lunes, diciembre 18, 2006

De la eyaculación precoz


"De acuerdo con mi teoría, todo engaño que no se base en una verdad más elevada, no es más que una simple mentira; si se es torpe o descuidado, cualquiera fácilmente lo descubre. Sólo el engaño que no merece de manera alguna el calificativo de mentira, aquel que no es otra cosa que una verdad que no ha alcanzado aún el terreno de lo real, con los signos materiales que lo acompañan y que le permiten ser reconocido por todos, tiene posibilidades de éxito y de acción vivificadora entre los hombres".

Thomas Mann,
Confesiones del estafador Felix Krull.

Nota preliminar:
La cosa hoy va de libros, así que aprovecho para reclamar en vivo y en directo "La esperanza", de André Malraux; "El mar en ruinas", de David Torres; y "El desprecio", de Alberto Moravia (espero que Torres no se queje de ser el fiambre de este sandwich, aún siendo el único autor vivo de los tres), libros que echo de menos y que, seguramente, presté a alguien, aunque no recuerdo a quién. La última vez que los vi, estaban llenos de letras. Si alguno de ustedes tiene alguno de ellos en su casa, que diga yo con la manita. Ayuden a mi flaca memoria, por favor. Sólo pretendo tenerlos localizados. Y si alguien más por ahí tuviera en casa un libro mío que no está en esa lista, lo mismito. Gracias.

La co-edición.

Queridos amigos (ahora sí):

les voy a contar un curioso fenómeno, por llamarlo de alguna manera, que me ha acontecido, si es que consigo reflejar fielmente en esta entrada la cadena de sucesos que me han conducido a un final tan extraño.

Desde hace unos cuantos años, tantos que ya ni me acuerdo, totalmente gratis et mucho amore, curro para mi padre en la pequeña editorial que, bajo el nombre de Torre de Goyanes, creó en su día para intentar llenar la triste olla con lentejas para todos los sus muchos hijos (reconocidos). La verdad es que el trabajo duro lo hace él. Yo, a lo más que llego, es a componedor de textos y, a veces, si no me da mucha pereza (como, por ejemplo, en el caso de Montesquieu), se lo edito, más que nada, en busca de erratas. Mi padre está publicando una colección de libros muy interesante, de la que ya han visto la luz 40 títulos, entre los que están gente como... Mira, voy a poner la lista completa al final de la entrada y me dejo de rollos. Verán que es algo de bastante mérito.

Hace un mes, mi padre me dio el texto en bruto de "Confesiones del estafador Félix Krull", de Thomas Mann, un librito corto y ciertamente magnífico, que te deja un poco... Yo lo tenía ahí parado, más por mi escasez tiempo que por la antipatía profunda que siempre me ha despertado su autor, pero siempre que mi padre me preguntaba por él, yo le decía: "Voy bien", "Va por la mitad", "Casi he acabado", mentirijillas que seguramente él no creía, pero que a mí me daban un poco de aire. En verdad, ni siquiera había sacado el disquette del sobre.

Sucedió que el lunes pasado me dispuse a comenzar mi tarea y, ¡oh, sorpresa! ¡El disco no funciona! ¡El documento thomasmann.doc es ilegible (lo que, por cierto, me dice que mi ordenador sabe aún menos de literatura que yo, porque el libro está muy bien, aunque al final, te deja un poco...)! ¿Qué hago ahora? A mi padre le había dicho alguna que otra bola triste, por lo que descarté pedirle sopitas, pero durante tres días, ni mi compañero José Carlos, con todo lo que sabe de informática, fue capaz de leer el documento.

Como un clavo siempre saca a otro, el miércoles se me ilumina la bombilla. Llamó a Don Luis y le digo:

-- "Papá, que me falta un trozo de texto, mándame por email el documento para que te pueda acabar el libro".
-- "Pero, ¿te falta mucho?", me contesta mi padre.
-- "No lo creo, pero es que el final te deja un poco...", digo en plan listo.
-- "Bueno, pues no te preocupes", me tranquiliza. "Luego me llamas desde casa y lo que falte, que no será mucho, te lo dicto".
-- "Jeje. Por mentiroso de mierda", pensé.

Metido en un callejón sin más salida que la confesión, al día siguiente acabé confesando que "Confesiones del estafador Félix Krull" era ilegible para mi ordenador. Lo curioso del asunto es que el tal Félix Krull, para joderme el karma, es un mentiroso de un cinismo insultante, que aprende a engañar y a estafar desde bien pequeño. Era como si el propio Mann, en la misma línea moral de su vida de Pepito Grillo, me estuviera recordando mi mala acción. Coño, ya le había pedido perdón a mi padre con mucha más humildad de la que Mann pudo reunir en toda su soberbia existencia de nuevo Goethe de la Gran Alemania.

