lunes, marzo 09, 2009

La monda


Queridos amigos,

ya lo dijo en su día el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que lo del espionaje político de Madrid era un caso de "Mortadelo y Filemón". Una vez más, Rubi lo clavó (es un animal político), aunque el "Caso Anacleto" más que para un escueto símil mortadelero, sabiendo lo que sabemos ahora, da para una alegoría completa en la que el diario "El País" adoptaria la forma de "La Monda".

Dan ganas de apuntarse a su máster en periodismo.

Es curioso, creanlo, pero como ando ya apretadito de ideas para el blog, el otro día pensé en inaugurar una nueva sección en la que me iba a inventar noticias, a pelo, a lo bestia, pero se ve que Javier Moreno, el Superintendente Vicente, me leyó el pensamiento y me plagió, aunque tampoco quiero decir tal cosa, porque no son pocas las ocasiones en que una idea surge al mismo tiempo en dos cabezas diferentes.

Invención o engaño, el prestigio de "La Monda" está puesto en entredicho (yo siempre he pensado que es un periódico para adeptos a la causa) por lo mismo que el Gran Wyoming puso en el brete al director de Intereconomía: publicar con mala fe y mala práctica profesional informaciones falsas o sin contrastar con la intención de hundir el buen nombre de alguien. Lo de Wyoming hizo mucha gracia (a mí no tanta, pero son cosas que uno no se atreve a decir en público, como si no fuera posible tener una opinión templada en la lucha entre sectarios), pero esto de "La Monda"... Esto no tiene ni puta gracia.

A ver qué pasa con la comisión de investigación... Ese pleno de dirección de la TIA.

Yo creo que no hace falta ser Gregory House para dar con el diagnóstico del "Caso Anacleto". La clave, como pasa siempre en "House", de nuevo está en un gesto, en una frase descontextualizada, algo que se dice como quien comenta el tiempo en el ascensor, una circunstancia imprevista que enciende la chispa de la genialidad. La clave del caso se ve desde el despacho de Rajoy en Génova 13. Si Mariano fuera Gregory House, jajaja, se asomaría a su despacho pensando en el "Caso Anacleto" y, eureka, vería que Colón, sobre su columna, señala hacia Cibeles.

X. Bea-Murguía (falta saber, también, quién es Ofelia).