martes, abril 04, 2006

Holanda es muchísimo más que el Barrio Rojo


Queridos amigos,

recíen aterrizo de Holanda, donde he pasado el fin de semana entre Rotterdam y Delft, y me encuentro con que nos han dejado prácticamente solos. Sé que parece que a Hormon Wells lo tiene absorbido la sueca del anuncio del plátano de Canarias y que su ausencia, momentánea, hace que baje notablemente el nivel de este su blog y el nuestro, pero lo cierto es que ha sido secuestrado por un grupo radikal de tunneros sodomitas: no les gustó lo que dijo de los pioneros del tunning y han decidio usarlo de mascarón de proa porque tiene el tamaño idóneo para adornar el salpicadero de un Mini vestido de Elvis.

Vistos los resultados de visitas de este fin de semana, debo decir que estamos un poco bajos. Los eventos con más audiencia han sido: Barça-Madrid, 10 millones de personas; F-1 GP Australia, 6 millones; H.Wells & X.Bea-Murguía, 27 personas. Amigos, amigas: a este paso no les cogemos ni en McLaren.

Al hermoso país de los tulipanes me ha llevado la primera boda de mi cuñado Diego con una guapísima holandesa, Wenneke, que tuvo lugar ayer mismo en el ayuntamiento de Rotterdam. Una ceremonia muy bonita, sencilla y estrictamente familiar (11 invitados) en la que ambos estaban bien guapos, porque lo son. La materia prima es de calidad. No quiero decir mucho más porque este fue en verdad un trámite necesario, un papeleo adornado y con lagrimita, pero la boda auténtica tendrá lugar en Tailandia, hacia donde nos encontraremos volando en menos de 9 días... ¡NUEVE!

Estábamos en Holanda y aprovechando que el Maas pasa por Rotterdam, nos fuimos el sábado a Delft a visitar a mi hermana Bego, a mi cuñado Kike y a mis sobrinos Amaia e Íñigo, con los que Rodrigo se lleva a las mil maravillas. Tengo que decir que el recibimiento fue VIP: me siento en el sillón y, de oficio, me ponen una cerveza Leffe y unas aceitunas y, encima, me dejan un ordenador para escribir la entrada anterior (a la que no han hecho ustedes ni caso).

Los niños andaban jugando en el jardín y, de vez en cuando, entraba Íñigo, que cumple cuatro años precisamente el día de la boda de Diego y Wenneke en Ko Lanta (¡NUEVE! Y no dejen de echarle un vistazo al sitio), a contar lo que estaban haciendo los otros dos granujas. Al final, toda una confesión:

-- "Mamá, Amaia me ha llamado chivato". Sencillamente genial.

Por la noche fuimos a un restaurante griego, cuyo nombre se me ha hecho paprika en la memoria, y nos dimos un paseo por Deflt, la ciudad de Johannes Vermeer (léase Fermier, siendo la última "e" abierta como una "ae"). Estos holandeses son así de raros. Tienen un pintor de los buenos, buenos, que se llama Van Gogh y se empeñan en llamarle Fanjoj. Les recomendaría ese restaurante y una de sus especialidades, que no es más que una lámina de berenjena dando un abrazo de oso a un trozo de queso feta, pero a mí el griego se me da fatal. Seguro que alguien habrá por ahí que recuerde cómo se llaman y lo escriba. Por cierto que si van por allí, no se les ocurra pedir papasfritas ni jorroñas que jorroñas (no tienen) ni, desde luego, malaca virgen... Tienen malacas, pero no vírgenes... Háganse cargo de lo que es un griego. Eso sí, prueben el yogur y llamen timador al sr. Danone (que no se merece otra cosa).

Lo cierto es que la visita a Delft es obligada. Se lo recomiendo a todos ustedes. Si tienen planeado un viaje a Holanda, olvídense del Barrio Rojo de Amsterdam (que es un puto mercado de carne y nada más) y pasen el sábado por la noche en Delft, una ciudad universitaria, con mucho ambiente y, sin embargo, una atmósfera íntima y recogida, a la que contribuye, definitivamente, el tenue alumbrado callejero nocturno que invita al sosiego y a la conversación en voz baja. Tienen ustedes discotecas (Bego, el nombre), bares y restaurantes, pero, después, den un paseo por sus calles empedradas y cortadas por canales y puentes y respiren otra época. Las casas de Delft, de Holanda en general, están provistas de enormes ventanales que, de día, absorben la luz de la que se hacen deudores los países del norte (en España no la apreciamos hasta que nos vamos) y que, de noche, devuelven a la calle como un tributo, destelleando como estrellas, asistiendo a las farolas en su cometido, contribuyendo a dar al canal un punto fantasmagórico de película y una apertura a una cuarta dimensión: la intimidad de los hogares. La ausencia de cortinas hace que los holandeses vivan a pie de calle, muestren con naturalidad su rutina cotidiana a los paseantes, como si supieran que nadie se parará a mirar. Las casas se convierten, así, en un escaparate de las costumbres del país: cómo cocinan, cómo ven la tele con las piernas apoyadas en la mesa baja, cómo viven... Ideal para los amantes del Gran Hermano.

