas” y que los más “cool”, la gente Senior y no los Junior del ICEX denominan “Dachas”. Marbella con un Primer Edil (Jesús Gil) paradigma de la caspa y el franquismo más desarrollista y decimononónico fomentó la idea de que sí querías ser alguien en la sociedad más “in” debías tener una casa en Marbella lo que originó la estampida del sector del ladrillo y los otros nichos de mercado más lucrativos en la actualidad y que curiosamente no cotizan habitualmente en Bolsa :
Tráfico de Armas, Prostitución (También denominada Lumitaje) y Drogas (Para endrogarse).

Con este panorama el flujo del trapicheo está asegurado: Para blanquear dinero en grandes cantidades lo mejor es “Invertir en Ladrillo” lo que implica desembolsos de Ciencia Ficción que posteriormente se recuperan con ventas especulativas através de Sociedades Fantasma etc.., si se acaban los terrenos no podemos blanquear, así que por qué no recalificar y si no se recalifica “Coño Manolo, habla con el Concejal que quiere un BMW, que le gusta conducir”.

La “Costa” se ha convertido en una Sicilia del Siglo XXI, no sólo en Marbella, con sus bandas de ex mercenarios del Este, traficantes arriesgados, trata de blancas... ¿El Cyberpunk era esto no?. ¿Para cuando un Torrevieja Connection?.

Regalo para nuestos lectores:

http://rapidshare.de/users/IJS1MD

Contraseña: Wellsybeamurguia

Esta vez si funciona, seleccionen Free Download.

Noche en la tierra (¡Me meo!)


Queridos amigos,

me voy a agarrar al tópico, de nuevo, para cantar que la realidad una vez más ha superado a la ficción y a las pruebas me remito que lo que me dispongo a relatar aquí es la pura verdad de una de las noches más frikies de mi vida. De pronto me he visto de secundario en la sexta historia de "Night on earth", esa peli sobre taxistas de noche en cinco ciudades del mundo.

Estuve, por la tarde, en una lectura de fragmentos de novelas de David Torres, un tipo de acto en el que me reconozco puramente virgen. Jamás había ido a nada parecido y no sabía qué me iba a encontrar, si sacrificios humanos, si orgía sadomaso, si bondage... Lo que me encontré, además de un puñado de gente que merece la pena conocer, fue a Jesús Urceloy (busquen en Google que aparecen muchas entradas con su nombre)... Yo no tengo memoria ni para la risa, y de eso ayer tuve ración triple, pero invito a algún bloguero con libreta a que reproduzca aquí los sonetos pornográficos (¡delirantes!) que recitó este hombre, con un tono de voz equivalente a su corpulencia de Falstaff impagable. El tío gesticulaba como un clásico en pleno ataque de inspiración en aquel bar atendido por un andrógino mutante y pop-Camela, esqueje humano, mezcla genética de David Bimbal y Bustamante. Bulería, bulería, dejamos poca propina: al pobre chaval se le va el sueldo en mechas (y eso que no explota) y en sacar brillo al crucifijo blanco de diamantes, pesado como un castigo que apenas permite levantar la mirada del suelo; tan grande que en su radiante cruceta cabían dos cristos atravesados (y deslumbrados).

Pasé tan buen rato con este hombre que, aunque mi intención era venirme pronto a casa, todo se me truncó. En primer lugar, sólo un cara de huevo como yo deja el coche en el aparcamiento del Corte Inglés, esa avaricia verde que se extiende como un mal crónico y que pronto se habrá adueñado de todo (hasta de ustedes). Cuando quise recoger mi coche, el monstruo ya había cerrado sus fauces. Hasta Polifemo descansa de noche, duerme harto de tragar ilusiones (y coches grises).

Ya que la boca del garaje del Corte Inglés tenía el metálico labio superior sellado, probé por el otro lado... El culo... Más cerrado que el de Clint Eastwood en "Brokeback mountain". Literalmente, me había quedado tirado en la puta calle Princesa. Republicano, por una vez, me fui al metro. En su boca de Caribdis urbano, arremolinados, volví a encontrarme a los poetas.

