En serie (picor de muslo)
Queridos amigos,
supongo que lo que nos ha sucedido en la última semana se podría resumir perfectamente en la boutade, tan graciosa, de Álvaro Muñoz Robledano.
-- Mi padre ha muerto.
-- ¡Joder! ¡Vaya día que llevo! A ti se te muere tu padre, a mí no me pinta el boli...
Pues un poco eso, ¿no? Lo que pasa es que uno lo sobrelleva con optimismo, como casi todo: incluso en aquellos momentos en que pienso que el vaso está ya demasido colmado, a punto de derramarse, el pensamiento positivo hace siempre que quepa una gota más. No es broma: he perdido mi boli. Estoy jodido por esto. Era de publicidad, pero pintaba suave, suave. Escribía como si besara al papel.
Mi padre, gracias a Dios, sigue vivito y coleando y por muchos años. Además, me acaba de regalar las últimas entregas de la Biblioteca Leyes y Letras y estoy entusiasmado: "Técnica del golpe de estado", de Curzio Malaparte, y "Anabasis", de Saint-John Perse.
A saber:
"¡Mi alma está rebosando mentira, como la mar ágil y bravía bajo el tirón de la elocuencia! Estoy cercado por olor potente. Y la duda se alza sobre la realidad de las cosas. Pero si un hombre disfruta de su tristeza, ¡que lo saquen a la luz del día! Y mi consejo es que lo maten, si no
habrá una sedición"
Disculpen la digresión, pero creo que merecía la pena.
En resumen, que la cosa ha estado pero que muy malita, pero uno lo sobrelleva con positivismo de una forma honrosa. Lo que pasa es que el mal siempre acaba brotando, dejando el optimismo en una máscara, un mero camuflaje. El mal rollo brota, como verán.
Les decía que se van a reír, porque la cosa ha sido como sigue: en una semana, amén del brazo de mi mujer, se han ido al carajo la aspiradora, el coche, la cerradura de la puerta, una persiana y mis puros (que me los han robado). Y, por supuesto, el boli, que lo he perdido. Es como si las pequeñas y las grandes desgracias vinieran en serie, en cadena: como si les gustara amontonarse en el debe de las personas, las obligaciones se acumulan de golpe, en manifestación, intentando descentrarnos, que perdamos la serenidad.
Así que he estado un pelín ocupado, atendiendo asuntos importantes de mi mujer, sus sucesivas visitas al traumatólogo, del coche, de Hacienda (sólo la declaración, no vayan a pensar que he tenido problemas), de la casa que, a veces, parece que se va a caer a trozos... Por eso no he podido escribir estos dos días. Aún hoy voy apurado, pero ya se ve el final (optimista que es uno): la persiana me la ha reparado el Pescaílla del Guadiana, que ¡tiene unas aletas! El coche está en el taller, donde va a pasar al menos una semana más, pero, vale, mira, está en garantía y me han dado un coche de sustitución que me soluciona... Ya hay aspiradora nueva (dos)... A mi mujer la operan el día 5 y ya acabamos casi del todo con lo de su brazo roto... Creo que sé dónde se me ha caído el boli porque lo llevé a Hacienda ayer... La cerradura ya está arreglada (y no gracias a Santa Lucía ni al ladrón de cerrajero que me mandó y que nosotros, por nuestra parte, mandamos muy educadamente a tomar por el culo).
Con paciencia y sosiego, sin tirarse de los pelos, es posible disolver la manifestación de pequeños y grandes contratiempos. Ya me imagino que ustedes no han entrado en este blog hoy para ir a misa, pero es que hoy es lo que me sale decir. O no.
Yo no sé lo que les pasa a ustedes, pero la necesidad insatisfecha de catarsis sumado a ser colchón del pesimismo, la tristeza, la negligencia, el latrocinio y la negatividad, siempre con una sonrisa y una palabra de ánimo, siempre con un ramo de flores, me afecta a la piel. Es muy posible (y algo de esto estoy leyendo ahora, totalmente ABSORBIDO por Freud) que gran parte de los males físicos tengan un origen psicológico.
