jueves, marzo 23, 2006

Barra libre de lexatin I (El ataque de las clones)


Queridos amigos,

respecto a ETA, sólo diré lo que se atribuye a Josep Pla (aunque yo no lo tengo comprobado): "Urge esperar". Para alto el fuego, el de Elena Salgado y su ley antitabaco. Entre fascistas anda el fuego.

El pasado fin de semana, como algunos de ustedes saben, he tenido la agenda llena de cumpleaños infantiles, que ya a ciertas edades es una oportunidad de oro para el fino arte del "encasquete". Hasta ahora, el cumple del niño era una excusa para tomar una cerveza con los amigos (¡Ah! Por cierto, traete a los niños que es el cumpleaños de Manolín), pero eso ya es finito, meus mol estimats amics, ya que Manolín ya empieza a elegir a sus amiguitos y sus decisiones son irrevocables.

Así que llamas al papá o a la mamá del amiguito del cole y le dices que Manolín quiere invitarlo a su cumple...

-- "No, a ti, no. A tu hijo".

La tradicional invitación de toda la vida no se puede llevar a clase porque te arriesgas a que se te presenten 25 encasquetadores finos en casa con niño y, lo que es peor, con regalo. El teléfono es directo, personal e intransferible. Dios guarde a Alexander Graham Bell. (¡Gutemberg, cabrón!)

-- "¿A las cinco y media?", te dice el papá o la mamá. "¡Tan tarde!".
-- "Bueno, es que es una invitación a ME-REN-DAR. No a comida, merienda y cena".

Y luego se te presentan un poco antes con el ciervo, arañando minutos al reloj y te dicen:

-- "¿A qué hora lo recojo?".
-- "A las siete y media, más o menos", una hora lógica porque cuentas con que necesitas un par de horas para bajar la sobreexcitación de tu becerro, más bañarlo con traje de hule porque con el tembleque se pone todo de agua hasta el culo, darle de cenar, hacerle un cola-cao con lexatines y a la cama al primer bostezo.

-- "¿Siete y media? ¿Tan pronto? Es que no nos da tiempo a ir al cine".

Así pasó el otro día en el cumpleaños de Irene, cuatro años, que empezaron a llegar niñas clones de colegio de pago, todas rubitas y todas con el mismo abriguito bueno y su canesú (por cierto, toda la vida cantando la canción y nunca he sabido qué coño es un canesú) que al pobre papá de Irene casi le da un telele. Iba necesitando un par o tres de lexatines. No me extraña, porque le hicieron la del pulpo. Iban llegando padres y soltando criaturas allí y Javier, entre pon la piñata, que ese niño llora y nene la merienda, pasaba atacado por el cumpleaños contando niños...

-- "Una, dos, tres...", ansioso, como hace él siempre. "Joder, es que son todas iguales", me decía viéndome que me estaba descojonando. Le daba miedo perder a una. A punto estuve de decirle:
-- "Esa niña es como un dolor, Javi. Si les dices a sus padres que se te ha perdido, cuando vengan, te van a dar su teléfono para que les llames cuando la encuentres".

Y Javier contaba como quien cuenta lagartijas en un bote. Una de las mamás entregó a su nena clon y le dijo a Esther, la madre de Irene, que la niña es alérgica a cuatro cosas y, claro, luego acuérdate de cuál de ellas era la alérgica. Las clones hicieron la del trilero, que en cuanto se movieron un poco los cubitos vete tú a saber dónde está la pelotita. Yo, en su lugar, le habría pintado un equis roja en la espalda y le habría puesto una mordaza y arreglado.

A la hora de la tarta, mi hijo Rodrigo se negó a comerla porque dijo que era de princesas (¡BIEN HECHO!), mientras que los hijos de los amigos la devoraban con ansia y algunos padres, también. Por supuesto, a todos ellos les fue recordada la frase de mi hijo... "¿Sabes que tu hijo está comiendo tarta de princesas?". Las niñas clon, incluida la alérgica, se pusieron las botas.

Al final, cuando los papás y las mamás fueron retirando clones (es de suponer que nadie se equivocó y que todo el mundo se llevó a la suya y a la alérgica a La Paz a ponerle antiestamínicos en vena), cuando la calma empezó a cundir, Ernesto V.P. entró en el bucle y se puso a cacarear como un loco:

-- "Tiene gripe aviar", me dijo su padre resignado.
-- "Yo creo que tiene sobredosis de tarta de princesas", le dije yo. "¿Le gustan a tu hijo las películas de vaqueros?".

Mañana, en "Barra libre de lexatin II (¡Bendita lluvia!)", les contaré algo sobre la Playstation III, que ya ha llegado a España (Nicolás tenía una de color amarillo), el diluvio, la piscina de bolas y, sobre todo, los walki-talkies...

X. Bea-Murguía

Hoy, 23 de marzo, hay unas cuantas efemérides que a mí siempre me gusta recordar. La primera es que es el centenario de mi abuelo César, que nació en Zalla, Vizcaya, en 1906. Felicidades abuelo. Además, es el cumpleaños de mi primo Coe, que no leerá esto y por eso le llamaré, y también de Miguel Guerrero Paz, el miembro viril del instituto, el único hombre oxímoron que, además, se parece a ZP.

