El torero Carachungo y compañía
Queridos amigos,
yo no sé qué pensar de esto, pero la cuestión es que a mi hija Ana le encanta. Se pone a dar botes y a saludar a la tele como una loca en cuanto aparece el torero Carachungo (de lunes a viernes, a las 8.00 h, en La 2). Se diría que es un alter ego de Harpo, pero con la muleta siempre preparada, al que le ha dado una hemiplegia cagando o quizá es que su apepinamiento craneal, de cuando lo sacaron del horno con el fórceps, es crónico. Se llama Iggle Piggle (Igolpigol, por si hay alguien de Burgos) y la cresta colorada que adorna la curva chunga de su cabeza es lo mismo que le queda de rojo a Bermejo. No se lo pierdan.
La serie se llama "En el jardín de los sueños" ("In the night garden", en realidad) y se desarrolla en una especie de bosquecillo de enorme claridad perpetua, es decir, lo más cercano al infierno sin intimidad al que se dirige la humanidad. Si en este bosque aterrizaran dos en un coche con un poco de calentón, ya se pueden ir buscando otro sitio porque envejecerían esperando a que llegara la hora de los amantes. Yo no sé si es que, llegada la noche, encienden los reflectores (y sueltan a los perros), pero lo del "Jardín nocturno" o "Jardín de los sueños" no le pega nada al sitio. Le va mucho más un "Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis".
El segundo personaje en importancia es una tía (y como se entere Pilar Rahola, la monta... Perdonen la digresión, pero a Pilar Rahola, esa intelectual, ayer mismo criticó en la radio la caza porque le huele a testosterona. Con eso ya lo ha dicho todo. Esta mujer tiene, al menos, una hija. ¿Cómo lo habrá hecho? Habrá sido algo así como "Paco, apunta bien y dispara de lejos, no te me acerques mucho que apestas a testosterona").
Perdonen. Decía que el segundo personaje de "En el jardín de los sueños" es una especie de galleta de gengibre llamada Upsy Daisy (Apsideisi, para los de Burgos, Marga). Upsy, claramente, es un apócope de "Upset" (disgustada, cabreada), por lo que no hay duda de que se trata de una mujer a la que se le han puesto los pelos tiesos nada más salir de la peluquería. Anda siempre buscando a Iggle Piggle por la bosque (para amargarle la vida) o arrastrando una cama por ahí... ¿Una cama? ¿Con la luz que hay? Para mí que... Tiene una seña de identidad inconfundible, una prueba tangible de que Upsy Daisy es la buscona del jardín: si tiras de la anilla que le cuelga de la cintura, se le levantan las faldas... ¡No digo más!. Aquí la tienen:
Después está Makkapaka. Makkapaka es un indigente, medio chiflado, con claros síntomas de esquizofrenia que vive debajo de un puente y se pasea por ahí con un carrito ordenando y desordenando piedras o sacándoles brillo con una esponja. Hay que ver. El día en que otro personaje del bosque le toque una piedra, tenemos una masacre. Lo que más me llama la atención de Makkapaka es lo cortitos que tiene los brazos, que pienso yo cuando lo veo... ¿este pavo cómo se lavará el culo? ¿Tendrá este defecto físico algo que ver con su obsesión por las piedras?
Estos tres andróginos son los Tombliboos, personajes neutros que van ataviados como presos recién escapados de una cárcel fantasía. No se lo pierdan que, normalmente, llevan unos pantalones de lunares gordos a juego, pero con la goma dada de sí, porque se les van cayendo por menos de nada. Viven dentro de un enorme seto al que se accede por una puerta canija que me recuerda, inevitablemente, al Evangelio según San Lucas 13,24: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán". Que se lo digan a André Gide. A pesar de esa especie de rulos de portera con los que se pasean por el bosque como quien va a hacer un recado urgente, los Tombliboos son buenas personas que se despojan de todo para esforzarse en entrar por la puerta estrecha, es decir, se quitan los pantalones en público y los cuelgan junto al seto. Helos aquí.
Siento no haber encontrado el vídeo de la canción de los Tombliboos, pero si están ustedes tremendamente interesados, la pueden oír aquí (CLIC).
Por último, obviando todos los artilugios voladores, trenes y demás, tenemos a dos familias liliputienses y ultracatólicas que viven en dos chalets pareados al pie de un árbol. Los Pontipines y los Worticers son un ejemplo de familia en crisis, apaga la calefacción que gasta mucho y arrímate Manolo: padre, madre con moño, cuatro hijos y cuatro hijas. Son como la memoria histórica, unos rojos, otros azules, separados por una frontera definida: la del jardín de los sueños invertebrado. Siendo retorcido, y ya me estoy imaginando lo que dirá Jiménes Losantos cuando se entere, se le puede encontrar un cierto torticero, porque los rojos se llevan todo el protagonismo. Los otros aparecen, sí, pero no.
Les voy a pegar aquí un capítulo entero para, los que tengan tiempo, se enteren de lo que es bueno y les dejo, que ya empieza y mi niña me espera en la puerta.
X. Bea-Murguía (me doy cuenta de que el departamento creativo de la BBC aún no ha solucionado su problema con las drogas).
yo no sé qué pensar de esto, pero la cuestión es que a mi hija Ana le encanta. Se pone a dar botes y a saludar a la tele como una loca en cuanto aparece el torero Carachungo (de lunes a viernes, a las 8.00 h, en La 2). Se diría que es un alter ego de Harpo, pero con la muleta siempre preparada, al que le ha dado una hemiplegia cagando o quizá es que su apepinamiento craneal, de cuando lo sacaron del horno con el fórceps, es crónico. Se llama Iggle Piggle (Igolpigol, por si hay alguien de Burgos) y la cresta colorada que adorna la curva chunga de su cabeza es lo mismo que le queda de rojo a Bermejo. No se lo pierdan.
