Discusiones inacabadas por el "cerrajón"
Querido amigo,
vaya por delante que me encanta llevar la contraria. Muchos lo saben (tú, también), como cuando discutimos diez contra uno sobre temas tan profundos como las diferencias entre cuñado y concuñado (valga este ejemplo real: Felipe y el Marichalá, cuñaos; Elena y Letizia, cuñás; Leti y el Marichalá, concuñaos). Podrás comprobarlo, de nuevo, cuando plantee este otro debate que tengo intención de poner sobre la mesa: ¿es la virginidad un término absoluto? Yo opino que no.
Este afán por llevar la contraria me hace a veces caer en la contradicción, pero no me importa. La mentalidad abierta (la de verdad, no la de la pose ni la de la transgresión facilona con falda), implica la comprensión, asimilación e, incluso, la capacidad de defensa de los argumentos del contrario. A ver si lo explico bien: el tipo que presume de ser más abierto de mente, puede llegar a ser el más cerril en defensa de su pseudoprogresismo y esa CERRAZÓN, que no CERRAJÓN, le lleva al mismo callejón sin salida que lo que pretende denostar. Así lo veo yo, pero soy capaz de decirte, mañana mismo, todo lo contrario.
Ejemplo, para los de mente abierta... ¡Coño que soberbia más injustificable! Espero que sepan perdonarme. Es un estilo que odio, pero se puede ser soberbio odiando la soberbia. ¿O no?... La frase hecha, el tópico, "una persona joven que gana mucho dinero, siempre se pierde" tiene diversas objeciones. La primera de todas, que es una generalización como decir que todos los segovianos son tacaños. Noooooooo. Algunos son muy tacaños. Otros, espléndidos (como los de Cohiba). Segunda, hay gente que se pierde sin tener un duro en el bolsillo; otros, nacen perdidos; otros, muchos, considerados perdidos por los demás, con o sin dinero, deciden vivir su vida aparte de toda convención social y prejuicio pequeño-burgués (sí, sí, pequeño-burgués) y son felices en la perdición.
La perdición, todo aquello que escapa de lo convencional, es el verdadero humanismo (ésta es una frase que uso mucho en defensa del tabaco, porque mis contertulios nunca saben responderla. Empiezo diciendo siempre: "Yo elijo la perdición a sabiendas". Es muy sonoro, ¿verdad?). Es en esta perdición, que nosotros, muchas veces, no podemos comprender, donde ellos encuentran la verdadera libertad. Así que, tal vez, lo que tú consideras perdición es, en verdad, libertad. A lo mejor, sí; a lo mejor, no. Sólo depende del perdido, no de cómo tú lo veas.
Tercero, en muchos casos, una persona considerada perdida por los demás, reencuentra el camino "correcto" cuando tiene el bolsillo más lleno. Las hagiografías están llenas de este preciso caso, sin ir más lejos San Agustín, Obispo de Hipona, padre de la Iglesia, aunque, también, de todo lo contrario. Yo conozco a más de uno que ha girado 180 grados cuando más "perdido" estaba y más dinero manejaba. Eran jóvenes y se dijeron: "Por aquí, no llego a ninguna parte", sin necesidad de que un ángel les dijera "Toma, lee", y se volvieron. Pero se lo dijeron ellos, no tú, ni nadie. Ellos mismos decidieron cambiar de rumbo.
Y ahora son felices, como tú y como yo, en otra clase de perdición, que es la convencional. Porque tú quieres ser rompedor y abierto, pero no te das cuenta de que eres tan convencional como todos aquellos que se empeñan en ser cerrilmente abiertos y en hacer triste exhibición de sus carencias afectivas. Esto lo tenemos ya hablado, creo.
Todo lo que digo, que era un runrún que me aprisionaba los cojones desde una noche en la peña, te lo suelto ahora que puedo y que no tengo a nadie que me interrumpa ni que me impida argumentar, diciéndome: "Ya está aquí, el cerrajón". Porque como es mi blog, escribo lo que quiero o, por supuesto, todo lo contrario, como puedo llegar a comprender que hay mucha gente y muchos sitios donde al concuñado lo llaman cuñado.
Ni que decir tiene que te lo suelto aquí con todo mi cariño, mi amistad (que te he demostrado como ancha es Castilla e inabarcable su mar) y sin un ápice de acritud. Parafraseando a los clásico, que en el caso de los Bigardos es el chico mayor de Clemente: "La razón de mi cerrazón es la cerrazón de la razón".
Besos
X. Bea-Murguía (ABRO EL DEBATE).
Hoy es el cumpleaños de Javier Marca, que está engordando de felicidad (digo yo). Muchas felicidades de parte de uno que está adelgazando, de felicidad también.
vaya por delante que me encanta llevar la contraria. Muchos lo saben (tú, también), como cuando discutimos diez contra uno sobre temas tan profundos como las diferencias entre cuñado y concuñado (valga este ejemplo real: Felipe y el Marichalá, cuñaos; Elena y Letizia, cuñás; Leti y el Marichalá, concuñaos). Podrás comprobarlo, de nuevo, cuando plantee este otro debate que tengo intención de poner sobre la mesa: ¿es la virginidad un término absoluto? Yo opino que no.
