¿Y si Vernia se declarase en huelga?

Queridos amigos:

En el fondo yo les entiendo. ¿A quién no le ha pasado? Y es una pequeña putada, sin duda, pero todo, absolutamente todo, tiene al menos dos maneras de enfocarse. Imagine que está usted en casa viendo Gran Meonano, porque le mola la sociología de me saco un moco y hago esculturas con él (cada cual es cada cual) y en el mismísimo momento en que dos tipos vestidos de blanco le están poniendo en directo la camisa de fuerza a Mercedes Milá, ¡PATAPUM!, a tomar por culo la luz. La tele se apaga, el arbolito de la Fiesta de Invierno se funde, la nevera cesa en su ronroneo felón, esa llamada de sirena a la gula de los anuncios. Usted se cabrea, se caga en la Telefónica, porque a ciencia cierta no saben quién es su proveedor de electricidad y la Teléfonica es mucho más socorrida, le da de puñetazos al televisor y, a tientas, busca por los armarios de la cocina las ñañas andrajosas de las velas del último cumpleaños de su niño porque las otras a saber en que cajón lleno de cosas escondidas que no valen para nada han caído. No da con ellas, pero, en cambio, sí encuentra una literna que apenas mancha de amarillo la penumbra o un mechero de cuando fumaba que no levanta más de unos milímetros de llama azul. Desarmado de luz y razones, se asoma a la ventana y se da cuenta de que el apagón es general. El barrio ha desaparecido como si el tramoyista hubiera apagado el escenario antes de tiempo. Nos hemos desacostumbrado al apagón y ya no estamos preparados para enfrentarnos a él.

Indignado agarra el teléfono para insultar al primer incauto que lo coge, pero la fría tersura del aparato en la cara le hace percatarse de que no se trata del teléfono, sino de la figurita de Yadró que le regaló su suegra por su cumpleaños y que le recuerda, cada noche, que ella existe:

-- "Cariño, se me ha caído algo al suelo y se ha roto". La oscuridad no sólo permite pellizcar por fin ese culo que tanto llamaba a sus dedos. Pensando con avidez en lo que haría usted en la oficina si se diera el caso, lo que tiene usted en la mano ahora es... el teléfono. Llama e insulta, que es a lo que íbamos.

-- "¡Oiga! ¿A mí qué me dice? ¡Que esto es el Telepizza!".

Olvidado el culo de su compañera y centrado en su justa ira, su impotencia se llena aún más de rabia cuando comprueba que la compañía eléctrica ha puesto una máquina para contestar el teléfono, de éstas que dan diez opciones, pero ninguna es la suya: -- "Si quiere consultar su factura... Pulse o diga... Uno... Si quiere aprender a cuidar el medio ambiente y el desarrollo sostenible... Pulse o diga... Dos... Si quiere insultar al alcalde de su pueblo... Pulse o diga... Tres... Para sacar a Vernia de la cama para que le solucione el problema... Pulse o diga... Cuatro"...

Este es un lado del apagón. Este es SU lado del apagón. Pero en el otro lado de la oscuridad, hay un hombre que tiene una familia y que no tiene la culpa de que su ciudad sufra un colapso eléctrico.

¿Qué pasaría si Vernia se declarara en huelga? Él, que es el portador de la luz. Seríamos testigos de la llegada del reino de la oscuridad. Pues váyanse acostumbrando porque ya le tengo convencido para un bisnes. Lo pensé un día en que él me decía, con razón:

-- "Durante el 99'9999999999% de la historia de la humanidad, la gente ha vivido sin electricidad, coño. ¿Qué te puede pasar por una noche más sin luz? Nos hemos vuelto muy finos".

Así que vamos a montar una fábrica de velas y una red capilar de venta ambulante. Procedimiento: cogemos la velas y nos plantamos en Valladolid de noche, pero a una hora a la que sepamos que la peña está despierta. A la hora de House, por ejemplo. Repartidos por los barrios de Pucela de manera estratégica, le llamamos por teléfono:

-- "Vernia, fúndeme Valladolid".

Y Valladolid a tomar por el culo. La dejamos con menos luces que el belén de ZP. Luego se va casa por casa vendiendo el género. Compren acciones de esta empresa, que les digo yo que este negocio nos saca de pobres.

X. Bea-Murguía (¡no me curren tanto!)

PABLOOOOOOOO, que casi se me olvida, coño, que malo es esto de tener PDA, te lo juro, te lo juro, te lo juro por Tommy Hill y que se me caigan todos los cocodrilos de los polos si miento. Me s'ha derretido el "celebro". Además, como supondrás, me han abducido unos extraterrestres ilegales del Este de Europa, me han robado la cartera en el Corte Inglés a la hora de pagar y mi señora no para de decirme que la fregona no se pasa por la bañera, que su función es otra, a lo que yo he respondido: "Pues si eres tan lista, friega tú el baño (no te jode)". Por supuesto, como bien supondrás, me ha obedecido. ¡FELICIDADES! Un abrazo muy fuerte.