martes, noviembre 28, 2006

El Gran Ojo por Ojo


Queridos amigos:

Entiendo que el tema de ayer era un poco árido y, quizá, precise de alguna aclaración, ya que no era mi intención dar aire a cadáveres políticos, ejecutados por la turbamulta. A lo mejor no fui lo suficientemente conciso en la exposición y, por eso, se desvió un poco el debate. Sólo intenté denunciar el empleo sistemático de la demagogia por parte de muchos políticos (a lo que no puse siglas) y, concretamente, a un maestro de esta técnica de degenaración democrática que es, en mi opinión, Pepiño Blanco, el autor del texto. Por cierto que el H.Upmann Mágnum 46 se lo va a fumar el Pescailla del Guadiana, a la sombra de un alcornoque, con el vino de pitarra, acompañado por mí y otro sabroso puro de semejante calibre y pujanza. El sugus azul se lo voy a dar a mi niño.

Como sospechaba, Pepe Blanco no publicó mi comentario en su blog. Yo lo esperaba, porque era un poco ofensivo, lo confieso. Aún así hoy he protestado y le he invitado a que se pase por aquí, porque, claro, el tipo del comentario anterior llama a Gallardón "Puto alcalde de los cojones". Yo estoy de acuerdo con él. Me parece una ofensa que se ajusta bastante bien al personaje, pero se ve que para el blog de Pepe Blanco hay ofensas más válidas que otras. ¡Ay! ¡Los amantes de la libertad de expresión! Cambio de tema porque no les quiero aburrir (más).

El tema de hoy es mucho más ameno: la pena de muerte. Verán lo que se me ha ocurrido. El sábado, ojeando una revista antigua, lei algo sobre una encuesta que arrojaba unos datos muy desangeladores respecto a la pena de muerte y la aceptación ciudadana que aún persiste contumaz en Estados Unidos a pesar de que es, en mi opinión, una manera zafia de venganza de estado.

Decía la encuesta, con la credibilidad que, para mí, tiene este burdo instrumento de disección social, que un elevadísimo porcentaje de estadounidenses está a favor de la pena de muerte, cosa que todos sabíamos, pero no acababa ahí: dos de cada tres americanos desearía ver una ejecución en vivo y un 20% hasta pagaría una entrada. ¿De verdad? Eso parece. Ni que decir tiene que el favorito en las encuestas, aquel cuya ejecución despierta más interés, es Sadam Hussein.

Los ejecutivos (nunca mejor dicho) de las cadenas de televisión tienen en este asunto una mina de oro para un reality show rompedor que prometa imágenes en directo de ahorcamientos, hogueras, gases mortíferos, carnes achicharradas cruelmente en una silla eléctrica último modelo pero de bajo consumo, que ayuda al desarrollo sostenible. Descartaríamos la inyección letal porque es muy aburrida y haría bajar el share y también la guillotina y la lapidación porque, aunque da un toque exótico que siempre es atractivo, las señoras de la limpieza se quejan de que se pone todo hecho un asco.

La idea sería llenar de cámaras el corredor de la muerte y someter a distintas pruebas a diez condenados. Cada semana se van nominando entre ellos, pero dando motivos reales, nada de sorteos para quedar bien, hay que ser sinceros: "Nomino a Wall Street Panic porque es subnormal y yo odio a los negratas" o "Nomino a Billy Joe porque se ha comido todas las natillas" y, después, con llamadas al 906 y sms al 666, los espectadores deciden a quien se fríe bien frito. ¡Sería la leche! Casi puedo ver a Wall Street Panic gritando que es inocente justo antes de que el verdugo accione el conmutador y la voz en off de Mercedes Milá contando su historia: Wall Street Panic, 16 años, nacido en Memphis, Tennessee, afroamericano, disminuido psíquico, condenado por un jurado popular blanco (no menos subnormal) por haber violado y asesinado a una niña de diez años. Casi no había pruebas, no pudieron relacionar a Wall Street Panic con la niña asesinada, cuyo cuerpo no apareció. Al parecer, la niña se fue a California y ahora ha rehecho su vida, está casada y tiene dos hijos. Ninguno de ellos negro. Se le planta el micro a la mujer, que fuera víctima de la depravación moral de Wall Street Panic, justo antes de la ejecución y ella, llorando, abrazada por sus hijos y su esposo, dice: "Ya es hora de que se me haga justicia. Ese canalla me violó y me asesinó". Entonces, un bajón de tensión y...

