Transgresión
Queridos amigos,
la entrada sobre Pablo Milanés de Hormon Wells y una conversación que mantuve ayer con David Torres me ha llevado a pensar en el verdadero espíritu de transgresión que me gustaría que imperara en este blog.
La transgresión es divertida, o por lo menos a mí siempre me lo ha parecido, y es buena en tanto en cuanto haga que se remuevan las verdades inmutables, los grandes pilares que sostienen altísimos y falsos techos, aquellos axiomas que son siempre iguales, aunque los defiendan bandos enfrentados. Un problema general en este país es que confundimos con mucha facilidad transgredir con agredir o remover conciencias con manifiesto mal gusto.
¿Sale un gran genio del cine y saca un coño con una rosa y quiere remover la conciencia de quién? Yo qué sé. (¿Qué nos quiere decir Worren Sánchez con esto?) La transgresión debe ser inteligente, sutil y sugerida y, sobre todo, debe hacer saltar de su asiento al público. La mitad de ellos se cabrearán y saldrán del cine diciendo:
-- "¡Que grandísimo hijo de puta!". Ahí habrás dado en el clavo.
Pero la otra mitad, la que no está enfadada, se irá a su casa pensando:
-- "¡Que grandísimo hijo de puta!". Y ahí habrás dado en el clavo dos veces.
Entonces, cuando con tu medio de vida has querido expresar cosas que sabes que van a cabrear, a sentar mal, a causarte enemigos... Entonces, eres transgresor. Con lo otro, eres guarro o tienes mal gusto o actúas simple y llanamente con ánimo políticamente correcto.
Existe un amplio ramillete de temas sobre los que, hoy día, hay una sola opinión aceptable. Sola una (grande y libre) de la que nadie se puede salir. Hay que cruzar esa línea porque si no lo hacemos, nos aborregamos.
Se está estableciendo, poco a poco, un sistema de verdades inmutables y televisadas all-night-on que hace que la democracia española sea cada vez más mierdera y tengo para mí que si ser demócrata es apoyar este sistema de inmoral dictadura de la mayoría (la verdadera democracia protege a las minorías aunque fumen), de buenos y malos y de revival brasa incesante que machaca, machaca y machaca todo el tiempo sobre los mismos principios gastados y hechos pasados, yo me borro.
Si me vuelven a sacar los trenes del 11M o al abuelito de Zapatero (que me aburre más ya que el abuelo de Víctor Manuel, que, según tengo entendido, fue picador allá en la mina), de verdad que yo paso de ser demócrata. Prefiero ser partidario de Idi Amin, un tipo que lo tenía todo: se definía izquierdista (sí, de verdad, de izquierdas, como Mao y Stalin), antioccidental, musulmán, antiamericano y antijudio y, por tanto, supongo que por alguna enferma o estrafalaria asociación de ideas digna de un enfermo mental como él (o, quizá, no tanto), se declaraba abiertamente admirador de Adolf Hitler. Un indudable transgresor, amigos y amigas, un oxímoron grasiento y con gorra de plato, un chiste negro que suspendió en su juventud el examen para ascender a sargento; alguien que de manera oscura subió al poder y que acabó siendo culpable de genocidio en Uganda, un tirano torturador y asesino, un violador y, por tanto, un bastardo que, como todo los hijos de puta, murió en la cama. Díganme ahora si un negro nazi y de izquierdas no puede con justicia ser definido como un auténtico y genuino negro de mierda.
Un día les contaré mi desangelador despacho con un padre de la patria, el senador de la Entesa Catalana de Progres, Ramón Espasa: ¡un demócrata! No se me ocurre peor insulto.
X. Bea-Kampala
3 Comments:
Para quitarse el sombrero,muy bueno.
Hormon
Gracias, compañero... Venía yo al curro pensando que hace unos días te llamaron "agitador por Psoe" por el asunto de los parquímetros y ayer que se te veía "el ala derecha"... Te admiro.
Javier
No se ha entendido bien por una errata... Quiero decir "Agitador PRO PSOE"...
http://wellsybeamurguia.blogspot.com/2006/03/los-parqumetros-no-son-cool.html
javier
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