miércoles, febrero 07, 2007

Moriatur anima mea cum philistiim

Queridos amigos:

me he cortado el pelo. Normalmente tengo el mismo motivo para cortármelo que para dejármelo largo (es decir, ninguno), aunque sí existen circunstancias clave que deben darse y que trataré de explicar. Sin embargo, en esta ocasión, sí que había una razón: la educación de mi hijo.

Nunca me ha preocupado especialmente mi aspecto. He llevado el pelo bastante largo o muy corto, pero jamás movido por una razón estética o de estilo, de lo que, como saben, carezco. Desde que me conozco, he seguido siempre la misma mecánica: me dejo el pelo crecer hasta que me lo corto.

En una ocasión, incluso, en que tenía el pelo bastante más largo que antes de ayer, llegué a casa de mi suegra, después de un agitado vermut de fiestas, y me dejé cortar el pelo. Yo creo que ni ella se esperaba que le dijera que sí. Entré en la casa y me dijo:

-- ¿Te corto el pelo?
-- Vale -contesté yo enseguida. Estaba harto del pelo largo.

Fuimos al corral, Pilar cogió unas tijeras y me dejó guapo... Tan guapo que cuando me vio mi mujer por poco le da un telele. Yo me miré al espejo y, ciertamente, parecía que me había comido el pelo un burro. Aquello no eran escalones, era la Calzada del Gigante.

Salvo esta excepción, la verdad es que soy bastante maniático para cortarme el pelo. Se tienen que dar unas circunstancias muy específicas que, si no se dan en un año, tienen como consecuencia una tupida melena. Mi mujer, a la que no le disgusta que lleve el pelo largo, me dice a menudo que vaya a la peluquería a arreglármelo un poco...

-- Aunque sea- me dice- a cortarte las puntas.
-- ¿Las puntas? No, joder. Las puntas es precisamente lo que yo me dejo. Yo me corto todo lo demás.

Y así estoy ahora, como Sansón después de Dalila, con las puntas, porque el lunes todas las circunstancias que han de darse, como si se tratara de un fenómeno astronómico, confluyeron. Primero, tenía tiempo y dinero en el bolsillo. Segundo, pasé por una peluquería de aspecto antiguo. Esto es fundamental. No soporto que me quieran vender un champú ni que me digan que tengo un poco de descamación o que con una melena tan monísima me harían una remanguillé, mientras me la magrean con las yemas de los dedos. Mi concepto de peluquería ideal es de otro siglo: el peluquero debe tirar más a barbero que a esteticien; el local debe parecer una peluquería y no una casa de lenocinio, aunque es obligatorio que en la sala de espera haya revistas psicalípticas que dan sabor al negocio; y, cuando estoy sentado en la esquila, la conversación no puede ser otra que la última derrota del Real Madrid.

Así que, si el Madrid pierde y yo paso esa semana por una peluquería y tengo tiempo y dinero en el bolsillo y el local cumple unas mínimas condiciones de casposidad, yo me corto el pelo.

Fácil, ¿no? Ahora la gente, cuando me ve, me dice: ¿Qué cambio de look? No me molesta, por supuesto y digo que sí, que sí, porque prefiero no explicarlo, pero, en realidad, yo nunca he tenido look, así que no veo de qué manera podría haberlo cambiado.

Este año, gracias a Dios, el Real Madrid de Capello me ha dado muchas oportunidades, pero, como he dicho, ha habido una razón extra y es que mi hijo Rodrigo, hace un par de meses, me dijo que llevar el pelo largo es de chicas.

-- ¿De chicas?- pensé. Tanto suprimir la Navidad y celebrar el Gili-día de la Paz en el colegio, que me dan ganas de decirle a mi hijo que la paz no existe (salvo La Paz que se encuentra en Bolivia), y me viene con que llevar el pelo largo es de chicas. Bonita educación, sí, señora directora, bonita educación ¿o tengo que pensar que ese axioma es consubstancial al hombre?

-- ¿Te parezco yo una chica?- le dije y decidí aguantar unos meses más, a pesar de que estaba hasta las narices de que el flequillo se me metiera en los ojos.

Así que tengo el pelo corto, y lo siento por mi Club de Fans (Amaya, Bárbara, Laura...), pero no os preocupéis, que esto es un bucle: el pelo volverá a crecer y, entonces, el Real Madrid volverá a perder y yo podré decir: "Muera yo con los filisteos" Jue. 16, 30.