No es difícil reconocer al autor de "La montaña mágica" en Félix Krull, un librillo que se me antoja lleno de notas autobiográficas. Mann era un monstruo (quien no haya leído "La montaña mágica" no sabe lo que se pierde) y "Confesiones..." es una novelita breve, que va creciendo y creciendo y atrapándote, mientras el Nobel va dando una verdadera lección de cómo se construye un personaje. El protagonista va soltando, poco a poco, sus pequeñas confesiones, mentiras, engaños orquestados por su propio padre, falsificaciones de firmas, hurtos de caramelos, conyundas furtivas con las criada, todos ellos "delitos" sin importancia propios de un niño y de un adolescente y, cuando va a empezar la confesión de verdad, cuando va a contar el motivo por el cual Krull ha ido a la cárcel, cuando estás llegando al clímax...

Se acaba.

Comprendí lo que siente la amante de un eyaculador precoz. Piensas "¿Ya?", mientras compruebas que el texto esté completo, y te dan ganas de mentir otra vez:

-- "Ha sido maravilloso, cariño".

Porque es un libro maravilloso, pero te deja un poco... Insatisfecho. En cierto modo, yo no mentí a mi padre, a quien volví a llamar para preguntarle si era verdad que el libro acababa así...

-- "¿...anegados en lágrimas, con las manos? Sí, ahí termina", me confirmó.

Un justo castigo. Para ser redondo, para rematar el placer de la lectura, a "Confesiones del estafador Félix Krull" le faltan un par de capítulos. Thomas Mann, después de esto, ya me cae un poco peor.

(Confesiones del estafador) X. Bea-Murguía

1.- El código de Hammurabi
2.- Los cuatro libros de Confucio
3.- La ciudad de Dios. San Agustín de Hipona
4.- Los nueve libros de la historia. Heródoto
5.- Cantigas de Santa María. Alfonso X el Sabio
6.- Cancionero. Francesco Petrarca
7.- El Príncipe. Nicolás Maquiavelo
8.- Utopía. Tomás Moro
9.- Elogio de la estulticia. Erasmo de Rotterdan
10.- Ejercitación de la lengua latina. Juan Luis Vives
11.- La Celestina. Fernando de Rojas
12.- Diario del viaje a Italia. Miguel de Montaigne
13.- La ciudad del sol y Monarquía de España. Tomás Campanella
14.- Areopagítica. John Milton
15.- Del espíritu de las leyes (vol. I) . Montesquieu
16.- Del espíritu de las leyes (vol. II) . Montesquieu
17.- Cándido o el optimismo. Voltaire
18.- Del contrato social. Jean-Jacques Rousseau
19.- Fausto. J.W. Goethe
20.- Veladas de San Petersburgo. Joseph de Maistre
21.- Novelas. François René de Chateaubriand
22.- Carmen. Prosper Mérimée
23.- La democracia en América. Alexis de Tocqueville
24.- Sobre la libertad. John Stuart Mill
25.- Don Juan Tenorio. José Zorrilla
26.- Las flores del mal. Charles Baudelaire
27.- Madame Bovary. Gustave Flaubert
28.- La muerte de Iván Ilich. León Tolstoi
29.- Escritos filosóficos y religiosos. Francisco Giner de los Ríos
30.- Clarinazos. Leopoldo Alas “Clarín”
31.- Viaje a la España negra. Emile Verhaeren y Darío de Regollos
32.- La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Max Weber
33.- Idearium español y El porvenir de España. Ángel Ganivet
34.- El anuncio hecho a María. Paul Claudel
35.- La corte de los milagros. Ramón María del Valle-Inclán
36.- El cementerio marino. Paul Valéry
37.- El otoño de la Edad Media. Johan Huizinga
38.- Elegías duinesas. Rainer María Rilke
39.- Defensa de la Hispanidad. Ramiro de Maeztu
40.- Confesiones del estafador Félix Krull. Thomas Mann
En preparación
41.- Diario de un poeta reciéncasado. Juan Ramón Jiménez
42.- Tigre Juan. Ramón Pérez de Ayala

¡Un aplauso a mi padre!. Sólo el haberse traducido el Montesquieu lo merece.

11 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Thomas Mann es un referente de la literatura,qué me dices de esa "Muerte en Venecia",con ese "Flaneur" soñador.La verdad es que con la "Montaña Mágica" no he podido porque Mann dicen que era pangermanista y eso a mí me provoca hernia de hiato.

La colección tiene buena pinta.Algunos de los libros son un must que deberían leerse obligatoriamente en la escuela.Para que la gente salga de letras y pueda entender los periódicos, que ya se sabe que los de Ciencias son unos Abstractos.

Hormon

18 diciembre, 2006 11:20  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Lo que tiene "La montaña mágica" es que necesita un esfuerzo excesivo por parte del lector, sobre todo para no perderse en las largas disertaciones del tal Settembrini-Anguita. El kit de supervivencia obligado para metérselo entre pecho y espalda es una potente jarra de cafe superespeso y un cartón de cigarrillos, un día nublado, una lampara cegadora y, por supuesto, unas anfetaminas. Con todo eso, lo cierto es que yo me lo pasé pipa leyéndolo. Lo recomendé mucho y lo sigo recomendando. Es más, puede que me lo lea otra vez.