Fui con una de ellas, Vanessa Montfort, charlando admirado hasta la estación de Nuevos Ministerios donde era mi intención coger un cercanías que me trajera a casa. Me extrañó que los tornos estuvieran abiertos y la máquina expendedora de billetes fuera de servicio. Una invitación explícita a colarse sin pagar. Comprobé, por los luminosos, que aún circulaban trenes y entré pensando en qué le diría al revisor si me pedía el billete.

Los horarios del andén me aseguraban que aún habían de pasar varios trenes que me llevaran a casa, así que me senté paciente y despreocupado, inmerso en la acompañada soledad fluorescente de la estación, leyendo. En el andén, sólo el rugido de los raíles lograba acallar el cacareo de una dicharachera mujer de edad, que llevaba una enorme maleta roja con un marido empequeñecido y con gafas, y tres abultadas ensaimadas. Para mí que venían de Mallorca... De la isla, claro, no de la pastelería.

La mujer gesticulaba ardiente ante el mozo de la limpieza que, apoyado en la mopa, y tengo para mí que ya hipnotizado por la charla mesmeriana de Caponata, se encogía de hombros, ese gesto que bien sirve para quitarse la caspa y la responsabilidad. Ya llevaba un buen rato esperando en vano: en ese lapso debían haber pasado uno o dos trenes para mi casa, pero lo único que había transcurrido era el tiempo. Me acerqué lleno de inquietud al Trío Calavera y pregunté si sabían ellos qué sucedía...

-- "Hay huelga, hijo mío", me dijo la señora, "no sabemos si hay o no hay trenes..." y una larga retahíla más de quejas, lamentaciones, explicaciones dudosas y retórica de mercadillo que me veo incapaz de reproducir aquí: no llevaba grabadora.

Llamé a mi mujer para explicar la situación. Me insultó (con razón) y no me creyó. No se lo tengo en cuenta. Yo tampoco lo creía. En ese momento era casi medianoche. La mujer estaba a punto de convertirse en Licaón. Había que huir. Me estaba meando desde hacía un rato y el chorreo de la señora era tal cascada de palabras que producía un indudable efecto diurético.

-- "Yo me voy", dije aprovechando que la mujer hizo una breve pausa para respirar. Observé al marido y me compadecí de él: ¿cómo será estar casado con Unión Radio? Un castigo del Hades comparable a la piedra de Sísifo, al águila de Prometeo, al tonel de las Danaidas.
-- "¿Te vas en taxi?", me preguntó.
-- "Sí, señora. No queda otra", dije resignado.
-- "Nos vamos contigo", decidieron la mujer (y el marido).

Esto me chafó un poco, porque mi intención era mear en la calle, tras una jardinera de los Nuevos Ministerios, al precio que fuera. En el ascenso de los infiernos, Eurídice no cerró la boca. Sostengo la teoria de que ésta es la verdad del mito. A pesar de la advertencia, Orfeo se dio la vuelta, no para asegurarse de que su amada lo seguía, sino para decirle:

-- "¡Te quieres callar de una puta vez!".

Porque lo de Eurídice era un amargo y alargado reproche: que si me has dejado sola, que si no hay derecho a que haya huelga, que si tenías que haber visto a la serpiente, que si está mi chico esperando en la estación de Colmenar. Varias veces me volví, en las escaleras mecánicas, por si se volatilizaba (dejando allí las ensaimadas), pero no. El esforzado marido y yo cruzamos la mirada. Leí en sus ojos y comprendí que la idea de hacerla desaparecer no era original.

-- "Si usted va a Tres Cantos y nosotros a Colmenar, podemos compartir el taxi", me propuso una vez arriba la mujer.

Acepté, porque me estaba meando vivo y el control de esfínteres siempre ocupa una parte enorme de mi cerebro y, más que por el dinero, por la dificultad de encontrar un taxi a esas horas. Al cabo de un rato, ni mucho ni poco, una eternidad si se está usted meando vivo, apareció un taxista jovencito que antes de abrir el maletero para meter al marido (la maleta viajaba en primera con la señora), quiso saber nuestro destino.

-- "Un mingitorio", dije. "Y estos señores, a Colmenar".

