Ponle un mote
Queridos amigos:
hace bastante tiempo que mi amiga Isabel Riscado me habló de su pueblo, Cedillo, que es el último de Cáceres, una de las esquinas de España (que tiene más de cuatro), emboscado a las orillas del Tajo y rodeado en casi todos sus extremos por Portugal. Desde entonces, el pueblo me interesó y no sólo por la garantizada simpatía de sus gentes ni por su buena gastronomía, ni siquiera por el delicioso chorizo que ya tuve la oportunidad de catar y que me untó el paladar de sabor a frío de sierra, a matanza con anorak y botas de plástico. Lo que me interesó de Cedillo es la frontera perdida. Son pueblos que rompen la geografía política, que nunca han entendido de naciones, dentro de una Europa llena, cada vez más, de grietas que la atraviesan y se extienden como por un parabrisas roto que se fuera a resquebrajar. Cedillo es la España que no se entiende sin Portugal, un país que no se quita de la vista de una comarca cuyo único y contundente límite es el Tajo, aunque si ni siquiera el río ha podido impedir el contagio, el intercambio de acentos, la fabla que lo hace peculiar, ¿qué marea pueden detener los políticos?
Un día, Isabel nos habló de su pueblo y yo me invité a ir. Y tanto he insistido que, al final, me vino Pedro, su contrario, y me dijo:
-- "¿Tú quieres ir a Cedillo?".
-- "Claro", respondí. Ese chorizo in situ no me lo pierdo. Ésta es una ecuación que no falla: si el ron en Cuba no emborracha, el chorizo en Cedillo no empacha.
-- "Pues vas a ir en diciembre".
Cuando por fin lo consigo, resulta que me van a poner de bracero, con pico y pala, a plantar alcornoques, porque tienen ustedes que saber, amigos y amigas, que en Cedillo "los alcornoques se plantan".
-- "No he hecho un hueco en la tierra en mi vida, pero bueno...", le dije. "¿A cuánto pagas el jornal?". No voy a ir de balde, claro.
-- "Pago en vino".
-- "Hecho".
Todavía no he pisado Cedillo y ya acepto el trueque, sobre todo porque sé que salgo ganando: en balanza, me veo capaz de beber más vino de pitarra que de clavar alcornoques en la tierra, aunque mucho me temo que, al final, los surcos no van a ir muy rectos.
Anteayer mismo, me llega la noticia, parece ser que vieja pero para mí desconocida, u olvidada, de que un pueblo frontera ha editado una guía telefónica con los motes. Sabia decisión. ¿Qué son los apellidos sino motes antiguos? El mote es una costumbre tan española como la siesta. Desconozco si otros países son tan proclives al sobrenombre como nosotros. Investigo en internet...
CLIC
... y resulta que el pueblo en cuestión es Cedillo. Otra frontera para la gente de ciudad. Van por la tercera edición.
En verdad, nadie escapa al alias. Todos hemos tenido uno o varios, aunque yo no voy a revelar los míos aquí porque siempre he huido de ellos. Hay gente, además, que tiene una mala leche especial, que clava a los demás con un alias como alcornoques en la tierra. Mi tío Isidro llamaba al vecino el "Cabrón del arpa", porque le daba a la motosierra a la hora de la siesta; oí una vez que a uno le llamaban el "Eyaculador precoz", porque tenía tanto estrés que nada más llegar a los sitios decía: "Me voy, me voy".
Para poner un mote, sin embargo, tampoco hace falta ser ingenioso. En mi grupo de amigos del instituto, entre los que se encuentra Hormon Wells, había un par de elementos muy dados al mote. Sobre todo, Manolo Miner. Así, toda persona ajena al grupo tenía el suyo, sobre todo ellas... Podríamos hacer un compendio de ellos, una guía aunque sólo fuera para el recuerdo, con alias del pelo: la Caballo, Heidi, la Pija de Economato, Rinoto, Iguanote, Terminator, el Bacalao, Gorilote, el Bicho-Bola, A pelo, la Galleta...
Hagan memoria y cuéntenme ese mote.
X. Bea-Murguía (no confundan mote con pseudónimo, ni pseudónimo con heterónimo, ni heterónimo con personalidad múltiple).
12 Comments:
Las Escocesas...
¡Cuántos conocidos con mote! Si nos paramos a pensar en todos los que hay en el grupo de "Los Bigardos", que ya es mote, salen bastantes. Y ni te cuento si ya nos remontamos a los que adquieren por su familia. Que salgan del armario esos costalillos, por poner un ejemplo.
El mejor mote que yo recuerdo: un tipo de la mili, gordo, lleno de pelo al que siempre le sudaban las manos. Le llamaban Musgo.
Gaitero
¡Que pijo! Un gordo de marca.
Javier
POr cierto, el sábado conocí a un tipo verdaderamente digno de estudio, al que apodan "El Huevo". Este se cayó en la marmita de pequeño, está claro.
Yo no sé por qué será el mote, pero quiero pensar que es porque los huevos se ponen.
Javier
¿Qué hace un tío tan ingenioso (el que se inventó el nombre del musgo) haciendo la mili? Ministro de Cultura tenía que ser, hombre.
Besos
¿Qué hace una mujer tan guapa navegando sola por este blog?
Javier
Hay algo mas bonito que el amor en primavera?
Dejate de dar fama al pueblo, al vino y al chorizo porque eso existe a causa de que las columnas de turistas no llegaron todavia y como me jodas el vergel te corto el orinador.
Mi mote era "El lenteja" porque tenia la cara llena de pecas, en el pueblo me conocian por Pedrito el hijo de Rita ahora ya tu sabes mi amol.. El pescailla del Guadiana.
Familia de "Los valores"
Los Perules
La Preciosa
Caca Lila
Cagueta
Los Mellaos
Los Ovejos
Calderero
Platero
La Pili la chocolatera
Los criberos
Panarra
Seguire..........
El Chuma
El Pollo
La Gorrilla
Cribero
El Mona
Conejo
Coriras
Cirilin
El Carbonero
Litri
La Teresa La Pavesa
La Portuguesa
..............
Piquero
Ratilla
El Silletero
La Tia Cataña
El Doro
Los Marquillos
La Nati la Carioca
La Pollita
El Pollo
Cochala
Marianita
Cachurra
.......
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