miércoles, octubre 10, 2007

Democracia partidista

Queridos amigos,

me van a perdonar, pero anoche estuve hablando en una radio a las 2.45 horas AM y, claro, todo no se puede. Cosas del estrellato mediático que me caracteriza, ya saben. A veces estoy un poco cansado de decir siempre lo mismo, lo que ustedes pueden comprender perfectamente bien, porque, en el fondo, soy parte de una gran cadena de montaje y mi cometido es ajustar la misma tuerca una y otra vez en coches distintos, pero iguales, hasta que se me disloque la muñeca.

Así que no he tenido tiempo esta mañana de escribir mi chorradilla, pero como veo que hay mucha gente que se está animando a entrar, casi me siento obligado a ofrecerles esta explicación.

Una de las cosas que suelo decir en la radio, digamos que forma parte del mismo giro de muñeca para ajustar la misma tuerca, es que me sorprende lo lejos que están nuestros representantes de la realidad, que parece que viven en una verdad distinta, más elevada, que no toca el suelo, que no se enfanga, que no percibe los problemas reales de las personas que les han elegido y para las que legislan.

Me sorprendió el otro día un diputado socialista, bastante conocido, con quien tuve la suerte de compartir un ron y un cigarrillo en un estanco y que no sabía, no tenía ni idea, que la ley que han aprobado en el Parlamento prohíbe fumar en los estancos...

-- ¡Ah! ¿Sí? –preguntó muy extrañado, como quien dice “pues menuda gilipollez”. El estanquero, que es mi estanquero de cabezazo (de lo que me río con él), le dijo que él se iba a fumar al restaurante de enfrente y el dueño del restaurante, a comer al estanco.
-- Pues sí -le contesté yo, tratando de aguantarme la risa-, y muchas otras cosas sin sentido.
-- Mientras no me hagáis una foto –respondió antes de dar una profunda calada a un Marlboro.
-- Tentado estoy –le dije. Pero, por supuesto, yo no hago ese tipo de guarradas a la gente-. Pero las leyes son para todos y, en primer lugar, para quien las aprueba-. Claro que yo, tan delincuente como él, estaba apurando la toba de un delicioso Romeo y Julieta Escudos.

Así es el sistema. Este señor, que me representa da su voto para la aprobación de una ley que ni siquiera se ha leído. Y el problema no es exclusivamente de este hombre que, por otro lado, estuvo más majo que las pesetas, que allí se dieron nombres de políticos de primerísima fila del PP, del PSOE y de algún otro partido más pequeño, pero que formaba parte de la Comisión de Sanidad del Congreso (lo que es más grave), que tampoco tenían ni idea de lo que estaba prohibido y de lo que no.

No piensen que el tema de hoy es el tabaco. No lo es. El tema es el sistema. Lo que sucede con esta ley, pasa con todas las demás, con otras mucho más importantes. Conclusión: la democracia partidista no es una verdadera democracia... ¿No creen? ¿Ustedes votan a partidos, a ideas, a programas electorales o a partidos?

X. Bea-Murguía (hoy he quedado con Rafael Reig, así que, supongo, mañana tendré tema del bueno, bueno para contar).

Aquí les dejo un temita pastelón de la apestosa serie "Anatomía de Grey", que le dedico a mi señora.

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8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Partitocracia, Cleptocracia, Burrocracia ¿qué más da? El propio sistema impide que pueda ser reformado salvo que los partidos políticos opten por inmolarse y proceder al cambio de sistema.

Eso lo hicieron una vez las Cortes franquistas (tan orgánicas ellas) y se paso de aquello a esto. Y hoy en día me da a mi en la naricilla que los partidos no se plantean ni en broma alterar un sistema que les beneficia de manera abrumadora.

El asunto es ¿podrá cambiar esto algún día? Dum'no!

Juanjo

10 octubre, 2007 11:26  
Blogger Jika said...

Pues mira, todo lo que dices del sistema y los puros y las leyes y los diputados es cierto, pero a mi... a mi lo que me ha gustado y me ha puesto moñoña (le tomo prestado el término a tu señora mi amiga) es el vídeo de Anatomía con esa cancioncilla. Ay.

10 octubre, 2007 12:44  
Anonymous Anónimo said...

¿Ves, Javier? No se puede mezclar alta política con cosas ñoñas, que luego pasa lo que pasa y se lleva los votos el más guapo.

Juanjo

10 octubre, 2007 15:26  
Anonymous Anónimo said...

Si se tiene esperanza en la política, se tiene esperanza en la democracia.

Emocionalmente puedo estar de acuerdo con bastantes cosas de esta entrada pero... estamos hablando de política.

Del mismo modo que, si habláramos de Ejército... muchos de los enfoques irían en ese sentido: Ejército. Más si cabe, cuando el Ejército democrático tiene una responsabilidad de Estado (contando y asumiendo la voluntad del país a través de los políticos para ir más allá en los conflictos y en la defensa).

Lo del tabaco es extraño.

Pero igual de extraño es que se asocie el habano a una clase social.

Por cierto... ¿sabías que Fidel Castro no fuma? Pero mírale ahí, promocionando el tabaco de su país.

Algo así tiene la política.

Un saludo.

10 octubre, 2007 15:48  
Anonymous Anónimo said...

Pues no sé, Juanjo. El sistema es muy mejorable, estamos de acuerdo, pero para lo que yo pido, que es seriedad en su trabajo, tampoco hace falta una reforma constitucional. Es muy poco serio que un diputado no tenga ni idea de una ley que ha votado. Que se le escape algún detalle, vale, es normal, son humanos, pero no tener ni idea es... En fin. Y tienes razón: los guapos, al final, nos las llevamos de calle. Jeje. Un abrazo.

Gracias, amiga, estamos ya en recta final y Bea necesita ánimos. Besos.

Anónimo, ¿qué encuentras extraño del tabaco? Fidel fumaba, pero ya está para pipas, me parece a mí. De todas formas, no sé si conoces Cuba, pero son la leche. Prohibieron fumar en todos los edificios públicos justo el día en que empezaba el Festival del Habano. Cuando le pregunté a un cubano si la prohibición iba en serio, me dijo: "Bueno, tú sabes, en Cuba todo es sí y todo es no".

Javier

10 octubre, 2007 20:14  
Anonymous Anónimo said...

Que sea tan placentero y asesino. Eso es extraño.

10 octubre, 2007 20:30  
Anonymous Anónimo said...

Si lo piensas bien, todo lo que proporciona placer es adictivo y peligroso. Ahí, en esa línea, está el secreto.

Pero, es verdad. Estoy contigo.

Javier

10 octubre, 2007 20:36  
Anonymous Anónimo said...

El sistema actual evita que los diputados y senadores se preocupen de lo que votan, que eso ya se lo dice el partido cuando llega el momento. Esta gente en realidad, individualmente, no responde ante nadie de sus actos políticos ya que es el partido el que decide si van o no en las listas, y en que provincia les ponen.

Así que, ya que sus electores provinciales no les conocen ni les pueden pedir cuentas de sus actos, se limitan a intentar posicionarse en el partido y que les coloquen cuatro años de diputado-senador. Y luego a votar lo que les digan.

Sencillo. Y apestoso.

Juanjo

11 octubre, 2007 11:36  

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