El taxista accedió a meter el cadáver viviente del macho en el maletero. Yo me senté delante, apretando fuerte las piernas. En el eterno trayecto en taxi, la mujer me hizo un resumen de sus ocho días maravillosos en Mallorca. Jamás pensé que una conversación sobre el buen tiempo pudiera dar tanto de sí. Me estaba meando vivo. Empecé a sudar. Dudé de si sería sudor u orina lo que me resbalaba por la sien.

-- "Una semana en Mallorca con usted será para mear y no echar gota", dije. El taxista me miró ojoplático. La señora no me había oído. En su fatuidad, hacía rato que se estaba contando que su hija es médico.

El conductor comprendió que una radio acalla a otra y subió el volumen. La señora hizo lo propio, pero su verborrea quedó acolchada, como si le hubiera puesto sordina. No le importó. No calló. Yo me meaba. El Barça había ganado al Benfica. Pagué la carrera hasta Tres Cantos. No me importó que la mujer pensara que había salido ganando con el trato. Eso era la verdad, pero el silencio fue suficiente premio. Sólo lo rompió el crepitar del pis sobre la base de un árbol. ¡Qué delicada sinfonía!

X. Memeo-Murguía

miércoles, abril 05, 2006

Haciendo el Labordeta.La Garganta del Infierno


Concejales todos:

El fin de semana ha sido revelador, decidí cual Labordeta y por admonición de mi novia, salir de la Comunidad de Madrid, una cosa que me cuesta cada vez más, algo que nos pasa a aquellos que viajamos en nuestra profesión y estamos hartos de Hoteles, de motines con tripulaciones de A-320, aterrizajes forzosos, cacheos anales en las aduanas y esas cosas tan bonitas que tiene viajar.Carretera y Manta.No hace falta ser aficionado a los deportes de riesgo, prueben un trayecto Madrid-Plasencia entre Autovía A6 (Ávila) y Nacional 110 ( Ávila -Plasencia) : Pavimentos del imperio romano, señalizaciones de despite en una potencial invasión, camiones a 25 Km /h....., puentes de un solo sentido... y comprobarán lo que es el riesgo.El anuncio de la marca bávara de automóviles lo deja bien claro : ¿Te gusta conducir? y es cierto, a mi me gusta condicir mientras me acuerdo de las madres de todos los Ministros de Fomento desde Chindasvinto.

Breve Historia de Extremadura.

Extremadura en primavera es posiblemente la región más bonita de España, la denominación de la región como Extremadura se lo comento en un breve pasaje: Un rey se enamoró de una lugareña de la región,accede carnalmente a ella y por cosas de aquellos tiempos en que el Señor Látex no existía , el rey presenta síntomas de priapismo. Al preguntarle un cortesano sobre su estado el rey responde barroco, algo como: “Pareceme a mí que padezco un mal extraño , mi verga está harto tiesa , diría finalmente que extrema dura ”.Por bromas de los lugareños, la región pasó a denominarse así aunque bien pudiera denominarse hoy en día Hartotiesa.

El Valle del Jerte.Situación sociocultural.

El Valle del Jerte, próposito de mi excursión, es el paraíso de la subvención FEDER con casas rurales mejores que muchos hoteles de lujo y el típico negocio de venta de productos típicos. Curiosamente, el acceso a estos “Castillos de la modenidad” es de auténtica risa, puentes de un único sentido para acceder a un pueblo con un semáforo, riánse ustedes de los atascos de la M-30. Mi conversación con la benemérita acerca del aparcamiento improvisado en un campo de fútbol situada en una ladera con un inclinación del 50% era digna de grabarse en vídeo. “Es una indisposición temporal” me comentaba el amable agente, todavía me pregunto si es que le había sentado algo mal o el campo de balompié padecía una enfermedad.

Sus Gentes.
Grandes frases como la emitida por un señor en el pórtico de la Catedral de Plasencia mientras buscaba, y los hay, símbolos masones, me han causado un buen humor exultante.Un tipo, con una camiseta de la Peña Los Búfalos que rezaba el lema “Dónde vamos la armamos”de algo más de mediana edad profirió el siguiente exabrupto al tropezarse a la entrada : “Me cago en San Dios”, ante semejante herejía vista en primera persona por un sacerdote con propósito de enmienda el tipo emitió su atenuante “Coño, la Virgen, es que me caía”.

