lunes, noviembre 30, 2009

Yvo de Boer y el papel de los medios


A pesar de ese apellido tan futbolístico, el secretario ejecutivo de la ONU para el clima, Yvo de Boer, es austríaco. Viene de Viena. Con dos orejas.

Es un señor paradigmático de lo que está ocurriendo en el mundo en algunos asuntos en los que no es posible llevar la contraria a la corriente oficial, porque corres serio riesgo de resultar aplastado.

CLIC

Está en francés, pero viene a decir que... Más o menos... El señor De Boer, ante la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático, en la que más de 60 jefes de Estado van a ir a pintarla y a hacerse fotos con la Sirenita en la bella ciudad vikinga, ha manifestado en privado su intención de vetar cualquier intento de incluir en las conclusiones de la reunión cualquier asomo de opinión que se parezca a la de los expertos que son escépticos con la teoría del cambio climático.

Como la mía.

Bueno, yo no soy experto, pero sí escéptico (y diletante).

Quiere decir esto que la ONU, osea, todos nosotros, vamos a pagar un pastón para organizar una cumbre sobre el clima en Copenhague para que se llegue a la conclusión que interesa al sr. De Boer (y a quien él representa) y resulte un evento propagandístico de los sectarios adventistas del séptimo día, los seguidores del calendario maya, Iker Jiménez y los acólitos de Nostradamus. Todo aquel que quiera siquiera pensar, ya no digo expresar o demostrar, que esto del cambio climático es un camelo, una manera de comerle el tarro a la peña para que nos llenen el paisaje de molinillos y sartenes, para que los pueblos del mundo tengan cinco o seis basuras distintas en su casa y ahorrarle trabajo y dinero a los estados, mientras ellos le dan la patente de corso a amiguetes y grandes empresas, que se forran con el esfuerzo y el miedo de la gente...

Todos estos, fuera. No puede decir nada. En la cumbre tiene que suceder lo mismo que en el Parlamento español: que hay debate, pero inferaz, porque las conclusiones y las resoluciones ya se han tomado de antemano.

Porque según los expertos escépticos, tan expertos como los expertos no escépticos, lo del cambio climático es un vaina, una risa, una bobada, un camelo, un cometarros, una idiotez, una gilipollez.

Como dijeron el otro día en la radio: este noviembre tan seco que hemos tenido es fruto del cambio climático. No había llovido tan poco en España en el mes de noviembre desde 1985. Vamos, que sí. Que ya se lo dijo José al faraón:

-- Vendrán siete años de bonanza y siete de sequía- las famosas vacas gordas y las vacas flacas.
-- ¿Y eso por qué?
-- Pues por el cambio climático, ¿por qué va a ser?.

De esto nos hemos enterado algunos, muy pocos supongo, de puñetera casualidad. Han tenido que intervenir unos santos hackers para piratear el correo electrónico del sr. De Boer y, así, ha salido a la palestra de algunos medios, muy pocos, que el sr. De Boer no va a permitir que en las conclusiones de la Santa Cumbre de la Sirenita (de alarma) se incluya un solo punto que no diga:

Punto 1.- A follar, a follar que el mundo se va a acabar.

Con esto no quiero decir que tiren ustedes de la bomba del inodoro para apagar un cigarrillo ni que se pongan ahora a contaminar a gusto que no pasa nada. No. Lo que digo es que nos manipulan, como pasó con la gripe A, como pasa con tantas otras cosas que ahora no voy a decir porque no toca, para que actuemos como le conviene a unos pocos. Y que un poco de escepticismo, y menos borreguismo, hace avanzar al mundo.

Los medios de comunicación españoles apenas se han hecho eco de esta noticia, porque siguen en su línea. A mí ya no me interesan los periódicos que no ponen constantemente en un brete al poder, lo tenga quien lo tenga. Bastante han tenido, claro, con los dos temas que han echado por tierra su ya de por sí mermado prestigio. Con el asunto del ex violador y ex asesino de Aitana, la niña de tres años que, al parecer, se cayó sola (la pobre). Digo ex violador y ex asesino porque, en el juicio paralelo mediático y popular, este tipo que ahora ha pasado a la categoría de mártir (y no es que sea el demonio, pero tampoco es ningún santo, es un tío corriente) era violador y asesino sin ninguna duda.

En el fondo es una pena, porque violación y asesinato de niña de tres años da mucho juego en los medios, mueve prensa, mueve tele, mueve publi, mueve dinero. Además, por fin Muñoz Molina y toda la ristra de cursis que mean con guantes para no mancharse le habían puesto rostro al monstruo: una cara normal y corriente, la de un pobre tipo acojonado por el linchamiento público, que bien podría ser mi cara, la suya (la de usted) o la del mismo Macario.

Ya lo dijo David Torres, el otro día, en el programa de Rafa Martínez Simancas en Onda Madrid: ante la pregunta ¿quién es el monstruo capaz de cometer semejante atrocidad? La respuesta es: usted mismo.

Estos son los medios de comunicación. Un 10, de nuevo. La prueba son esos 12 diarios catalanes (11, porque uno de ellos es bisemanal) que, sumando toda la difusión que les atribuye OJD, apenas superan el medio millón de ejemplares y que pretenden ser más que las reglas de juego y expresar el sentir de toda Cataluña. En Cataluña hay seis millones y medio de personas que NO compran periódicos. Del medio millón que los compra, resten los que no han leído el editorial. Y de esos, resten los que no están de acuerdo (que también los habrá). Después multipliquen por 3, que es como se calcula la audiencia de un periódico, y se darán cuenta de lo representativos que son los periódicos catalanes del sentir de Catalunya.

Tiene que quedar claro que los malos en esto del recurso contra el estatut son los del PP... Y digo yo: ¿y el recurso ante el Constitucional que interpuso el Defensor del Pueblo, DON Enrique Mújica Herzog? ¿Y el que interpuso la comunidad autónoma de Extremadura, presidida por el socialista Vara? ¿Y el que interpuso la comunidad autónoma de Aragón, presidida por el socialista Tío Marcelino, pan y vino? ¿Estos no son malos? No. De estos, no se dice nada, porque los del PP van que si la nación y la no nación y eso es una tontería. Vara e Iglesias lo han recurrido por una cuestión mucho más pragmática.

