En VOE
Queridos amigos,
al cabo del día, permanezco muchas horas junto al evocador sonido de una radio comercial cuya excelsa programación musical me transporta a uno de mis locus amoenus preferidos: esos Camela rodando un videoclip en las barracas de las fiestas de Pradillo de Chinchinabo; ese olor a pancetilla refritangada au eau d'été que inunda de aroma el ambiente, como una espesa nube tóxica, y te deja adherido a la ropa un hedor sobaquero que no hay mente preclara que pueda alcanzar a comprender cómo es posible que alguien se coma eso si huele como los calcetines de la suerte de Samuel Eto'o; ese Dúo Ciclón (él, hombre orquesta; ella, cantanta fetén) que amenizaba antaño las verbenas de mi pueblo con el Baile de los Pajaritos y, hoy, demostrando que la tristeza de espíritu no es para nada incompatible con la preocupación por estar al día, se han modernizado y tocan los bonito, bonito chin pum chan cling clong, buleríabulería, eres el aire que respiro y otros greatest hits del momento... Hasta hacen reverencias al público cuando terminan porque son un par de artistazos. Creo que tienen tanto éxito en el Festival de Lukiano y Aperregi que ahora figuran en los carteles como "Duet Formerly Known as Ruperto y Mari Carmen". Un primor. No se lo pierdan (pero beban previamente una buena ración de cristasol con cocacola de garrafa para que no les pase nada).
Quienes más horas me padecen al día están acostumbrados a que me queje amargamente del nivelón que muestran las radios comerciales. Por cada artista que tiene algo que cantar que merezca mínimamente la pena, me pinchan diez cantamañanas de aquí te espero. Es entonces, cuando digo mi famosa sentencia, que algunos ya comparan con mi particular paso del Rubicón:
-- "En la radio, hoy, canta cualquiera", con la que quiero referir, no que sea fácil cantar en la radio (a saber la de puros Partagás que han caído para conseguirlo), sino que son casi todos unos cualquiera, unos simplones, musiquillas de usar y tirar, huellas en bajamar cuya impronta es borrada por la siguiente ola. No es que el Rock & Roll haya muerto, es que su cadáver putrefacto hiede.
Sin embargo, de la programación comercial radiofónica, aún cuando me parece verdadero ruido molesto, no son los buleríabulería and co. los que más me cabrean. No, amigos y amigas, lo que más me jode son los que se atreven, sin ninguna vergüenza, sin ningún respeto y sin nada, nada, nada nuevo que aportar, a versionar canciones de lo que yo considero clásicos.
La última pedrada, total y absolutamente desangeladora, ha sido oír "I heard it through the grapevine" versionada por los hermanos Auserón... Pero... ¿Por qué? Me pregunto ante el vacío. ¿Por qué? Como quien no es capaz de abarcar el sentido de la muerte. ¿Por qué? Como un niño en el bucle. ¿Por qué? ¿POR QUÉ? ¡Con lo bien que le dan ellos a la pianola del "Tititititititititititi Ven a la escuela de calor", ese tema que, por otro lado, siempre me ha gustado tanto. Se han traducido la canción, la han convertido al VOE (Versitos Ominosos en Español) y les ha quedado, mismamente, como un "Asturias, patria querida" pedorreado, pero sobrios (que tiene más delito).
Seamos francos: Auserón, machote, cantando tú no eres precisamente Marvin Gaye, pero es que haciendo letras tampoco eres Joan Manuel Serrat. ¿Por qué no has seguido callado? Con lo guapo que estabas.
Y para los que lo estén suponiendo, tampoco escucho Radio 3: el Prozac lo prefiero en cápsulas.
Blogger Formerly known as X.Bea-Murguia.
2 Comments:
A los hermanos Auserón no me los toques Beamurguia, son lo mejor que queda en el Pop patrio.Yo les vi en las fiestas de Oviedo tocando versiones y me parecieron geniales.Su versión de Sunday Morning de la Velvet pues una obra maestra, que quieres que te diga.
Hormon Wells
Como he dicho, "Escuela de calor" me ha animado muchas noches, pero ya escucharás la canción a la que me refiero y, creo, acordarás conmigo en que si la hubieran dejado como estaba, nada se habría perdido.
Javier
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