Garganta del Infierno.
La Garganta del Infierno, denominación premonitoria para fumadores , sorprende desde su acceso en coche por la Provincia de Ávila y hacer su ruta de senderismo, es un reto que aceptan muchos jubilados del Inserso aunque es de dificultad media con una distancia de 17 Km en tramos guiados . He podido comprobar on-line la actuación de señoras de 65 años que pretendían con tacones encarar los primeros 700 metros de pendiente salvajemente poblada de piedras, y para mi asombro he visto un hombre que consiguió subir al mirador de la Virgen , distancia 5 Km con un carrito de niño.Amazing!!!!.

Conclusión.
Un viaje a la España más inquietante.Espectáculo de cerezos en flor, especial para amigos del Haiku.

Regalo especial a todos nuestros lectores:

http://rapidshare.de/files/16745735/Vintage_Hawaiian_Music.mp3

Contraseña : wellsybeamurguia en caso de que sea solicitada , seleccione free download.

Encuentros en la primera fase


Queridos amigos,

me quedé el otro día con ganas de contar mi topetazo policial, aquel que les ahorré porque hacía la entrada excesivamente larga y no es cuestión. Dije que me iba a hacer recuperar la fe en la autoridad pero mentí: nunca he tenido fe en semejante cosa.

En una ocasión, de vuelta a casa de una despedida de soltero a las ocho de la mañana, cogí mi coche, aparcado en la calle de Mateo Inurria en sentido Pío XII (un poco antes de las Torres Kio) y, como lo que yo quería era ir en sentido contrario, hacia plaza de Castilla, ni corto ni perezoso me salté la doble continua, algo que hacen tantos en tantas e incontables ocasiones en este Madrid de conductores fumadores e hijos de puta.

-- "La cagaste, Carlos", pensé cuando un municipal me dio el alto.

Síntomas: me he saltado la doble continua, llevo el carnet de conducir caducado desde hace un año, no paso el control de alcoholemia (aunque, mamá, te prometo que sólo había bebido cocacola, como siempre, pero es que la última me sentó fatal).
Diagnóstico: diarrea. Cagada total.
Tratamiento probable: multa de dos millones.
Posología: vía anal.

-- "Dé usted la vuelta", me ordenó el policía, cuya cara es un borrón de tinta en mi memoria. El sol me daba de frente. Era ese sol que trasnocha y fulmina al vampiro. Su imperativo me produjo confusión.
-- "¿Perdón?", no sabía si se refería a que diese la vuelta al coche y lo pusiera de nuevo mirando a Pío XII o que me pusiera yo mirando a Pío Nono, que iba a comenzar el tratamiento allí mismo.
-- "Le digo que dé usted la vuelta. Que deshaga lo hecho", y, sin más explicación, se plantó en medio de la calle, paró el escaso tráfico de un domingo a las ocho y me hizo ese gesto que hacen ellos con la manita que quiere decir que pases, aunque a veces parece que se estén dando un aire para aliviar un sofoco de la menopausia... Creo que al ademán se le puede bien bautizar la manopausia (aunque pitopausia parece apropiadamente unisex para los agentes de tráfico).

Obedecí sumiso, como ciudad-ano que paga sus impuestos, me puse mirando a Pernambuco, como ciudad-ano que paga sus impuestos, y me detuve en un lado a la espera de que el poli me descerrajara sin piedad cuatro multas allí mismo a quemarropa. "Sin perdón". Todas ellas merecidas y con salpicón de sangre a lo Sam Peckinpah.

El municipal se acercó a mi ventanilla y me dijo:

-- "Tire y que sea la última vez", lo cual no tuvo que decir dos veces, porque no había pronunciado la última "z" y yo ya estaba en la M30 lanzando vivas a la Virgen del Perpetuo Coscorro. Esta labor educacional de la policía es admirable, pero vana. Como pueden imaginar, no le he hecho ni puto caso, porque conducir en Madrid se parece más al "Welcome to the jungle(*)" que a "Suecia, patria querida" o a "Cuando salí de Upsala", dicho sea con todo mi respeto a un país que es la meca del landismo.

