viernes, mayo 30, 2008

La madre de mi vecino

El otro día nos encontramos con mi vecino en el supermercado. Parece un tipo majo, y digo parece porque no lo conozco más que de hola y adiós en el portal, de esas fórmulas hechas por la cortesía que se usan sin detenerse más que lo imprescindible para ceder el paso o sujetar la puerta, qué-tal-todo-muy-bien-y-vosotros, que sólo requieren una respuesta huidiza y poco más. Mi vecino tiene pinta de ser divertido, buen compañero de cañas y whiskys, siempre está de buen humor, siempre acompaña al saludo con una gran sonrisa, siempre tiene una broma bien dispuesta, como si sinceramente se alegrara de vernos y no fuera una simple cuestión de buena educación.

A Cecilia le mola, aunque lo niega, pero yo, que la conozco, sé que el aspecto un poco desaliñado, pero no estudiadamente desaliñado, de mi vecino le gusta. A mí no me importa, siempre que se quede en eso. Entiendo que es una cosa natural (yo mismo me siento atraído por otras mujeres). José Luis, que es como creo que se llama el vecino, es un hombre atractivo, casi guapo, con mucha personalidad, simpático, bromista... Cecilia se ríe mucho con sus bromas (hay veces que, pasado un buen rato, le perdura la sonrisita tonta en la boca, como si estuviera dándole vueltas al chiste) y eso, lo sé muy bien, la conquista.

Cuando nos encontramos con él en el super, íbamos Cecilia y yo discutiendo por lo de casi siempre, con lo que se produjo una situación un poco incómoda. Teníamos que hacer la compra, que es el quehacer siempre pendiente, nuestra espada de Damocles, porque ambos lo odiamos y vamos a disgusto, de mala leche. Somos capaces de hacer pereza hasta que caduca el vacío de la nevera antes de obligarnos, no sin cruce de reproches, a ir al supermercado. En esta ocasión, sin embargo, como era tarde, estábamos de acuerdo: íbamos a comprar cuatro o cinco cosillas indispensables y nada más. Lo que pasa es que Cecilia nunca deja pasar la oportunidad y, cuando estábamos en la sección de panadería, cogiendo bollos guarros para mojar en el café, me soltó un "ahora me tienes que acompañar a la zapatería", que es su típica emboscada.

-- ¿Y por qué no me lo dices antes? -protesto amargamente.
-- Pues porque me acabo de acordar -que no es verdad, ir a la zapatería no era nada que estuviera pendiente, sino un capricho, algo que se le acaba de ocurrir porque sabe que no tengo escapatoria, que estoy rodeado por los indios y no me puedo negar a acompañarla.
-- ¡Genial! -me revolví, pero casi entregado- ¿Y qué hacemos con las bolsas? ¿Las paseamos por todo el barrio?
-- ¡Es sólo un momento! ¡No te enfandes, hombre!... Además, está aquí al lado.

Me sulfuro mucho con estas encerronas, las pequeñas fricciones de la pareja, aunque a mí ni se me pasa por la cabeza arrinconar a Cecilia que me acompañe un domingo al fútbol. A veces me pregunto por qué cedo, si para mí es una tortura ir de compras. Lo fácil hubiera sido mandarla a la zapatería y hacerme cargo yo de llevar las bolsas a casa, pero en estas ocasiones el instinto me dice que es inútil porfiar, que no me queda más remedio que entregarme a mi destino: ir de partener a la puta zapatería cargado de bolsas y, de paso, a la tienda que está al lado y a la de al lado... Cuando más la temo es cuando, como para acabar de convencerme (que no se entera porque yo voy porque tengo que ir, pero no convencido) suelta lo de "Es sólo un momentito" o "Voy a tiro hecho". En ese momento, sé que estoy bien jodido: que va a ser una larga y tediosa procesión de tienda en tienda, de perchero en perchero, detrás de ella como una sombra, como un esclavo que su ocio que, encima, debe fingir que le interesa y dar su opinión sobre cada modelito.

Estábamos en esa refriega cuando apareció José Luis (¿es José Luis o Gerardo?). Yo seguía gruñendo, en voz baja, inmerso en el bucle. Estaba a punto de zanjar la cuestión con un "Entérate, Cecilia, de una vez: ir de compras será divertido para ti y para tu madre. Para mí, es un coñazo. Si quieres ir de compras, que me parece muy bien, llama a tu madre. A mí, déjame tranquilo" cuando me interrumpió la perenne sonrisa de mi vecino.

-- ¡Hombre! ¿Qué tal, Jesús? Hola Cecilia -que me hizo sentirme totalmente insignificante por dos razones: él sabe mi nombre, yo no estoy seguro del suyo, y eso me pone a un nivel inferior; pero es que, además, Cecilia sacó pecho y estiró el cuello, porque, aunque lo niegue, pavea con él y esto, sumado a la inseguridad de no atreverme a mencionar su nombre, por miedo a fallar, enciendió un leve rescoldo de celos.
-- Aquí, de compras, ya ves. ¿Y tú?
-- Pues lo mismo, macho, que lo odio... Ahora que, si llego a saber que venís vosotros, os doy la lista y me lo traéis a casa, ¿no? -la broma, siempre dispuesta-. Para eso están los buenos vecinos, ¿no?.

Lo dijo con un encanto especial, serio pero si dejar de sonreír, como si una broma, sí, pero por si cuela y aceptamos el encargo.

