Para fumar en la cumbre
Queridos amigos:
hoy les quiero hablar de David Torres. David está pasando en estos días por un mal trance porque está haciendo un denodado esfuerzo por parecerse al Dr. House y sólo ha conseguido la cojera. ¡Ánimo David! Espero que consigas pronto llegar a yonqui. Amistad obliga y, además, lo hago con mucho gusto.
Les contaré que el otro día me recorrí un par de grandes librerías (en una de ellas, por cierto, "El ingrediente secreto" de Vanessa Montfort ocupaba un lugar de privilegio, a la altura de su calidad) buscando exactamente un libro, y no cualquier libro, para regalarle a mi hermana Begoña. Por supuesto, no lo encontré, porque estas grandes librerías tienen las mesas y columnas de novedades, salvo honrosas excepciones como el libro de Vanessa -que está muy bien y que yo les recomiendo como regalo de Reyes-, llenas de inmundicia editorial. Yo estoy abiertamente a favor de esta clase de libros, aunque piense que todos ellos juntos no valen lo que una línea de Malraux, pero no puedo evitar, echando un vistazo rápido por allí, pasar el dedo porque me da la impresión de que hace mucho que la señora de la limpieza no ha pasado el trapo.
El negocio es el negocio y, como pasa con todo, los Dan Brown sostienen a los buenos y, además, no suelen quitarles lectores. Pero si quieres, como era mi caso, un libro bueno, bueno en concreto, y no cualquier libro, te lo tienes que currar de narices, con ejercicios gimnásticos de lo más gili y flexiones de esfínter para sujetar posibles e inesperadas ventosidades que cambiarían la buena impresión que se ha llevado de ti la dependienta buenorra del Corte Inglés. Entonces, vas a la sección de novela y buscas por las estanterías, agáchate y vuélvete a agachar, y arriba y abajo, y uno y dos... Es como intentar subir Alpe D'Huez en bicicleta estática: te acabas jodiendo el trocanter de la cadera y paseándote por los pasillos a pasitos cortos, medio inclinado, con la mano en el lomo y diciendo: "¡Hal! ¡No puedo! ¡Me he roto el trocanter duodenal!".
Al principio, yo busqué en la B, ubicada en la estantería de arriba a la derecha, pero... Borges, Boyd, Buzzati... ¡Eh! ¿Y Burgess? Burgess no existe. Burgess es fruto de la imaginación calenturienta de Torres. Esto tiene su lado bueno, como casi todo, porque el día en que todo el mundo, pero de verdad de la buena, se olvide de Anthony Burgess, el día en que no quede memoria de su bendito paso por la tierra, ese señalado día, decía, podremos plagiar con total impunidad "Poderes terrenales".
Haciendo aerobic entre las estanterías, además de acordarme de que me había dejado los calentadores en casa, esos calcetines rotos de Pipi Calzaslargas que puso de moda Eva Nasarre, pensé que el orden alfabético de los libros es verdaderamente injusto, porque si te llamas Bucay, estás arriba, pero si te llamas Svevo o Zweig, te jodes y tus lectores se rompen el trocanter ¡HAL!. Me vino a la cabeza una idea estúpida, como casi todas las que se me ocurren a mí: David Torres debería cambiarse de apellido... No sé. Tal vez si se llamara David Alfiles... Se me ocurrió buscar, en ambas librerías, qué libros tenían de David y, cojones, la T caía muy abajo a la derecha (¡encima a la derecha! ¡Qué estigmatización más injusta!). Los que, como yo, gozan de la elasticidad de un palo de escoba, comprenderán que fue un sufrimiento cogerlos... David, hazme caso: cúrrate una escalada en el alfabeto para fumarte un puro en la cumbre de la estantería del Corte Inglés.
En definitiva, que en Crisol encontré sólo un ejemplar de "El mar en ruinas" (por cierto, insisto, ¿a quién le he prestado este libro? Que se manifieste, por favor); en el Corte Inglés di con tres "El mar en ruinas", un "El gran silencio" y un "La sangre y el ámbar". Todos abajo, a la derecha.
Una nueva estrategia de marketing agresivo se hizo necesaria: reubicación comercial.
Los cogí todos. En Crisol, lo coloqué en la puta puerta de entrada, tapando a Pérez Reverte, es decir, entre Pérez Reverte y Pérez Reverte y Pérez Reverte y Pérez Reverte. En el Corte Inglés, sembré las mesas de novedades de novelas de Torres, que aparecieron como flores de buena literatura en esos establos de Aurgias junto, por supuesto, a Pérez Reverte (de nuevo); al lado de la reedición peliculera de "El Perfume" de Süskin(novela, que, por otro lado, a mí me encantó); en la cabecera de góndola ocupada por Orhan Pamuk (a quien no juzgo porque no le he leído); y el cuarto, encima del libro de la niña del exorcista (David, que no te pase nada). Después fui a pagar los dos libros que le compré a mi hermana y le dije a la cajera enseñándole un ejemplar de "El mar en ruinas".
-- "Este, al final, no me lo llevo. Se lo dejo aquí" y lo puse junto a la caja, por aquello de la compra por impulso.
Estas navidades, David Torres se va a salir en el Corte Inglés. Se lo digo yo que el próximo anuncio de "Ya es Navidad...", que será para agosto de 2007 (más o menos), lo van a protagonizar él y Catherine Zeta-Jones.
No había aún ningún ejemplar de la reciién presentada tercera edición de "Nanga Parbat", esa novela de David Torres que habla de montañeros que recitan a Rilke como bien podía contar una historia de ovejeros en la montaña. Me ha gustado mucho, David, y tienes razón: el sueño de alcanzar la cumbre está sobrevalorado. La cumbre no tiene que ser necesariamente el más alto premio, puede estar a ras de tierra o puede ser el olvido y esa persecución obsesiva puede pasar de ser el más dulce sueño a convertirse en la peor de las pesadillas.
X. Bea-Murguía (¡tengo unas agujetas!)
6 Comments:
Gracias, Javi. Tu si que sabes. Porque no soy House, que si no, te hago un diagnostico diferencial.
David
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
De nada, David, pero, si no te importa, prefiero no jugar a los médicos contigo.
Un abrazo
Javier
Me has jodido el presupuesto de ventas de diciembre. Te vas a cagal, malandrin.
Perez Reverte.
Esperáte y verás... Todos los que recolocan libros de los amigos como vos, ocultan en realidad, a un violento ajedresista frustrado que alguna ves robó lensería barata de las cuerdas de las vesinas de su abuela.
Jorge Bucay (desde Torrevieja)
¿Torrevieja? ¿Alicante? ¿Qué tal está Mayra Gómez Kemp? Dale recuerdos.
Javier
PDT: No seas avaricioso, hombre. ¿No querrás vender tú sólo?
Me dueleeeee Ejjjpaaaaaña.
Capitán Alaquétriste.
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