jueves, diciembre 14, 2006

Las manos de Orlac


Queridos amigos:

me inquieta el asunto de la ciencia, que avanza que es una barbaridad (¡Dios mío, acabo de decir algo que diría mi abuela! ¡Qué edad más mala tengo!). Esto de los transplantes de manos me da yuyu. No me mola. Me alegro por la mujer valenciana a la que le han injertado las dos manos o transplantado o implantado, aunque me suena a nacimiento de secta mística: "el doctor Fulano le implantó las manos y ella se curó". La ciencia está muy bien pero no tiene todas las respuestas y es mejor así, porque la religiosidad intrínseca de las personas, surgida de una necesidad íntima del hombre, sumada a las verdades incuestionables que vierten los científicos cuestionando las verdades incuestionables de los científicos del pasado, tiende a producir fanáticos.

Cuando oí la noticia de esta buena mujer que, veinte años después, va a poder hacer de nuevo sin ayuda cosas tan íntimas como limpiarse el culo... No es una coña. ¿Qué paso hay más importante en el tránsito de la niñez a la edad adulta que el momento en que tu padre te dice que te quites de encima tú tu propia mierda? ¿No lo habían pensado?

Vuelve, Javier, vuelve... Voy

Decía que cuando escuché la noticia, me alegré sinceramente por la señora, pero, por otro lado, se me ocurrieron mil gilipolleces. Mi cerebro, que empiezo a pensar que no es el mío, que me lo han trasplantado, consiguió abortar todas las conexiones neuronales que habrían de dar como resultado un razonamiento lógico y sensato para unir aquéllas que sólo concluyen tonterías. Pero, he aquí que los Gomaespuma, a los que escucho a ratos en el coche a la hora de volver del trabajo, me pisaron todos los chistes. No debían de ser muy originales... O los Gomaespuma padecen la misma disfunción cerebral que yo. Sin embargo, me sirve para dar una muestra del proceso de desconexión neuronal que podríamos denominar "El sueño de la razón":

El equipo médico de cirugía reconstructiva le coloca a una señora unos brazos que eran de otra persona:

1.- ¿Eran de hombre o de mujer? Porque una señora bajita y dulce con manos de pelotari llamaría la atención.
2.- ¿Eran ambos brazos iguales o han necesitado un cortafiambre para igualarlos? Una persona con un brazo hasta la rodilla y otro que apenas le roza la cadera tendría problemas para encontrar camisas de su talla.
3.- ¿Eran de la misma persona o de dos más o menos parecidas? Mire, señora, sentimos decirle que le hemos puesto el brazo derecho de un vasco y el izquierdo de un zulú. Ha sido un parche, algo provisional, para que vaya usted tirando mientras se decide a morirse el señor de la habitación 707 que es el donante.
4.- ¿Se aseguraron antes de implantarlos de poner el derecho en el lado derecho y el izquierdo en el lado izquierdo? ¿Y de colocarle las manos con los pulgares para arriba y las palmas hacia dentro? Espero que, por despiste, no le pusieran dos manos derechas. Sería muy de fachas.

En fin, todos estos chistes y otros más los hicieron, más o menos, estos dos y me pareció muy fácil. Pero, sumido como estaba en mi reflexión, en vez de estar atento al tráfico, se me ocurrió que este acontecimiento podría marcar una nueva era en la humanidad, una nueva mezcla entre el friquismo y el frankensteinismo: el hombre tuneado. Se abren grandes posibilidades para los horteras: spoilers en el trasero, cuernos de rinoceronte en el mascarón de proa, un tío con dos narices para ponerse más piercings... ¡Piensen en las posibilidades que la cirugía reconstructiva presenta a la humanidad del mañana! ¡HAGAN SU CUERPO A SU GUSTO! ¿Por qué tenemos que tener todos dos piernas y dos brazos? ¡Póngase otra teta para hacer feliz a su amante! Sería más verdad que nunca que el sueño de la razón produce monstruos. La DGT, incluso, podría obligar por ley a los conductores a tener cuatro brazos, homologados por supuesto: dos para el volante, uno para asomar el codo por la ventanilla y un cuarto para tocarle la cacha a la chati.

