Peticiones de los oyentes
Queridos amigos,
se cuentan por millones los correos electrónicos que nos habéis mandado en este primer mes de blogueo constante, haciéndonos diversas peticiones por lo que hoy he pensado que, quizá, podría dar satisfacción a alguno de ustedes. Por ejemplo, Mari Carmen, de Tomelloso, Ciudad Real, nos manda unas preciosas fotos. Muchas gracias, Mari Carmen, son muy bonitas. Hay una en concreto, esa en la que sales con tu gatito, que no sabemos si la estamos interpretando bien. Tal vez nos puedas mandar un correo para explicárnosla. Perdona que no la cuelgue aquí en el blog. No quiero herir el sentimiento de los amantes de los animales... Quiero decir, de los aficionados a los... Bueno, los de aquellos a los que les gustan los gatos pero ni para comer ni para... Tú sales muy guapa, de verdad, se nota que es todo natural, nada de cirugía. Estoy de acuerdo contigo en que hay que reivindicar los productos de la naturaleza y aceptar los años tal y como vienen, pero, si admites un consejo de un amigo, seguro que estarás mucho mejor con un maquillaje más leve... Algo que te haga... ¿Invisible?
También quisiera pedir disculpas a Jesús Mari, de Bilbao, Laos, Euskadi, que se ha sentido ofendido por lo que he escrito recientemente sobre Torrebruno. Nos dice que él ha crecido con este entrañable personaje (por lo que probablemente no habrá pasado del metro y medio) y que no comprende ni comparte la crítica que se ha vertido aquí contra su lema "Lo importante es participar y todo eso..." Querido Jesús Mari, discúlpame, prometo no volver a retorcer de ahora en adelante aquello de que la belleza está en el interior, principal legado filosófico de Walt Disney, cuya mujer era, a buen seguro, más fea que pegar a un padre. Me autoimpongo, de penitencia, tragarme una temporada completa de cualquier teleserie americana, tipo we're a happy family, me, mom, daddy, con insistencia en la parte de la moralina, cuando suena el himno, y el padre coge a su hijo por banda y le mete el rollo de la verdad, la libertad y los derechos de propiedad. God bless America.
Dd Valencia, el Josua n qenta q no entiende na d l q scribimos en algunas entradas. Es normal, mi querido Josua, está en castellano, pero tú no te preocupes. Sigue esforzándote.
Otro fan de Wells & Bea-Murguía, que asegura llamarse Benedicto, nos pregunta que qué pensamos del relativismo (la palabra de moda). En este punto, me gustaría ser claro y conciso: a mí, personalmente, me la pela.
También he seleccionado una petición de Nuria Esther, de Tres Cantos, Madrid, que me obliga a hacer algo que aquí no me gusta que es escribir en serio, porque no quisiera que ustedes entraran en el blog como quien pone la radio y escucha al de la filípica de turno. Una amiga, Isabel, a la que desde aquí mando ánimos, está sufriendo cierto acoso laboral en el trabajo. Yo no me voy a unir a la manada de ojos huecos que clama, llora, se arranca el pelo y se rasga las vestiduras por estas cosas. Mi mujer y yo hemos sufrido un hecho de esta naturaleza, por parte de jefas que, indudablemente, no tenían madre o eran expósitas o, simplemente, las cagó la cigüeña que iba de París a Doñana. Me parece una situación dramática y de fácil demagogia barata politiquera y me gustaría que alguien hiciera algo por arreglar este que es un problema real (y no, con perdón, los matrimonios homosexuales... Que sí, que muy guay, estupendo, pero, en fin, no era tan urgente ni necesario como electoralmente rentable).
