Tan Tántalo
Queridos amigos:
no es que este año no me quiera marchar, es que encuentro consuelo en el blog para éstas que están siendo mis horas más tristes. ¿Por qué?
Estoy en Galicia, lo que, en principio, no es triste a no ser que, como me pasa a mí, esté en plan Tántalo, como si yo hubiera robado el néctar y la ambrosía a los dioses (sólo fue una ensalada del Rodilla y juro que la pagué) y por castigo me hubieran encadenado aquí, en el paraíso de Falstaff, donde en tantas otras ocasiones me he puesto gorrino a comer, a presenciar cómo desfilan los platos llenos, cómo me agreden con su delicioso aroma, sin poder tocarlos.
Me paso el día salivando como un perro. Mi historial de Pantagruel, la memoria de lo comido y este campo de cruces que es la dieta estricta, me empujan a huir del refectorio y refugiarme, como tantas otras veces, en el blog a buscar consuelo... Pegado al muro mi caminar... Unas caricias en el lomo... Un recuerdo de mis amigos...
Fue el martes, con el calor que hizo en Madrid, fui al Rodilla, donde mantengo un affair que un día contaré, y como andaba flojo de apetito, que la canícula me arranca, compré una ensalada. ¡Cosa más sana que la ensalada! ¿No? ¡Pues no! La ensalada es una puta mierda. Recita David Torres un entimema lógico que siempre me tomo a coña pero que es cierto: el buey come hierba; yo como buey; luego, yo como hierba (a través del buey). Creo que voy a tener que hacer caso a David más veces.
El miércoles estaba en la cama con fiebre y una descomposición de las de no estornudar muy fuerte por si acaso. El esfínter se me había sublevado. "¿Ves?", me decía, como si a mi esfínter se le hubiera puesto carita de David Torres, "por comer verde, capullo".
no es que este año no me quiera marchar, es que encuentro consuelo en el blog para éstas que están siendo mis horas más tristes. ¿Por qué?
Estoy en Galicia, lo que, en principio, no es triste a no ser que, como me pasa a mí, esté en plan Tántalo, como si yo hubiera robado el néctar y la ambrosía a los dioses (sólo fue una ensalada del Rodilla y juro que la pagué) y por castigo me hubieran encadenado aquí, en el paraíso de Falstaff, donde en tantas otras ocasiones me he puesto gorrino a comer, a presenciar cómo desfilan los platos llenos, cómo me agreden con su delicioso aroma, sin poder tocarlos.
Me paso el día salivando como un perro. Mi historial de Pantagruel, la memoria de lo comido y este campo de cruces que es la dieta estricta, me empujan a huir del refectorio y refugiarme, como tantas otras veces, en el blog a buscar consuelo... Pegado al muro mi caminar... Unas caricias en el lomo... Un recuerdo de mis amigos...
Fue el martes, con el calor que hizo en Madrid, fui al Rodilla, donde mantengo un affair que un día contaré, y como andaba flojo de apetito, que la canícula me arranca, compré una ensalada. ¡Cosa más sana que la ensalada! ¿No? ¡Pues no! La ensalada es una puta mierda. Recita David Torres un entimema lógico que siempre me tomo a coña pero que es cierto: el buey come hierba; yo como buey; luego, yo como hierba (a través del buey). Creo que voy a tener que hacer caso a David más veces.
El miércoles estaba en la cama con fiebre y una descomposición de las de no estornudar muy fuerte por si acaso. El esfínter se me había sublevado. "¿Ves?", me decía, como si a mi esfínter se le hubiera puesto carita de David Torres, "por comer verde, capullo".
- Si el martes -pensaba entre esfuerzos y lamentos- me hubiera ido al McDonalds, esto no me habría pasado.
Mi mujer me dice que, después de cuatro días de Pasión según Santo Ano, se me está quedando un tipín de lo más mono, pero esto no es consuelo para mí: yo quiero estar gordo, me ha costado mi dinero, mi trabajo, tantas horas masticando carnaza malgastadas por una puta ensalada me causan una desazón, unas ganas de dejarlo, como si todo el esfuerzo fuera vano, como si el fuego me hubiera arrasado la cosecha o hubiera quemado mi casa con toda una vida y enseres dentro. Yo quiero estar gordo y jamar lo que estáis jamando vosotros. ¡Qué coño!
Y, ahora, tan Tántalo, en Galicia. Tendrían que ver ustedes los mejillones que presiden hoy la mesa: parecen las uñas de Polifemo, son grandes como el cerebro del mar entero; hay una empanada que cruje, la muy cabrona, sólo con mirarla; unas nécoras regordetas que se me sonríen en venganza de sus compañeras caídas otros años...
Y yo... Pechuguita de pollo. Sin patatas.
Y agüita fresca.
Así que me he venido a contárselo, por si en ustedes hallo consuelo. No lo creo. A estas horas, estarán ustedes poniéndose cerdos en sus respectivos lugares de vacación. El blog será hoy un desierto, claro, y este es mi clamor en él. En el prospecto del "Fortasec" (tan bueno contra la diarrea que debería llamarse "Cortasec"), no hay ninguna indicación para la tristeza que produce el vacío estomacal. Ésta, amigos, sólo se cura estando sano en Galicia.
Ya llegará mi hora, ya.
Besos y abrazos para todos
Javier
Mi mujer me dice que, después de cuatro días de Pasión según Santo Ano, se me está quedando un tipín de lo más mono, pero esto no es consuelo para mí: yo quiero estar gordo, me ha costado mi dinero, mi trabajo, tantas horas masticando carnaza malgastadas por una puta ensalada me causan una desazón, unas ganas de dejarlo, como si todo el esfuerzo fuera vano, como si el fuego me hubiera arrasado la cosecha o hubiera quemado mi casa con toda una vida y enseres dentro. Yo quiero estar gordo y jamar lo que estáis jamando vosotros. ¡Qué coño!
Y, ahora, tan Tántalo, en Galicia. Tendrían que ver ustedes los mejillones que presiden hoy la mesa: parecen las uñas de Polifemo, son grandes como el cerebro del mar entero; hay una empanada que cruje, la muy cabrona, sólo con mirarla; unas nécoras regordetas que se me sonríen en venganza de sus compañeras caídas otros años...
Y yo... Pechuguita de pollo. Sin patatas.
Y agüita fresca.
Así que me he venido a contárselo, por si en ustedes hallo consuelo. No lo creo. A estas horas, estarán ustedes poniéndose cerdos en sus respectivos lugares de vacación. El blog será hoy un desierto, claro, y este es mi clamor en él. En el prospecto del "Fortasec" (tan bueno contra la diarrea que debería llamarse "Cortasec"), no hay ninguna indicación para la tristeza que produce el vacío estomacal. Ésta, amigos, sólo se cura estando sano en Galicia.
Ya llegará mi hora, ya.
Besos y abrazos para todos
Javier
Etiquetas: David Torres, Galicia, Tántalo
3 Comments:
Pero ¿cómo se te ocurre ponerte a dieta en vacaciones de verano?
A mi me han cebado a base de bien en la zona del Barco de Ávila y no precisamente con judías. De vuelta a Madrid lo único que quiero comer son frutas y verduras porque no quepo en mí (ropa) de gozo (y de lomo, jamón de Guijuelo, queso, patatas rebullías, empanadas de carne, morcillas, etc.).
Verano dietético lo llaman.
¡JA!
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