jueves, enero 12, 2006

La Empresa Moderna y los adictos al trabajo

Chusma indecente:

Hoy un poco de humor oficinista.

El lugar de trabajo hoy denominado Empresa puede considerarse ya en el Siglo XXI “El Circo” por el número ingente de payasos que abundan. A parte del orbe de Tonettis, Abrazatortas y Fofós, abunda una especie payasos de todos conocida: el denominado adicto al trabajo .La adicción al trabajo es una de las enfermedades de nuestro tiempo, no debemos ofender a ningún caso a esos gilipuertas que se tiran doce horas seguidas delante del PC intentando vender la mejor oferta o a submarinistas que bajaron a arreglar una tubería y no volvieron por tan perniciosa adicción.

Curiosamente el “establishment” no habla, no comenta nada de esta enfermedad psíquica de nuestro tiempo, el “establishment”, que vela por nuestra seguridad, si habla de caniches asesinos, de no hacer rallyes con motos de agua en primera línea de playa, de apuntarse a las fuerzas armadas porque luego te queda una pensión de invalidez del 9% de movilidad muy chula.

El adicto está sólo, en ocasiones a las tres de la mañana una pareja de la Guardia Civil acude al Circo y le comenta que su mujer le ha puesto una denuncia por abandono de familia y él únicamente responde que: “Ahora les atiendo, que acabo unos informes”.
El adicto al trabajo no es consciente de la productividad de coña que se vive en esta España mía esta España nuestra, para los más de ciencias les comento sin entrar en debates que la productividad mide unidades obtenidas por horas trabajadas por hombre, en ello influyen factores como adelantos tecnológicos etc... .Pues a pesar de tanto adicto al trabajo, España anda en los niveles más bajos de productividad de toda la UE.


En definitiva el problema se plantea cuando un adicto al trabajo realiza un “Brown dispatching” en castellano puro “Endose de marrón” a uno que es normal o incluso tirando a vago, yo no me considero en ninguno de esos casos, mucho peor aún, me considero consultor que en otra época sería como vendedor de crece pelo.En ese caso se da el denominado efecto pasillo o efecto escalera, en Sudamérica paradigma de la civilización el efecto “Me emborracho y le doy tremenda balasera”, que consiste en hablar con otro payaso del Circo, todos somos payasos no se asusten,diferente es que tengamos más o menos cara de gilipuertas y se relata el marrón.¿Les suena la frase? “Estoy hasta los huevos/hebe de Domínguez, me llega el tío y me pide esto para mañana... “.

Yo hago un llamamiento a acabar con esta lacra social, un llamamiento a que esta gente sea hospitalizada en un cotolengo de Aragón y a programas de reeducación financiados por todos nosotros como muestra de ciudadanos solidarios y utopistas que creen en las viviendas de 30 m2 prefabricadas y en Autovías de los años 80 ,en caso contrario el dicho popular de:”El español fino mientras el europeo trabaja se da al vino, la española si es de talante fino mientras la sueca trabaja, ella se...”, ustedes lo conocen sobradamente , huelga decirlo.