miércoles, abril 26, 2006

Viaje a Tailandia con esposas (1): Los zapatos


Queridos amigos:

A colación del asunto de ayer, les informo a ustedes de que, efectivamente, existen mujeres como Nuria Esther que, además de currar sus horas, atender a sus niños y conocer el uso de la lavadora, sabe arreglar un enchufe y se da maña con el taladro (Alberto Marugán dixit). Esta hurí de la Meseta, además de todo esto, está SOLTERA, que para qué quieres más José Antonio (y digo este nombre por decir, como si dijera para qué quieres más José Alfredo, que conste). Pero como a mí me gusta ser objetivo, les diré que no sabe cocinar.

El encuentro con Tailandia, entre otras cosas, ha sido un viaje de libertad. Como saben, la razón para ir a tan lejana playa no era otra que una boda, la de mi cuñado Diego con Wenneke, una holandesa alta, guapa y lista que, me temo, no sabe manejar el taladro (o berbiquí), aunque cocina muy bien. Ya les digo yo que mi cuñado sabe dónde se mete.

Para tan magno evento, convocado en un paraíso descalzo, me compré a mi pesar unos mocasines de marca, en una tienda cara de Madrid, de esos que nunca me han parecido mucho mi estilo, que es el mismo desde los catorce años (¿y qué?), satisfaciendo así los deseos de mi señora, a los que me pliego en estas circunstancias, sobre todo, por no ser un problema añadido a los muchos que, por más que uno no quiera complicarse la vida, se derivan de cualquier celebración familiar. Me probé los mocasines caros en la tienda de Madrid y me quedaban perfectos, me entraban como si me hubiera untado el pie con manteca y, ciertamente, he de reconocer que eran cómodos y no tenían pinta amenazante ni de causarme ampollas ni rozaduras, así que me hice con ellos, a pesar de su precio. ¡Qué coño! Es lo menos que se merece mi cuñado: unos buenos zapatos para su boda.

Llegado el día señalado, me dispuse a estrenar calzado, pero, joder, no había manera de meter los putos mocasines en el pie (o los putos pies en los mocasines). No se pueden hacer una idea de lo titánico de mi lucha. Yo lo achaco a que, como he dicho, el de Tailandia ha sido un viaje de libertad por muchos motivos. Siempre he criticado a esos guiris que se descalzan a la mínima oportunidad, pero lo de Bangkok es mucho, es un suicidio pedestre. Tanto calor y tanta humedad, acababa uno con los pies como salchichas (de las blancas), lo que les da un punto más repugnante, si cabe, a esos diez gusanos que adornan nuestro cuerpo a modo de flecos. Hice caso de los buenos consejos que me daban y me compré unas chancletas en el Janujak Market, pero, claro, el asco que me producen los pies siempre me ha obligado a llevar calzado cerrado y tapado y no acababa de acostumbrarme a sentir la correa royéndome los intersticios todo el día, provocando una molesta y dolorosa rozadura atrae-moscas.

Un asco, no lo duden, que me empujó a pasearme (no en Bangkok, claro, donde aguanté con las chancletas) por Relax Bay, Koh Lanta, todo el día descalzo. Mis pies sintieron, entonces, la sensación de recuperar su libertad perdida, negándose en rotundo a meterse de nuevo en la estrecha disciplina del cuero y la piel vuelta, por mucha marca y por muy caros y cómodos que fueran los mocasines.

Minutos antes de la boda, vestido con camisa y pantalón de lino, en imposible escorzo (lo que me permite mi barriga que no es, precisamente, la curva de Praxíteles) pelee con los mocasines como Laoconte contra las serpientes, pero fue vano. Mis pinreles rechazaban la vuelta a la cárcel, mi mujer me metía prisa, mi niño no se quería poner los pantalones, que vamos a llegar tarde, mmmmmñiñiñiñiñi, los putos pies que ni pa'Dios, el calor era tremendo, la humedad asfixiante... El sudor empezó a extenderse por mi camisa de lino, como si mi orgullo se desangrara apuñalado por los agobios de última hora.

