lunes, noviembre 20, 2006

Eutanasia, 20N, mi tía Carmen y Anguita


Queridos amigos:

ya vuelve la normalidad, y espero que por mucho tiempo, después de una semana para olvidar llenita de sudores fríos y tiritonas y no, no me refiero a ninguna película de Amenábar: era la gripe. Por cierto que el otro día vi un trocito de "Mar adentro" y recordé por qué, en su momento, me pareció una película tan lamentable. Es mala en el sentido más amplio de la palabra: tiene un guión de pena que está escrito con la aviesa intención de llamar gilipollas al espectador, proponiendo un tema tan serio como la eutanasia como una cuestión de buenos y malos, indios y vaqueros, el malvado imperio contra un Luck Skywalker en silla de ruedas. Parece como si Amenabar hubiera ido a un colegio de educación especial a plantear el debate para plasmar en su peli los mejores argumentos en contra de la eutanasia: "somos muy buenos y muy guapos, vivimos en un locus amoenus fetén y merecemos morir y estos malos con alzacuellos no nos dejan... ¡Malos!¡Más que malos!". Yo les recomiendo que obvien "Mar adentro" y vayan corriendo a alquilar o a comprar su secuela porno, "Más adentro". El guión es mejor y el protagonista sostiene un argumento sobre la eutanasia más grande y contundente. Muy dura.

Hablando de eutanasia, acabo de llegar de Valencia y tengo que decir que la A3 es una autovía que pide a gritos un tercer carril: uno para los lentos, otro para los normales y otro más para los subnormales, esos que te vienen echando las luces desde Cuenca y que, como decía no sé quién, parece que llegan tarde al accidente. Hemos estado el fin de semana viendo el Oceanográfico y la verdad es que la Ciudad de las Artes y las Ciencias merece la pena. Es espectacular. Los niños, que eran muchos y muy buenos, han disfrutado casi tanto como sus padres.

En el camino de vuelta, paramos en una gasolinera de Cepsa (¿o era un BP?) y allí vimos algo insólito: un tipo de unos sesenta tacos ataviado con una camisa azul de falangista, con su brazaleta de Españññña (¡coññño!) y su caspa. Lo que me llama la atención no es que haya gente así, que hay más de los que creemos, sino lo buenas que eran las camisas antes, que hace más de treinta años que murió el muerto y este hombre la tenía impoluta, como recién estrenada. Ya no hacen camisas como las de los tiempos de Franco. Eso hay que reconocerlo. Tampoco embalses.

Cai en que hoy es 20 de noviembre, claro, y toda aquella peña (porque después me di cuenta de que no había uno sólo, que eran un buen puñado de nostálgicos) vendría a Madrid hoy a los actos variados de celebración del cumpleaños de mi tía Carmen... ¡Felicidades, tía! Hay que ver cada año la que lían estos para celebrar tu cumple.

A mi el 20N me encanta, porque mi empresa me paga los 20 de cada mes y ya, a estas horas, estoy nerviosito. En cuanto a lo otro, voy a celebrarlo hablando de Julio Anguita. Dice en su libro "El tiempo y la memoria" (La Esfera de los libros), firmado por él mismo y por Rafa Martínez Simancas: "Había que ir contra el régimen porque nos llevaba a la ruina moral y la desaparición de la identidad colectiva, nos arrastraba hacia la sequía de ideas y la ausencia de discrepancias". Parece que el bueno de Anguita nos esté contando "Mar adentro" versión "corriendo en silla de ruedas delante de los grises", pero no es así, Don Julio, el maestro de escuela, con tono profético y didáctico, nos cuenta hacia dónde caminaba la conciencia popular durante el franquismo sin darse cuenta de que ha sido la democracia la que nos ha traído la eutanasia intelectual. Hoy tenemos unos líderes políticos que son parodias de sus propios muñegotes y la luminaria occipital son gente como Amenábar con su ramplonería.

