martes, septiembre 12, 2006

El verdadero Günter Brasa


Queridos amigos:

hoy me quiero poner el traje de prédica gabilonda para explicarles la regla número uno de la amistad, cuyo enunciado es el que sigue:

"Nunca, jamás, regales al hijo de unos amigos un tambor".

A no ser que te deban dinero, claro. O que uno de ellos le esté tirando los tejos a tu pareja. En ese caso, sí puede ser un regalo adecuado. Sugiero, también, como regalo-vengaza ideal una escopeta de Buzz Lightyear con muchas luces y seis estridentes pitidos distintos, de estos que perforan el tímpano.

A Günter Grass le regalaron un tamborcito de pequeño y fíjense la que ha liado. La madre del topo. Después se convirtió en el símbolo de la conciencia europea y en la denuncia constante del nazi tapado, de todos aquellos que sí apoyaron en su día a Hitler y que, después, tras la derrota, lo negaban. El pequeño Günter, ya convertido en Günter Brasa, con su carita de Walter Mathau con dolor de huevos, señaló a muchos con el dedito, se ponía detrás de ellos repicando su pequeño tambor de hojalata, pero, ¡oh, pequeño desliz!, resulta que él mismo también había vestido el negro uniforme de los sicarios de la muerte, nada menos que el de la SS, la élite más siniestra, asesina, cruel y fascista que jamás ha visto Europa. Parece que al pequeño Günter se le ha roto el tamborcito, para descanso de sus padres. Parece que él sí tenía derecho a equivocarse en su alocada juventud. Los demás, no, pero él, sí. Y, de redoble final, Günter Brasa se acuerda de su pequeño desliz juvenil justo cuando tiene que promocionar sus memorias "Pelando la cebolla". La conciencia moral de Europa tiene, para mi gusto, un comportamiento muy poco ético.

Yo no creo que Gúnter Grass tenga que devolver el Nobel. Hay muchos que sí lo piensan, pero un buen escritor lo es, aunque sea un capullo o un retorcido. En España tenemos ejemplos de gente que ha sido o está siendo desacreditada sólo por su ideología y eso sí que es caca. Rafael Alberti, para mi gusto, que soy un ignorante total, era un pedorro con suerte, lo peor del 27. Sin embargo, su exilio, su ideología y su longevidad lo convirtieron en el símbolo de la supervivencia de la mejor generación de poetas que ha habido en España desde el Siglo de Oro, que, además, fue borrada del mapa por el fascismo. Esto es política, no literatura.

Si hay que medir a los escritores con esa escala, hay un tipejo suelto por ahí, Nobel de Literatura, que apoya sin ninguna vergüenza la dictadura de Fidel Castro. Que se lo quiten también, por favor. Sartre lo rechazó porque decía que le condicionaba, pero, en fin, era abiertamente stalinista... Stalin, amigos, el mayor asesino de la historia, ese personaje bajo cuya dictadura han muerto o desaparecido millones y millones de personas. Así que, si de lo que se trata es de hacer política, cogemos el Nóbel de Günter Grass, el de Cela, el de García Márquez y el de Sartre (a Juan Ramón Jiménez lo salvo porque estamos hablando de política, pero es otro brasas) y se los damos todos a Saramago, que es la nueva conciencia de la nueva Europa, con frases como: "Israel está haciendo con los palestinos lo que los nazis hicieron con los judíos". Este hombre merece seis o siete premios Nóbel, incluido el de la Paz, hasta que se convierta en el Induráin de los galardones suecos.

Pero no se trata de eso. Supongo que todos ustedes han leído "Soldados de Salamina" de Javier Cercas, donde se defendía la tesis de que se puede ser un buen intelectual, como Sánchez Mazas, y, sin embargo, ser miembro del primer gobierno franquista de la postguerra. Pues yo me voy a permitir recomendarles otro libro muy interesante. Se titula "Los deslumbramientos", de Pierre Mertens, es una biografía novelada del poeta expresionista alemán Gottfried Benn quien luchó en las dos guerras como médico de campaña. El anticomunismo de Benn lo empujó a apoyar abiertamente a los nazis, aunque después su obra fue calificada de "Típico arte judío" y fue prohibido por los propios nazis y, después, perseguido por los aliados, al término de la guerra. Sin embargo, los entendidos dicen que fue un gran poeta, que su poemario "La morgue" es la cima del expresionismo alemán.

En contra de Gúnter Grass, sin embargo, tenemos que en España ha salido en su defensa, con un amplio artículo en El Mundo, el verdadero Günter Brasa, que no es otro que Sánchez Drayó. Confesaba este hombre, faro de Oriente, de quien se puede asegurar que dice lo que piensa (no sé si pensará lo que dice), que él de pequeño organizó la Banda de la Pipa, cuyas correrías por El Retiro madrileño incluían delitos de la gravedad de levantar las faldas a las niñas y, más tarde, hacerse pajas. Chico, no sé. Esas comparaciones... Lo primero tú no eres Günter Grass, como mucho aspiras a Marco Polo. Es verdad que tu ego merece un premio, no sé si el Nóbel o el Hindenburg, pero ni a los más extremistas ultramontanos católicos se les ocurriría comparar el suicidio colectivo de unos miles de espermatozoides con el Holocausto. Vamos, que estoy de acuerdo contigo en lo de que no le quiten el Nóbel, pero seguro que tienes por ahí algún otro pecadillo más grave que el que has confesado... ¡Pirata!

