miércoles, marzo 29, 2006

Y Mimi murió, sí, pero de una colleja


Queridos amigos,

como bien saben, me mueve un espíritu cultural de primer orden, un ansia por cultivarme que me lleva a pasar horas en el gimnasio para modelar este aspecto de Hércules que luzco y que es la envidia de todos ustedes. Los que me han visto en la piscina pueden constatar que así es.

Soy consciente, sin embargo, del riesgo que corro de ser víctima de la insidia de los mismos envidiosos que me adulan y que tienden a vilipendiar mi buena fama asidos al tópico gastado de que un físico escultural, como el mío, ha de ser por fuerza anfitrión de un cerebro minúsculo y de un pito igualmente diminuto.

Por eso, dejando el pito de lado (¡y no me lo toquen!), como procuro ejercitar también mi materia gris, decidí ir a la ópera el sábado, a ver "La Boheme" de Puccini en el Teatro Real con unos amigos. La ópera está muy bien, la verdad, y el montaje es espectacular. Consiguen crear una atmósfera que invita a sentirse, precisamente, parte de aquella bohemia de la época entrerrevolucionaria hambrienta y arruinada, pero feliz, artística y enamorada de la vida y no del dinero ni de lo material... A 200 euros el patio de butacas y 45 el palco de visibilidad reducida o nula... Vamos que, lo que es ver, no vi un puto carajo. El año pasado fui a "Madama Butterfly", al mismo palco, y lo vimos de lujo, pero porque Beatriz tenía la banqueta de delante de mí y, si ella se apoyaba en la barandilla y yo me apoyaba en ella, veíamos el escenario decentemente y sin escorzos. En esta ocasión no ha podido ser. Si mis amigos quisieran, podíamos pillar unas entradas para "El rapto del serrallo" y desquitarnos. La compañía era excepcional.

La acción no suele ser trepidante en la ópera, por lo que ver es importante pero no tanto como oír, sobre todo si ya se sabe de qué va la historia. La acústica del Real es mucho mejor que sus asientos de palco, pero al tenor que hacía de Rodolfo (un Marianico el Corto sin boina) se le oía constantemente por debajo de la música, como si cantara con sordina o desde dentro del armario... Bueno, en el caso de Marianico, como dice mi amigo Eduardo Mencía, desde dentro de la mesilla de noche.

Las dos sopranos, sin embargo, bastante mejor. Tanto Mimí como Musetta, (aunque más la segunda) consiguieron transportarme a ratos, como a mí me gusta, tal y como he dicho antes, al París romántico de la época de Luis Felipe. Una buena voz de soprano es suficiente para alimentar mi espíritu y, entonces, no me importa no poder ver nada, ni tampoco me acuerdo de la puta banqueta de bar que, por 45 euros, se me clavaba en el corvejón, dejándome impreso en el muslo un moretón de recuerdo. En ese momento, me gusta cerrar los ojos y que la aguda y melodiosa voz me envuelva. No creo que haga faltar ser un entendido en ópera para sentir esa elevación suprema que te relaja, calma tus ánimos, borra tus problemas, adormece los... Hasta que la señora de delante gargajea y te saca del éxtasis melómano. Sí, mis queridos amigos y amigas, lo redondo de la ópera el sábado fue que justo delante de mí, una señora con tuberculosis (como Mimí) me adornó toda la función tosiendo y gargajeando. Pero, ¿se puede ser más cerda y tener menos educación? Isabel, que estaba a mi lado, puede dar fe de que a punto estuve de darle una colleja.

-- "¡Señora! ¡En la ópera, NO SE TOSE! ¡Se aguanta uno las ganas!".

De remate del plan, nos quedamos a cenar en el precioso restaurante Arturo del Teatro. Después de un pequeño problema (fallo suyo) con la reserva, conseguimos sentarnos y disfrutar de una deliciosa cena (al menos, la mía) en una compañía excelente, que es la de los amigos. Lo cierto es que lo pasé muy bien. Fue una noche muy completa.