Seguí con mi desvarío, intentando ponerme en la piel de esta señora (sin conseguirlo, claro): ¿qué sentiría yo si me implantaran las manos de otro hombre?... Por un lado, después de tantos años manco y desvalido, sería una gran liberación, ¡qué duda cabe!... Por otro, no podría dejar de pensar en que cada vez que le pellizcara el culo a mi mujer... ¡El pellizco se lo estaría dando otro hombre! Podría acabar peleándome con mis propias manos.

Recordé entonces aquella película tan de susto en la que Peter Lorre era un pianista al que le implantaban las manos de un asesino que le acababan obligando a él mismo a asesinar. El argumento era bastante realista: es muy normal encontrarte en la vida con hombres en los que manda una parte de su cuerpo (una en concreto), pero, claro, te ves tú con las manos de otra persona y no puedes evitar pensar en qué habrán hecho esas manos de segunda mano. (El título de la película es "Las manos de Orlac", según me ha dicho Google, que es el listín de nuestra era).

Existe, además, otro riesgo añadido. Imaginen que un día se creen que han ligado con un pivón de los que quitan el hipo (como mi mujer, pero en soltera y sin compromiso) y que resulta que la chica, por ponerle una ocupación, es poetisa metafísica o algo así de chungo. Cuando llega el momento en que ella se muestra como tú te la has imaginado, te das cuenta de que está llena de costurones por todas partes y que esa poetisa metafísica no es otro que Antonio Gamoneda tuneao. Después de esto, ya no podrás fiarte de nadie.

X. Bea-Murguía (me voy a implantar cinco dedos más en cada mano para producir el doble).

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hombre ya puestos,una poetisa siempre es una poetisa....

14 diciembre, 2006 16:33  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Si yo te contara, mi helmano...

14 diciembre, 2006 22:10  
Anonymous Anónimo said...

Tienes que escribir uno de futbol porque la peña con cosas tan serias se acojona y no opina.
Quien se atreve, e imaginate que te implantan la materia gris y ah? eres tu o el donante o si era negro ahora te gusta la danza africana.
Joder Javier dejate de ostias que el futbol es mas fácil y genera tambien mucha dilectica.Raul o Ronaldilo, Atlethic o RM joder que vida siempre eligiendo.
El Pescailla del Guadiana

15 diciembre, 2006 09:42  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Vale... Ahí lo tienes:

¡AUPA ATLETI!

Javier

15 diciembre, 2006 20:12  
Anonymous Anónimo said...

Soy el anónimo del otro día... Que noooooo, coño, que soy el fruterín, y si hay jurgol, ahí estoy yo. Yo mido a los jugadors de futbol por el tamaño de sus labios y de sus cejas, joder, que parece que de pequeño, si tienes cejas prominenetes y labio leporino sólo te queda jugar al futbol para ser algien, porque hay peña... Ronaldiño, Emerson, Prosinecky (o como coño se diga, Camoranesi, Ribery (este es de traca) o Carlitos Tevez. Si es que parece que los padres dicen "Niña, le meto contra la cuna o le dejamos que juegue al futbol, por feo".

Asín te viene con el balón, no dejas de mirarle a la cara, te descojonas te dribla, te sigues descojonando, burla al portero, te meas de la risa, mete gol, encima pone cara de Fary apretando en el baño, ya te desternillas de la coña con los huevos rotos de la risa, y ale, a seguir jugando, que estás en tu casa después del partido y te sigue la risa floja, de esa que te entra en una reunión importante y no sabes cómo pararla.

Bueno que me lío, pero buscar el careto de estos urracos y veréis si no os descojonáis...

El frutero

18 diciembre, 2006 20:39  

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