X. Bea-Murguía (yo he confesado que vi Gran Hermano el otro día y espero que por eso no me quiten la medalla de oro del maratón del Ral Club de Campo que gané en buena lid... Puestos a comparar chorradas con tragedias).

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mi querido amigo cultureta,

¿No le enseñaron de chiquito aquello de no digas "esto es asqueroso" sino "esto no me gusta"?

Quizás Alberti sea lo peor del 27, pero aun siéndolo es, en mi opinión, mucho, muchisimo mejor, que muchas otras de sus recomendaciones más encarecidas... en mi opinión, claro.

"Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna."

Un saludo

Emilio Gudiña

12 septiembre, 2006 10:24  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Siempre hay un crítico... ¿Qué le vamos a hacer?

Pero, te corrijo... Yo he escrito: "Rafael Alberti, para mi gusto, que soy un ignorante total, era un pedorro con suerte, lo peor del 27". Creo que equivale a una percepción subjetiva "A mí no me gusta". Creo que le debe mucho a Paco Ibáñez (yo también he oído la canción "A galopar") y a su afiliación política.

Pero, por supuesto, tú puedes no estar de acuerdo. Eso es lo bonito.

Pueso equivocarme, pero es inútil que trates de esconderte tras un nombre ficticio... ¡Te tengo calado! ¿Qué hora es? La hora H del día D.

Javier

12 septiembre, 2006 11:25  
Blogger Último Íbero said...

Muy buena entrada. ¡Chapeau!

Cada día me gusta más este blog.

12 septiembre, 2006 23:03  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Gracias, hombre. Ya me voy a la cama contento.

Javier

12 septiembre, 2006 23:28  
Blogger Último Íbero said...

Espero que sólo a dormir... marinero.

13 septiembre, 2006 16:56  
Anonymous Anónimo said...

Corrección, que diría Thomas Bernhard:

1) La SS es una cosa y la Waffen SS era otra cosa. Uno era la guardia personal del Fuhrer, con sus famosos uniformes negros, y otra un cuerpo de choque de élite que se las vio en las peores batallas de la guerra. Fue en la segunda donde se apuntó Grass.

2) Grass, a diferencia de Alberti, Neruda y otros mamoncillos del comunismo, se apuntó a los 17 años, en mitad de una carnicería que estaba devastando Europa. El único problema es que se equivocó de carnicería. Nadie habla de quitarle el Nobel a Neruda o de las gilipolleces (muchas) de Alberti. Ambos, por cierto, tienen el premio Stalin. El comunismo va bien.

3) Grass nunca, jamás, ocultó nada. Ni papeles ni documentos. Lo que pasa es que los biógrafos están a por uvas. El hecho de que se erigiera en conciencia de Alemania no fue tanto cosa de él, sino de la resonancia extraordinaria de la novela que escribió. Léase al respecto el estudio que George Steiner (en pie, señores) dedicó a "El tambor de hojalata", donde literalmente decía que Grass había rescatado el idioma alemán del infierno del nazismo. Si acaso, la culpa será de Steiner y de otros como él. Grass será todo lo brasa que ustedes quieran en conferencias pero aquí lo que está en juego es un escritor. Y qué escritor.

4) Perdón por la extensión.

Gaitero

14 septiembre, 2006 11:00  
Blogger Último Íbero said...

Gaitero, creo que la entrada en las Waffen SS se regía por los mismos preceptos que la entrada en las SS. Además aunque eran unidades militares no se las considerada regulares e integradas en la Wermacht sino que respondían a las órdenes de Himmler en caso de "conflicto" con los mandos militares.

Cierto que los documentos que descubrían a Grass como miembro de las Waffen SS no han sido destruidos pero él lleva 40 años señalando a "colaboracionistas" alemanes sin decir "esta boca es mía".

Y como no he leído nada suyo no le valoro como escritor.

14 septiembre, 2006 13:16  
Anonymous Anónimo said...

Bueno, como escritor yo creo que El tambor de hojalata es una de las novelas del siglo. El resto de su obra me resulta bastante decepcionante. En su día leí Años de perro (que contaba las andanzas del perro del Führer por la Alemania devastada tras la guerra) y me aburrí un montón. El gato y el ratón no me emocionó. Hace poco dejé a medias La Ratesa. Y no sé si algún día le hincaré el diente a El Rodaballo. Demasiados animales en la dieta.

Tiene Vd. razón, Amandil, en señalar la incongruencia entre la labor denunciativa de Grass y la ocultación de su pertenencia durante 3 meses a las SS. Pero mucho más que la actitud de Grass me molestan las actitudes de tantos falsos santurrones que se rasgan las vestiduras como si ellos sí vivieran en casas de cristal con trajes de plástico transparente.

A diferencia de la literatura del Holocausto, con la que se pueden llenar bibliotecas. Falta una auténtica literatura del Gulag (un horror si no tan intenso como el Holocausto, sí mucho más extenso y de mayor duración). Está Solzenistin (o cómo coño se escriba), está Shalamov (que es glorioso), está Anne Aplebaum y el libro de Amis sobre Stalin. Y poco más.
El comunismo, repito, va bien.

Gaitero

19 septiembre, 2006 21:53  
Anonymous Anónimo said...

Por cierto, vea que le gusta El tercer hombre. Bellísimo fotograma de Viena entre las sombras. Yo adoro esa película.

Gaitero.

19 septiembre, 2006 21:54  

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