lunes, abril 28, 2008

Cuatro niños, veintidós ruedas

Queridos amigos,

como quiera que los sábados por la mañana mi mujer tiene que trabajar muy aplicada y duramente, pues es su destino en el corto plazo ganarse el pan con que sustentarme (mi ideal de vida siempre ha sido la del zángano de colmena), he aquí una receta exquisita para disfrutar del fin de semana, sobre todo si es soleado y caluroso como el pasado.



Agarra a tus hijos... ¡Ah! Perdón, que algunos de vosotros no tenéis hijos... ¡Pues a hacerlos, hombre, que es la mejor parte del plan del fin de semana! ¡Ay, calamidades! En fin: para aquellos de vosotros que aún no se hayan reproducido, el mejor plan de fin de semana es: IRSE A HACER HIJOS (recomiendo precauciones, que así se puede "irse a hacer hijos" muchas veces sin que pase nada).

Para aquellos que no tomaron precauciones en su día, el plan es: coge a tus hijos, pilla un libro, ve a buscar a unos amiguitos de los niños y te los llevas a todos al parque. Puede parecer una locura, pero es una delicia. Los niños se entretienen solitos, sin necesidad de que tú te las des de padre moderno que juega con el cubito y la palita y así te queda la gran oportunidad de dedicarte a una afición adulta durante un rato. Me acabo de dar cuenta de que cuando un adulto quiere contar algo verdaderamente placentero, vuelve a la infancia y lo resume siempre usando diminutivos: me siento en un banquito o en una terracita al sol con una cervecita, agarro el librito y de vez en cuando levanto el ojo izquierdo (el derecho, no) para controlar que todo esté en orden, que no haya peleas, ni arena volando...

Es un plan maravilloso. Lo he hecho siempre que he tenido ocasión, aunque no tantas veces como me hubiera gustado, porque requiere sol, requiere cierre de revistas de Beatriz... En definitiva, deben coincidir una serie de factores, una alineación concreta de planetas, que no es fácil que se dé. En las últimas ocasiones, sabiendo que los Vernia estaban de reformas en casa y que con los niños por el medio tenían que andar agobiados, nos hemos hecho el favor mútuo: ellos me han prestado a sus niños, Ernesto y Quique, que son amigos de Rodrigo, y yo me llevo a los tres y a Ana al parque.

Tan ricamente.

Llega el último sábado de abril, compruebo que se alinean los planetas y me froto las manos: ese pedazo de sol como la cara de un chino al que le estuvieran mordiendo los huevos; ese cierre pendiente de revista; ese libro que me tiene absorbido; esa niña que se tiene que dormir la siesta (y que no hay manera, cojones); esa Beatriz que me agradece infinito que la libere de todo para poder cerrar...

-- Bea, para que puedas currar, me llevo a los niños al parque -es decir, me sacrifico (jeje)-, a ver si, de paso, por el camino, la niña se duerme un rato.

Porque es fundamental, para que el plan resulte exitoso, que la niña se duerma un rato. Es difícil, no se piensen, que menudo búho que está hecha la tía, más cuando la sacas a la calle y, de pronto, se ve rodeada por una miríada de ruidos interesantes y primaverales: gritos de niños, mirlos piando, gente enamorada jadeando por las esquinas... Lo normal es que con el traquetreo de los adoquines, camino del parque, Ana caiga, pero nunca se sabe.

Todo preparado... Eppur si muoven...

Rodrigo se pone los patines (ocho ruedas); Ernesto, a su vez, baja con los suyos (dieciséis); Quique monta en bicicleta como una bala (dieciocho) y aquello de que me iba a sentar a leer y levantaba el ojo izquierdo, de vez en cuando, para controlar mientras los niños jugaban en la arena ha pasado a formar parte de la historia.

El sábado me pasé el rato, hasta que bajó Nuria Esther, miss Piedrahita, bizqueando con el libro en la mano mientras tres niños con dieciocho ruedas se alejaban en tres direcciones distintas a toda leche y, dicho sea de paso, cometían alguna calaverada engorrosa para un padre al cargo que, afortunadamente, sabe disimular.

Para colmo, a Ana no le salió de las narices dormirse, así que, no sé si pueden verme en ese momentazo de estrés, moviendo el carrito (cuatro ruedas) de la niña para adelante y para atrás, ea ea ea ea o, pensando en que Quique estará a punto de culminar el Tourmalet, porque no se le ve y ¡Ernesto, Rodrigo dejad eso ya!

Un minuto, uno sólo antes de bajar Nuria, la niña se había dormido por fin, Quique ya había ganado la etapa y los otros dos estaban bajo control, me senté en un banco, abrí el libro y pude pensar que había costado pero, al final, parecía que mi plan iba a marchar sobre ruedas.

-- Javier, ¿por qué siempre te bajas al parque con un libro? -me preguntó Ernesto.
-- ¿Y vosotros por qué os bajáis los patines? -eh, ¿por qué? ¿por qué?.
-- Porque es divertido -los niños son niños y no captan la ironía.
-- Pues, hala, a patinar por ahí.

Menos mal que en seguida bajó Nuria y, por lo menos, me pude tomar una cerveza a gusto.

X. Bea-Murguía (a cuatro días, cuatro, de irme a bucear)

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7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Eso te pasa por ignorar las más elementales leyes de la física, como la quincuagésima cuarta de la dinámica, que afirma que la velocidad que un niño imprime a su bicicleta cuesta abajo es directamente proporcional al volumen del librito que uno pensaba leerse en el banquito mientras se echaba un cigarrito. La sexagésima segunda afirma que una cervecita tomada con los niños alrededor es eso, una simple y jodida cervecita.

Fdo. Rubén Da Risa, Polisacárido

28 abril, 2008 10:16  
Anonymous Anónimo said...

Don Ruben, veo que usted me entiende a la perfección... ¿Cuántas ruedas tienen sus hijos?

Un abrazo

Javier

28 abril, 2008 11:07  
Anonymous Anónimo said...

Anda! eso me recuerda al mar de fondillo!!! jejejeje marejadita de la buena

I.G.

28 abril, 2008 11:14  
Anonymous Anónimo said...

Jejejejejee

Bueeeeeno, hay un poco de corrientilla... Hay un tiburoncillo con cara de hambre...

No pasa nada!

Besos

Javier

28 abril, 2008 11:43  
Anonymous Anónimo said...

Los míos sólo se suben a patinetes. Se caen igual, pero desde más abajo. La cerveza la cambio por ansiolíticos, lo que me permite asistir a sus temerarias maniobras en el parque

28 abril, 2008 12:35  
Anonymous Anónimo said...

¿Has probado en combinarlos? Se pasa mucho mejor.

Javier

28 abril, 2008 12:46  
Blogger oakleyses said...

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