En mi caso, me brota especie de psoriasis extremadamente picante en la cara interior de los muslos que va trepando por la ingle hasta la cintura. Sé que es un mal nervioso y también sé que no debería rascarme porque en parte estoy alimentando mi neurosis, pero es que no puedo evitarlo. ¡Pica de cojones! Lo que pasa es que es engorroso, porque el lugar... Es poco fino. No es como quien se rasca el brazo... Parece otra cosa, una canción de Siniestro Total, pero es en la cara interior del muslo, eso sí, bastante arriba. Tengo que aprovechar cuando nadie mira y... ¡Ay, Dios! ¡Qué alivio tan cerca del aliviadero!
Como no es la primera vez que me pasa, que en situaciones de estrés siempre me rebrota en el mismo sitio, sé cuál es la solución: vacaciones. Creo que voy a ir al médico, con mi diagnóstico, estrés neurótico, para que me de un mes o dos de vacaciones en Canarias, pagadas por la Seguridad Social, claro, porque es una terapia.
A veces se me va la pelota contando cosas en el blog. Espero no haberles aburrido mucho con mis tonterías.
Les he preparado este otro vídeo. Creo que será el último, pero no lo sé. "You've got to hide your love away", una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Los Beatles, Help!.
X. Bea-Murguía (y nunca mejor dicho, Help!)
supongo que lo que nos ha sucedido en la última semana se podría resumir perfectamente en la boutade, tan graciosa, de Álvaro Muñoz Robledano.
-- Mi padre ha muerto.
-- ¡Joder! ¡Vaya día que llevo! A ti se te muere tu padre, a mí no me pinta el boli...
Pues un poco eso, ¿no? Lo que pasa es que uno lo sobrelleva con optimismo, como casi todo: incluso en aquellos momentos en que pienso que el vaso está ya demasido colmado, a punto de derramarse, el pensamiento positivo hace siempre que quepa una gota más. No es broma: he perdido mi boli. Estoy jodido por esto. Era de publicidad, pero pintaba suave, suave. Escribía como si besara al papel.
Mi padre, gracias a Dios, sigue vivito y coleando y por muchos años. Además, me acaba de regalar las últimas entregas de la Biblioteca Leyes y Letras y estoy entusiasmado: "Técnica del golpe de estado", de Curzio Malaparte, y "Anabasis", de Saint-John Perse.
A saber:
"¡Mi alma está rebosando mentira, como la mar ágil y bravía bajo el tirón de la elocuencia! Estoy cercado por olor potente. Y la duda se alza sobre la realidad de las cosas. Pero si un hombre disfruta de su tristeza, ¡que lo saquen a la luz del día! Y mi consejo es que lo maten, si no
habrá una sedición"
Disculpen la digresión, pero creo que merecía la pena.
En resumen, que la cosa ha estado pero que muy malita, pero uno lo sobrelleva con positivismo de una forma honrosa. Lo que pasa es que el mal siempre acaba brotando, dejando el optimismo en una máscara, un mero camuflaje. El mal rollo brota, como verán.
Les decía que se van a reír, porque la cosa ha sido como sigue: en una semana, amén del brazo de mi mujer, se han ido al carajo la aspiradora, el coche, la cerradura de la puerta, una persiana y mis puros (que me los han robado). Y, por supuesto, el boli, que lo he perdido. Es como si las pequeñas y las grandes desgracias vinieran en serie, en cadena: como si les gustara amontonarse en el debe de las personas, las obligaciones se acumulan de golpe, en manifestación, intentando descentrarnos, que perdamos la serenidad.