Y ahora que sabemos que, encima, Zapatero está detrás de todo...

CLIC

¿En qué país vivimos? Bonita democracia en la que doce periódicos, un honorable president y otro no tan honorable hacen trampas en el solitario. Ya sabemos que el Tribunal Constitucional es, en el fondo, una institución política, pero, por lo menos, respetemos las reglas del juego, que nos las hemos dado nosotros a nosotros mismos.

El sentir de los catalanes no tiene nada que ver con lo que digan estos periódicos que no lee nadie. ¿Quién coño se han creído que son los periodistas? El sentir de los catalanes es que pasan del estatut, como quedó bien demostrado el día del referendum, que no fueron a votar más que cuatro gatos. El sentir de los catalanes es que no se han leído el estatut y lo de menos es si se dice en el preámbulo que Cataluña es una nación, media o dos naciones. Si los catalanes se hubieran leído y comprendido lo que dice el estatut, ahora estarían protestando en la calle, quemando coches, ante la posibilidad de que el Constitucional lo eche para atrás porque, si eso sucede, les quitan la merienda, les castigan sin postre.

De esto se quejan Montilla, Mas, Pujol (el sábado, en la contra de El Mundo) y los demás. Que el estatut es el pago del PSOE al PSC, que le da muchos votos, y lo único que dice es que del pastel, todo lo de Cataluña, para Cataluña, y una parte de lo de Madrid y Baleares, que son las dos comunidades autónomas que más contribuyen al PIB nacional, más que Cataluña.

Esto es lo importante del estatut. Por esto se pelean los políticos. De esto, no dice nada el editorial de esos periódicos. Ni de esto, ni de los clima-escépticos, ni han pedido perdón aún por el linchamiento público de tal Diego.

X. Bea-Murguía (¿se nota que me he pasado todo el fin de semana encerrado en casa rumiando?)

viernes, noviembre 27, 2009

Un espacio de libertad

En ocasiones, me pierde la boca. Aunque con los años he conseguido refrenar la húmeda, no son pocas las veces en que, ante la posibilidad de soltar un chiste o de hacer una broma, me olvido de la prudencia autoimpuesta con esfuerzo y disciplina.

El domingo pasado, vinieron a comer a casa mis padres y, aunque en privado reconozco que de vinos sé más bien poco, por quiñar, por ser molesto, por seguir con la broma eterna, a mi padre siempre le doy la tabarra con el asunto, en plan:

-- ¡Saca el vino bueno ya, hombre!- y eso que siempre abre unas botellas cojonudas.

No sé de vinos, insisto, pero es que cuando uno ha probado el bueno, el de verdad, de golpe y porrazo se da cuenta de lo que ha significado el vino malo en su vida.

Esto es casi ya una tradición en mi casa. Mi padre planta una botellaza de vino sobre la mesa y yo suelto por esta bocaza:

-- Ya era hora.

Cuando el sábado por la tarde, en casa de mi hermana Uxía, mis padres aceptaron la invitación a comer a mi casa el domingo, lo que tocaba era darle la vuelta a la chanza:

-- Por fin vas a comer con buen vino- le dije.
-- ¡Ah, pero...! ¿Tienes? -me contestó mi padre siguiendo la misma línea.
-- ¡Por favor! ¡Qué pregunta! Yo siempre tengo una o dos botellas de vino en casa, pero de vino bueno, ¡eh!. Yo no tengo porquerías.

Y es verdad, aunque no compre vino ni en casa tengamos costumbre de abrir una botella en cada comida, cosa que es sanísima, al parecer. Y no hay una razón, sencillamente no lo tenemos en cuenta. Si algún día nos acordamos, porque el menú sea contundente y esté pidiendo a gritos un tintorro bueno, abrimos una botella que, generalmente, como se dice en el argot periodístico, es de trinque.

Bien sea porque hace mucho tiempo que nadie se acuerda de este humilde plumilla [AVISO A NAVEGANTES], bien porque la última vez que se acordaron la botella voló, bien porque cuando me regalan vino, generalmente, lo reparto entre familiares, llegué a mi casa el sábado, bañamosniñospusimospijamasdimosdecenar acostamosaniñosyadormircoñoyahombre! y, sólo por si acaso, se me ocurrió chequear qué vino tenía en casa.

Abrí la puerta del cuartito de debajo de la escalera, ese trastero B que es un tsunami irremediable de cacharros acumulados y...

En ocasiones me pierde la boca: no es que no hubiera vino bueno, es que no había vino en absoluto.

Se plantearon, entonces, dos opciones: 1) invitar a Jesucristo a comer el domingo (aunque es mal día para él); 2) ir al Opencor y pagar por una botella cuatro o cinco eurazos de más por la broma, un impuesto justo, en cualquier caso, para un bocazas.

El vino tenía que ser bueno, así que no podía arriesgarme: había que comprar botellaza de renombre y cara. En el Opencor rechacé con una mirada soberbia todos los caldos que se exponían fuera de la vitrina que está cerrada con llave. De lo que estaba encerrado, a salvo de los manguis, me decanté (¡qué palabra más buena cuando se habla de vino!) por un Viña Tondonia Reserva a casi 23 pavos... Ese Rioja bueno, bueno, color teja, tradicional, con un deje ácido en boca absolutamente delicioso, redondo, complejo, maravilloso... Pruébenlo.



Ya he reconocido que no entiendo de vinos, pero sí sé lo que no me gusta. No me gustan los vinos que tienden a ser zumo de uva y poco más, lo que es tendencia: vinos facilones, de diseño, de polvetes, caldos comerciales que llegan a todo el mundo porque no tienen personalidad. Prefiero mil veces la pitarra, el antiguo vino de Méntrida (Castillo de Escalona), aunque viniera en botella reciclada de fanta de limón, como el de la Santa Cruz de Retamar, provincia de Toledo, antes que este beaujolaisnouveauismo de alta expresión que no sabe a na'.

Esto da para otra entrada: la tendencia actual a lo insulso.

Aunque sea caro. Sigo mi máxima: poco, pero bueno (que es más barato que mucho, pero malo).

He dicho.

Viña Tondonia Reserva, no recuerdo el año, y aquí está mi dinero. Llame al propio para que me abriera la vitrina pero, entonces, Gallardón entró en escena.

