¿Y tú en qué crees?
Queridos amigos,
ya estoy de vuelta. Tarde, porque uno ya no tiene edad de andar celebrando la pasión, muerte y resurrección hasta las tantísimas sin que el cuerpo le pase factura. No he pegado ojo hoy. La Semana Santa, al menos la que yo conozco, va de eso, ¿no? No tiene nada que ver con la religión, ¿no? Bueno, de eso y de pillar un atascazo en la carretera y de cagarte en la puta madre del que te hace la pirula, de gastar claxon y preguntarse dónde está la Guardia Civil cuando se la necesita (juro que, esta vez, no estaban conmigo).
Antes de nada, les anuncio el nacimiento de mi sobrino Nacho, este tan majete y reguapo que ustedes pueden ver en la foto con mi cuñada Ana. Los Blanco empezamos a ser plaga. Se lo advierto muy seriamente: que un Blanco Urgoiti no le eche el aliento que... ¡Ruah! ...nos multiplicamos por esporas. No digo más. La foto no es muy allá, pero, en fin, háganse cargo de que estuve celebrando la pasión y el amor al prójimo hasta las tantísimas y lanzando vivas a la camarera. Porque la Semana Santa también va de esto.
Me llamó la atención, por enésima vez, un joven creyente que se me acerca a menudo a echarme en cara que yo no crea en la Virgen de su pueblo, que para mí no es más que una preciosa talla de madera policromada (es muy guapa, afirmo), como si eso fuera el mayor de los pecados, y a argumentar que, siendo las fiestas la celebración de la gloria de la Virgen María, no tiene mucho sentido que yo, que no creo en su gloria, participe en las fiestas del pueblo. Esto, que empezó siendo una discusión medio seria hace años, se ha convertido en una especie de tradición a dos. Él me aborda con ese argumento de peso y, después, recuerda al que asiste a la charla teosófica que yo bailé una jota con él al paso de la imagen de Nuestra Señora (quiero decir de Su Señora, claro, que la mía andaba por ahí cerca y aunque se merezca que la saquen en procesión, no es Nuestra).
Sí, amigos, yo bailé una jota. Yo, que soy orgulloso poseedor de dos pies derechos y de un sentido del ritmo atrofiado, bailando una jota... Para verme. Sé que alguno de ustedes habría pagado por asistir a ese momento (esto, dependiendo de la cuantía, se puede arreglar), pero cuando mi ego extiende un cheque... Así que cuando este joven seguidor mariano vino a buscarme para cobrarse el cheque, bailé una jota que me salió, más bien, una ge minúscula, pero si Nuestra Señora perdona con tanta facilidad las blasfemias mayúsculas que se mascullan a su paso entre los vivas a su gloria, no debe mostrar menor compasión, digo yo, por las faltas de ortografía bailando.
No se me va de la cabeza que yo, que es verdad que no creo en la Virgen, que pienso que la ética primitiva cristiana es esencialmente pura y buena, que creo en la Inmaculada Concepción porque mis dos hijos fueron ambos inmaculadamente concebidos, sin revuelo de palomas de por medio, muestro, normalmente, mucho más respeto por la fe de los demás que este joven creyente y que ese mogollón de peña que va a las procesiones a lanzar vivas a una imagen y cagarse en los muertos de la que va detrás o a pelearse porque el paso va demasiado rápido o demasiado despacio o, directamente, a blasfemar. Tengo para mí que no tienen ni idea de si eso es tener fe o qué, que, simplemente, imitan la actitud que han visto en sus padres y que es lo que se hace en su pueblo de toda la vida: "Elí, Elí, ¿lama sabactani?".
Que me parece muy bien, oiga. Pero yo prefiero tomarme una caña con los amigos. Lo encuentro más divertido.
Mi tío el cura (es tío de mi mujer, pero la fuerza de la costumbre), que es un cura cañón, no va a la procesión de su pueblo porque asegura que no es un acto litúrgico ni mucho menos religioso. Que él llega cuando entra la Virgen en la iglesia, dice su misa, bendición e id en paz. Yo estoy con él. La Semana Santa hispánica es un enorme pecado de idolatría y tiene mucho más que ver con las fiestas del pueblo que con la religión.
Así que yo voy a celebrarlo a mi manera, que es lanzando vivas a la gloria de la madre de la camarera con los amigotes, miembros todos ellos de la Cofradía del Macho Machote (una vez que mi señora se ha ido a dormir, claro, porque como se entere se me cae el pelo) en la, como dice la canción, "extraña procesión que discurre por un bar". Dicho todo ello con todo el respeto del mundo para quienes sí sienten ese fervor íntimo, no público, ni gritado, ni cacareado, ni cara a la galería, que es la fe.
