viernes, febrero 01, 2008

Que veo: "El mundo en portada"


Queridos amigos,

ante todo, hoy es el cumpleaños de mi hermano Luis, 37 faros ya, así que procedan a felicitarle al hombre y a darle aliento, que últimamente anda corriendo de un lado a otro, más ocupado que el baño de un prostático. Muchas felicidades, Lutxo. Besos.

Aunque de sobra saben que soy ceporro y me voy a la cama con Casimiro (o sin ella), la mayor parte de los días, cuando ya he repartido la morfina entre la tropilla y estoy tranquilo, me gusta ver "El mundo en portada", programa que mucho les recomiendo, en Veo TV (la tele de "El Mundo") que lleva con impresionante buena mano mi amigo Rafael Martínez Simancas.

Es un completo repaso a la actualidad del día, aderezado con una tertulia ecuánime, variada y llena de opiniones de todos los colores, que Rafa administra a la perfección apagando cualquier conato de discurso encendido: retira y distribuye la palabra como un croupier del debate. Lo hace francamente bien. Eso sin contar el mohín presumidote que lanza cuando da paso a la publicidad. Es bueno Rafa y, además, da bien en cámara. Un punto más para "El Mundo".

El programa es de lunes a viernes, a partir de las 22.00 horas, en Veo Tv. Yo procuro verlo, aunque confieso que, en ocasiones, el cansancio me puede (madrugo mucho) y sucumbo para, después, despertarme hecho una madeja ora con el impresionante anuncio del Jes Extender, aparato de tortura medieval que, aplicado al pene, te convierte la panetela en una julieta nº2 (lo alarga y engorda), ora con un culebrón sudamericano que es igual de malo que el resto de su clase, oígame Luis Alfredo, pero en este sobreactúan de mala manera haciendo como que follan con musiquilla de ascensor de fondo, ella desnuda y en éxtasis, él con los calcetines puestos. Es precioso. En ese momento, aturdido, pensando que no debe de haber nada en el mundo más doloroso que un éxtasis orgásmico ininterrumpido durante más de media hora, sin más sensibilidad en el cuerpo que para el dolor de espalda, me voy al colecho.

La semana pasada, o hace dos, el programa parecía una extensión de H.Wells & X.Bea-Murguía: Rafa, David Torres, Antonio Miguel Carmona y, cuando entra la sección en la que se habla de tráfico, me aparece un total del Frutero hablando (demostrando que es capaz de hacerlo en serio) de algo que no era la II Guerra Mundial. Me descojoné de risa. Es bueno el Frutero. Muy bueno. Un besamanos para él.

Casualidad, o no, comí con Rafa, Torres y Carmona al día siguiente. Nos fumamos un Ramón Allones Specially Selected que estaba delicioso y, con mucho cariño, les señalé que, según mi modesta forma de verlo, en un plató de televisión uno no puede repanchingarse en el sillón ni cruzar las piernas si se llevan puestas unas botas de monte y unos calcetines de ascender al Nanga Parbat, porque la gente no le toma en serio por muy sesudas y bien fundamentadas que sean las opiniones de uno. Y no es que yo sea el gran Gatsby, ni mucho menos, pero hay ocasiones en las que hay obligación de esmerarse en el aspecto y la forma de vestir para que ese envoltorio, y es así por desgracia, dote de mayor solidez a las opiniones y a la mucha ciencia que atesoran mis amigos.

Me dieron la razón. Claro. La tengo. El hábito, para los demás, sí hace al fraile.

Nada más reincorporarme al trabajo del permiso de paternidad, aparecí un miércoles en mi trabajo con pantalones holgados de pernera recogida, camiseta amarilla de frikie del buceo, jersey pelotillero de cremallera, calcetines de rayas naranjas y azules y esas zapatillas negras que todo el que me conoce cree que son las únicas que tengo, porque voy tan cómodo con ellas que no me pongo otra cosa.

-- Vamos -me dijo mi jefe.
-- ¿Adónde? -pregunté en fuera de juego.
-- Tenemos una reunión.
-- Joder -pensé.

Reunión al más alto nivel que no estaba apuntada en mi PDA y, por tanto, no existía.

-- No te preocupes por tus pintas -me tranquilizó-. Pareces un creativo guarrete de una agencia de publicidad. Hasta nos viene bien.

Iba disfrazado de pordiosero para pedir en la puerta de la Iglesia y me sentí incómodo, sojuzgado, toda la reunión, como si hubiera acudido a ella vestido o, lo que es peor, como si se me hubieran caído los pantalones evidenciando mi Jes Extender recién estrenado. Entiéndanme: a mí me importa tres narices cómo vista la peña, pero sé que a aquellos yuppies del marketing, del target y del product management assistant deputy con los que me reuní no piensan igual que yo.
Usted ¿con qué atuendo va al curro? ¿Cree que es importante o no? ¿Cómo se sentiría si fuera, por ejemplo, con jersey a una cena de trabajo y resultara que todos los demás van encorbatados? Hagamos terapia de grupo.
X. Bea-Murguía (tenía un par de anécdotas que contar, pero me las dejaré para otro día).