-- No puedo vendérselo -me dijo el señor.
-- Aunque no lo parezca -contesté echando mano de la cartera-, soy mayor de edad.

Esto me pasa mucho, por ejemplo, cuando tengo que pedir al camarero que me active la máquina de tabaco (me pasa siempre que el camarero es ciego).

-- Ya, ya... Pero es que, a partir de las diez, la ley prohíbe vender alcohol -y me señaló un cartel que, colgado de las alturas, efectivamente, rezaba que Gallardón, en su tiempo de presidente de la Comunidad de Madrid, redactó este atentado contra la libertad que, a pesar de que no ha conseguido su objetivo (impedir el botellón) a nadie se le ha ocurrido dar marcha atrás. Yo ya ni me acordaba de la ley antibotellón.
-- ¿Y el vino es alcohol?-, primer intento de violar la ley.
-- -, agua.
-- Pero, ¿qué hora es?-, segundo intento de delinquir.
-- Las diez y diez-, agua.
-- (Un silencio que elocuentemente acompañado de gesto consecuente que quería decir "¿y no nos vamos a pasar esta ley absurda por el escrrrrroto?")-, tercer intento.
-- Ya sé que usted no va a hacer botellón...

¡Y él qué coño sabía! ¡Y qué más da lo que yo vaya a hacer con la botella! ¿Quién tiene derecho a decirme a mí lo que puedo o no puedo comprar en una tienda a las 22,10 horas de la noche siempre que sea un producto legal como el vino? A lo mejor sí que voy a hacer botellón, con Viña Tondonia Reserva y unos tacos de jamón de jabugo, no te jode. ¿Y qué? Yo no había ido al Opencor a que me juzgaran, había ido a comprar una puta botella de vino para dar en los morros a mi padre con ella.

-- ...pero es que aunque quiera vendérsela, la caja no lo permite-, agua.

No tenía sentido enfadarme con un pobre señor a las órdenes de una enorme jerarquía de mandamases, que empezaba en Gallardón y terminaba en la caja registradora del Opencor, pero, aún así, me quedó coña en el cuerpo para decir.

-- Pues me iré a un chino a comprarlo- ese espacio clandestino, de libertad real.

Esto es lo que hacemos los jóvenes ante la ley seca.

X.Bea-Murguía (¡viernes!)

miércoles, noviembre 25, 2009

Entregue su arma, Bea-Murguía

Para Olga Remedios,
visitante 100.00 que se va
sin su libro.

En ocasiones, me pierde la boca. Treinta y siete años y no he aprendido aún a ser prudente siempre, que es una cosa muy buena. Es parte de mi personalidad, de mi encanto, un humor que corre por mis venas que, todo hay que decirlo, es lo que provoca la lluvia de sujetadores (imaginaria).

El otro día, volviendo de Las Palmas, una azafata de Iberia de mirada almidonada, se acercó, cuando ya estaba atado, encadenado y agarrado firmemente a los brazos de la butaca con toda mi energía, para preguntarme si, realmente, lo que llevaba en aquella funda cilíndrica y alargada era una escopeta.

-- No se permiten armas de fuego en la cabina -me dijo-. Tendría usted que entregármela para llevarla a la bodega... He ido a consultarlo con el comandante.

Tiene su qué la historia. Es como un sueño cumplido: es la primera vez en mi vida que me dicen que entregue las armas.

-- ¡Entregue su arma, Bea-Murguía!- como en las películas, pero en vez de sonar la voz metálica de un megáfono, fue el timbre tembloroso y brillante de unos labios escuetos que no saben si preguntar o callar para siempre.

A punto estuve de seguir con la broma, lo merecía una mujer que tiene que ir a consultar con su jefe que se hace con un pasajero agitanado y sin peinar, aunque con traje, que afirma, en voz alta y con mucha naturalidad, que lleva consigo una escopeta. Si hubiera tenido trazas de moro, habría cundido el pánico, pero no lo pude resistir. Lo dije.

Me pierde la boca. Cuando llegué a la altura de mi asiento, después de la lenta e incierta procesión de miradas por el estrecho pasillo que lleva al 10F, como siempre apuro el momento de embarcar, los maleteros estaban casi llenos. El maletín verde manzana del ordenador cabía sin problemas. El tubo... Mide un metro y medio, más o menos, es de lona negra, como la funda de un arma... Era más difícil de encajar en aquel complejo tetris. La azafata, siempre bien dispuesta, me vio:

-- Es posible que aquí le quepa-, y me señaló un compartimento dos o tres sitios más atrás.
-- ¿La escopeta? -le dije en alto-. No se preocupe. Cabe aquí. Gracias.

Fue enternecedor que, al rato, sus ojos azules me escrutaran con manifiesta inseguridad. Expresaban, claramente, el apuro de una profesional que no tiene más remedio que preguntar una tontería.

-- ¿De verdad es una escopeta?
-- No, no -contesté apiadándome de ella, pero, sobre todo, para zanjar una broma que quiso ser graciosa pero que no tenía ni puta gracia (lo reconozco) y podía, con los tiempos que corren, ponerse fea para el cachondo de turno-. Discúlpeme. Era una broma. Es un cartel.

Debí de ser convincente, porque ni siquiera me hizo enseñárselo. Cuando se fue, una vez más, volví a respirar tranquilo: menos mal que hay seguridad en los aeropuertos.

La tripulación de Iberia, por lo visto, tiene la misma fe en ella que yo.

X.Bea-Murguía (el juego que me está dando el cartel en la seguridad del aeropuerto da para tantas entradas como viajes llevo en avión con él).

martes, noviembre 24, 2009

De lo patético y lo dramático

No sé si lo han oído, pero han pillado a dos mendrugos del ayuntamiento de Baena, Córdoba, dos comemierda cuyo valor en el panorama político es igual a la derivada de 100 menos infinito, con unas conversaciones telefónicas en las que demuestran 1) ser orgullosos portadores de un cerebro de la cilindrada de un primate lobotomizado, 2) no conocer ni los rudimentos básicos del castellano, 3) andar de putas a costa del pesetaje público.