En el restaurante estaba, por cierto, Ruiz Socavón, a quien puse mi peor cara de desprecio un par de veces y también Boris Izaguirre, que, cuando se marchó, al pasar por delante de la mesa, me echó una miradita con esa sonrisa mariposona que tiene él que me dejó helado. Siempre he dicho que lo importante es gustar, sin importar a quien, así que, ¡qué coño!... Boris, si alguna vez leyeras esto, recuerda que soy el calvito guapete con cara de simpático que llevaba una camisa a cuadros... Aprovecha que pronto me voy a casar y se acaba el chollo (JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA).

X. Cabronazo-Murguía

10 Comments:

Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

La Boheme te gustó?, tienes un par la verdad. Yo ya te comenté que ni "Tosca" ni "La Boheme". Yo te recomiendo todas las overturas de Rossini, pero Puccini... .

Me pasa igual que con Wagner, no lo soporto.Pero bueno sobre gustos colores.

29 marzo, 2006 10:18  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

La Boheme te gustó?, tienes un par la verdad. Yo ya te comenté que ni "Tosca" ni "La Boheme". Yo te recomiendo todas las overturas de Rossini, pero Puccini... .

Me pasa igual que con Wagner, no lo soporto.Pero bueno sobre gustos colores.

Hormon

29 marzo, 2006 10:19  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

No soy muy entendido, pero sí que me gustó. Salvo por los cuatro detalles, me encantó. El jueves que viene voy al Requiem de Mozart... Ese me encanta. Ya te contaré.

¡REX!

29 marzo, 2006 10:32  
Anonymous Anónimo said...

jajajajajjaaaaaaaaa No se si Vernia leerá esto, pero estoy convencida de que a Nuria se le han escapado unas risas esta mañana. Desde luego eres muy, pero que muy, cabronazo.

29 marzo, 2006 11:45  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Mozart ,ah sí, me gusta esa interpretación del Isis und Osiris con esa escenografía masónica.

No me vaciles que el Requiem no es una Ópera.


Hormon

29 marzo, 2006 11:55  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Ya. Era un comentario al hilo.

29 marzo, 2006 19:40  
Anonymous Anónimo said...

!Vaya con la Opera¡ ¡Que bonita…! sobre todo cuando consigues verla, ¡claro!, como en el sofa de casa frente al televisor o mejor, escucharla con esa calidad dvd, esa copa de Luis Felipe (y no tengo ningún interés por la historia) entre las manos y ese puro entre los labios… sin tener que pagar los 45 euros por aguantar a la cerda de turno como nos relata el autor. Aunque parece no preocuparle mucho, supongo que se verá recompensado por ese idilio con el maricón del Boris… ¡Dios! Hasta escribir el nombre me asquea.

¡Hay que ver…! Y encima reincide, ahora con Wagner, pues nada, espero que se le siente al lado el sarasa correspondiente y le toque el pito, que parece que lo esta pidiendo a gritos.

Por cierto, déjese de tanta cultura y vaya a ver al oculista, es preocupante confundir las rallas con los cuadros, al menos, ya que la orientación sexual parece tenerla perdida, creo que puede salvar la vista.

Y del restaurante, qué decir del restaurante, pues que además de no ver la Opera, ¡Coño!, tampoco se veía lo que comías, ¡Cojonudo!.

30 marzo, 2006 11:40  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

JAJAJAJAAJAJAJAJAJAJA
JAJAJAAJAJAJAJAJAJAJA
JAJAJAJAJAAJAJAJAJAJA

Así me gusta a mí la gente simpática que saber encajar una broma... JAJAAJAJAJAJAAJA

¡Me estoy meando de risa!

¿Vienes al Rapto del Serrallo? De verdad que ni te voy a tocar ni confundiré cuadros con rallas, ni churras con merinas (lo digo por los de los ovejeros de película) ni hombres con mujeres...

Javier

30 marzo, 2006 12:32  
Anonymous Anónimo said...

Por favor, decidme que la palabra 'rallas' tiene un significado que desconozco.

31 marzo, 2006 15:06  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

El mismo que "rayas" pero con un detalle que carece de importancia, al menos en este blog...

Javier

31 marzo, 2006 15:28  

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