martes, febrero 14, 2006

Díselo eructando



Queridos amigos,

ayer empezamos con Marisol y esta mañana con Conchita Velasco: hoy es ese día apestoso en que la tradición comercial americana, que es sumamente fenicia, le obliga a usted a decírselo con flores. Yo me niego, pero no por un principio absurdo ni por mi agudizado sentido de contradicción, que tanto me define. Me niego porque los que estamos enamorados de verdad ya consideramos un regalo cada día que se nos dedica (aún los malos) y eso no lo vende el Corte Inglés ni en la sección de joyería. Gracias, Bea. Taim i' ngra leat.

Hace mucho que no les hablo de mi niño, así que hoy toca. Espero que se hayan puesto el traje de hule, porque salpico que da gusto... ¡Es tan listo y tan guapo y tan salado! Esparzo más babas que un San Bernardo.

Anoche le leía un cuento sobre una marmota macho, Mario, que convivía con un grillo (cosas más raras se han visto) y que le regalaba un corazón hecho por él mismo (aunque no se especifica de qué ni cómo) a una marmota con la que, finalmente, a la página siguiente, se casaba. Los novios de hoy, ya se sabe, con tal de irse de casa de sus padres, toman decisiones demasiado precipitadas, no esperan a conocerse bien antes de dar un paso tan importante en sus vidas... Que hoy sea San Valentín es una mera casualidad y no tiene nada que ver con la historia, pero yo aproveché para sonsacar a mi Rodrigo. Me puse en plan padre de serie americana, para tener una charla de hombre a hombre con él, y le pregunté que si le iba a regalar algo a la chica que le gusta. Me respondió con dos sonoros eructos.

-- "Así me gusta hijo. Dales poco, que ya harán ellas para quedarse con todo".

Y es que yo creo firmemente en la profecía de Pedro Ramos, que vaticina que en un futuro no muy lejano, los hombres acabaremos en los tejados para defendernos de las mujeres.

Apreté un poco más y, finalmente, largó el nombre de la niña que le gusta (confesión que, como ustedes comprenderán, por su calado y su importancia, queda entre él y yo) y, de paso, el nombre de sus competidores en la pugna por el amor de la niña. Le recordé que el viernes, cuando fui a buscarle al cole, le había buitreado el columpio precisamente a esta niña y que, con esa actitud tan poco galante, perdía puntos delante de ella.

-- "Ya, pero yo quería columpiarme", me respondió con naturalidad, dejando claro su orden de prioridades: primero columpio, después novia. Ya se le pasará. Algo sucede cuando nos hacemos mayores para que nuestras prioridades sufran tal trastoque, un vuelco definitivo que provoca que dejemos de tenerlo tan claro como los niños. Será que nos hacemos demasiadas preguntas.

En naturalidad heroíca amorosa ya me dio, hace un par de veranos, una lección vital mi hijo. Tenía una amiguita especial en la guardería que se llamaba Paula. No era su novia, porque a los dos años es un poco gili hablar de novias, pero si le preguntabas por la lista de amigos de la guardería, siempre decía: Paula y Ernesto. La cosa es que una tarde de domingo invitamos a la niña, y a su madre, a venir a la piscina. Y estábamos allí, entregados al discreto encanto de la burguesía, al borde de la pileta, luciendo línea curva y forma de jarrón, cuando, en un momento dado, oímos a Rodrigo que dice:

-- "Mira, Paula, se me pone el pito grande".

¡¡¡ Delante de su suegra !!! Apuesto a que ustedes ni siquiera han soñado con ser tan transgresores. ¡¡¡ Mi puto héroe !!!

Beatriz, no hay flores, pero si quieres un capullo, soy todo tuyo. ¿Te lo puedo decir eructando?

X. Bea-Murguía

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tanto "glamour", tanta sutileza, tanto romanticismo me deja sin palabras. No te preocupes por las flores, que ya me las compro yo ¿Dónde tienes tu visa? (a ver si te crees que me voy a comprar una mierda de margaritas)
Ah, voy a tener que censurar esas charlas de hombre a hombre, que como sigas dando tan brillantes consejos le tenemos en casa hasta los 45 porque no habrá estúpida que le aguante. Y pensarás, "tu lo fuiste, te quedaste conmigo". Lo que cambia el cuento y quién te ha visto y quién te ve. No me tires de la lengua que hasta tú tuviste tus momentos de pasear por la calle con un ramo de flores, aunque ahora te de vergüenza. Eso sí, nunca en San Valentín (en eso estamos de acuerdo).
Yo también te quiero, Trucho.

14 febrero, 2006 09:53  
Anonymous Anónimo said...

Hoy se te ha ido la pinza con lo de los erutos, o te has puesto el traje de Homer Simpson, que también puede ser. Por cierto, hilando con tu tema de ayer, recuérdame que el próximo día te diga en la piscina, que veo que te hace ilusión, "Javi, mira cómo se me pone dura", que nunca se sabe...
Lo mismo alguien mira (machote, peludo y con un Cristo de talla con pelo natural) y nos invita a tomar un Gin Fizz...

14 febrero, 2006 11:10  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Nunca antes tan verdad que contigo a pan y cebolla... ¡¡¡ FLORES A PLAZOS !!! Que achuchaos andamos

Pilla unas margaritas, que tú eres de gustos caros pero no está la Visa para alegrías... Dile a la florista que son de mi parte.

Besos

14 febrero, 2006 11:19  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Gin Fizz... ¿Qué mariconada es aquesto? Por lo que veo, te gustó mucho el tema de ayer. Si quieres mandarme un corazoncito con bombones o alguna cosa del estilo, ten cuidado que mi señora es de Segovia y hay cosas por las que no pasa. Advertido quedas.

Javier

14 febrero, 2006 11:28  
Anonymous Anónimo said...

Hoy es San Tripulín el día de los enafollados.

14 febrero, 2006 18:05  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué grande eres Antonio! Este momento CUATROLA es de los que no se olvidan. Me alegro de que hayas salido del armario... (repito, bloggísticamente hablando)

15 febrero, 2006 11:30  

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