De la conversación, privada, se concluye, además, que estos dos príapos son la cutrez, la miseria, la caspa, la encarnación anacrónica de dos personajes de Esteso y Pajares, lo peor de lo peor, una definición de DRAE del significado de patético.

Lo de menos, o no, es su filiación política, que es socialista. Del PSOE.

Lo de más es que esta pareja de peones trempados han sido, claramente, movidos a D5 por alguien que maneja muy bien los plazos largos de la estrategia política, sacrificados por el aparato, nunca mejor dicho.

Esto nos acerca más a lo dramático.

Lo dramático es que ya no se pueda comprar móviles anónimos y que, encima, los medios de comunicación y los ciudadanos lo aplaudamos. Lo dramático es que exista una justificada impunidad en la intervención de conversaciones telefónicas privadas.

Lo dramático es que haya quien esté en disposición de escuchar cómo dos perfectos anormales se gastan cuatro miserables pesetas en lenocinio y de filtrarlo a la prensa porque le interesa para justificar la existencia de un sistema de escuchas que es un enorme paso atrás, uno más, en la libertad individual: el SITEL.

Por eso su filiación política no es lo de menos. Si esto se hubiera hecho con dos puteros del PP habría cabido la posibilidad de desviar el debate a SITEL. Hay quien maneja mejor que nadie los tiempos de la fontanería política, aquel que ha sabido ocultar los claroscuros de su papel en los definitivos días 11, 12 y 13 de marzo de 2004, y esa persona os escucha.

Porque quien conoce tus secretos, te tiene en sus manos.

X. Bea-Murguía (recuerden SETEC ASTRONOMY)

lunes, noviembre 23, 2009

Un principio moral

Tengo amigos y familiares que creen en valores universales.

Yo no.

Los valores universales deberían ser aquellos que comparte todo el universo-mundo.

Aja. No los hay. Ni siquiera el dolor es universal. Ni el disfrute, por supuesto.

Cada uno tiene lo suyo. Un dibujante muy conocido ha rechazado una oferta (que podía rechazar) por una cuestión ética.

-- Espero que no te importe -me dijo, como si a mí me fuera a molestar que hubiera, al menos, una persona en el mundo más fiel a sus principios que al dinero. Alguien que no está a la venta (pero yo no quería comprarlo, quería contratarlo puntualmente), aunque yo no comparta sus valores morales.
-- Al contrario, hombre. No pasa nada. Quería que lo hicieras tú, pero me buscaré a otro.

El otro día, hace un mes, dos amigos pusieron en duda mis principios. Lo hicieron medio en broma, pero no tanto. Yo, por supuesto, no dije nada. Quizá me reí de la ocurrencia. Me tomaron por un futbolista, de estos que sienten los colores por la cantidad de dinero que meten en su bolsa.

Al contrario de lo que ellos suponen, creo firmemente en cada palabra que digo. En cada una de ellas.

A lo mejor he empezado mal la entrada.

A lo mejor lo que debía haber dicho es otra cosa: Tengo amigos y familiares que se creen que los suyos son valores universales.

Va a ser eso. Y como ellos, muchos. Casi todos.

Así nos va.

X. Bea-Murguía

viernes, noviembre 20, 2009

Casi 20.000 kilómetros

Parezco un político en campaña. Desde que se inició la alarma de una nueva prohibición de fumar, algo que no deberían celebrar ni los no fumadores porque es un paso atrás en la libertad (se pongan como se pongan) y da pie a:

1.- Que prohíban al McDonalds dar regalitos a los niños
2.- Que prohíban los tacones a las señoras
3.- Que prohíban
4.- Que sigan prohibiendo.
5.- Que no paren de prohibir y siempre por nuestro bien

y les aseguro que lo del tabaco sólo es el principio...

Me dejo llevar por la pasión, disculpen la digresión...

La cuestión es que me he hecho por España 18.700 kilómetros (y lo que me queda), de ahí mi ausencia en este su blog, pregonando la VERDAD, parezco un profeta o un telepredicador pero es que Trinidad Jiménez miente y no sabemos por qué, si está establecido y es conocido que, por principio, los políticos nunca dicen la verdad, cuando llega el asunto del tabaco, tenemos que creer lo que dicen.

No se lo crean. Todo lo que dicen navega entre el axioma y la falacia de una manera tan liosa que impide que ustedes tengan su propios criterio sereno, informado, adulto, serio... Yo me dispongo a darles otra versión, la mía, que ustedes pueden discutir lo que quieran, pero que, para mí, tiene un enorme valor.

La publiqué el miércoles en el grupo del Club de Fumadores por la Tolerancia de Facebook (al que les invito a unirse, por favor, para ser más y tener más peso), pero la repito aquí ahora, porque la he repetido en La Coruña, en Oviedo, en Santander, en Bilbao, en Pamplona, en La Rioja, en Zaragoza, en Barcelona, en Palma de Mallorca, en Valladolid, en Toledo, en Sevilla, en Mérida y en Las Palmas y aún tengo que ir a Valencia y a Murcia a decir lo mismo.

"Es muy propio de los políticos, sobre todo de algunos, intentar tener razón, a cualquier precio, si consideran que eso les va a proporcionar algún rédito electoral. Por eso, a veces, no es que falten a la verdad, es que retuercen un poco la realidad para acomodarla a su discurso.

Eso sucede con la nueva ley del tabaco en todos y cada uno de los postulados que sostienen la propuesta.

Por ejemplo. Dice la ministra Jiménez que el 70% de los españoles quieren la prohibición total. Asegura que eso dice de nosotros que ya estamos maduros para una nueva prohibición.

Dos falsedades en esta afirmación. La primera, con las encuestas, ya se sabe, haz una pregunta concreta para obtener la respuesta correcta: el CIS preguntaba a la gente si quería una ley con más prohibición o con menos y, evidentemente, al no ofrecer opciones intermedias y ser los no fumadores mayoría, el resultado es ese: el 70% quieren más prohibición.

Sin embargo, si como hizo el Club de Fumadores por la Tolerancia con Clau Consultors en 2008, cerca de 2000 entrevistas para la Encuesta Tolerancia y Cortesía, se pregunta a la gente si lo que quiere es prohibición total, espacios separados o que se pueda fumar en todas partes, el 86% de los encuestados responde que espacios separados.

