jueves, enero 26, 2006

¡God bless America!


Queridos amigos,

puede haberles parecido lo contrario, por mis críticas a George W. Bush, el único presidente del mundo que se pone las chaquetas de papá (en el sentido real y en el alegórico), pero a mí me gustan los Estados Unidos de América... Suena el himno... Izan la bandera... Tengo la mano en el pecho... La derecha, la izquierda la tengo en el... En serio. Su discurso sobre la libertad y la tierra de las oportunidades, que en un tiempo en la historia fue, no me parece menos ridículo que las bobadas que dicen nuestros políticos patrios. Hagan un repaso y analicen sin pasión: "Alianza de civilizaciones"... "Nación de nacionalidades y comunidades"... "Tropas de paz" (precioso oxímoron, por otro lado)... "No fumar es de izquierdas"... "El Madrid no roba los partidos"... Son chorradas que se dicen para reforzar la conducta de la gente, no mojarse y ganar votos. No hay que tomárselo en serio ni sacarlo de contexto. La última frase de Super-Ratón tiene sentido en la serie, pero al final de la entrega de los premios Príncipe de Asturias resulta chocante.

La ola de antiamericanismo es igual que el boicot a los productos catalanes. Carece de sentido, porque generaliza, es decir, yerra. Hay una América deplorable, obtusa y contumaz y una América que da sopas con honda a la mayoría de la intelectualidad de pose castrista de aquí. Y no seamos niños, de la América deplorable a la América de las sopas Campbell, no sólo hay negros y caucásicos, hay una enorme variedad de grises. Son 300 millones, no lo olvidemos.

He instaurado en Nueva York la sede de mis anhelos y creo que eso es América... Norman Mailer y Paul Auster... Kevin Spacey y Jodie Foster... Ella Fitzgerald cantando "Cheek to cheek"... No quiero enumerar todo lo que me gusta de Estados Unidos porque lleno veinte entradas. Lo voy a resumir en lo que me dijo David Torres, un izquierdista que fuma con incoherencia, el martes: "América es Muhammad Alí y yo, ante Alí, me levanto".

El antiamericanismo es, a mi juicio, un fenómeno lerdo que no se diferencia en nada del anticatalanismo, del antivasquismo o del antiislandismo (que alguien habrá), aunque en parte es comprensible porque de Estados Unidos estamos importando lo peor (el binominio seguridad-libertad y la hipocresía social, la doble moral política y un puritanismo selectivo), y muy poco de lo bueno. Pensado con sensatez, con los vaqueros puestos, un Lucky Strike en la boca, una cocacola en la mano, una hamburguesa del McDonalds en la otra y escuchando hip-hop por el Ipod, resulta chungo levantarse ante una bandera. Yo lo entiendo. Conste que a mí, salvo el hiphop este de los huevos, todo lo demás que he enumerado me gusta, aunque, claro, yo no soy antiamericano.

Precisamente el hiphop es lo que me trae a este espinoso tema. Hace un par de noches me ronqué casi entera una peli de Eminem, "Ocho millas", sobre el rapero suburbial y todo este rollo tan gili. Me llamó la atención, durante el cuarto de hora que me mantuve despierto, que los "poetas" del hiphop son como los versolaris vascos o los troveros murcianos, pero en cómo molo. Se juntan a improvisar versos de enorme inspiración del estilo: "Me cago en tu puta madre, jodido hijo de puta, te voy a aniquilar y a cagar luego en tu calavera", que no es fenómeno caníbal, ojo, porque es inconformista, sí, pero sumamente ignorante: no hay existencialismo en no saber nada sobre nada porque anula la capacidad de compromiso. Sin embargo, uno va por cualquier ciudad española y no se puede evitar ver a un José Antonio o a un Felipe Juan disfrazado de negro del Bronx, con cadenas, dibujitos horteras en el pelo, la ropa exageradamente amplia (como Bush), caminando como monos espasmódicos por la calle, con estertores de diarrea letal y moviendo los brazos como si tuvieran un moco pegado en el dedo y no se lo pudieran despegar. Cada uno es libre, pero a mí, me parece ridículo... ¿Ustedes se imaginan en Nueva York a unos negros de Harlem vestidos de huertanos o de vascos, tocando la trikitrisa e improvisando trovas y bebiendo de la bota? ¿No dirían "Estos yanquis son idiotas"? Pues eso, las carencias afectivas.

Les dejo, y ya que he citado los clásicos, cara al fin de seman no olviden que si se supervitaminan demasiado, estarán hechos polvo el domingo y que si se mineralizan mucho, se quedarán de piedra.

X. Bea-Murguía

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me sorprende tanto coincidir contigo en todo lo que dices... (aunque yo soy bastante más light en mis afirmaciones a la hora de exponerlas), que todavía no se bien cómo encajar las discusiones a lo "pimpinela" que nos marcamos en algunos de los post que cuelgas.

26 enero, 2006 13:38  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Coño, David... Mira, te presento: David Torres, Beatriz (mi señora).

Que versátil es esto del blog... Jajajajajajaja

Como te dije el martes, estoy enamorado de ella... No lo puedo remediar.

Javier

26 enero, 2006 16:24  
Anonymous Anónimo said...

Mmmm, ¿discusiones a lo pimpinela? ¿Posts que cuelgo? Que yo recuerde, sólo he colgado un post, el de Marilyn. Pero todo puede ocurrir cuando se bebe y se fuma simultáneamente. A sus pies, Beatrice.

30 enero, 2006 00:01  

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