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

jajajajj....Javier cojonudo, lo has bordado...asi es la vida...los padres tienen hijos ansiosos de poder plantarlos en cualquier cumpleanos...y hoy en dia la mayoria de estos fiestones se celebran en "lugares extranos-especializados q vuelven locos a los ninos"..asi q si los padres del protagonista son listos...ni siquiera tienen q limpiar la tarta de las cortinas al dia siguiente..ni despegar las patatas pringadas en el vaso de la cocacola...mezclada con naranja..jej q pedos te pillabas con eso..en fin, gracias por hacerme reir antes de irme a clase..estoy ansiosa por leer la parte II...

Un abrazo

P.D.: Pongo quien soy...para q no me llameis cobarde ok?

23 marzo, 2006 11:50  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Jajajajaaja

Cobarde no es un insulto, Ana, porque el miedo es de lo poco que queda libre. Yo siempre lo digo: cobarde hoy es sinónimo de prudente y es prudente hacer el cumpleaños del niño en la piscina de bolas, precisamente porque, aunque sea cobarde, es práctico.

De nada. Gracias por leer.

Javier

23 marzo, 2006 12:02  
Anonymous Anónimo said...

Se te ha olvidado el cumpleaños de tu prima Teresa (ya que pones los cumpleaños familiares...).
A los seis años, los padres que organizan cumpleaños ya saben cómo evitar que se les encasquete a un niño. Las invitaciones ponen claramente que será, como el del último sábado, de dos a cuatro de la tarde EN PUNTO. Y es que ahora nos pasamos los fines de semana, llevando a Amaia a algún cumpleaños en la otra punta de la ciudad. Por supuesto, nosotros no llegamos a en punto porque aún nos queda la cortesía -unicamente hispánica- de llegar algo más tarde de la hora indicada, así que una vez que la dejamos allí, hay que buscar entretenimiento para esa hora larga por la que no merece la pena volver a casa...

23 marzo, 2006 14:06  
Anonymous Anónimo said...

Sería bueno que también hablases de los padres que tienen que meterse en la piscina de bolas con los niños más pequeños porque a algún padre capullo se le ocurre decir que va a celebrar el cumpleaños en una piscina de bolas, que no sabes si lo que huele a queso son los panchitos o los pies de los niños...
La próxima vez, propongo un referendum, para ver si merece la pena ir a estas piscinas infernales donde no te dan ni una mísera Heineken, o si podemos hacer un reservado en el Mesón del Jamón, con los niños poniéndose como el tenazas mientras los padres se juegan un noble mus.
Propongo.

Y D. Javier, las cosas como son, no nos mires desde arriba, mamón, que tú también eres de los que se escaquea (cosa que no podemos decir de Bea), ¿O te recuerdo el cumple de Blanca y de María...? Confiesa.

El Frutero.

23 marzo, 2006 15:45  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Jajajaja

Bienvenido de vuelta, Frutero, ya se te echaba de menos...

Por puntos.

1.- Las piscinas de bolas están prometidas para mañana: "Barra libre de lexatin II (¡Bendita lluvia!)".

2.- Todo padre capullo que, en vez de tomarse una cerveza con el resto de padres (¡QUE LAS HABíA!) se dedicó a ir de metrosexual por el mundo jugando con las pelotitas y el nene, tendrá su repaso.

3.- Me reconozco un artista en el fino arte del encasquete. Además, soy la envidia de todos ustedes. Lo sé. Lo asumo.

4.- En el cumple al que haces referencia, estaba mi señora allí al pie del cañón para cumplir mientras yo goleaba con el Racing Culebras. Nobleza obliga

Felicidades Teresa. Es verdad que se me ha olvidado. Besos a todos

Javier

23 marzo, 2006 16:35  
Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

23 marzo, 2006 17:33  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Cierto... Fue como una marea mareante...

-- "Me hago pis", dijo Irene.
-- "Me hago pis", dijo la de al lado... Y de pronto, millares de "Me hago pis" iban saltando por doquier como ranas en una charca. "Me hago pis", "Me hago pis"... ¡Un castigo del Hades! De todas formas, ¡qué pronto empiezan las tías a ir juntas al baño!

Javier

23 marzo, 2006 17:46  
Anonymous Anónimo said...

Se te ha olvidado creo que uno de los mejores momentos de la fiesta, cuando a una de las niñas clon le da por tener ganas de hacer pis, y ya sabes cómo va esto, una detrás de otra. El momento en el que Javier hizo una fila con 15 niñas clon para llevarlas al cuarto de baño fue genial, lo que debió ser ya surrealista fue cuando las puso a hacer pis. Todo un campeón, de hecho a Marga y a mi, que íbamos a ayudar, nos entró pánico escénico y le dejamos solo ante el peligro...

23 marzo, 2006 20:00  
Anonymous Anónimo said...

Para los padres los mejores cumpleaños los que se hacen en casa de los abuelos.
Javier a ver si a otro año no llueve y tus suegros se portan.

24 marzo, 2006 08:25  

Publicar un comentario

<< Home