Es lógico. En el fondo, se respetan los derechos de todos. Y aquí está la segunda falacia de las declaraciones de la ministra: un pueblo maduro no es el que vive entre prohibiciones. Un pueblo maduro es el que aprende a convivir en paz con un mayor índice de libertad.

Después, la ministra nos viene con que España está en la cola de Europa en cuanto a políticas antitabaco... Prohibiciones, quiere decir. En cierto modo, si esto fuera verdad, no sería mal título: ¿quién de ustedes quiere estar a la cabeza de Europa en cuanto a prohibiciones? ¿Quién de ustedes desea ser la Corea del Norte de la UE?

Pero es que, por desgracia, España ya está a la cabeza de Europa, tras Irlanda, en cuanto a prohibiciones de fumar. Irlanda es el único país que ha prohibido totalmente fumar en todos los lugares públicos y de trabajo. Así le va a su hostelería, claro. ¡1.500 establecimientos cerrados en tres años!

España y Gran Bretaña son, junto a Eire, los únicos páises que han prohibido completamente el consumo de tabaco en centros de trabajo cerrados. Los demás, o bien conceden la opción de la sala para fumadores o bien dejan a los trabajadores que lleguen a acuerdos respecto al consumo de tabaco en sus trabajos.

En cuanto a fumar en hostelería... Sólo Irlanda, insisto, lo ha prohibido. El resto de países, todos, tienen excepciones. Todos. Gran Bretaña, Francia, Alemania... Algunos, como Bélgica, permiten fumar en aquellos locales que sirvan para socializar. En el Reino Unido, en los pubs, hay excepciones atendiendo al horario (después del hundimiento de su hostelería, concedieron a los condados cierta libertad legisladora). En Francia, existen los fumoirs, salas para fumar sin servicio; en Holanda, los locales pequeños ganaron su batalla legal al gobierno y ahora se puede fumar; parte de los landers alemanes tuvieron que rectificar su ley para evitar la crisis del sector hostelero y permitir fumar en los locales pequeños. En Croacia, se rectificó la ley por lo mismo.

El resultado es que la mayoría permite que los pequeños elijan si son o no son de fumadores. Como sucede en España.

No es verdad, por tanto, que España esté a la cola de nada. España ya es uno de los países más restrictivos de Europa. Y con la ley que preparan... Nos vamos a poner a la altura de Buthan (ese ejemplo a seguir).

En tercer lugar, la ministra quiere cambiar la ley porque dice, ahora, que la actual no se cumple. Antes de verano, cuando la nombraron, no decía eso. Se ve que ha cambiado de opinión la mujer. Pero, en nuestro sistema, si una ley no se cumple, lo que hay que hacer es: a) redactar leyes que sean posibles, que lean la realidad y la regulen, no que la intenten cambiar; b) una vez aprobada la ley, vigilar su cumplimiento.

¿Quién nos dice que una prohibición más severa tendrá un mayor índice de cumplimiento? Digo yo, que será al revés.

Lo incierto de esto es que la ley se cumple en hostelería en un porcentaje que ya quisieran otras leyes tener este nivel de observancia. Para empezar porque el 85% de la hostelería es menor de 100 metros cuadrados y, por tanto, puede elegir si son para fumadores o para no fumadores. Cierto que el 96% ha elegido fumador, pero eso no es ilegal, eso es lo que dice la ley. Otra cosa es que a ella no le guste lo que ha elegido la gente, pero es que en democracia, lo que elige la gente es sagrado.Respecto al 15% de la hostelería mayor de 100 metros cuadrados, dos tercios han realizado inversiones para adaptar sus locales, hasta una inversión de 10.000 millones de euros, según la FEHR, lo cual nos deja a un 5% de los 350.000 establecimientos de hostelería que, quizá, no cumpla con la ley. Digo quizá porque no se sabe. De hecho, a penas hay denuncias, ni expedientes abiertos por la inspección. No hay casi multas, no hay suficiente material oficial para poder decir que la ley no se está cumpliendo.

En resumen, enderezando la realidad que los políticos se empeñan en retorcer para tener razón:

1.- El 86% de los españoles no quiere la prohibición total. Cree que vale con separar espacios.
2.- España YA está a la cabeza de Europa respecto a prohibiciones de fumar.
3.- La hostelería sí está cumpliendo con la ley 28/2005.Ahora, que si hay otro motivos, aparte de los oficiales, para imponer una nueva ley que ni se quiere, ni se necesita...

Javier Blanco Urgoiti,
Portavoz del Club de Fumadores por la Tolerancia".

lunes, noviembre 16, 2009

Rectificar no te hace sabio, pero sí pareces menos tonto

Con un arranque sin igual...

"El único consejo que puedo ofrecer, si se despertara usted sobresaltado en un apartamento desconocido, con una profunda resaca, sin nada de ropa y sin que recuerde cómo ha llegado hasta allí, mientras la policía tira la puerta abajo a golpes acompañada de perros excitados, y se encuentra usted rodeado de fardos de revistas de lujo que muestran niños en actos adultos, el único consejo que puedo darle es que trate de ser amable y jovial".

...debo confesar que lo dejé aparcado, no sé si porque no estaba yo en el estado de ánimo adecuado o porque, en las páginas inmediatas da la sensación de que Tibor Fischer, "Filosofía a mano armada", se va a meter en el farragoso mundo de Miguel de Montaigne que, reconozcámoslo, no es precisamente una lectura ligera (salvo para superdotados como Muñoz Robledano).

La cuestión es que vino bien recomendado, por el entusiasmo apasionado de David Torres, que aconseja siempre con una vehemencia tan contagiosa que casi da pena confesar que no te ha gustado el libro, como si le fuera a defraudar.

Quizá por eso, en lo que encontraba "El amor patético", de Rafael Martínez Simancas, Algaida, (próxima recomendación de Wells & Bea-Murguía), me decidí a darle su merecida segunda oportunidad a Fischer.

Un crápula, doctor en filosofía, Eddie Féretro, se asocia con un hampón francés y gañán, Hubert, para atracar bancos, dando forma a la Banda del Pensamiento. La manera en que Hubert aprende y aplica la filosofía que le enseña Féretro al delito es, sencillamente, genial.