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8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo te contaria de reuniones con gente con chaqueta de chandal,incluso de un conocido director financiero de Boeing Europa vestido con kilt.Si es que en el sur la gente esta pasada de moda.

Felicidades a Luis.

01 febrero, 2008 10:11  
Anonymous Anónimo said...

Me recuerda a mi cita en la cumbre un viernes si esperanzas, vaqueros rotos, converse all star y sudadera( con dibujos de calaveras), el pelo recogido con un boli y me llaman a un despacho donde me encuentro a los 3 directores de mi empresa!! En fin propuesta laboral , y comentario de mi IA " Lo bueno de esta empresa es que no miran mucho la imagen" ( gracias cielo, yo tambien te quiero-pensé-)
I.G.

01 febrero, 2008 10:52  
Anonymous Anónimo said...

De esas me he comido miles, cuando no me avisan que tengo algo de Casa Real y aparezco en el acto con vaqueros... me caen unas broncas de los de prensa... sientes que todo el mundo te mira, que eres la más mala del lugar... pero luego me echo unas risas con los de seguridad y con los foteros, que siempre me dicen: "desde luego, eres a la que mejor le sientan los vaqueros de toda la sala" (claro, soy la única que los llevo)

Besos, Ux

01 febrero, 2008 11:02  
Anonymous Anónimo said...

Felicidades Luís!!
Con la ropa para venir a trabajar, tengo mi teoría.
Cuando empecé a trabajar akí, siempre venia con traje, siempre.
Al cabo de un año, algún viernes empecé a descolgarme con los vaqueros, pero con “vaqueros bien puestos” que lo llamo yo, es decir vaqueros oscuros, camisa y tacón.
Pasados los años, y van casi nueve que llevo akí, caen los “vaqueros bien puestos” muy a menudo y en realidad, cae lo que pillo, vamos con lo que más a gusto voy y que normalmente no es traje…me da igual y mi teoría de ponerme traje, poco, muy poco, es que a mi jefe le mola como visto, porque cada vez me paga más.
Hoy, llevo pintas de viaje y pueblo…. Creo que a nadie le importa, porque soy la mejor en mi trabajo, y eso si que importa.
No tengo abuela (más quisiera yo!!)
Martha

01 febrero, 2008 11:36  
Anonymous Anónimo said...

Os voy a contar una curiosa anécdota:

Yo me dedico al mundo de la tecnología, así que, en principio, me está permitido socialmente ir en monopatín con los pantalones por las rodillas, y el pelo teñido de naranja.

No obstante, trabajo en una sesuda multinacional de imagen gris y seria, en la que hace unas décadas, cuando entrabas, te daban la tarjeta del sastre al que tenías que ir a hacer el traje. Podías elegir entre dos colores, gris o azul, creo.....

La anécdota no me ocurrió a mí, sino a un compañero mío que no ha venido con traje al curro ni un solo día.

Un cliente tenía un complicado problema con un sistema que le habíamos montado, y ya había pasado por allí todo el batallón de perfectos inútiles: vendedores, marketing, recién subcontratados sin formación en el tema, de todo....

Así que mandan a mi amigo que, fiel a su espíritu, se presenta en el cliente en vaqueros, camiseta y playeras. Nada más verle, sin intercambiar una palabra, el tipo del cliente afirma ufano:

¡¡ COÑO !! Por fin me habeis traído al que sabe.....

Desde ese momento me agarro a esta anécdota para no ponerme traje más que en las bodas.... y porque no me gusta dar la nota.

Cada vez que algún tontodelculo me dice algo sobre mi vestuario, le cuento la anécdota, y añado:

"Es que yo no necesito llevar traje para que los clientes me respeten".

Y que se lo tomen como quieran.....

01 febrero, 2008 12:27  
Blogger murga said...

Totalmente de acuerdo con John Peter.

Además, es que no hay nada mejor que ver a un mujer con traje realizando una presentación a un cliente diciendo barbaridades y a otro con vaqueros y camiseta con la leyenda de "Bukkake anyone" contestando a las preguntas que los clientes tienen (dudas que les surgen de la mala presentación de la primera).

Lo mejor es cuando le preguntan al segundo qué es eso del bukkake, y al contestar de nuevo con la evasiva "es comida japonesa" me quieren invitar a comer a un restaurante nipón.

Por supuesto siempre declino la oferta.

Aaaaaaaaaaaaaaadiós.

PD: Mañana Mojarras, no se olviden.

01 febrero, 2008 12:54  
Anonymous Anónimo said...

¿Los malditos mojarras?
¿Dónde? ¿Dónde?
¿Vendrán Pa y Ma?


Josquin Lucky Strique

01 febrero, 2008 13:21  
Blogger oakleyses said...

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05 noviembre, 2015 02:31  

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