martes, septiembre 26, 2006

Póntelo, pónselo


Queridos amigos:

quiero manifestar mi total acuerdo con que se imparta un cierto nivel de educación sexual en los colegios, por supuesto a partir de esa edad en la que se deja de creer en la cigüeña y se empieza a mirar al sexo opuesto con otros ojos. Ya lo decían Les Luthiers (observen que cito de manera explícita para que todo el mundo pueda ver la diferencia entre plagio e intertextualidad): "A los chicos hay que decirles siempre la verdad, como la consabida pregunta de dónde vienen los bebes... Mira, nene, como papá y mamá se quieren mucho, papá le regaló a mamá una semillita que él tenía y esa semillita germinó y creció y, después de nueve meses, se convirtió en un hermoso repollo donde te dejó la cigüeña que te trajo de París". ¡Qué razón tienen! A los niños hay que decirles siempre la verdad.

Cuando se llega a esa edad peligrosilla en la que los primeros pelos hacen su aparición, como si fueran el anuncio de la edad adulta, como si con ellos surgieran de pronto todos los problemas y preocupaciones de la vida (y pensar que yo me alegré cuando vi florecer mi primera pelusilla), es necesario y muy saludable explicar, dar detalles, contar con pelos y señales... Bueno... En fin... Más pelos que señales, tampoco hace falta pasarse, que ya tendrán tiempo de aprender lo que es el sadomasoquismo y el bondage... Pero, sobre todo, un aspecto fundamental de la educación sexual que es la anti y la contraconcepción. Más allá de ajustadas fajas morales, creo que no es malo porque, evidentemente, se abre la puerta a la práctica de una sexualidad bien informada, más responsable y casi adulta. En definitiva, acabar con falsos mitos y falacias que tanto daño han hecho a la sexualidad de nuestros jóvenes. La doble moral que practican algunos ha osado negar verdades cotejadas, empíricamente comprobadas, como que una mujer puede, efectivamente, quedarse embarazada si se da un baño en una piscina pública. Esto es una verdad como un templo. Apréndanlo y, llegado el caso, crean a sus hijas en un futuro. También es cierto, y esas mentes estrechas no pueden rebatirlo con juicios ni razones lógicos, que si la mujer se pone encima no hace falta preservativo... ¡Por Dios! ¿Cómo van a ser capaces los espermatozoides de subir hasta el óvulo? ¿Acaso las mujeres tienen un ascensor en la matriz? Pues no.

Siempre he pensado que una de las principales diferencias entre el adulto y el inmaduro es que uno, cuando se va haciendo mayor, reflexiona sobre las consecuencias de sus actos y de eso, precisamente, tiene que ir la educación sexual, de servir para prevenir enfermedades, por supuesto, pero, sobre todo, de evitar embarazos no deseados. Es preceptivo explicar a nuestros jóvenes asuntos tan importantes como el uso adecuado de los preservativos. Normas básicas como asegurarse de que no hay nadie en la farmacia en el momento de comprarlo y, si hay gente, pesarse y medirse silbando, tomarse la tensión sin prisas, echar un vistazo a las cremas hidratantes y a los potitos y, como último recurso, comprar Juanolas y volver otro día. Como este cometido, normalmente, lo hacen los chicos, es muy aconsejable enterarse bien de si el padre o la madre de la afortunada es farmaceútico/a, lo que evita engorrosas explicaciones a la hora de la cena en casa de la novia.

Finalmente, hay que usarlo. No es suficiente con llevarlo en el bolsillo. Jovencito, jovencita, ¡piensa en las consecuencias! Ella se puede quedar embarazada antes de tiempo y eso os va a joder la vida, nadie está preparado para la paternidad inesperada, mucho menos un menor, y después vienen las prisas. Piénsalo bien. Las consecuencias de un embarazo antes de tiempo son jodidas. A saber: tienen que ponerse de acuerdo Zapatero y Rajoy, que ya es jodido, tienen que aprobar una Ley Orgánica para una reforma constitucional, tienen que disolver las Cortes, tienen que convocar un referendum y elecciones generales... Y todo eso en ocho meses... ¡ES IMPOSIBLE! Estamos todos deseando que sea niña, no vayamos a poner un punto más de polémica absurda a la monarquía.

¿Veis amiguitos lo que nos podríamos haber ahorrado y lo importante que es ponerse un condón? Pues hay gente a la que aún, en pleno siglo XXI, esto no le ha entrado en la cabeza. ¡Hala! Como tenemos poco lío, otro cacito más de arroz. Esperemos que sea niña, pero, ¡mucho ojo! Felipe, Letizia, ya que vuestra falta de previsión nos va a meter de lleno en un follón sucesorio, cuidadito con el nombre que elegía para la criatura. Si es niña, ni de coña se os ocurra llamarla Isabel. Os recuerdo que las dos primeras montaron su guerrita particular para llegar al trono. Un poquito de memoria histórica, ¿os suena Juana la Beltraneja? ¿Habéis oído alguna vez mentar los cojones del caballo de Espartero?. Pero, sobre todo, si resulta ser niño, Carlos no es una opción (mucho menos Carlos María Isidro, que sería ya de un gusto pésimo). Que se lo curren un poco Jaime Peñafiel y los legitimistas, que sea chungo, algo así como las Guerras Eufemianistas, que sea tan difícil de pronunciar que lleguen a la conclusión de que no merece la pena ni decirlo.

X. Bea-Murguía (Enhorabuena... Supongo)

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El tema es peliagudo,pero en definitiva hay que tocar pelo.Tengo un cierto feeling conspirativo en todo esto,(el uso de preservativos) de lo que pienso publicar una entrada.

26 septiembre, 2006 13:20  

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