He aquí un párrafo ilustrativo:

"En el camino a Frontignan, bajo un sol glorioso, Hubert explica cómo, en la visita a Frédéric, la filosofía le cambió la vida.

-- Iba a dispararle. Iba a volarle los sesos. Pero entonces lo pensé más filosóficamente. Pensé: ¿le enseñará eso algo?

De manera que cuando se despertó y me encontró ahí con las bolsas de cemento, se cagó encima. Es verdad, el mayor miedo del hombre es a lo desconocido. Él sabía que mi revólver podía matarlo; no era algo que le gustara, pero sí algo que conocía bien. Lo que era incomprensible para él era el cemento".

Y sigue, pero no se lo voy a destrozar. Gran recomendación David. Se la hago extensiva al resto. Tibor Fischer. "Filosofía a mano armada". Tusquets.

X.Bea-Murguía (rectificar no te hace más sabio, pero sí pareces menos tonto).

jueves, noviembre 12, 2009

Soy gordo, sí.

Me va a perdonar la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, Dios Todopoderoso, su Santísimo hijo Jesúcristo, la Virgen María, los nueve coros de los ángeles, empezando por Signifer Sanctus Michael, el arcángel San Rafael (que es un segundón) y San Gabriel (que San Miguel, donde va, triunfa) y todos los otros bichejos con pluma, querubines, serafines, tronos, potestades, virtudes, principados, ángeles (me dejo un coro, pero que me perdonen también).

Me van a perdonar el Papa Palpatine I y el cardenal Rouco Sifredi, que el perdón es una virtud y parte de la caridad cristiana

Voy a blasfemar (quiero decir, blasfemar más aún).

¡Que ninguna voz atiplada me declare en herejía en el siglo XXI! (¡Qué cosa más ridícula, por cierto, monseñores! Hacen ustedes creíbles a los personajes de Amenábar).

Paren mi ex comunión, que la razón de tanta blasfemia es de peso... Y tanto que de peso.

La madre de Dios y todos los santos del calendario, menudos tres platos de fabas del copón bendito y por las llagas de Cristo Señor Nuestro que me comí ayer, la hostia, Dios, la Virgen y el madero. Con su chorizo, su morcillo y toda la Sagrada Familia.

Y las consecuencias, amén de la bronca de mi señora por husmias y lampón, que fueron terribles: me estuve toda la tarde y toda la noche que no podía ni respirar, en mi muy particular Ecce Homo (Fabis), Via Crucis y posterior calvario.

Todo por un puñado de fabas. He sufrido, por segunda vez, el llamado Efecto Obélix, que es ese estado de hinchazón o de implamiento que padece aquél desdichado que, no es que se haya comido unos platos de fabas, es que se cayó en la marmita cuando era pequeño.

Los efectos parecen perpetuos en uno que, por un momento, piensa que no va a poder volver a atarse los zapatos sin ayuda.

Porque yo me caí en la marmita del garbanceo de pequeño. Llámenme palurdo, anticuado, diputado a Cortes con caspa, filósofo existencialista o postmoderno (¡qué cosa más antigua un postmoderno! ¿Verdad?). Llámenme cateto, pero si a mí me dan a elegir entre una olla de fabas y un plato de canapés de caviar... Entre unos garbanzos con arroz o una tortilla deconstruída... Entre unas alubias rojas de Tolosa con su pringue o unas lentejas con todo su chorizo y unas angulas...

No hay color. Son gustos y a mí me va la cuchara de palo y el plop plop plop cantarín de las mañanas frías que prometen un cocido.

Así que ayer me llené el ojo antes que el papo y me endiñé al buche tres platazos de fabas que estaban de muerteabuela y de blasfemia y gorda, Diossantobendito, cada vez que me acuerdo. Y de postre, rematé el pringue de Jesús Llano, que para el chorizo se me ha vuelto melindroso, por aquello de la gota.

Y mientras tragábamos, Jesús le daba a la letanía cosa fina:

-- No. Si ya se sabe. Que no hay gordos de milagro. Que todos son de comer.

Ora pro nobis.

Soy gordo, sí. Hoy dos o tres kilos más que ayer. La Virgen, qué mal lo pasé con el Efecto Obélix. Toda la tarde pensando en que la hinchazón sería perpetua. Pero, no no no... Me he ido deshinchando y hasta aquí puedo leer.

Ya estoy mejor. Mi mujer, peor, pero, ¿qué quieren que les diga? Somos pobres y los pedos son gananciales.

Ya estoy bien. No como la otra vez.

La otra vez fue alubiada del Copón Bendito de la baraja acompañada, de de postre, con jabalí estofado de Santos, Casas Yagüe, que más obelíxtica no podía ser la cosa. Me pasé tres días como un globo, que mi mujer me puso un cordel para que la acompañara a comprar el pan sin llegar a la estratosfera y el papá de un niño caprichoso quiso comprarme (no debió de ofrecer mucho, porque, aunque yo sé que mi mujer me quiere, cien euros son cien euros).

Yo lo habría hecho por cincuenta.

Fueron tres días meando de oído porque era incapaz de ver el inodoro (y no, lo otro tampoco podría haberlo visto, en caso de que hubiera sucedido, que ya les veo venir), que yo me decía: "Bueno, pues, un día más, aquí implao. Mañana se me pasará" y, oye, que no había manera. Estaba como una embarazada de trillizas [besos] a punto de romper aguas pero sin llegar a hacerlo. Igual. Tres días me duró el empacho, no exagero, que al final fui al médico y todo (y para que yo vaya al médico, tela), porque alguien dijo, cerca de mi mujer, la palabra peritonitis y ya no hubo más.

La doctora que me exploró (les presto el título para una de ese James Bond que ni fuma) notó tal tirantez en mi abdomen, que me contrató para el cumpleaños de su hija: estaba que ni pintado para hacer de cama elástica en el jardín:

-- Con esto, quizá consigamos un parto a propulsión o reducir ese meteorismo.

Meteorismo, es decir, un huevo gordo y el otro lo mismo.

-- Te vamos a hacer una placa -me dijo.
-- ¿De abdomén? -pregunté yo.
-- No. De granito. ¿Te ponemos los dos apellidos? Dinos tu fecha de nacimiento.

