De cojones
“Pasado algún tiempo, conseguir siempre lo que quieres es muy parecido a no conseguir nunca lo que quieres”. Julian Barnes. "Una historia del mundo en diez capítulos y medio".
Queridos amigos:
Pues sí, pues sí, que ya ven, que me he ido a Galicia cinco días a disfrutar, como dice mi padre, del “mejor clima de España”. En esta ocasión, casi acierta. Fue una cosa curiosa, porque durante todo el camino nos llovió… ¿Cómo podría expresarlo con precisión?... De cojones. A la altura de La Bañeza, para ser más preciso, nos cayó encima una auténtica ducha… Una ducha de cojones, también. Me gusta ser claro. Eso sí, llegamos al pueblo y lucía un sol increíble, tropical… Un sol de cojones... Tanto que nos fuimos a la playa. Bueno, corrijo, se fueron a la playa. Yo me quedé en casa a gusto… De cojones.
Galicia tropical y en casa de mis padres, como ustedes pueden comprender, en régimen de todo incluido. Estaba esperando a que, en cualquier momento, mi madre me pusiera la pulserita. Para empezar: nécoras y Vega Sicilia, almejas y langostinos y, para los ratos en que la gente, increíblemente, prefiere llevarse a todos los niños a la playa dejándome en casa a gusto de cojones, una biblioteca que es la envidia de todos los aburridos y el castigo de los mozos de mudanzas: 28.000 libros.
Así que, aunque llevaba yo mi propia lectura, dediqué un rato al vicio de gulusmear por las estanterías de mi padre, catando todo en busca de algo que me apeteciera pero sin decidirme, como lo haría un Pantagruel por entre las ollas de Viridiana. A veces pienso que la verdadera felicidad es la indecisión justo anterior a la elección, ese momento en que, de pie, rodeado de la dicha carmelita de la cava de Jesús Llano (C/ Cardenal Cisneros 17), tienes ante ti miles de puros que se materializarán en raciones de media hora (o más) de placer y no sabes cuál elegir, porque coger uno significa descartar todos los demás.
Hay tanto que, aunque ya me había decidido por Barnes, llamé a mi prescriptor, que últimamente ha andado bastante fino:
-- David, ¿qué cojo?
Mi primera idea, lo confesaré, era robar.
-- ¿Qué tiene? –me preguntó con un poco ingenuidad.
-- Todo… Estoy ante tu estantería favorita: K. Amis, M. Amis, Barnes, Burgess, Chesterton…
-- ¿Tiene –ya les digo que anda muy fino– “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”?
-- Tiene, tiene…
Nada como disponer de tiempo y más tiempo y de un libro como ese. Un libro, para ser preciso y claro, de cojones. Debo recomendárselo… Hormon, te va a encantar. Lo tienen ustedes en Anagrama.
Queridos amigos:
Pues sí, pues sí, que ya ven, que me he ido a Galicia cinco días a disfrutar, como dice mi padre, del “mejor clima de España”. En esta ocasión, casi acierta. Fue una cosa curiosa, porque durante todo el camino nos llovió… ¿Cómo podría expresarlo con precisión?... De cojones. A la altura de La Bañeza, para ser más preciso, nos cayó encima una auténtica ducha… Una ducha de cojones, también. Me gusta ser claro. Eso sí, llegamos al pueblo y lucía un sol increíble, tropical… Un sol de cojones... Tanto que nos fuimos a la playa. Bueno, corrijo, se fueron a la playa. Yo me quedé en casa a gusto… De cojones.
Galicia tropical y en casa de mis padres, como ustedes pueden comprender, en régimen de todo incluido. Estaba esperando a que, en cualquier momento, mi madre me pusiera la pulserita. Para empezar: nécoras y Vega Sicilia, almejas y langostinos y, para los ratos en que la gente, increíblemente, prefiere llevarse a todos los niños a la playa dejándome en casa a gusto de cojones, una biblioteca que es la envidia de todos los aburridos y el castigo de los mozos de mudanzas: 28.000 libros.
Así que, aunque llevaba yo mi propia lectura, dediqué un rato al vicio de gulusmear por las estanterías de mi padre, catando todo en busca de algo que me apeteciera pero sin decidirme, como lo haría un Pantagruel por entre las ollas de Viridiana. A veces pienso que la verdadera felicidad es la indecisión justo anterior a la elección, ese momento en que, de pie, rodeado de la dicha carmelita de la cava de Jesús Llano (C/ Cardenal Cisneros 17), tienes ante ti miles de puros que se materializarán en raciones de media hora (o más) de placer y no sabes cuál elegir, porque coger uno significa descartar todos los demás.
Hay tanto que, aunque ya me había decidido por Barnes, llamé a mi prescriptor, que últimamente ha andado bastante fino:
-- David, ¿qué cojo?
Mi primera idea, lo confesaré, era robar.
-- ¿Qué tiene? –me preguntó con un poco ingenuidad.
-- Todo… Estoy ante tu estantería favorita: K. Amis, M. Amis, Barnes, Burgess, Chesterton…
-- ¿Tiene –ya les digo que anda muy fino– “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”?
-- Tiene, tiene…
Nada como disponer de tiempo y más tiempo y de un libro como ese. Un libro, para ser preciso y claro, de cojones. Debo recomendárselo… Hormon, te va a encantar. Lo tienen ustedes en Anagrama.
X. Bea-Murguía (hoy es lunes y, mañana, viernes).
Etiquetas: Literatura
3 Comments:
Di que sí, Javier!!!
No hay nada mejor que el poder husmear a gusto un paraíso personal, con horas y libertad para todo...
Y el puente... Tú sí que sabes vivir bien!!!
Abrazo
Carlos FG
Tomo nota. No conozco el libro pero si tú lo recomiendas, debe ser... de cojones.
Gracias, Faserem, lo cierto es que el libro es de cojones, a pesar de que yo lo recomiendo.
Javier
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