Nuestros políticos están más preocupados por la manera de llamar a las cosas y por la paridad de género en los consejos de administración de las empresas que por la incompatibilidad de hecho que existe hoy, en nuestro moderno país europedo, entre ser madre y trabajar. Aunque casi mejor que no lo toquen, porque si van a ponerse a educar a la peña por vía del decreto y tente tieso, haremos de la torta una prohibición, quedaremos bien, castigaremos a los malos y, de nuevo, sonará el himno, la libertad, la verdad y God bless Spain, pussy, pero el problema seguirá sin resolverse. ¿Que cuál es el problema? Que a una mujer, por haber sido madre recientemente, por considerar que es mejor para sus hijos cogerse un tiempo sin sueldo después de los cuatro raquíticos meses de permiso de maternidad, su empresa le usurpe su cargo ganado con su esfuerzo y buen hacer de años, la degrade, la coloque en los peores puestos para obligarla a marcharse.
Esta clase de problemas se resuelven con MEDIDAS POSITIVAS, incentivando aquellos comportamientos buenos y sociables, premiando las iniciativas que tiendan a la igualdad de sexos como alargar permisos de maternidad y hacer que no sean tremendamente costosos para las empresas; hacer campaña explicando las bondades de que sean compartidos por hombres y mujeres; dar ventajas a las empresas para que acepten horarios compatibles con la lactancia y la infancia de los hijos (que estamos creando una generación de mendrugos desatendidos)... Seguro que a ustedes se les ocurren más cosas, pero, vamos, es lo que se hace en Europa, ese continente que no se nos cae de la boca cuando interesa. Para que la gente se comporte bien, en mi opinión, tiene que llegar a la conclusión de que es mejor y más rentable. Ya sabemos que lo fácil es dividir el mundo en negros y blancos, ese maniqueísmo tan idiota que se estila en nuestra clase política, pero eso, más allá de dejarnos claro quién es el malo de la historia, no resuelve mucho.
En fin, acabo con José Luis, desde Madrid, que me dice que si yo creo que será bueno, para conciliar mejor la vida laboral con la familiar, acabar con la siesta por ley orgánica. Jose, deje de fumar... lo que sea que fume.
X. Bea-Murguía
se cuentan por millones los correos electrónicos que nos habéis mandado en este primer mes de blogueo constante, haciéndonos diversas peticiones por lo que hoy he pensado que, quizá, podría dar satisfacción a alguno de ustedes. Por ejemplo, Mari Carmen, de Tomelloso, Ciudad Real, nos manda unas preciosas fotos. Muchas gracias, Mari Carmen, son muy bonitas. Hay una en concreto, esa en la que sales con tu gatito, que no sabemos si la estamos interpretando bien. Tal vez nos puedas mandar un correo para explicárnosla. Perdona que no la cuelgue aquí en el blog. No quiero herir el sentimiento de los amantes de los animales... Quiero decir, de los aficionados a los... Bueno, los de aquellos a los que les gustan los gatos pero ni para comer ni para... Tú sales muy guapa, de verdad, se nota que es todo natural, nada de cirugía. Estoy de acuerdo contigo en que hay que reivindicar los productos de la naturaleza y aceptar los años tal y como vienen, pero, si admites un consejo de un amigo, seguro que estarás mucho mejor con un maquillaje más leve... Algo que te haga... ¿Invisible?
También quisiera pedir disculpas a Jesús Mari, de Bilbao, Laos, Euskadi, que se ha sentido ofendido por lo que he escrito recientemente sobre Torrebruno. Nos dice que él ha crecido con este entrañable personaje (por lo que probablemente no habrá pasado del metro y medio) y que no comprende ni comparte la crítica que se ha vertido aquí contra su lema "Lo importante es participar y todo eso..." Querido Jesús Mari, discúlpame, prometo no volver a retorcer de ahora en adelante aquello de que la belleza está en el interior, principal legado filosófico de Walt Disney, cuya mujer era, a buen seguro, más fea que pegar a un padre. Me autoimpongo, de penitencia, tragarme una temporada completa de cualquier teleserie americana, tipo we're a happy family, me, mom, daddy, con insistencia en la parte de la moralina, cuando suena el himno, y el padre coge a su hijo por banda y le mete el rollo de la verdad, la libertad y los derechos de propiedad. God bless America.
