Un ginfizz, porfa
Queridos amigos:
es de ley decir que las cosas se han hecho bien cuando, anteriormente, se han criticado. Me he alegrado mucho de la victoria de Frenando Alonso en Mónaco, que conste, porque no ha hecho la pedorreta ni la bailarina de jota ni ningún gesto soberbio. Ha levantado los deditos, los brazos al salir del coche, se ha abrazado con Montoya... Así, sí.
Como he dicho en alguna entrada anterior, siempre al hilo de la Fórmula 1 (deporte que mayormente me la sopla), considero que más importante que saber perder es ganar con elegancia. Yo me he hecho un trabajo fino de psicología interior para aprender esto y practicarlo. No siempre he sido así. Confieso con no poco pudor que en una ocasión, hace años, se me resbaló de la mano una pala de ping-pong que fue a darle en la testud a mi hermano Mitxu (de hecho, casi se me asobina) y que alguna raqueta de squash se me ha roto, por accidente, contra la pared ante la impotencia que me causaba, en mi tiempo de competitivo, la incomprensión de la derrota, la huida de una victoria que creía segura.
Sin embargo, esto es agua muy pasada. He madurado hasta conseguir controlar mi ira, he encontrado mi equilibrio interior y ya es muy difícil desatar los demonios del mal perder que, antaño, con tanta facilidad se adueñaban de mi ser convirtiéndome en una fiera. Ya ni me pico ni me enfurruño ni acuso a nadie de hacerme trampa (aunque las hagan).
La derrota se ha vuelto, por otra parte, un hecho cotidiano en mi vida. Reconozco que ese equilibrio al que he llegado, me lo he ganado a base de perder, incluso en aquellos juegos y competiciones en los que creo que tengo cierta habilidad.
El viernes mismo, sin ir más lejos, perdí jugando al mus. Sin excusas. Perdimos. Es más: es la tercera o la cuarta vez que Pablo y yo salimos escaldados contra esta pareja de... ¿personas?. No voy a decir ni siquiera que tuvieron suerte, aunque pillaran más que un concejal de Marbella: jugaron mejor sus cartas y punto. Lo cierto es que por juegos ganamos los mismos que ellos (3-2, 0-3 y 3-1) y que, como sucedió en las derrotas anteriores, los tuvimos acochinados en tablas, buscándose sin encontrarse, acorralados y temblorosos gracias al despliegue de un juego ágil, prudente y sabio. Tanto que estuvimos a un pelo de ganarles (precisamente, lo que le falta a uno de ellos), pero, en fin, ¿qué le vamos a hacer? ¿Ellos son mejores? Noooo (y además son más feos), pero en los momentos clave han sacado mejor partido a su (puta) suerte, pillando cartas justo cuando eran verdaderamente necesarias (como si sus mujeres estuvieran en ese preciso instante recibiendo al butanero), que ya se sabe lo que dice el acervo: con buena picha...
Esto por no hablar de las señas falsas... De las pataditas por debajo de la mesa... De sacar el tema de Hacienda para enfríar el asunto cuando iban apretaditos y toda una batería de bajezas y estrategias marrulleras, más típicas de la selección griega de baloncesto que de una pareja de musolaris. A diferencia de lo que se piensa en Madrid, donde incluso se miente jugando, el mus es un juego de engaño, sí, pero caballeroso.
Salimos de la partida tan amigos. Ellos retándonos ufanos para una próxima ocasión, muy farrucos, muy gallitos, creyendo que van a tener la misma suerte cinco veces seguidas. Eso en España sólo lo hace Indurain, amigos, y vosotros dos no nos volvéis a tocar la cima del Tourmalet ni con autotransfusiones. Por supuesto, a pesar de su regodeo poco sensato y menos elegante, recogimos el guante y les estamos esperando con el cuchillo en la boca para obligarles a saborear el lodo amargo de la derrota, que lo será más porque están hinchados como globos. No se merecen otra cosa.
Como han comprobado, no me importa perder... Nada, nada, NADA... Lo que me jode es que me gane un tipo que marida ginfizz con cigarritos de coco. ¿Cómo puede uno concentrarse para jugar al mus escuchando eso? ¡No me jodas! ¿Cigarritos de coco con ginfizz? Si me da hasta vergüenza escribirlo:
-- "Un ginfizz, porfa, que me casa súperbien, osea de rechupete, ¿no?, con unos cigarritos de coco que tengo que son divinos de la muete". ¡Por Dios! Esto descentra a cualquiera. Es muy, muy bajo. Hace falta ser...
La próxima vez vais a pillar, pero a lo Rodney King. Os estamos esperando (con la pala de ping-pong en la mano, por si acaso).
X. Bea-Murguía (va a tener que ser órdago)
7 Comments:
Sarta de chorradas... ni Gin Fizz ni pollas, os hundísteis en la miseria, cuando creíais que nos teníais cogidos de los huevos, ese "carente de pelo" como tú le llamas sacó su repertorio y os hizo trizas. Cigarritos de coco dice el mamón, el único que se calzó dos farias, con dos cojones, y dos cubatas de Barón Dandy. Pero qué coño. Impaciente, esta mañana me he metido en el blog para ver cómo ibas a contar esta gran hazaña de la gran pareja compuesta por el "frutero" y el Enchufes.
Señores, no se dejen engañar, al final tuvieron que acercarse a la barra, sacar las billeteras y aflojar, y en el fondo se oía el Amazing Grace escocés... Nosotros, mientras, que si no os preocupéis, que teneis tiempo para aprender, que esto pasa, que si los gatillazos a pares suceden de vez en cuando...
Gran partida.
El maestro frutero.
aaahhhhhhhh esa es la explicación de "lo de Mitxu?" le diste con una pala? menos mal, pensaba que podía ser genético!
un beso, Javier.
Mitxu rompió la pala, como puedes imaginar.
En cuanto al Frutero, pues qué voy a decir: que menos mal que no ha negado lo de las autotransfusiones
Javier
Autotransfusiones de Ron con Coca Cola, que no afectan para nada en el resultado, que permanece invariable: ganamos, y eso es lo que cuenta.
Esto se parace a la explicación del término "casi imposible": es una falacia, o es posible o es imposible, pero no valen medias tintas. Pues esto es igual, no vale lo de casi ganamos: o ganas o no ganas.
Además, por hacer otra similitud, el ganar en el mus se parece a realizar un viaje: da igual como lo pases, lo mejor es contarlo después a todo el que pesa más de 20 kilos y tiene orejas (y tiempo). En el mus, lo que mola no es ganar, sino contarlo.
Javi, lo siento, ya tendrás oportunidad de resarcirte (espero).
El frutero más frutero que nunca.
Veo tu oportunidad de resarcirme con escopeta y perro y te ganaremos con las manos detrás y sujetando las cartas con la boca. Y no te preocupes, que ya te lamerás las heridas, en directo, en el blog, después. Como he hecho yo.
Javier
Creo apreciar una cierta rivalidad, ¿esto es siempre así?, ¿solo afecta al JUEGO DE CARTAS o también a vuestras capacidades sexuales? ¡Que rivalidad...!
El Cipote de Archidona.
Chico, con el mote que has elegido, no sé qué contestarte que tenga relación con la capacidad sexual.
Claro que es Cela en estado puro.
Javier
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