Manhattan, Manhattanra

iba a decir que lo de Ionio Ibarretxe es traición a la memoria, pero no. Es mucho peor. Es mucho peor aún que la ignorancia, porque él sabe lo que ha dicho y por qué. Lo de Ibarretxe es inmoral. Como la ruptura del alto el fuego de ETA no parece afectarle, se dedica a presumir de ignorante, aunque no creo que lo sea, lo que posiblemente se deba a que la pinza que le sujeta el pellejo de la jeta en la nuca está demasiado apretada, tanto que a duras penas puede mover las cejas, como si fuera apopléjico de flequillo para arriba o tuviera miedo a que la tonsura se le hiciese terminal con tanto movimiento.
Este tío, como no ha salido en su vida de Bulkano (sí, con be de baca, que en euskera no existe la uve), ignora, pero a sabiendas, y traiciona el verdadero significado del Guernica de Picasso y, en un alarde de palurdo avieso y malintencionado, como si esto fuera la Doctrina Monroe "América para los americanos", dice, exige (como siempre): "Gernika Gernikara". (El Guernica a Guernica).
Ibarretxe se atreve a decir en voz alta que no trasladar el Guernica de Picasso a Gernika sería traicionar la memoria del pintor y todo ese rollo victimista que es la estrategia nacionalista que más y mejores frutos les ha dado a la gente así.
Es una estrategia nacionalista paradigmática.
Si ustedes quieren enseñar a sus niños como funcionan las reclamaciones nacionalistas, este ejemplo es ideal: se disfraza de reparación de una afrenta histórica pendiente inventada; se da un par de retoques personales a la historia, con que se recoloquen un par de comas de sitio ya se puede conseguir que diga casi lo mismo pero no igual; agitando las pruebas con vehemencia, se llora desde la tribuna por el destino fatal de un pueblo con grandilocuencia... Bueno, Ibarretxe no lo consigue, pero lo intenta.
Así se altera el verdadero significado de un cuadro, que, Yonyo, tronco, lo que muestra no es otra cosa que el final terrible al que llega inevitablmente la humanidad con tanto nacionalismo exacerbado y patriotismo retorcido y malentendido.
Como decirle eso a cualquier nacionalista sería entrar en un juego absurdo, en una discusión inferaz, diré que lo que hay de verdad en este asunto es que Ibarretxe se quiere llevar el cuadro por todo el morro para colgarlo en el Guggenheim de Bilbao como una atracción turística e ingresar más pasta con el turismo. A nadie se le escapa que, con esta intención y no otra, hablar de guerras civiles y de fascismo, en nombre de las víctimas de la Legión Condor es inmoral. Por lo menos, a mí me lo parece... ¿y a ustedes?
Lo que nunca acabaré de entender de los nacionalistas es por qué cada vez que quieren algo tiene que hacerlo con ese dramatismo María de la O, qué desgraciaíta. ¡Tanto vasco RH negativo, tanto euskaldun! Y luego son de Radio Olé. Si Ibarretxe quiere que el Guernica se cuelgue en el Guggenheim, lo que me parece legítimo, ¿por qué no lo pide como las personas? No, él no puede. Todo tiene que ser una eterna afrenta. Lo más cavernícola y reaccionario de la sociedad vasca no puede pasar sin soliviantar a lo más cavernícola y reaccionario de la sociedad española, si no, no hay opresión ni hecho diferencial.
Yo me declaro a favor de que el Guernica de Picasso se traslade a Bilbao porque es un cuadro bueno, bueno y de mucha calidad y el Guggenheim necesita un acicate así y menos arte moderno. Además, esos tonos grises pegan con el titanio del Guggenheim (¿es titanio o titadine?). Euskadi se merece, a pesar de los Ibarretxes, que la gente vaya allí a ver el Guernica, a comer alubias y pimientos de Guernica y todo lo demás. Estoy convencido de que Patxi López, que le ha dado una réplica cojonuda, está de acuerdo conmigo.
Tengo entendido que Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, está esperando al resultado de esta sutil gestión de Juanjo Ibarretxe para elevar una propuesta al Consejo de Seguridad de la ONU que obligue, de una vez por todas, a que todos los manhattan se hagan y se beban en Manhattan.
X. Bea-Murguía (huelo a vacaciones ¿se han dado cuenta?)
Etiquetas: Bilbao, Guernica, Juan José Ibarretxe, Pablo Picasso