Dd Valencia, el Josua n qenta q no entiende na d l q scribimos en algunas entradas. Es normal, mi querido Josua, está en castellano, pero tú no te preocupes. Sigue esforzándote.
Otro fan de Wells & Bea-Murguía, que asegura llamarse Benedicto, nos pregunta que qué pensamos del relativismo (la palabra de moda). En este punto, me gustaría ser claro y conciso: a mí, personalmente, me la pela.
También he seleccionado una petición de Nuria Esther, de Tres Cantos, Madrid, que me obliga a hacer algo que aquí no me gusta que es escribir en serio, porque no quisiera que ustedes entraran en el blog como quien pone la radio y escucha al de la filípica de turno. Una amiga, Isabel, a la que desde aquí mando ánimos, está sufriendo cierto acoso laboral en el trabajo. Yo no me voy a unir a la manada de ojos huecos que clama, llora, se arranca el pelo y se rasga las vestiduras por estas cosas. Mi mujer y yo hemos sufrido un hecho de esta naturaleza, por parte de jefas que, indudablemente, no tenían madre o eran expósitas o, simplemente, las cagó la cigüeña que iba de París a Doñana. Me parece una situación dramática y de fácil demagogia barata politiquera y me gustaría que alguien hiciera algo por arreglar este que es un problema real (y no, con perdón, los matrimonios homosexuales... Que sí, que muy guay, estupendo, pero, en fin, no era tan urgente ni necesario como electoralmente rentable).
Nuestros políticos están más preocupados por la manera de llamar a las cosas y por la paridad de género en los consejos de administración de las empresas que por la incompatibilidad de hecho que existe hoy, en nuestro moderno país europedo, entre ser madre y trabajar. Aunque casi mejor que no lo toquen, porque si van a ponerse a educar a la peña por vía del decreto y tente tieso, haremos de la torta una prohibición, quedaremos bien, castigaremos a los malos y, de nuevo, sonará el himno, la libertad, la verdad y God bless Spain, pussy, pero el problema seguirá sin resolverse. ¿Que cuál es el problema? Que a una mujer, por haber sido madre recientemente, por considerar que es mejor para sus hijos cogerse un tiempo sin sueldo después de los cuatro raquíticos meses de permiso de maternidad, su empresa le usurpe su cargo ganado con su esfuerzo y buen hacer de años, la degrade, la coloque en los peores puestos para obligarla a marcharse.
Esta clase de problemas se resuelven con MEDIDAS POSITIVAS, incentivando aquellos comportamientos buenos y sociables, premiando las iniciativas que tiendan a la igualdad de sexos como alargar permisos de maternidad y hacer que no sean tremendamente costosos para las empresas; hacer campaña explicando las bondades de que sean compartidos por hombres y mujeres; dar ventajas a las empresas para que acepten horarios compatibles con la lactancia y la infancia de los hijos (que estamos creando una generación de mendrugos desatendidos)... Seguro que a ustedes se les ocurren más cosas, pero, vamos, es lo que se hace en Europa, ese continente que no se nos cae de la boca cuando interesa. Para que la gente se comporte bien, en mi opinión, tiene que llegar a la conclusión de que es mejor y más rentable. Ya sabemos que lo fácil es dividir el mundo en negros y blancos, ese maniqueísmo tan idiota que se estila en nuestra clase política, pero eso, más allá de dejarnos claro quién es el malo de la historia, no resuelve mucho.
En fin, acabo con José Luis, desde Madrid, que me dice que si yo creo que será bueno, para conciliar mejor la vida laboral con la familiar, acabar con la siesta por ley orgánica. Jose, deje de fumar... lo que sea que fume.
X. Bea-Murguía
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