La cuestión es que, de regreso a casa el otro día, a las dos de la mañana, la municipal de Tres Cantos me paró en la entrada a la segunda fase del pueblo, donde yo vivo, en un control rutinario. He de decir que lo tenía todo en regla: no había bebido nada, tengo el carnet, el coche está en orden... ¡hasta la que iba conmigo era mi mujer! Aunque me jode que se haga rutina del controlismo policial, elegí ser sensato. No tenía ganas de lío.

-- "¿Dónde van?", nos dijo una señora municipal a la que a puntito estuve de pedir un autógrafo porque era la misma imagen de Frances McDormand en "Fargo".
-- "A casa", respondimos a coro.
-- "Ya", suspiró Frances, "pero, ¿adónde?".
-- "Ahí", señalamos los dos al unísono como hermanos subnormales porque, efectivamente, nuestra casa asomaba por detrás de la espalda de la agente.
-- "¿Me pueden decir la dirección?", remató Francés con tonillo de estar azuzando el último rescoldo de su paciencia. Mi mujer y yo entendimos y, de nuevo, por navarras, concretamos nuestras señas. Francés asintió y nos hizo la manopausia.

Lo peor es que, esa noche, aún tenía yo que llevar a mi hermana Uxía a su casa, a Madrid, que es cosa de media hora entre la ida y la vuelta y no me cuesta nada, pero se me antojaba pesaroso volver a parar en el control. De regreso, a la altura de Tres Cantos, me dije: "Voy a entrar por la primera fase, que aunque sea más largo, me ahorro el tener que explicar cómo es que me han dado el alto dos veces en media hora".

Dicho, entré con una amplia sonrisa de listo, listo por la primera fase y me metí en el control como un conejo que huye del hurón. En esa media hora, lo habían cambiado de entrada. "¡Qué rápida es la poli cuando quiere dar por culo!", pensé. Me sentí como un idiota, como un cuadrúpedo humano en una orgía sodomita. Al pasar, reconocí a Frances poniendo balizas: aunque no fue ella quien me dio el alto, deduje que el control era el mismo y yo su primera pieza de la noche.

-- "¿Dónde va?".
-- "A casa", intenté primero la estrategia de mi suegra: "Explicaciones pocas y confusas".
-- "Ya. Supongo que usted sabe dónde es su casa, pero yo no".
Cierto. Plan B: mentir...
-- "Vivo en...". De pronto no recordé ninguna dirección de la primera fase que explicara por qué había entrado al pueblo por donde lo había hecho. El poli arqueó una ceja. Plan C: decir la verdad. Dije mi dirección.
-- "¿Y entra usted por aquí?", no hacía falta ser el Kasparov para saber que la siguiente iba a ser ésa.
-- "Mire, es que he entrado hace media hora la segunda fase y ya me han hecho ustedes este control y quería evitarlo..." (porque me da el coñazo).
-- "¿Ha entrado en Tres Cantos y ha vuelto a Madrid?".

Como el chiste de la vaca no le iba a hacer gracia, dije la verdad. El agente tocó mi traje con una mirada inquisitiva, como para comprobar su calidad. Su cara no me recordaba a nadie. Mantuvo un silencio espeso que no me provocó risa. Sólo cansancio. "Fargo" en Tres Cantos. Ni una palabra de más. Asintió y me hizo la manopausia como si estuviera espantando una mosca.

-- "No sabe mucho de trajes", concluí.

X. Potra-Murguía

(*) "Bienvenido a la jungla"

martes, abril 04, 2006

Holanda es muchísimo más que el Barrio Rojo


Queridos amigos,

recíen aterrizo de Holanda, donde he pasado el fin de semana entre Rotterdam y Delft, y me encuentro con que nos han dejado prácticamente solos. Sé que parece que a Hormon Wells lo tiene absorbido la sueca del anuncio del plátano de Canarias y que su ausencia, momentánea, hace que baje notablemente el nivel de este su blog y el nuestro, pero lo cierto es que ha sido secuestrado por un grupo radikal de tunneros sodomitas: no les gustó lo que dijo de los pioneros del tunning y han decidio usarlo de mascarón de proa porque tiene el tamaño idóneo para adornar el salpicadero de un Mini vestido de Elvis.