X. Bea-Murguía (un auténtico viva la virgen).
ya estoy de vuelta. Tarde, porque uno ya no tiene edad de andar celebrando la pasión, muerte y resurrección hasta las tantísimas sin que el cuerpo le pase factura. No he pegado ojo hoy. La Semana Santa, al menos la que yo conozco, va de eso, ¿no? No tiene nada que ver con la religión, ¿no? Bueno, de eso y de pillar un atascazo en la carretera y de cagarte en la puta madre del que te hace la pirula, de gastar claxon y preguntarse dónde está la Guardia Civil cuando se la necesita (juro que, esta vez, no estaban conmigo).
Antes de nada, les anuncio el nacimiento de mi sobrino Nacho, este tan majete y reguapo que ustedes pueden ver en la foto con mi cuñada Ana. Los Blanco empezamos a ser plaga. Se lo advierto muy seriamente: que un Blanco Urgoiti no le eche el aliento que... ¡Ruah! ...nos multiplicamos por esporas. No digo más. La foto no es muy allá, pero, en fin, háganse cargo de que estuve celebrando la pasión y el amor al prójimo hasta las tantísimas y lanzando vivas a la camarera. Porque la Semana Santa también va de esto.
Me llamó la atención, por enésima vez, un joven creyente que se me acerca a menudo a echarme en cara que yo no crea en la Virgen de su pueblo, que para mí no es más que una preciosa talla de madera policromada (es muy guapa, afirmo), como si eso fuera el mayor de los pecados, y a argumentar que, siendo las fiestas la celebración de la gloria de la Virgen María, no tiene mucho sentido que yo, que no creo en su gloria, participe en las fiestas del pueblo. Esto, que empezó siendo una discusión medio seria hace años, se ha convertido en una especie de tradición a dos. Él me aborda con ese argumento de peso y, después, recuerda al que asiste a la charla teosófica que yo bailé una jota con él al paso de la imagen de Nuestra Señora (quiero decir de Su Señora, claro, que la mía andaba por ahí cerca y aunque se merezca que la saquen en procesión, no es Nuestra).
Sí, amigos, yo bailé una jota. Yo, que soy orgulloso poseedor de dos pies derechos y de un sentido del ritmo atrofiado, bailando una jota... Para verme. Sé que alguno de ustedes habría pagado por asistir a ese momento (esto, dependiendo de la cuantía, se puede arreglar), pero cuando mi ego extiende un cheque... Así que cuando este joven seguidor mariano vino a buscarme para cobrarse el cheque, bailé una jota que me salió, más bien, una ge minúscula, pero si Nuestra Señora perdona con tanta facilidad las blasfemias mayúsculas que se mascullan a su paso entre los vivas a su gloria, no debe mostrar menor compasión, digo yo, por las faltas de ortografía bailando.
No se me va de la cabeza que yo, que es verdad que no creo en la Virgen, que pienso que la ética primitiva cristiana es esencialmente pura y buena, que creo en la Inmaculada Concepción porque mis dos hijos fueron ambos inmaculadamente concebidos, sin revuelo de palomas de por medio, muestro, normalmente, mucho más respeto por la fe de los demás que este joven creyente y que ese mogollón de peña que va a las procesiones a lanzar vivas a una imagen y cagarse en los muertos de la que va detrás o a pelearse porque el paso va demasiado rápido o demasiado despacio o, directamente, a blasfemar. Tengo para mí que no tienen ni idea de si eso es tener fe o qué, que, simplemente, imitan la actitud que han visto en sus padres y que es lo que se hace en su pueblo de toda la vida: "Elí, Elí, ¿lama sabactani?".
Que me parece muy bien, oiga. Pero yo prefiero tomarme una caña con los amigos. Lo encuentro más divertido.
Mi tío el cura (es tío de mi mujer, pero la fuerza de la costumbre), que es un cura cañón, no va a la procesión de su pueblo porque asegura que no es un acto litúrgico ni mucho menos religioso. Que él llega cuando entra la Virgen en la iglesia, dice su misa, bendición e id en paz. Yo estoy con él. La Semana Santa hispánica es un enorme pecado de idolatría y tiene mucho más que ver con las fiestas del pueblo que con la religión.
