miércoles, octubre 21, 2009

La duración de un minuto

Empiezo de nuevo, porque esto se ha ido a la mierda ya un par de veces. Decía que la duración de un minuto es relativa, que el tiempo se expande, se dilata y se contrae dependiendo de las circunstancias. Esto no es nuevo. No es el mismo tiempo 124 horas de vacaciones en México que las 124 horas que me quedan para irme.

No es lo mismo un minuto en la ducha, calentico, sintiendo cómo el agua me resbala en una caricia lánguida desde la nuca que ese minuto con el colutorio en la boca. No sé si les pasa a ustedes pero yo, en un minuto de ducha apenas sí tengo tiempo para pestañear, mientras que con el colutorio en la boca ese mismo minuto se estira y da para hacer un montón de cosas.

Si yo no fuera como soy, podría llegar a la conclusión de que para que las vacaciones se me hicieran muy largas, podría ir con el colutorio en la boca (menos en el avión, que es un tiempo que quiero que se encoja al mínimo); de que no puede haber cosa peor en el mundo que tener prisa y estar atrapado en un atasco con el colutorio en la boca (y dónde lo escupes, porque tragarlo está descartado).

El colutorio, al fin y al cabo, es un cronodilatador.

En el fondo, es una dicotomía moral que presenta dos opciones vitales: los que coleccionan sufrimientos porque lo importante es llenar la vida de tiempo y los que coleccionan placeres porque creen que lo importante es llenar el tiempo de vida.

Una mujer partidaria de la renuncia, de llenar la vida de tiempo, de la verdura, del espagat (¿se escribe así?), de la abstinencia, del rigor y de la penitencia es Elena Salgado, ministra del ramo que ya sabe que un minuto no es lo mismo que un minuto si estás en la tribuna defendiendo lo indefendible. Se llama debate de presupuestos porque con mucha antelación ya todos suponíamos que sería así, como efectivamente fue. Me imagino la Salgado, ya en casa, después de la brega, tirando jarrones con rabia de madrastra de Cenicienta (que es lo que es ella), arráncandose el caro traje de superwoman, y con los pelos, con ese peinado de cofia que lleva, electrificados, despeinados, hechos un nudo de nidos.

-- ¡He provocado que Rajoy pase por bueno! -se lamentaría anoche, mientras lanzaba la loza contra la pared.

Pobre. ¡Vaya papelón! Si ZP fuera Juan sin tierra, ella habría interpretado el papel de Sheriff de Nottingham en un Robin Hood novedoso, rompedor y progresista en el que Robin Hood, ese reaccionario, ha sido suprimido de la historia: ya nadie roba a los ricos para dárselo a los pobres. ¿Quién le habrá escrito el guión?

Esto es cosa de Amenábar.

X.Bea-Murguía (ministras al borde de un ataque de nervios).

7 Comments:

Anonymous eclipsemoountain said...

Me da miedo preguntar...... ¿quién es Ricardo Corazón de León?... XD

21 octubre, 2009 11:33  
Anonymous Anónimo said...

¿Esperanza Aguirre?

21 octubre, 2009 11:51  
Anonymous eclipsemountain said...

Dioses del olimpo, se me ha amargado el cuento.... :-(

21 octubre, 2009 12:08  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

¿Este anónimo es el mismo anónimo o es otro anónimo?

Hay que animarse a firmar, aunque sea con un nick, que si no es un lío.

Como Ricardo Corazón de León, ese que va a llevar, por fin, la justicia y la felicidad a los hogares de los españoles, propongo a Vicente del Bosque.

A ver si es verdad.

Javier

21 octubre, 2009 12:34  
Anonymous Íbero said...

Pues queda mejor Sean Connery, que quieres que te diga.

21 octubre, 2009 12:41  
Anonymous eclipsemountain said...

Secundo a Javier. Del Bosque tiene MUUUCHAS más posibilidades de hacer feliz a media españa que cualquier político.... y eso teniendo en cuenta que sus posibilidades son precarias... :-D

21 octubre, 2009 13:16  
Anonymous Íbero said...

"La duración de un minuto depende de en qué lado de la puerta del baño te encuentres".

y

"Un instante es el tiempo que transcurre desde que el semáforo se pone en verde y te pita el coche de atrás".

Esa es mi sabiduría.

21 octubre, 2009 15:34  

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