Después, con el cliché de mi radiografía en el luminoso:

-- No es peritonitis -aseguró-. Puedes respirar tranquilo.
-- No puedo respirar, ni tranquilo ni nervioso, doctora, porque no me cabe ni un mg de aire ya en el cuerpo. ¡Estoy por salirme yo un rato!
-- Pero, ¿qué has comido obeso mórbido mío?

Y confesé de plano. Todo. Confesé hasta lo que se había comido el gordo de al lado y "salvame fons pietatis".

-- A ti lo que te pasa es que estás empachado y lo que necesitas es desatascarte. Espera que tengo aquí un cebador de trabucos que va por el recto y te deja niquelado.
-- Deja, deja, que después todo se sabe. Prefiero a mi negro mandinga que, por lo menos, me da besitos en el cuello.

Soy gordo, pero me gusta que me traten con cariño.

El lugar del crimen fue el restaurante asturiano de Diego, en la calle Hartzenbusch. Ya saben. el de ¡Diego Gallu! ¡Ah! Que no saben. De este Diego:



X. Bea-Murguia (Unes fabes quiero).

miércoles, noviembre 11, 2009

Un traductor, por favor, que no entiendo nada

No entiendo por qué se ha montado tanta polémica alrededor del asunto del traductor que ha contratado el parlamento catalán para recibir a la delegación nicaragüense. Sé de buena tinta que no ha sido nada fácil encontrar a un experto en lenguas que tuviera nivel suficiente para tan excelso cometido. Hay muy poca gente preparada para una traducción simultánea del castellano al tontodelculo y viceversa.

Porque no hay filología tontodelculense. Es así de injusto.

No se crean. Los periódicos anticatalanistas hacen mucha demagogia con esto y no es para tanto. Es cierto que se ha gastado para esto algunos recursos públicos que, quizá, se podrían haber dedicado a otra cosa más provechosa (cualquier trinque político, por ejemplo), pero, mírenlo por este otro lado: en estos malos tiempos que corren, sobre todo para los filólogos, se ha creado un empleo.

En el fondo, no se diferencia mucho de un Plan E cualquiera: tirar dinero en obra no necesaria para ir saliendo del paso y mañana... El mañana no existe.

Dense cuenta de que había alguien perfectamente inútil en su casa, dando vueltas al Facebook todo el día y jugándose pasta imaginaria al Texas Hold'm, o escribiendo un blog en tontodelculo que nadie leía, y le han dado un curro. Lo han sacado del paro. Mañana volverá, pero después pueden invitar a una delegación argentina o calagurritana o madrileña o, mejor aún, al equipo de fútbol de Alcorcón y, entonces, los tontos del culo necesitarán, de nuevo, los servicios del traductor.

Los catalanes, no. Me estoy refiriendo a los tontos del culo. Porque esto no es cosa de los catalanes. No. Los catalanes son mucho más pragmáticos y austeros que los tontos del culo. Que nadie se confunda. Cataluña no tiene nada que ver con esa pandilla de mentecatos que sí que necesitan traductor, es verdad, porque a los tontos del culo no los entiende ni su madre.

Además, tanta política con el lenguaje no es buena. Hay que buscar el entendimiento entre los pueblos y, para eso, ¿qué mejor que un buen traductor? Imaginen lo que podría pasar sin él. Si la la delegación nicaragüense dijera, por ejemplo:

"En la selva caliente no se agarra un duro y las vemos putas. Ahora que los jóvenes, aunque parezca tonto, lo pasan bien".

Esto, sin un buen traductor... Los catalanes entenderían:

"A la selva calenta no s'agafa un dur i les veiem putes. Ara que els joves, encara que sembli ximple, el passen bé".

Pero los tontos del culo podrían entender:

"Si vas calent agafa un dur i veus de putes. Ara que ets jove, no siguis ximple, disfruta".

Y lo peor es que los tontos del culo enseguida tienen ideas para gastar más dinero público, en otro tipo de servicios públicos, que también podrían gustar a parte de la delegación nicaragüense y, por qué no decirlo, sería como un Plan E, o un Plan P, porque también crearía empleo y riqueza.

El verdadero problema es cuando los tontos del culo, de ser minoría oprimida, pasan a formar la mayoría opresora. Entonces sí, necesitaremos traducción.

X. Bea-Murguía (quien no lo entienda, que busque en google un traductor).

martes, noviembre 10, 2009

He vuelto (aunque algo de mí se ha quedado en México)

No se crean. Me ha costado volver más que nunca. Como si mi cuerpo ya estuviera en mi cama pero mi espíritu, o al menos una parte importante de mí, se hubiera quedado en México. Suena a cursi... No: es cursi, pero no encuentro otra explicación para este trastoque horario que me ha durado cinco noches. He supuesto que esa parte de mí que se quedó en México seguía con el horario transatlántico, porque no ha sido ésta la primera vez que cruzo el charco, pero nunca antes había padecido un insomnio tan prolongado y angustioso.

Ahora ya me he centrado. Ya he vuelto.

He estado pensando en qué parte de mí se ha quedado en México, aunque suene a cursi, le he dado al magín por la noche, en esas horas largas de lectura nocturna, de mirada fija y desesperada en los rojos destellos de la hora del despertador, y creo que lo he averiguado.

Podría ponerme aquí a describir la claridad invisible de las aguas del cenote Chac Mool, donde buceamos Beatriz y yo, que nunca antes tuve tanta sensación de estar colgado en el vacío, la visión oleosa que se producía con la mezcla de sus aguas dulces y saladas, como si estuvieras avanzando por un cuadro impresionista o en un vaso de agua y aceite; podría intentar describir (que, como no lo voy a conseguir, ahí dejo una foto) la belleza de la luz azulada, penetrando en cortina dentro del agua; o el efecto surrealista de la separación de las aguas por causa de sus distintas densidades. Eso es increíble: llegas a la superficie del agua a 14 metros de profundidad.




Pero esto no es lo que me he dejado en México. Esto me lo he traído. Puede resultar cursi, pero yo me he dejado algo allá, en Playa del Carmen.

Podría contarles algo sobre la grandeza de la pirámide de Chichen Itzá o sobre el puto calor que pasamos viendo ruinas mientras decíamos que no cada dos pasos a los chacmooleros o del viaje en coche alquilado por una solitaria autopista méxicana que te mete de cabeza en una selva partida en dos pedazos, sin más paisaje que una interminable hilera de árboles a cada lado del coche. O sobre el baño en el cenote Ik kil o sobre el salto que dio Pepe desde 18 metros al agua (por lo menos).