Una visita imprescindible que deben aderezar con la lectura de "La muchacha de la perla", de Tracy Chevalier, que puede que sea un best-seller, pero es un libro precioso que se lee en un parpadeo.

X. Bearmeer-Murguía

Por cierto, que hoy es el cumpleaños de Daniel Alarcón y de Eduardo Carrero. Son cosas de la infancia que a uno nunca se le olvidan... No como la especialidad griega, que da mucho por el culo no acordarse.

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Holanda es tambien el Barrio rojo. Las ventanas Holandesas se abren tambien a la carne y ademas de ver la vida cotidiana se ve la exposición de putas que se ofrecen.

04 abril, 2006 09:24  
Anonymous Anónimo said...

Coincido contigo. Delf es un pueblo precioso y como otros muchos pueblos y ciudades Holandesas "amable". Pasear por sus calles es revivir el libro y la pelicula.

04 abril, 2006 10:37  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Holanda es un país que merece la pena visitar. Tiene de todo para todos, está cerca, no es excesivamente caro...

Muchas veces decimos los españoles que estamos hasta las narices de que se nos reconozca sólo por el flamenco y los toros, que España es eso, pero mucho más que eso... Pues imaginen que ustedes son de un país lleno de variedades notables, rico, plagado de historia, de arte, de belleza, de portentos que demuestran la superación de la humanidad... Y que les conocen, sobre todo, por las drogas y las putas.

Esa visión es limitada e injusta. Mil veces me quedo yo con el paseo nocturno por Delft, que por el Barrio Rojo, que me pareció exótico y ya. Mil veces me quedo con una tira de queso (el geitenkaas es absolutamente delicioso) y una Hoegaarden bien tirada que con una visita a un coffe shop de Amsterdam.

Por supuesto que esas dos cosas son Holanda, pero no representan ni un 1% de lo mucho que se puede ver allí: los campos de tulipanes que hacen prados multicolor... El Keukenhof... Amsterdam es precioso, claro, pero también lo es La Haya... Es el país de Rembrandt... El Panorama Mesdag resulta ciertamente curioso... La playa de Scheveningen... Hasta el Madurodam merece la pena... Marken... En fin. Vayan y salgan del Red Light District.

Recomendado.

Javier

04 abril, 2006 12:13  
Anonymous Anónimo said...

Es cierto que hay que huir de los tópicos. Holanda tiene de todo y ademas de Rembrandt cuyos cuadros se pueden ver en el Rijksmuseum, está Van Gogh para el que le guste que tiene un museo encantador .Animo, a hacer turismo.

04 abril, 2006 13:55  
Anonymous Anónimo said...

Todos los paletos que nos vamos a Amsterdam, visitamos el barrio rojo. Nos parece que ir a Holanda y no pasar por alli es no haber visto nada. Cuando por trabajo, familia, etc vuelves con mas frecuencia es cuando de verdad te das cuenta de que el pais no es eso. Yo no bailo Sevillanas....

04 abril, 2006 13:58  
Anonymous Anónimo said...

Muchas gracias por los halagos que me tocan del blog de hoy. Pero Javi, te dan comisión en la consejería de turismo de la embajada holandesa? O nos la deberían dar a nosotros por trataros bien y que os lleveis tan buena impresión de nuestro pais anfitrión? Coincido contigo en que Delft debería ser parada obligada para cualquiera que venga a hacer turismo a Holanda, simplemente para pasear. Pero siento decepcionarte: tanto la Leffe como la Hoegaarde son cervezas belgas (que son los que entienden de cervezas) y las aceitunas eran carbonell...
LA discoteca de Delft se llama "Speakers" y yo no he estado nunca: a mí me gusta más lo de salir a tomar unas cervezas a un sitio con música, pero en el que pueda hablar y de esos hay unos cuantos porque Delft es sobre todo ciudad de estudiantes, que le dan parte de su animación (la otra parte la dan los turistas).
Lo de las berenjenas se llama "melatzi rolaki" (creo) y el restaurante "De kleine Griek", pero no sé si habrá alguien tan interesado...
De Amsterdam yo me quedaría unicamente con los museos, porque el Barrio Rojo es tan real como el castillo de la Bella Durmiente en Disneyland,para fumar porros no hace falta venirse hasta Holanda y los canales, son más bonitos en Delft, Leiden o Utrecht.

04 abril, 2006 14:16  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Me gusta Holanda, sí. Aunque la Hoegaarden sea belga... Con ese nombre... Será vlanderen.

Javier

04 abril, 2006 22:27  
Anonymous Anónimo said...

¿cuantos habitantes holandeses hay en Rotterdam?

por favor

19 abril, 2008 00:09  
Blogger Unknown said...

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