Tengo que decir que, como soy un tío tenaz, gané. Me puse los zapatos. Sudé a chorros, arruiné mi impoluto aspecto, pero salí de mi cabaña calzado como mandan los cánones. De hecho, sólo tuve que darme una tregua en la refriega, respirar hondo, tomar impulso, darme cuenta de que los cordones no eran de adorno (sino verdaderos contrafuertes), deshacer el nudo, calzarme y atármelos de nuevo. Eso era todo. Una victoria pírrica, sin duda, pero victoria al final. Sudado, pero calzado, nos fuimos los tres a la ceremonia de la boda que tenía lugar en la misma playa, bajo un frondoso árbol cuyo nombre desconozco (y tampoco pude averiguar, aunque pregunté).

Allí, en aquel pequeño paraíso descalzo, los del hotel habían dispuesto una esterillas para los asistentes dado que, según el rito, todos los invitados deben permanecer en todo momento agachados o sentados y siempre por debajo de la altura de los monjes. Cuando llego a las esterillas, amigos y amigas, lo primero que me dicen es que me tengo que descalzar.

Mis pies se han convertido al budismo.

Los mocasines fueron usados sólo a lo largo de veinte metros. No más. Ya no me los puse en toda la tarde-noche. Al día siguiente los tuve que buscar, porque no recordaba dónde los había dejado (en qué punto de la isla). Los encontré medio enterrados en la arena. Están en buen estado. Supongo que aún puedo devolverlos.

X.Buda-Murguía

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12 Comments:

Anonymous Anónimo said...

JAJAJJAJAA, doy fe de ello a juzgar por la sudada que tenía al salir de la terraza. En esta ocasión se escondió para que no le viese luchar con los zapatos. Y digo en esta ocasión, porque la situación ya se produjo en un probador de una tienda y, entonces, si fui testigo directo de la experiencia junto con el dependiente que no daba crédito a lo que veía. Todavía me estoy riendo de esas posturas de contorsionista (ya sabéis que Javier es muy atlético pero su flexibilidad es de cero)realizadas en la intimidad de un probador de medio metro cuadrado y a punto de embolia cerebral.

26 abril, 2006 10:25  
Anonymous Anónimo said...

estoy convencido de que se compró dos números menos, porque entran, y entran y entran...

Pero vamos, que esto le pase al rey del protocolo, paladín de las costumbres...

Je, Je.

26 abril, 2006 13:57  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

¡O tempora o mores!

La eterna discusión sobre el clásico dilema: ¿yo me visto para mí o para los demás?

Tendrás cumplida respuesta, como siempre. Ernie, un hombre dotado de buena memoria... Un abrazo

Javier

26 abril, 2006 14:28  
Anonymous Anónimo said...

º¿ Es que no hay un termino medio? ¿Porqué tienen que ser metrosexuales o torpes?

27 abril, 2006 08:22  
Anonymous Anónimo said...

A mí que no sepa cocinar Nuria Ester, no me va.... .

Hormon.

Estoy muy liado, te llamo.

27 abril, 2006 09:58  
Anonymous Anónimo said...

Nuria Ester no sabra guisar pero seguro que sabe comer con lo cual no se va a morir de hambre. Mi teoria es que cuanto menos se sepa mejor, o mejor dicho cuanto menos demuestres que sabes menos trabajo.

27 abril, 2006 11:16  
Anonymous Anónimo said...

Se rumorea que los zapatos que te pusistes eran los de Rodrigo, ¿qué hay de cierto en esto?...

Saludos cordiales.

27 abril, 2006 13:06  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Imposible. Me quedan grandes

27 abril, 2006 16:25  
Anonymous Anónimo said...

je je je je

solo un detalle, mi señora además de cocinar de maravilla sabe manejar el taladro!!!!

08 mayo, 2006 13:58  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Brrrrrrrrrrrrrrr.... Lo dicho. Un cañón. El que sabe, sabe.

Javier

08 mayo, 2006 18:25  
Anonymous Anónimo said...

Pues solo como comentario cultural, deban saber que hay mujeres que ademas de cocinar y manejar el taladro, saben de negocios, saben educar hijos, saben cibernetica y entre otras muuuuchas cosas, saben satisfacer a un hombre....lastima que en muchas culturas se les ensenia que deben ser torpes o al final parecerlo, porque sino, ningun "machin" las mirara ni de reojo...asi que no se crean que todas las mujeres son unas inutiles que si tienen buen cuerpo y nada mas, ya la libraron en esta vida!!!! Tambien hay "mujeres completas", solo no les tengan miedo!!! ok????

07 enero, 2008 05:03  
Anonymous carnet manipulador de alimentos said...

jajaja manejar el taladro jajajaj

me reí un montón!
Un saludoooo!

31 julio, 2012 19:54  

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