Vistos los resultados de visitas de este fin de semana, debo decir que estamos un poco bajos. Los eventos con más audiencia han sido: Barça-Madrid, 10 millones de personas; F-1 GP Australia, 6 millones; H.Wells & X.Bea-Murguía, 27 personas. Amigos, amigas: a este paso no les cogemos ni en McLaren.

Al hermoso país de los tulipanes me ha llevado la primera boda de mi cuñado Diego con una guapísima holandesa, Wenneke, que tuvo lugar ayer mismo en el ayuntamiento de Rotterdam. Una ceremonia muy bonita, sencilla y estrictamente familiar (11 invitados) en la que ambos estaban bien guapos, porque lo son. La materia prima es de calidad. No quiero decir mucho más porque este fue en verdad un trámite necesario, un papeleo adornado y con lagrimita, pero la boda auténtica tendrá lugar en Tailandia, hacia donde nos encontraremos volando en menos de 9 días... ¡NUEVE!

Estábamos en Holanda y aprovechando que el Maas pasa por Rotterdam, nos fuimos el sábado a Delft a visitar a mi hermana Bego, a mi cuñado Kike y a mis sobrinos Amaia e Íñigo, con los que Rodrigo se lleva a las mil maravillas. Tengo que decir que el recibimiento fue VIP: me siento en el sillón y, de oficio, me ponen una cerveza Leffe y unas aceitunas y, encima, me dejan un ordenador para escribir la entrada anterior (a la que no han hecho ustedes ni caso).

Los niños andaban jugando en el jardín y, de vez en cuando, entraba Íñigo, que cumple cuatro años precisamente el día de la boda de Diego y Wenneke en Ko Lanta (¡NUEVE! Y no dejen de echarle un vistazo al sitio), a contar lo que estaban haciendo los otros dos granujas. Al final, toda una confesión:

-- "Mamá, Amaia me ha llamado chivato". Sencillamente genial.

Por la noche fuimos a un restaurante griego, cuyo nombre se me ha hecho paprika en la memoria, y nos dimos un paseo por Deflt, la ciudad de Johannes Vermeer (léase Fermier, siendo la última "e" abierta como una "ae"). Estos holandeses son así de raros. Tienen un pintor de los buenos, buenos, que se llama Van Gogh y se empeñan en llamarle Fanjoj. Les recomendaría ese restaurante y una de sus especialidades, que no es más que una lámina de berenjena dando un abrazo de oso a un trozo de queso feta, pero a mí el griego se me da fatal. Seguro que alguien habrá por ahí que recuerde cómo se llaman y lo escriba. Por cierto que si van por allí, no se les ocurra pedir papasfritas ni jorroñas que jorroñas (no tienen) ni, desde luego, malaca virgen... Tienen malacas, pero no vírgenes... Háganse cargo de lo que es un griego. Eso sí, prueben el yogur y llamen timador al sr. Danone (que no se merece otra cosa).

Lo cierto es que la visita a Delft es obligada. Se lo recomiendo a todos ustedes. Si tienen planeado un viaje a Holanda, olvídense del Barrio Rojo de Amsterdam (que es un puto mercado de carne y nada más) y pasen el sábado por la noche en Delft, una ciudad universitaria, con mucho ambiente y, sin embargo, una atmósfera íntima y recogida, a la que contribuye, definitivamente, el tenue alumbrado callejero nocturno que invita al sosiego y a la conversación en voz baja. Tienen ustedes discotecas (Bego, el nombre), bares y restaurantes, pero, después, den un paseo por sus calles empedradas y cortadas por canales y puentes y respiren otra época. Las casas de Delft, de Holanda en general, están provistas de enormes ventanales que, de día, absorben la luz de la que se hacen deudores los países del norte (en España no la apreciamos hasta que nos vamos) y que, de noche, devuelven a la calle como un tributo, destelleando como estrellas, asistiendo a las farolas en su cometido, contribuyendo a dar al canal un punto fantasmagórico de película y una apertura a una cuarta dimensión: la intimidad de los hogares. La ausencia de cortinas hace que los holandeses vivan a pie de calle, muestren con naturalidad su rutina cotidiana a los paseantes, como si supieran que nadie se parará a mirar. Las casas se convierten, así, en un escaparate de las costumbres del país: cómo cocinan, cómo ven la tele con las piernas apoyadas en la mesa baja, cómo viven... Ideal para los amantes del Gran Hermano.