Así que he estado un pelín ocupado, atendiendo asuntos importantes de mi mujer, sus sucesivas visitas al traumatólogo, del coche, de Hacienda (sólo la declaración, no vayan a pensar que he tenido problemas), de la casa que, a veces, parece que se va a caer a trozos... Por eso no he podido escribir estos dos días. Aún hoy voy apurado, pero ya se ve el final (optimista que es uno): la persiana me la ha reparado el Pescaílla del Guadiana, que ¡tiene unas aletas! El coche está en el taller, donde va a pasar al menos una semana más, pero, vale, mira, está en garantía y me han dado un coche de sustitución que me soluciona... Ya hay aspiradora nueva (dos)... A mi mujer la operan el día 5 y ya acabamos casi del todo con lo de su brazo roto... Creo que sé dónde se me ha caído el boli porque lo llevé a Hacienda ayer... La cerradura ya está arreglada (y no gracias a Santa Lucía ni al ladrón de cerrajero que me mandó y que nosotros, por nuestra parte, mandamos muy educadamente a tomar por el culo).
Con paciencia y sosiego, sin tirarse de los pelos, es posible disolver la manifestación de pequeños y grandes contratiempos. Ya me imagino que ustedes no han entrado en este blog hoy para ir a misa, pero es que hoy es lo que me sale decir. O no.
Yo no sé lo que les pasa a ustedes, pero la necesidad insatisfecha de catarsis sumado a ser colchón del pesimismo, la tristeza, la negligencia, el latrocinio y la negatividad, siempre con una sonrisa y una palabra de ánimo, siempre con un ramo de flores, me afecta a la piel. Es muy posible (y algo de esto estoy leyendo ahora, totalmente ABSORBIDO por Freud) que gran parte de los males físicos tengan un origen psicológico.
En mi caso, me brota especie de psoriasis extremadamente picante en la cara interior de los muslos que va trepando por la ingle hasta la cintura. Sé que es un mal nervioso y también sé que no debería rascarme porque en parte estoy alimentando mi neurosis, pero es que no puedo evitarlo. ¡Pica de cojones! Lo que pasa es que es engorroso, porque el lugar... Es poco fino. No es como quien se rasca el brazo... Parece otra cosa, una canción de Siniestro Total, pero es en la cara interior del muslo, eso sí, bastante arriba. Tengo que aprovechar cuando nadie mira y... ¡Ay, Dios! ¡Qué alivio tan cerca del aliviadero!
Como no es la primera vez que me pasa, que en situaciones de estrés siempre me rebrota en el mismo sitio, sé cuál es la solución: vacaciones. Creo que voy a ir al médico, con mi diagnóstico, estrés neurótico, para que me de un mes o dos de vacaciones en Canarias, pagadas por la Seguridad Social, claro, porque es una terapia.
A veces se me va la pelota contando cosas en el blog. Espero no haberles aburrido mucho con mis tonterías.
Les he preparado este otro vídeo. Creo que será el último, pero no lo sé. "You've got to hide your love away", una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Los Beatles, Help!.
X. Bea-Murguía (y nunca mejor dicho, Help!)
Etiquetas: Alvaro Muñoz Robledano, Blanco Vila, Fotografía, Literatura, Saint-John Perse
4 Comments:
Además de que escribes como los mejores... qué coño, si es que eres uno de los mejores, vas y encabezas la entrada con una fotografía de Saint-John Perse.
Cuando quieras, te curo la psoriasis a lengüetazos y la neurosis a golpe de tequila.
Tuyo hasta las calandracas
Fdo: Henry "Teruel" Jones, en busca de la provincia perdida, el bareto maldito, el último "cruzaíto", y el reino de la prótesis de metacrilato...
Y lo que haga falta.
Ya sabía yo, Don Henry, que le iba a gustar. Si soy, o no, uno de los mejores sólo es porque he conseguido hacerme amigo de los mejores.
Lo del lengüetazo, no se me ofenda, lo dejamos para una escena de cine gore.
Igualmente suyo,
Javier
Aquí elpescailla, hasta los oo tambien, pero que no y que no.
El amigo Paco Vidaña,(La Gangosa,Almería) artillero para demoler roca, puuuu, borracho y amigo de sus amigos decia y seguirá diciendo "Venga Pedro, a poquillo a poco y echando las asauras por la boca"
En la misma costa y un poco más arriba, en el pueblecico(Carboneras, según los almerienses da mal fario el decir el nombre)un sabio pescador dice "La vida son raticos" pues ea compadre, a raticos y gasta en vino.
El Pescailla del Guadiana, en predepresión.
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