jueves, octubre 23, 2008

En una oscuridad desconocida

Queridos amigos,

fíjense si seré idiota, cabeza-buque... Más no se puede ser.

Paro en una gasolinera de estas de prepago por necesidad perentoria (del coche) y por los pelos no me piro sin repostar, pero con la gasolina pagada. ¿Qué les parece? Estoy empezando a preocuparme. Voy, prepago la gasolina, digo mis gilipolleces de turno, arranco, avanzo y sólo una mirada instintiva al manómetro del depósito me hace darme cuenta de que he pagado pero he echado la sopa.

Menos mal que no se me pegó la impaciencia de nadie al culo. Si no, problema. Matata, que dicen en Kenia. Matata sana. Eché marcha atrás y reposté.

Iba a Toledo, a la inauguración del Club Tristán, de mi amigo Pedro Pablo Gamero, un bolo, rebolo, chapeau. Otro día les digo por qué. El plan era dormir allí. El año pasado, volviendo de un acto de fumadores de puros, organizado también por Pedro, tuve una mala experiencia en la carretera. La conté aquí, si lo recuerdan.

"Toledo-Madrid"



Recordando aquello, decidí dormir en Toledo y fresco, bien madrugado (que no, que a mí no me cuesta nada madrugar), poner ruta a mi casa. La idea era llegar en torno a las 8:00 horas a Tres Cantos.

Me puede la obligación, qué quieren que les diga y no me estoy poniendo una medalla, ni mucho menos. Me duele tener que dormir fuera de mi casa, donde me siento tan necesario, sobre todo por las mañanas, cuando actúo de desayunero oficial. Herencia de padre, ¿qué le vamos a hacer?

Así que dije que no al copeo posterior al acto. Era medianoche cuando me acosté. Los amigos, Fran, Alberto, Juanjo, Eduardo... Pedro mismo... Se iban a quemar la noche toledana (nochecita toledana que fue...). Yo opté por la partenidad. No es desinteresado, no se crean. Esperaba la recompensa de mi mujer. Esperaba su gesto de sorpresa al levantarse y encontrarme allí, haciéndole el desayuno, exprimiendo naranjas, batiendo biberones y dándole vueltas al nesquick como si hubiera dormido, una noche más, a su lado. Esperaba su sonrisa cálida. Esperaba el tacto de sus manos, pintadas por el Greco, en mi espalda.

Dije que no a la juerga y los oí llegar a las cinco y pico de la mañana al hotel. (Coño, ya me he chivado). Había sido de las buenas. No es que me arrepintiera. El arrepentimiento es inherente a toda decisión, pero mi objetivo era más alto y más satisfactorio: sorprender a mi mujer, decirle sin palabras lo mucho que pienso en ella, lo duro que es dormir en un hotel en una oscuridad desconocida.

A las seis de la mañana, me levanté animoso. Sé que parece raro pero, insisto, no me cuesta madrugar. A las cinco había oído llegar a la patrulla nocturna porque andaba en duermevela, nervioso, alterado, con miedo a no oír el despertador, a dormirme y no llegar a tiempo de mi sorpresa en casa. La única ventaja de dormir fuera de casa, por trabajo, es precisamente esa: poder descansar, pero yo ni me fui de juerga con los amigos, ni descansé. Dormí seis alteradas horas pendiente del móvil, de que sonara su martillo musical en mis oídos con fuerza suficiente para despertarme y darme tiempo de llegar a mi casa.

Me duché y me fui del hotel sin tomar siquiera un mal café. No había nada que echarse al coleto a esas horas y no me importó fumar en ayunas, mientras escudriñaba la carretera, con picor de ojos, bajo una lluvia intensa, en la oscuridad tenebrosa de un día que aún no se había atrevido a asomar.

El trecho entre Toledo y Madrid se me hizo eterno. Iba mirando el reloj y calculando mentalmente: a este ritmo, a las siete y media estaré en casa. Es perfecto. A esa hora, hasta me da tiempo a tomarme un café con tranquilidad antes de que empiece la actividad matutina de mi familia.