Te voy a pasar por mail el Félix Krull que te va a molar. Con respecto a Mann, sólo cuando la Gestapo fue a por él se dio cuenta de dónde llevaba el pangermanismo nacionalista a ultranza y los sueños de la Gran Alemania. En el prólogo mi padre dice cosas muy interesantes.

Javier

18 diciembre, 2006 11:37  
Anonymous Anónimo said...

Terminé hace unos días La Corte de los Milagros.
Me sucedió con este libro algo curioso, el lenguaje de Valle-Inclán es muy, muy complicado... hasta que le coges el ritmo. Si vas todo el libro a contrapelo, acabas mosqueado y no disfrutas, si te dejas llevar es una gozada.
Me sucedió algo parecido con alguna película argentina en lunfardo cerrado. Al principio piensas "Co#o, ¿va a ser así toda la película?" y al final, si la película es buena, te metes en la historia, te dejas llevar y el lenguaje te parece lo más natural del mundo...
Como dice Hormon, todo lo que haya escrito Valle-Inclán es "must".
Y esta edición es verdaderamente magnífica. Enhorabuena por la parte que te toca.

Luis

18 diciembre, 2006 12:39  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Ahí va mi padre.

Gracias

besos

Javier

18 diciembre, 2006 13:40  
Anonymous Anónimo said...

Hormon, para muerte en Venecia la de mi último viaje en el puente d ela Constitución ¡¡ 7 euros una cerveza!! Eso sí que es una opera de esas que el protagonista tiene una pena inmensa por las miserias que esconde la vida, que no puede dar a su enamorada un bonito viaje en góndola al módico precio de ¡¡100 pavos los 20 minutos!!, y que para cenar se rebusca uno en los bolsillo (que por cierto, siempre acaba saliendo un resguardo del cajero, aunque sea de hace 3 meses) y se da cuenta que la única opción es poner su cuerpo al servicio de la ciencia.
Dime si eso no es muerte en Venecia, y además a l avuelta, un tío en el detector de metales del aeropuerto se puso un guante de latex justo en el momento que yo cruzaba, y pitó, y el sudor frío me recorrió la rabadilla, y no podía dejar de mirar el guante y el "splash" que hizo, y como se ajustaba los deditos uno a uno, y, y, y... todavía sufro pesadillas. Conocí el miedo y el significado de "déjate llevar por los acontecimientos, disfruta, es tu destino". Pero no, guarretes, al final me miró a los ojos, vio mi pánico, y se compadeció.
Si Tarantino hubiese filmado "Muerte en Venecia" seguro que hubiera tenido otro final.

EL frutero gondolero.

18 diciembre, 2006 20:51  
Anonymous Anónimo said...

Hmmm ¿dónde puedo conseguir La montaña mágica en esta edición que decís?

Lo reconozco, soy una especie de inculto, quizá un ignorante y me he dedicado a leer ciencia ficción, fantasía e historia. Pero me gusta. Aunque estoy deseando extender mis horizontes si merece la pena.

18 diciembre, 2006 21:31  
Anonymous Anónimo said...

Hmmm ¿dónde puedo conseguir La montaña mágica en esta edición que decís?

Lo reconozco, soy una especie de inculto, quizá un ignorante y me he dedicado a leer ciencia ficción, fantasía e historia. Pero me gusta. Aunque estoy deseando extender mis horizontes si merece la pena.

18 diciembre, 2006 21:35  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

En esta editorial, no conseguirás "La montaña mágica", porque no la hemos editado. De todas maneras, en cualquier librería, Thomas Mann, "La montaña mágica", es un clásico.

Para recomendarte traductores o ediciones críticas buenas, buenas, dejo a los entendidos.

Un saludo

Javier

18 diciembre, 2006 22:21  
Anonymous Anónimo said...

En lo que a mi respecta, debo decir que preferiria ser el jamon de york de un sandwich entre Monica Belluci y Catherine Zeta Jones. Yo tambien adoro Muerte en Venecia y sobre todo Doktor Faustus, pero, en cualquier caso, rogaria que uno de los dos panes NO fuese Thomas Mann.

David Torres

21 diciembre, 2006 00:55  
Anonymous Anónimo said...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Tranquilo, David, hace unos treinta años que dejaste de interesarle a gente como Mann.

O como "La amenaza de las cinco"

Javier

21 diciembre, 2006 02:58  
Blogger Ana said...

perdonad que use este blog. Escribo de la Editorial Crítica, Grupo Planeta. Estamos muy interesados en contactar con la editroial Torre de Goyanes pero no conseguimos comunicar con los teléfonos que aparecen en la base de datos del ISBN, ni en el directorio de empresas,... he visto la entrada de Wells&Bea-Murguía y no he podido evitar intentar esta vía. Por favor, necesitaría que me fecilitaras un teléfono o e-mail de contacto. Puedes escribirme a anacisneros@ed-critica.es
Es importante. Muchas gracias

23 julio, 2008 18:24  

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