Pero esto, también me lo he traído.

Les contaría algo sobre el arrecife de coral de Cozumel, donde vi mi primer tiburón (grande), un nodriza de unos tres metros, marrón, dormidico (más mono). Pensé que sentiría miedo cuando viera un tiburón, pero no, no. Fue emoción lo que sentí. Hice sonar el cascabel de Isabel como si estuviera tocando a fuego la campana de la iglesia para llamar a todos los demás.

Pero tampoco es eso, porque esa caricia del mar, que te empuja flotando al capricho de su corriente, como si estuviera ya programada la visita al arrecife y tú fueras simplemente un turista que se deja llevar... Leve, suavemente, delicado como la misma vida submarina... Eso, también me lo he traído conmigo.

Entonces, ¿qué es lo que me he dejado en México? Porque volver he vuelto, pero algo de mí se ha quedado en allá, en Playacar, de ahí mi jetlag de cinco días.

Mi mujer quiere que le dé la razón, pero, ¡no!

No contaba con que, a la llegada a Cancún, iban a escanearme la maleta de nuevo. Yo ya me había olvidado de que llevaba doce latas de aceitunas de contrabando (con anchoa, que quede claro). Abandoné mi maleta a su suerte en el escáner del aeropuerto con la confianza del inocente que no sabe que, sin su consentimiento, se ha convertido en mulero de traficantes. La propia que leía la maquinita salío de detrás de su celosía escopetada:

-- ¡Señor! ¿Qué lleva usted en su maleta?

Yo ni sabía de qué me estaba hablando...

-- ¿Yo? ¿En qué maleta? -porque llevábamos dos, una negra y pequeña con la ropa y una azul grande con más ropa y el equipo de buceo. Inmediatamente, siempre he sido un valiente, acusé a Beatriz, pensando en que la mujer se refería a la maleta del buceo-. ¿Qué has metido en la maleta? El relec, que es ilegal en México.
-- No, señor, en esa negra... Lleva usted unas latas, ¿de qué?

¡Dios! ¡Las aceitunas! ¡Que no pasan! Adiós a mi cruce de culturas, porque llevar aceitunas españolas para maridarlas con tequila debería considerarse una acción de contraste cultural.

-- Son aceitunas (con anchoa) -confesé finalmente, no sin un poco de vergüenza y la propia, con el celo habitual de la seguridad aeroportuaria (cógete el librito de los protocolos de seguridad y aplica el correspondiente a "tráfico ilegal de aceitunas (con anchoa)" si tienes narices) me dejó pasar sin siquiera abrir la maleta.

Así que las aceitunas cumplieron su misión de contraste cultural y, no, tampoco es esa la parte de mí que se ha quedado en México (al menos no en su forma original verde con agujero relleno de anchoa).

Pero el Relec.

Después de un día de cañismo en una playa blanca de aguas turquesa y en el magnífico chiringuito de la piscina, después de comer tostadas, burritos y tortillas con doble picante...

-- ¡Hey, amigo, le prepraro una tostada con doble picante!
-- ¿Pica mucho?
-- No, no es muy picoso, pero pica cuando entra y también cuando sale.
-- Dale.

...al atardecer, cuando el sol tiñe de color tabasco el mar hasta Cozumel, que se diría que los peces nadan en doble picoso, nos sentábamos los amigos en la terraza, mirando a la playa oscurecida, bajo los focos del bar, a echar una partida de cartas. Entonces, Beatriz sacaba el Relec y, a pesar de que nos ungíamos con él hasta los talones para resultar invencibles a la miríada de mosquitos (moscos, que les dicen allí) que cada anochecer entraba en el hotel a su particular bufet libre, nos comían.

Yo no he ido a México a hacer turismo, amigos. Yo he ido a donar sangre. Y ésa es la parte de mí que se ha quedado allá: litros y litros de sangre. Todos los días llovía algo, un poquito, pero el día que jarreó, que nos metimos con la barca, en Cozumel, en el ojo de la tormenta y estábamos empapados hasta los huesos antes de sumergirnos, vinieron sin esperar a su hora vampírica millones de mosquitos, miles de millones de ellos, formando una nube enorme en la que se podía leer:

¿RELEC? JA JA JA JA.

X. Bea-Murguía (¡Pues eso! ¡Que corra la sangre!)

jueves, noviembre 05, 2009

Jetlagueando

Cojón, qué frío hace en España...

No se crean que estoy vagueando. No. En absoluto. Estoy jetlagueando de tal manera que anoche, a las tres de la mañana, estaba con los ojos abiertos como cuencas sin ojo viendo el Poker Stars de Antena 3 Tv, que quién me habría dicho a mí que semejante cosa, un día, iba a despertar mi interés.

Pues lo ha hecho. Un poco.

El puto jetlag que me ha dado duro esta vez. La primera vez que me pasa. Nunca antes había sido así. Será la edad.

Así que no estoy vagueando. Es que el martes, ya miércoles, me acabé de leer "La cuarta mano" de John Irving de tirón, por la noche, porque no había manera y, anoche, por darle una oportunidad más, comencé con Tibor Fischer, de nuevo, "Filosofía a mano armada"...

Hasta las tantas. Hasta las cinco, por lo menos. Confirmo el extremo de que a mi señora, por su parte, el jetlag no le ha afectado nada. Es más fuerte que yo, claramente.

Así que, mientras dure el trastoque horario (palabra mucho más bonita que jetlag), iré trampeando como pueda.

Hoy, fundamentalmente, dos cosas:

Recomendarles el blog de fumadores de puros de Jaime de Juana,

http://historiasycatasdecigarrospuros.blogspot.com/

que está muy bien escrito, con buen criterio e incide en la importancia de la circunstancia para cualquier disfrute. Algo que yo comparto al cien por cien.

En segundo lugar, no quiero dejar de dar las gracias a Juanjo, Íbero, por sus ánimos y por su fidelidad a este blog. Muchas gracias, amigo.

X.Bea-Murguía (a ver si mañana es posible. Si no, el lunes comenzamos).