La serie se llama "En el jardín de los sueños" ("In the night garden", en realidad) y se desarrolla en una especie de bosquecillo de enorme claridad perpetua, es decir, lo más cercano al infierno sin intimidad al que se dirige la humanidad. Si en este bosque aterrizaran dos en un coche con un poco de calentón, ya se pueden ir buscando otro sitio porque envejecerían esperando a que llegara la hora de los amantes. Yo no sé si es que, llegada la noche, encienden los reflectores (y sueltan a los perros), pero lo del "Jardín nocturno" o "Jardín de los sueños" no le pega nada al sitio. Le va mucho más un "Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis".
El segundo personaje en importancia es una tía (y como se entere Pilar Rahola, la monta... Perdonen la digresión, pero a Pilar Rahola, esa intelectual, ayer mismo criticó en la radio la caza porque le huele a testosterona. Con eso ya lo ha dicho todo. Esta mujer tiene, al menos, una hija. ¿Cómo lo habrá hecho? Habrá sido algo así como "Paco, apunta bien y dispara de lejos, no te me acerques mucho que apestas a testosterona").
Perdonen. Decía que el segundo personaje de "En el jardín de los sueños" es una especie de galleta de gengibre llamada Upsy Daisy (Apsideisi, para los de Burgos, Marga). Upsy, claramente, es un apócope de "Upset" (disgustada, cabreada), por lo que no hay duda de que se trata de una mujer a la que se le han puesto los pelos tiesos nada más salir de la peluquería. Anda siempre buscando a Iggle Piggle por la bosque (para amargarle la vida) o arrastrando una cama por ahí... ¿Una cama? ¿Con la luz que hay? Para mí que... Tiene una seña de identidad inconfundible, una prueba tangible de que Upsy Daisy es la buscona del jardín: si tiras de la anilla que le cuelga de la cintura, se le levantan las faldas... ¡No digo más!. Aquí la tienen:
Después está Makkapaka. Makkapaka es un indigente, medio chiflado, con claros síntomas de esquizofrenia que vive debajo de un puente y se pasea por ahí con un carrito ordenando y desordenando piedras o sacándoles brillo con una esponja. Hay que ver. El día en que otro personaje del bosque le toque una piedra, tenemos una masacre. Lo que más me llama la atención de Makkapaka es lo cortitos que tiene los brazos, que pienso yo cuando lo veo... ¿este pavo cómo se lavará el culo? ¿Tendrá este defecto físico algo que ver con su obsesión por las piedras?
Estos tres andróginos son los Tombliboos, personajes neutros que van ataviados como presos recién escapados de una cárcel fantasía. No se lo pierdan que, normalmente, llevan unos pantalones de lunares gordos a juego, pero con la goma dada de sí, porque se les van cayendo por menos de nada. Viven dentro de un enorme seto al que se accede por una puerta canija que me recuerda, inevitablemente, al Evangelio según San Lucas 13,24: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán". Que se lo digan a André Gide. A pesar de esa especie de rulos de portera con los que se pasean por el bosque como quien va a hacer un recado urgente, los Tombliboos son buenas personas que se despojan de todo para esforzarse en entrar por la puerta estrecha, es decir, se quitan los pantalones en público y los cuelgan junto al seto. Helos aquí.
Siento no haber encontrado el vídeo de la canción de los Tombliboos, pero si están ustedes tremendamente interesados, la pueden oír aquí (CLIC).
Por último, obviando todos los artilugios voladores, trenes y demás, tenemos a dos familias liliputienses y ultracatólicas que viven en dos chalets pareados al pie de un árbol. Los Pontipines y los Worticers son un ejemplo de familia en crisis, apaga la calefacción que gasta mucho y arrímate Manolo: padre, madre con moño, cuatro hijos y cuatro hijas. Son como la memoria histórica, unos rojos, otros azules, separados por una frontera definida: la del jardín de los sueños invertebrado. Siendo retorcido, y ya me estoy imaginando lo que dirá Jiménes Losantos cuando se entere, se le puede encontrar un cierto torticero, porque los rojos se llevan todo el protagonismo. Los otros aparecen, sí, pero no.
Les voy a pegar aquí un capítulo entero para, los que tengan tiempo, se enteren de lo que es bueno y les dejo, que ya empieza y mi niña me espera en la puerta.
X. Bea-Murguía (me doy cuenta de que el departamento creativo de la BBC aún no ha solucionado su problema con las drogas).
5 Comments:
Jajajajjajaaaaaaaaaaaaaa. Como se enteren los de la BBC de la crónica que has hecho de su programa infantil te cuelgan del arbolito en donde cantan los pájaros con cresta (que son como los perritos esos que se ponían en la parte de atrás del coche y que sólo movían la cabeza con un resorte). ¡Soy fan de lAs (porque tienen moños y son chicas) Tomliboos.
Besos, Bea.
Jeje... Es bueno saberlo. A partir de mañana, como eres fan de los andróginos, ya sabes...
Más besos
Javier
Jajajajajajaja
A mi niña el encantan, de hecho ya tiene varios muñecos (ella llama "los bebés" a los tres hermanos esos a rayas y topos). Y se ríe que da gusto al verles ir y venir.
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