Tengo que decir, sin embargo, que Julio Anguita es un político hecho de otra pasta y que yo, desde el más profundo desacuerdo con la mayoría de sus ideas, estoy totalmente de acuerdo con un montón de verdades como puños que dice en su libro. Tanto es así que he llegado a la conclusión de que en una comida con Anguita podríamos terminar el postre dándonos palmadas en la espalda:

-- "De acuerdo, Julio, estamos totalmente en desacuerdo".

Yo lo echo de menos, y no voy a compararlo con el único comunista que "Llama a los zares", porque la estatura política e ideológica de uno y otro es equiparable a la física. Anguita es el Settembrini de "La montaña mágica" de Thomas Mann, un hombre culto, preparado, razonable, cuyos discursos siempre han pretendido enseñar algo más que una dentadura macilenta. Esto hoy no existe en el parlamento. Todo lo que tenemos es soflamas y letanías, argumentos para lelos y discursos de cara a la galería, paternalismo y risa floja, diarrea y flatulencia. "¡Eutanasia a la inteligencia!¡Viva la muerte!", que diría Millán Astray en una peli de Amenabar.

X. Bea-Murguía (Ja soc aqui).

Muchas felicidades tía. Un beso

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me gusto "Mar adentro" y eso que la ví en un mal momento; un lunes 13 de septiembre de hace dos años. Decidí que ese día tenía que cambiar algunas cosas, me corte el pelo, fuí al cine con mi chico, cenamos por ahí.. y seguro que fueron las tres -c (cine,cena,coito)... y al acabar todo tenía las mismas ganas de llorar que al empezar la tarde... o más: no tenía pelo, había visto una peli triste pero optimista, no habia cenado mal, de la tercera c no me acuerdo y seguia llorando a mi abuela... este es el recuerdo que yo tengo de "Mar Adentro": Que la ví una semana despues de que muriera La Paca.. y aun se me saltan las lágrimas, cada vez que recuerdo ambas cosas.
Y este rollo porque sí. Lo siento. gracias

20 noviembre, 2006 17:57  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

De nada... Creo... Si no supiera quién eres, te diría es que es una pena lo del coito, porque después de ver "Mar adentro", que te lo encoge todo, seguro que no lo echaste. Vaya, ya te lo he dicho.

"Mar adentro" es una peli torticera y de argumentación pueril que, además, retuerce la realidad, la presenta de una manera maniquea para que quede clara la línea entre los buenos, los que están a favor de la eutanasia, y los malos, los que están en contra.

Para películas buenas, buenas sobre la eutanasia, "Million dollar baby" de Clint Eastwood.

Ahora, el gusto es una cosa misteriosa.

Javier

Por cierto, echar el polvete hoy mejor que mañana que luego es tarde.

20 noviembre, 2006 18:12  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Quería decir "Echa el polvete", no "echar".

20 noviembre, 2006 18:13  
Anonymous Anónimo said...

Pues yo fui a ver la peli sin ganas, ya que mi experiencia con la muerte de Ramón Sampedro fue un tanto desagradable. Yo trabajaba para un programa de reportajes de Antena 3 y cada vez que se me menta a este señor se me viene al cuerpo la sensación que me dejó editar el vídeo de su muerte una fría madrugada de enero, sola en una cabina de edición de un ala sin estrenar del nuevo edificio de informativos (con los plásticos colgando por el techo y sin luz). Una y otra tuve que pasar las imágenes por el monitor de sus estertores para buscar absurdamente algo más que un tío palmándola delante de tus narices. No se lo recomiendo a nadie.
Definitivamente me quedo con la versión de Javier Marca "Bar adentro".

21 noviembre, 2006 11:15  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Pues, como sabes, en la película de Amenabar muere haciendo el sapito, eructando unos "ya está", "ya viene", tranquilamente, relajado, como diciendo: "¡qué buena es la muerte dulce!". Nada de manipulación. La cruda verdad.

Besos

Javier

21 noviembre, 2006 11:52  

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