Este afán por llevar la contraria me hace a veces caer en la contradicción, pero no me importa. La mentalidad abierta (la de verdad, no la de la pose ni la de la transgresión facilona con falda), implica la comprensión, asimilación e, incluso, la capacidad de defensa de los argumentos del contrario. A ver si lo explico bien: el tipo que presume de ser más abierto de mente, puede llegar a ser el más cerril en defensa de su pseudoprogresismo y esa CERRAZÓN, que no CERRAJÓN, le lleva al mismo callejón sin salida que lo que pretende denostar. Así lo veo yo, pero soy capaz de decirte, mañana mismo, todo lo contrario.
Ejemplo, para los de mente abierta... ¡Coño que soberbia más injustificable! Espero que sepan perdonarme. Es un estilo que odio, pero se puede ser soberbio odiando la soberbia. ¿O no?... La frase hecha, el tópico, "una persona joven que gana mucho dinero, siempre se pierde" tiene diversas objeciones. La primera de todas, que es una generalización como decir que todos los segovianos son tacaños. Noooooooo. Algunos son muy tacaños. Otros, espléndidos (como los de Cohiba). Segunda, hay gente que se pierde sin tener un duro en el bolsillo; otros, nacen perdidos; otros, muchos, considerados perdidos por los demás, con o sin dinero, deciden vivir su vida aparte de toda convención social y prejuicio pequeño-burgués (sí, sí, pequeño-burgués) y son felices en la perdición.
La perdición, todo aquello que escapa de lo convencional, es el verdadero humanismo (ésta es una frase que uso mucho en defensa del tabaco, porque mis contertulios nunca saben responderla. Empiezo diciendo siempre: "Yo elijo la perdición a sabiendas". Es muy sonoro, ¿verdad?). Es en esta perdición, que nosotros, muchas veces, no podemos comprender, donde ellos encuentran la verdadera libertad. Así que, tal vez, lo que tú consideras perdición es, en verdad, libertad. A lo mejor, sí; a lo mejor, no. Sólo depende del perdido, no de cómo tú lo veas.
Tercero, en muchos casos, una persona considerada perdida por los demás, reencuentra el camino "correcto" cuando tiene el bolsillo más lleno. Las hagiografías están llenas de este preciso caso, sin ir más lejos San Agustín, Obispo de Hipona, padre de la Iglesia, aunque, también, de todo lo contrario. Yo conozco a más de uno que ha girado 180 grados cuando más "perdido" estaba y más dinero manejaba. Eran jóvenes y se dijeron: "Por aquí, no llego a ninguna parte", sin necesidad de que un ángel les dijera "Toma, lee", y se volvieron. Pero se lo dijeron ellos, no tú, ni nadie. Ellos mismos decidieron cambiar de rumbo.
Y ahora son felices, como tú y como yo, en otra clase de perdición, que es la convencional. Porque tú quieres ser rompedor y abierto, pero no te das cuenta de que eres tan convencional como todos aquellos que se empeñan en ser cerrilmente abiertos y en hacer triste exhibición de sus carencias afectivas. Esto lo tenemos ya hablado, creo.
Todo lo que digo, que era un runrún que me aprisionaba los cojones desde una noche en la peña, te lo suelto ahora que puedo y que no tengo a nadie que me interrumpa ni que me impida argumentar, diciéndome: "Ya está aquí, el cerrajón". Porque como es mi blog, escribo lo que quiero o, por supuesto, todo lo contrario, como puedo llegar a comprender que hay mucha gente y muchos sitios donde al concuñado lo llaman cuñado.
Ni que decir tiene que te lo suelto aquí con todo mi cariño, mi amistad (que te he demostrado como ancha es Castilla e inabarcable su mar) y sin un ápice de acritud. Parafraseando a los clásico, que en el caso de los Bigardos es el chico mayor de Clemente: "La razón de mi cerrazón es la cerrazón de la razón".
Besos
X. Bea-Murguía (ABRO EL DEBATE).
Hoy es el cumpleaños de Javier Marca, que está engordando de felicidad (digo yo). Muchas felicidades de parte de uno que está adelgazando, de felicidad también.
3 Comments:
¿Quiere decir que todos los segovianos, tacaños o espléndidos, se echan a perder?
Fdo. Ponga su nombre aquí
Podría ser que Segovia fuera la perdición, o algo muy parecido, por eso me gusta tanto ir. Pero algunos segovianos se echan a perder, efectivamente.
Javier
De felicidad y de comer pimientos daneses rellenos de queso fresco. Y de ver cómo engorda mi niño, enchufado al biberón con los ojos como platos, al principio, y plegados, hacia el final. Y de descubrir a mi amor envolviendo los regalos, en el baño, a las 7 de la mañana.
Hablando de regalos...
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