Una visita imprescindible que deben aderezar con la lectura de "La muchacha de la perla", de Tracy Chevalier, que puede que sea un best-seller, pero es un libro precioso que se lee en un parpadeo.

X. Bearmeer-Murguía

Por cierto, que hoy es el cumpleaños de Daniel Alarcón y de Eduardo Carrero. Son cosas de la infancia que a uno nunca se le olvidan... No como la especialidad griega, que da mucho por el culo no acordarse.

sábado, abril 01, 2006

Trata de arrancarlo


Queridos amigos,

anoche tuve un encuentro policial (ya lo contaré otro día) que me devolvió la fe en la autorid... Bueno, iba a decir una chorrada grandilocuente, pero eso mejor se lo voy a dejar a Mariano Rajoy y María Teresa de la Vega: ¡qué magnífico desperdicio de saliva! El jueves aprobaron el estatut ¡qué hartazgo! y yo tuve que ir a currar a la mañana siguiente igual que todas las demás, aunque, curiosamente, había menos atasco que otros días... ¿Podría estar relacionado? ¿Habremos entrado en una nueva era postestatutaria desolada como el día después de un holocausto nuclear?

Por la noche cenamos mi mujer y yo en Viridiana, un restaurante en el que se come y se aprende de la prodigiosa sensibilidad, siempre atenta a los pequeños detalles que hacen grande una conversación, de Abraham García, lector antes que cocinero. Terminado el evento, del que tuve que arrancarme a desgana contra mi propia voluntad (¡la insaciable y viciosa!) que me pedía a gritos seguir disfrutando de la grata charla con Abraham y David Torres, nos encaminamos al coche, aparcado en la calle de Antonio Maura, a Dios gracias, como ustedes comprenderán de inmediato, cuesta abajo.

Le apreté la llave como un pellizco de monja y el Citröen nos contestó con un sofoco sordo, como si se estuviera asfixiando en su propio humo. Mi conocimiento de mecánica no llena ni el hueco de este 0. Puedo reconocer sin vergüenza decimonónica que una mujer, en cierta ocasión, dado que yo jamás había abierto el capot de mi coche, viéndome en un verdadero apuro, me cambió el aceite y me dio vida.

Mi mujer citó a los clásicos: "Por Dios, Javier, trata de arrancarlo!".

De oídas sabía que en segunda es posible arrancar el coche, si se le implementa tracción animal, lo que nos proporcionaba don Antonio Maura (con su cuesta abajo, claro). "Maura sí", que decía mi abuela y yo, en ese momento, lo apoyaba sin paliativos. Pero fue acabarse la cuesta, llegar a la plaza de la Independencia, y acabarse la dicha. Había apretado el gaznate el coche hasta el estertor, pero no hubo manera. Incapaz de arrancarlo, un ángel vestido de servicio de limpieza del ayuntamiento de Madrid nos pidió que abriéramos el motor. Un largo tanteo por el coche en busca de la palanca que acciona la apertura después, el ángel verde roció mi motor con una mirada lánguida y experta. Para mí, aquello era como un cuadro de Tapies: sólo para entendidos. No en vano llamo ángel, y me quedo corto (más que eso, un arcángel... Un principado), a un tipo que con sólo un vistazo, dio un golpe de llave que, con precisión cirujana, extirpo el mal. ¡El coche funciona!

Agradecidos, con dolor de espalda de hacerle reverencias a San Miguel, le dimos para una cerveza, y él se empeñó en darnos una explicación empírica a lo que había sucedido. Infeliz. No se daba cuenta de que lo que nosotros necesitábamos era un milagro. Se soltó con un largo sermón técnico que, educados, escuchamos con ignava atención. No recuerdo si hablaba de mecánica, de Tapies o del estatut, para mi lo mismo es: desidia. Nos fuimos a casa persignándonos.

X. Bea-Brrrum Brrrumguía