Una grata sorpresa
Queridos amigos:
la vida te da sorpresas, ayer estuve todo el día en Sevilla, ya saben: ida por la mañana en AVE, comida, un puro muy rico y vuelta a las seis de la tarde. Esto del tren es la pera. Leí que para 2020, la red de alta velocidad estará completa y sospecho que, para entonces, el avión entrará en barrena, salvo para ir al extranjero y ya lejitos, lo que, para los caguetas como yo, es un alivio.
Viajar en tren, cuyas excelencias siempre he ponderado, está lleno de ventajas. Que se lo digan a Antonio Orejudo.
Como quiera que en el regreso a Madrid mis compañeros de viaje se dispersaron, me arrepentí de no haberme llevado un libro que, a última hora, dejé en el coche porque pensé que iba a cargar con él todo el día sin siquiera poder abrirlo. Fallo lamentable. Me entretuve un rato viendo una película sobre judíos en la Francia ocupada que no vi acabar porque se ve que los responsables del AVE compran en un top-manta con pocas garantías de calidad. No me dolió mucho: la peli me estaba pareciendo un topicazo de buenos y malos y ya estoy un poco harto de esta visión tan limitada que hace de la más cruel de las realidades un cuentecillo para idiotas.
Sin nada que hacer, sin nadie con quien hablar, el viaje, aunque corto, iba a alargarse, como un ciprés en el cementerio del tiempo, hasta que cayó en mis manos la revista "Paisajes" y comenzó la diversión. No es que yo sea exigente, ni mucho menos, pero cuando voy a entregar parte de mi tiempo, que es un regalo precioso porque es escaso (pero por negligencia ayer me sobraba), a leer un reportaje sobre Nueva York lo último que quiero es que empiece con un "La ciudad que nunca duerme..." porque ya no sigo leyendo.
Un artículo de Carmen Amoraga, reciente finalista del Premio Nadal, sobre una ciega que, por ciega, no sabía lo fea que era me abrumó en el pensamiento sobre un escritor que, por pagado de sí mismo, no sabe lo mal que escribe (¡Hay tantos!). No me quiero referir con esto a Amoraga, de quien sólo he leído este artículo, así que prefiero no prejuzgarla. A la ciega la atropella un Opel Corsa y la autora desaprovecha una oportunidad de dar un golpe de mano. ¡Ay las ocasiones perdidas! ¡Ay los trenes que dejamos pasar! La ciega, en la agonía de la muerte, abrazada a su marido tenía que haber dicho:
-- "¡Perra vida! ¡Ya no podré ir a Cambio Radical!".
Y dirán ustedes: "¡Si no sabía que era fea!". Claroooo, y Steve Wonder no sabía que era negro ni yo sé que estoy gordo, ni que fumo, ni que... Bueno, bueno... No me voy a pasar que esto lo leen mi madre y mi suegra.
Sin embargo, un Donatello entre las fieras: una entrevista con el doctor Pedro Caba, quien al ser presentado como vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la OMS despertó mi interés más morboso. Ya saben que estas cosas me molan. Comencé a leerlo pensando en que me daría material para el blog... ¡Y vaya si me ha dado material...! ¡Pero del bueno, bueno!
Una gratísima sorpresa que hoy no tengo tiempo ni espacio para desmenuzarles. Se quedan con las ganas, si es que he conseguido despertar en ustedes algún interés por este señor de sombrerazo. Será mañana. Hoy me llama la obligación.
X. Bea-Murguía (a sus pies, Doctor Caba).
Etiquetas: Literatura, personal
9 Comments:
De las películas que ponen en los trenes habría mucho que hablar. Yo presenté una protesta por escrito hace años porque me pusieron la misma película (La guarida) en cuatro trayectos distintos en un período de quince días.
La carta que me mandó Renfé era para enmarcarla, por cierto, sólo diré aquí (para preservar mi intimidad y que no haya represalias) que incluía una frase del estilo "las proyecciones cinematográficas en los trayectos de largo recorrido responden a los gustos de los señores clientes según estudios estadísticos de reconocida solvencia".
Da como miedo...
Último Íbero offline
Mira, ahí tienes un buen tema para retomar tu blog... ¿Qué me dices?
Javier
Si respondieran al gusto de los "señores" clientes, solo pondrian porno del bueno, sin embargo si respondiera al gusto de las "señoras" clientas, la verdad no se lo que pondrían, es un misterio para mi.
Capitanlieutenant
Gunter Prien.
Jajajajajaajajajajajajaja
¡Coño! Gunter Prien, pareces nuevo: pues porno, pero que, al final, se casen.
Javier
Visto que no tienes tiempo para más, te comento que el último viaje que hice en AVE me lo pase viendo una nefasta película, problema mío, claro, pero ¿no os habeís dado cuenta de que los auriculares que te dan para poder escucharla son una porquería y se te clavan en la oreja?
Tras tú comentario he decidio poner en el tablón que tengo tras el respaldo de mi silla, una foto de Clint Easwood con la frase ALEGRAME EL DÍA.
Estoy de acuerdo con el tema de la porno, así podríamos ver alguna película buena de Stallone.
Me imagino que era la tipica carta casposa del siglo pasado,redactada en taquigrafía para después merendar con la secretaria...
Da miedo ....mucho miedo.
Los auriculares son una basura, como dices, pero es que, además, en el sistema de audio se filtra alguna emisora de radio muy mierdosa que, al mezclarse con la banda sonora de la película, te da dolor de cabeza. Porque, encima, son los cantamañanas de siempre los que se cuelan por esa basura de auriculares que te dan: los Maná etcétera, lo que confirma mi teoría de que son un virus.
Por lo de la porno y Stallone, recuérdame que te invite a un botellín, Santi.
Javier
Los auriculares han cambiado un montón ¿no recordáis acaso aquellos que eran simplemente un tubo de plástico hueco y encima te los cobraban?
De todos modos no os quejéis. En el AVE Madrid-Zaragoza no ponen película, sólo un documental que trata, según el día, sobre:
1.- Vinos extremeños.
2.- El origen de los volcanes subacuáticos.
3.- El maravilloso mundo de los mohos.
4.- La mitosis como nuevo modo de concebir el sexo unicelular.
5.- La relatividad del tiempo o como la duración de un minuto depende de en qué lado de la puerta del baño estés.
¿Ponen el de la impotencia senil en los escorpiones del Gran Cañón?
Ese es apasionante (que se lo digan a Nick Rivers)
Javier
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