¿Creen que esto es una burrada? ¡Qué va! Es un programa estupendo con dos o tres funciones sociales: ayudaría a frenar los crímenes, dando ejemplo directo de lo que puede pasar a los asesinos; tendríamos verdaderos jurados populares, pues sería el pueblo soberano el que decidiría quien merece morir antes y, además, salvaríamos una vida, porque al ganador del concurso se le conmutaría la pena de muerte. No quiero decir que quedaría libre, ni mucho menos, se le podría ofrecer de premio una cadena perpetua sin posibilidad de remisión, que tampoco hay que pasarse de liberales.

Un exitazo seguro. Podríamos, incluso, exportar el garrote, que sin capucha debe de ser bastante espectacular (lengua blanquecina tiritando un palmo fuera de la boca y ojos saltando de sus cuencas) y sería como poner de moda España en Estados Unidos. Propongo de título: “La freidora”, "Juguemos al ahorcado", “Condenado por el pueblo” o “Barrabás”... Algo así, porque ponerle “Operación Tufo a Gas que te mueres” no parece apropiado. Ya sé: ¿el símbolo del Gran Hermano no es un ojo que todo lo ve? Pues eso: “El Gran Ojo por Ojo”.

Tengo que confesar, sin embargo, que esta idea no es original. Alguien grabó este par de lapidaciones en Irán. ¿Para qué lo grabaron? Apuesto que lo hicieron para ejemplarizar, una de las funciones de "El Gran Ojo por Ojo". Envuelven a los reos en una sábana, los entierran hasta la cintura y los matan a pedradas por adúlteros. Yo no lo he podido ver entero, pero me ha parecido entender que el delito no es exactamente adulterio, porque son dos tíos. Si alguno de ustedes puede verlo entero (yo no he visto ni un minuto) que se lo cuente a Zerolo.

ADVIERTO, es muy, muy, muy fuerte.

Y muy triste.

Me bastó con ver cómo está reglamentada la lapidación, que la ley iraní prescribe hasta el tamaño exacto de las piedras, ni demasiado pequeñas, que no causen daño a los pecadores, ni demasiado grandes, que los maten a la primera sin apenas sufrimiento.

AQUÍ el link, para los que tengan estómago. Yo no lo recomiendo, porque es un descenso a lo más miserable de la condición humana, la misma que empuja al 20% de la población americana a estar dispuestos a pagar por ver en directo cómo se cargan a un pobre tipo (aunque haya sido un asesino de mierda como Sadam).

X. Bea-Murguía (¿a que el de hoy tampoco ha tenido ni puta gracia?)

Hoy voy a estar todo el día en Barcelona, así que no podré responder comentarios. Tía, te llamaré aunque no creo que nos podamos ver.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué ácido te has puesto hoy, pomelito.

28 noviembre, 2006 13:01  
Anonymous Anónimo said...

Sí, parece mentira. Con lo bonita que es la cultura árabe, el Corán, y todo eso.

Gaitero

29 noviembre, 2006 11:06  
Blogger Último Íbero said...

¿Y las Cruzadas?¿Y la Inquisición?

Malditos infieles...

¡Uy! Se me olvidada que eso es de hace 700 años y estas lapidaciones de hace unos meses.

Tonto estoy, por Alá.

01 diciembre, 2006 20:27  
Blogger Unknown said...

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