Así que yo voy a celebrarlo a mi manera, que es lanzando vivas a la gloria de la madre de la camarera con los amigotes, miembros todos ellos de la Cofradía del Macho Machote (una vez que mi señora se ha ido a dormir, claro, porque como se entere se me cae el pelo) en la, como dice la canción, "extraña procesión que discurre por un bar". Dicho todo ello con todo el respeto del mundo para quienes sí sienten ese fervor íntimo, no público, ni gritado, ni cacareado, ni cara a la galería, que es la fe.
X. Bea-Murguía (un auténtico viva la virgen).
Etiquetas: Nacho, religión, Semana Santa
7 Comments:
A mi siempe me ha hecho mucha gracia que la semana santa, celebración recordatorio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, se celebre una semana antes de la pascua, que a su vez se celebra "el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera".
Joder... si eso no es una fiesta de origen pagano de celebración de fin del invierno, yo soy Demis Roussos....
Vale... me parezco... pero no lo soy.
No tengo ningún problema en que los Católicos (ni los miembros de ninguna otra confesión) celebren sus fiestas en las fechas de fiestas previas ya existentes.... pero me parece un poco de morro que encima traten de apropiarse de ellas.
Yo, por mi parte, suelo celebrar el viernes que corresponde con el Viernes Santo enchufándome un corderazo de los buenos en algún pueblo de Segovia, y el 25 de Diciembre celebro una fiesta en honor al dios Mitra sacrificando una cabra y ungiéndome con su sangre.
Si.... que pasa.... voy de rarito y original.... ¿algún problema?
Un saludo
Ya es sabido que los ingleses, cuando hablan de antropología hablan de religión. Y tienen razón, ya que la religión es lo más humano y trascendente que se le ha ocurrido al humanismo en los milenios de comedura de coco, que es la cultura, sobre el futuro de la existencia.
Ya sabemos que el hombre -no los ingleses- tiende a hablar de lo que no tiene, a presumir de lo que le falta y, si viene al caso, de inventarse virtudes que no posee.
YO CREO QUE YA ESTÁ BIEN DE HABLAR DE RELIGIÓN. Hasta los Zapatero boy´s acuden al recurso de hacerlo cuando pretenden desviar la atención de los posibles votantes de los problemas reales. Ni es cosa de creer en la Virgen; la Patrona es un sentimiento doméstico, no un dogma de fe. La figura del que es ateo "gracias a Dios" es una caricatura acertadísima del gran engaño inteectual que es la creencia o no en cualquier tipo de trascendencia. El hombre "siente" la necesidad de la trascendencia, no cree en ella. Creer es la fase racional y temerosa del sentimiento. Por eso san Agustín decía aquello de "ama y haz lo que quieras". Ya te llevará el amor -el sentimiento- por el camino justo.
Me parece que esta actitud puede hacer que desaparezcan tantas excrececias que no nos dejan ver el verdadero meollo de la cuestión: vivir, hacerlo intensamente y prolongar el deseo de vida más allá de la muerte. El resto, caca. Yangtse.
Juan, ¿lo de Mitra lo hacéis con una cabra? Probad con un buey que es mucho más sangriento y luego, con una pizarra caliente, tenéis chuletón. Lo de Demis Rusos, no: tú eres mucho más guapo, dónde va a parar.
Papá, tienes razón, pero es posible creer en la trascendencia o tener esperanza en la continuidad de la vida después de la muerte o llevar una vida acorde con la ética cristiana, sin necesidad de lanzar vivas a la virgen. Esa parafernalia, personalmente, pienso que no tiene nada que ver con la religión.
Besos
Javier
La verdad, cuando el leído el título de "EL regreso de la Pasión" creía que se te había acabado la cuarentena.
A mí de pequeño me enseñaron a no hablar ni de fútbol, ni de política ni de religión, que luego todo se lía y mucho menos si SanChís (patrón de los estornudos) que jugó en el Madrid se presenta por el PSOE en las elecciones de Pisuerga (por lo del río). Así que Amén a todos.
Y Javi, no toques el claxon en el coche que luego Ana aprende a sacar el dedito por la ventanita.
Avisado quedas.
San Frutero.
¿Religión? ¿Quién ha hablado de religión? Esto iba de la Semana Santa, que no es lo mismo.
Y no te preocupes que yo procuro no tocar el pito a nadie y mi hija, de momento, no sabe ni que tiene dedos.
¿Cuándo te sacan en procesión a ti, San Frutero?
Javier
Siento llegar tarde a la charla pero ayer era fiesta por aquí...
Juanito, la Semana Santa se fija en función del calendario lunar judio... qué a saber en función de qué antigua fiesta pagana o lo que sea se fijo en primavera... En realidad, el cristianismo no es más (ni menos) que una herejía del judaísmo.
Besos
Luis
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