viernes, octubre 06, 2006

O Xaponés Carmiña Strikes Back


Queridos amigos:

he aquí, de nuevo, el Xaponés Carmiña. No, no es Joan Manuel Serrat cantando la saeta. Es el Xaponés Carmiña. En verdad, no tengo ni idea de dónde viene esto del Xaponés Carmiña. Ni siquiera sé si este buen hombre, llamado Akira Haraguchi, se corresponde con la exacta definición de Xaponés Carmiña ni si usando este apelativo le estoy faltando al respeto, cosa que no me gustaría y, desde luego, no es mi intención, pero un día Hormon Wells, que lo podrá explicar (si quiere), usó lo de Xaponés Carmiña y me hizo tanta gracia que se me quedó grabado en alguna esquinita del cerebro. Así que, Xaponés Carmiña y punto, dicho sea con toda la educación, la tolerancia, la solidaridad y el buenrollismo que soy capaz de reunir.

El Xaponés Carmiña, dicho sea con todo el respeto, con sus ojillos afilados por las puntas, es un recordman mundial del difícil arte de la memorización y el recitaje. A mí, que soy un desmemoriado, que llevo el cerebro en el bolsillo del pantalón, este tipo de cosas siempre me han causado un enorme impacto, tanto que, después de leer su proeza, mi vida ha cambiado por completo. El Xaponés Carmiña, dicho sea con todo el respeto, se ha tirado 16 horas, 16, (tiempo absolutamente desperdiciado, tirado a la misma papelera que recoge los días, quizá meses, que ha empleado en memorizarlo) recitando mil decimales del número pi, todos seguidos... 3'141... yo ya, aquí, dudo entre el seis y el siete, pero, háganse cargo, yo no soy el Xaponés Carmiña.

En verdad, lo que pasa es que el Xaponés Carmiña, dicho sea con todo el respeto, con sus ojos rasgados, odia los números redondos.

En todo caso, me ha impactado muchísimo la cantidad de chorradas en que la gente invierte su tiempo porque, vale, saberse mil decimales del número pi es muy impresionante... ¿Y? Todos sabemos que en Oriente, el binomio hombre-tiempo tiene un vínculo interno distinto al occidental, con una relación más cadenciosa, otra dimensión. Después de leerlo, me he sentido empujado a hacer una reflexión seria sobre mi ritmo de vida, sobre mi escasez de tiempo, sobre la cantidad de cosas que me gustaría hacer y no hago y, fruto de ese profunda meditación, amigos y amigas, mi vida ha dado un vuelco...

He sentido la llamada, en plan "Samuel, te he dicho que vengas", he visto la luz, he oído mi propio "Te Deum", como Paul Claudel en Notre Dame... A partir de la proeza del Xaponés Carmiña, haciendo mía la boutade de Rafa Reig, he decidido orientar todo mi esfuerzo vital, toda mi ciencia, todo el tiempo que me quede en este mundo en NO aprenderme el número pi.

Soy un hombre nuevo.

Xaponés Bea-Murguía (dicho sea con todo el respeto)

Espero que hoy, que es su cumpleaños, mi amigo José Manuel Banesto, heredero de un gran grupo bancario de este país, se haya leído el blog. Es alto, guapo y rico, pero, ¡no me hagan grupos chicas!, ¡Disuélvanse! Está casado. Besos, Jose

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

O Xapones Carmiña era un tema de Os resentidos que yo sepa pero vamos es un tema sobre el que debemos profundizar como con la vida del Chino Cudeiro.

06 octubre, 2006 10:31  
Anonymous Anónimo said...

Eso, eso ¡Al turrón! Son muchas tardes de sábado tragándome el Humor Amarillo con Rodrigo, mientras mi señor esposo nos ameniza la velada con unos ronquiditos siesteros. No se ni cómo no estoy enganchada ya al Don Simón.

06 octubre, 2006 12:03  

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