Pero Madrid es un atasco. Un atasco enorme y gusano, una tumba para las prisas, un panorama desolador de luces rojas que se suceden hasta la desesperación. Llegué, porque al final llegué pese a que en algún momento de la mañana pensé que no lo conseguiría, y eran más de las nueve. Mi mujer notó que la llave rascaba la puerta y me abrió.

-- ¡Hola! -me dijo-. ¡No te esperaba! ¡Qué bien me vienes!

Ya ven que es un claro caso de hagas lo que hagas, te arrepentirás (incluso sin necesidad de unirte a Worren Sánchez). Al final, no me fui de copas con los amigos, no descansé y no llegué a tiempo de ser útil en casa como esperaba y todo el esfuerzo de la mañana quedó esparcido en el tiempo muerto inacabable y desesperante del atasco de la M-30. Y, sin embargo, qué momento más dulce es el encuentro inesperado.

¿Verdad?

X. Bea-Murguía (bonitos túneles los de la M-30, Gallardón. ¿Para qué dices que sirven?)

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9 Comments:

Blogger Bárbara said...

Espero que al menos Beatriz lea este blog...

23 octubre, 2008 15:10  
Blogger AVEQ-KIMIKA said...

(Ya sé que esto es off-topic pero si lo pongo en la entrada del lunes supongo que ya no lo leera nadie... cosas de pasar tres días fuera)

Adivinen:

"Las víctimas son acreedoras de toda la dignidad y el respeto de esta sociedad, sin embargo su dolor no puede impedir la reconcilización de una nación, de un pueblo y no permitir que se asienten las ansias de todos de vivir en paz"

¿Quien ha dicho esta frase Rajoy o Ibarretxe?, ¿habla de ETA o de Franco?.... pensadlo....

23 octubre, 2008 15:40  
Blogger Bárbara said...

Ejem.. pues si volvemos al tema (esto ya parece una película de Buñuel), yo aprovecho para remitir a la página del gran Luis Felipe Comendador: www.diariodeunsavonarola.blogspot.com
Y no sé quién ha dicho la frase, pero cada día estos políticos se parecen más unos a otros...

23 octubre, 2008 16:12  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Yo también lo espero, Bárbara, pero no sé yo...

No, Luis, no volvemos al tema. Lo que yo pretendía decir, nada más, es que con lo mal que anda la justicia, me parece mal que Garzón dedique su tiempo a algo que él positivamente sabe que no va a ningún sitio. No me he metido en si es justo o injusto. Sencillamente, los abogados lo sabéis, el auto (ya sumario) de Garzón comete cuatro errores graves que hacen que su "libre interpretación" de las leyes y de la Constitución roce la prevaricación.
´
E, insisto, él lo sabe. Luego lo que le motiva no es la justicia. Es otra cosa.

Javier

23 octubre, 2008 16:27  
Anonymous Anónimo said...

Madrid es un atasco perpetuo condenado a extenderse hasta nuestra tumba. A los que somos de provincias nos sigue espantando (por muchos años que vivamos en el Foro) ver las interminables filas de coches que se empeñan (nos empeñamos) en entrar y salir a las mismas horas y por los mismos sitios.

Llegar tarde es el estado natural del madrileño. Aunque esté en Toledo, me temo.

Javier, la próxima vez di en recepción que te llamen a la hora de levantarte y ponte, por si acaso, la alarma del móvil. Y avisa a un amigo trasnochador (o madrugador) para que también te llame. Pero descansa, hombre, descansa.

23 octubre, 2008 16:30  
Blogger H.Wells y X.Bea-Murguía said...

Pronto pienso hacerlo, Juanjo. Prontito. Vamos, que me voy de vacaciones, vacaciones, pero vacaciones, de aquí a poco.

Ya huelo a mar.

Javier

23 octubre, 2008 17:20  
Anonymous Anónimo said...

Te quiero, trucho

23 octubre, 2008 18:25  
Anonymous Anónimo said...

Coño, un anónimo... ¿Quién será? Espero que sea una chica... Y también espero que esto no lo lea mi mujer

Anónimo, también

23 octubre, 2008 18:33  
Blogger oakleyses said...

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05 noviembre, 2015 04:38  

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