lunes, septiembre 11, 2006

Amores de verano


Queridos amigos:

el sábado por la mañana, ejercí de padre divorciado (seguro que más de uno y más de dos lo pensaron) y me llevé a mi niño al Faunia al pase de prensa de una película supuestamente infantil pero que, sin embargo, encierra un mensaje que, como mínimo, se puede calificar de dudoso. Ya sé que Walt Disney es el autor de máximas inolvidables y buenrollistas, de corte Torrebruno, como "La belleza está en el interior" o "Pluto, Pluto, suéltale los huevos al cartero", pero creo, sinceramente que con esta peli, que además es una secuela, se les ha ido un poquito la mano.

Podríamos decir que la temática general de la historia es "El amor te encuentra" o, más bien, tirando de acervo, "Siempre hay un roto para un descosido", con el clásico romance vacacional: chico conoce chica, chica conoce chico, chica rompe el hielo (literalmente) y casi muere ahogada en río profundo y congelado (la cosa acontece en la tundra en la Edad del Hielo), pero chico rescata dando paso a la subsiguiente escena de sexo adolescente, inconcluso y sucinto (recordemos que es una de Disney) alrededor del fuego, con pintada de amor eterno en la pared de la cueva, "Manolito X Sebastiana" en petroglifo neardental. Pero, ¡ay!, las vacaciones se acaban, el chico le regala un amuleto en plan "No me olvides" y la chica se las pira con su padre a su poblado en un cayuco biplaza. Sin embargo, ese amor estacional permanecerá siempre. Seguro que casi todos ustedes han vivido una historia parecida que les ha dejado marcados y que, ahora mismo, en este preciso instante, se están acordando de ese frotón final que se pegaron en una playa una noche de verano justo antes de montar en el coche en dirección al atasco y a la rutina.

El amor de nuestros protagonistas queda suspendido, pero latente e inmune al paso del tiempo, con un toque de amorío chungo y de imposible materialización, porque en el desarrollo del chico de la pubertad a la madurez, resulta que se convierte en oso. Y aquí comienza el meollo. Muchos de nosotros hemos seguido esa misma evolución. Éramos púberes que emitíamos gallitos, con pelusa de recadista bajo nuestras narices y miembros de la peña mis primeros pelos y, de golpe y porrazo, sacamos una voz profunda como gruñidos, ganamos veinte kilos y vimos nuestros cuerpos superpoblados de pelos. Ya se sabe que "Entre el hombre y el oso..."

Pero la dificultad del amor de nuestros protagonistas es contra natura cien por cien, porque él se ha convertido en un oso de verdad, así que ella decide casarse con otro menda con cara de lelo, el típico cachas curtido en el gimnasio después de horas de contorsiones y ejercicios gilipollescos. Sin embargo, en plena ceremonia, en la parte de "Si alguien tiene algo que decir que hable ahora o calle para siempre", un rayo parte la tierra en dos y los separa, con lo que la buena gente del pueblo se teme que los espíritus no están de acuerdo con el enlace. Consultada la meiga esquimal, parece que antes de casarse con Hulk, la chica tiene que romper el vínculo que le une con el chico-oso.

Así que, ni corta ni perezosa, la chica se adentra por esos bosques espesos de Dios, llenos de peligros. ¡Qué realismo, amigos y amigas! ¡Hay que ver lo que es capaz de hacer una mujer con tal de casarse! Jugarse el pellejo en busca de un chico-oso, ese amor de pubertad; encontrarlo con riesgo de ser devorada como Favila y no sólo entenderse con él, sino convencerlo para que le acompañe a la cueva del petroglifo a quemar el amuleto de marras. El ansia matrimonial femenino le lleva, además, a trepar enormes pinos, a esquivar aludes y desplomes de cuevas, a cruzar profundos ríos superando viejos traumas e hidrofobias de juventud... ¡TODO POR CASARSE! Mucho ojo, amigos machotes, que la peli nos viene a decir que cuando a ella se le mete la idea del matrimonio en la cabeza, se pueden dar por jod... casados. Pero resulta que después de unas cuantas cabriolas y sobresaltos por la naturaleza, en plan mi oso y yo, el amor renace y, amigos y amigas, la Disney traspasa todas las fronteras de lo imaginable presentando a nuestros hijos un romance zoófilo cien por cien. Lo peor es la frase que le suelta el padre de la chica, que es la aceptación que todo pervertido espera de sus progenitores: "Si esto es lo que te hace feliz, adelante que yo te apoyo". ¿Qué educación le estamos dando a nuestros hijos?

Una colleja a tiempo... Joder, que estamos hablando de un amor entre una mujer y un oso, no es que el futuro yerno sea medio punky o pastillero o abogado. Es que es un puto oso.

Al final, en una pirueta efectista en la que el respetable suelta la manida frase: "¡Anda ya! ¡Qué fantasmada!", ella tiene un capítulo de transexualidad evidente y los espíritus, o un buen equipo de cirujanos, la convierten en osa y, venga, a retozar por los matojos: amor zoofílico y transexual con bendición paterna. Con dos cojones, Walt. Con dos cojones. Luego se meten con Sin Chan porque enseña el culo o con Tom y Jerry porque fuman.

¡Ah! La película era "Hermano oso 2", es decir, que para más abundamiento... ¡Eran hermanos! Walt, tronco, eres un depravado.

X. Bea-Murguía (Con Franco esto no pasaba).

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Maaaaaadrecita lo que puede dar de si una película infantil. Cómo se nota que no te cuadran ni los horarios ni la temática de Alatriste, macho. Dos folios de "Hermano oso", un lunes a primera hora de la mañana, me han dejado sin palabras.

Ya estoy de vuelta. Besos a los dos.

11 septiembre, 2006 11:06  
Anonymous Anónimo said...

Yo todavía tango pelusa de recadista bajo la nariz y no he ganado 20 kilos aunque si veinte años alguna cana.
joder menos mal que no tengo niños y no me tengo que tragar hermano oso.
Y me llaman depravado porque tengo en mi colección "el potro se desboca" o "la venganza dela Veneno".

11 septiembre, 2006 13:49  
Blogger Martha said...

Lo que da de sí una peli infantil!! Madrecitaaa querida! Por favor, cuando veas Pocahontas, nos cuentas, aunque tendrás que hacerlo en varios capitulos, no? Me quedo con lo de "ejercer de padre divorciado" espero que mi amiga, que pasa gran parte del día con su hijo, no diga ejerzo de madre divorciada... con franco esto pasaria, pero ahora no tiene porqué; estas letras sólo porque me sobran cinco minutos para poder escribiros. muac

11 septiembre, 2006 15:04  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

A ver que todo hay que explicaaaarlo!!!!

Cuando digo que ejerzo de padre divorciado es por la tendencia que tiene el general de las personas, que cuando ve a un padre sólo con su hijo en fin de semana piensa que es la custodia compartida y que le toca (aplíquese al McDonalds, al cine y a muchas otras actividades de esparcimiento findesemanero, excepto al fútbol).

No era, en absoluto, un reproche a tu amiga.

Quede claro.

Más besos

Javier

11 septiembre, 2006 15:33  

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