X. Bea-Murguía (Esta noche tendré que contarle a mi hijo el cuento de Sansón).

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8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Madreciiiiita querida lo que os cuesta a los masculinos de hoy en día cortaros los pelos, y escudaros en que os lo dejáis crecer hasta que se corta.
Mi opinión, para ti y para el otro, es que esa es vuestra imagen, vuestro look, y os cuesta lograrlo y mantenerlo, meses y meses. Me da igual lo que digáis.
Por cierto, ambos, más guapos con el pelo largo, que corto. Pero entenderme no larguísimo, y luego, cuando por fin os decidís, es cortísimo, y tampoco es eso.
Ya sabemos que los extremos no son buenos para nada.
Martha

07 febrero, 2007 09:35  
Anonymous Anónimo said...

Que me afeiten. Eso es lo que yo exijo al peluquero. Si el andoba no sabe darle a la brocha y a la navaja, se puede meter su sillón ergonómico por las cercanías del hueso sacro. Es un placer que las mujeres nunca paladearán.
Bueno, casi ninguna.
Prudencio Wintergarden, tapicero iconoclasta.

07 febrero, 2007 09:58  
Anonymous Anónimo said...

jajajajajajjajajajajajaja
jajajajajajjajajajajajaja
jajajajajajjajajajajajaja
jajajajajajjajajajajajaja
jajajajajajjajajajajajaja

Javier

07 febrero, 2007 12:27  
Blogger Jika said...

Ay qué pena penita peeeeeennaaaaaa, peeennnaaaaaaaaa!!!!!! Aquí la fan (una de tantas, ya se) de tus greñas, sin dar aún crédito a la mutilación. En fin, debe ser un virus, porque otro Javier, el mio, el que está a mi vera verita vera, suelta de vez en cuando que a su cresta le quedan dos telediarios y que ese "cambio de look" pasa por el rapado. Pues hala, a convivir con "pelaos"... Pero del Madrid, ya sabes, hablas con mi padre, que menudo mosqueo tiene desde que le trasmitiste el mensaje tocahuevos desde mi móvil el domingo.

Pues eso, beso (y emplazamiento para la siguiente Canasta, ayayay).

Ah, y mi más sincera enhorabuena a "mi" Bea tu señora, que debe estar triunfante y salerosa contemplando tus mechones en el suelo...

07 febrero, 2007 12:30  
Anonymous Anónimo said...

Déjate barba, haz un homenaje a ese Melitón alcornoquista.

07 febrero, 2007 13:50  
Anonymous Anónimo said...

Yo llevo con el mismo "look" desde los ocho años. No me importa admitirlo, Martha. No he sentido la necesidad de trabajar esa parte de mi personalidad, que me parece aneja a lo importante, porque, como dijo Walt Disney, "la belleza está en el interior".

Por otro lado, con gusto me dejaría barba, pero no por estética, tampoco, sino por no afietarme, lo que pasa es que, como soy muy joven, casi un niño, me sale una barba impresentable del todo que mi mujer me critica con mucha dureza. Por esa, las veces que lo he intentado, no ha pasado.

Lo de cortarme el pelo no es una victoria de nadie (salvo del peluquero que cobró). A Javier no le veo yo pelao del todo, pero la verdad es que, aunque sólo sea por comodidad, es mucho mejor. Si necesita ayuda, yo tengo un par de amigos que lo dejarían como una bola de billar. Sin problema. A Miguel le dices que lo siento mucho, mucho, de verdad de la bueeeeenaaaaa jajajajaaja

Besos a todos

Javier

07 febrero, 2007 17:29  
Blogger QJones said...

Pero... ¿a qué tanto problema con la estética? yo he pasao por tó, incluso por la perilla dibujada. Por el rapao al cero, el largo rebeco y revuelto, la barba desaliñá, la cresta indie, los jerseis Chipie, las corbatas de napa, las pantacas militares multibolsillos, la chaqueta con zapatillas House, la bufanda atada en nudo simple... todo por estética. Todo por ocultar los mofletes o aquella psoriasis o estos (agh!) michelones. Pero nunca... NUNCA! el jersey abrazado a los hombros, como si fuera a hacer frío después, pero ahora no.

Confesad, rufianes.

08 febrero, 2007 03:53  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Jajajajajajaajjajajaja... ¿Has probado el abrigo-capa modelo SuperCapullo, ideal para la mani?
¿Es eso cuestión de estética o de estétrica?

Lo del jersey en los hombros, yo jamás. Atadito a la cintura. Y la razón es que en Murguía, en verano, a las 18.00 hacia muy bueno, pero a las 22.00 ya empezaba a estar la cosa un poco polar.

Javier

08 febrero, 2007 06:19  

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