-- Pues haberlo dicho, hombre -le constestó Cecilia, ante mi estupor-. Si otro día quieres, a nosotros no nos importa, ¿verdad Jesús?

¿No nos importa? No te importará a ti, no te jode. Bastante tengo yo con hacer MI compra, como para hacérsela al listo del vecino, por majo que parezca.

-- Claro, claro -digo yo, aunque con evidente tono de poco convencimiento-. Encantados, encantados.
-- ¡Ah! Bueno es saberlo -contestó un poco hipócrita, para mi gusto, como si no se esperara la reacción de Cecilia-. Pues para la próxima vez ya lo sé...
-- Vale, vale. -claro que lo sabes: la próxima vez, vas tú.
-- Bueno, pues nos vemos.
-- Hasta luego -dije yo.
-- Sí, sí, nos vemos pronto -cantó Cecilia, sin poder disimular su entusiasmo.

Cuando se alejó de nosotros, aventurándose en la oscura selva del congelado, le pregunté a Cecilia que si estaba tonta, que si no se había dado cuenta de que era una broma y que dejara de disimular, que entendía perfectamente que le molara el vecino y que no me molestaba (mientras no pasara de ahí, claro). Cecilia ni me contestó: cambió de tema, su típica estrategia, como si los problemas desaparecieran solos con no hablar de ellos.

Al llegar a la caja, nos volvimos a encontrar con José Luis (o como cojones se llame), que estaba acabando de pagar su compra, mucho más pequeña que la nuestra, porque a nosotros nos pasa casi siempre lo mismo: que vamos a por cuatro cosas y volvemos a casa cargados como mulos, con el agravante de que la mayoría de los productos que hemos echado al carrito ni estaban en la lista ni los necesitamos para nada. Supongo que somos víctimas del consumismo.

-- ¿Vais para casa? -nos preguntó con su sonrisa de billete de dólar made in China.

¿Lo preguntaría por esperarnos y volver caminando juntos o por adjudicarnos sus bolsas? Quería estar preparado a su siguiente bromita. Si no fuera por los celos, por la actitud de Cecilia, me apetecería mucho volver charlando con él (mucho más, desde luego, que ir a la zapatería) o, incluso, pararnos a tomar una cerveza, tener la oportunidad de conocerlo y, por qué no, llegar a ser amigos, aparte de averiguar su nombre, claro, que siempre me digo que lo voy a mirar en el buzón y nunca me acuerdo de hacerlo. Pero con Cecilia haciendo la pava... Prefiero la zapatería.

-- Sí, sí -respondió Cecilia al mismo tiempo que yo pensaba que es gilipollas del todo.
-- No, no -corregí yo-. Tenemos que ir a la zapatería, ¿no te acuerdas, cariño?
-- Bueno, pero lo podemos dejar para otro día. Tú no quieres ir, ¿no?

¿Para otro día? Es decir: veinte minutos de discusión por la mierda de la zapatería y resulta que, ante la posibilidad de caminar diez minutos con el vecino, José Luis o como coño se llame, a esta tía se le olvida la discusión, la zapatería, las tiendas y su madre. No tengo ganas de ir de compras, ninguna gana, pero mucho menos de asistir al coqueteo de mi chica con mi vecino, por muy majo y bromista que sea.

-- No, María, vamos a la zapatería.
-- Pero... Jesús... ¿No ves que vamos muy cargados? Otro día vamos -y ya que use mis argumentos en mi contra cuando le conviene es que me revienta...

A todo esto, José Luis, el tío este como hostias se llame, asiste a la discusión invertida como un simio de alargados brazos por el peso de sus bolsas, con sonrisa de perplejidad tontuna, como si no entendiera que el hombre quiera ir de tiendas y la mujer no. Estaba esperando, soportando no poco peso, a que tomáramos una decisión para hacernos la broma de que le llevemos las bolsas a casa (que ya le tengo yo calado al gilipollas del vecino). Entendí que necesitaba una salida honrosa.

-- ¿Por qué no nos llevas tú las bolsas a casa? -le pregunté, en tono de broma, pero por si cuela-. Para eso están los buenos vecinos, ¿no?

José Luis, Gerardo o Estotú reventó en una enorme carcajada, como si le hubiera pisado el chiste (no te jode).

-- Voy un poco cargado -se excusó-, pero no te preocupes que ahora mismo os mando a mi madre y os echa una mano.

¡Ahora os mando a mi madre! ¡Qué cachondo! ¡Y yo que estaba pensando mal de él por culpa de Cecilia! Me desconcierta bastante este hombre: no sé si lo dice de broma, en serio... Cecilia se quedó... Bueno... Ni lo digo. Digamos que se ruborizó de gusto, viendo a su chico superado por el ingenio del vecino.

-- Vale, vale -zanjé el asunto, mientras la cajera comenzó a pasar nuestra compra por el escáner-. Mándala, que aquí la esperamos.
-- Venga, hasta luego.
-- Adiós.
-- Nos vemos pronto.

Mi vecino, a pesar de que el coqueteo de mi chica me saca de quicio, que a veces parece que se lo come con los ojos, me sigue cayendo muy bien. Me sentí un poco culpable pensando en que él podía haber interpretado mal mi reacción, un poco airada. Parece un tío majo, como ya he dicho, y tampoco es su culpa si Cecilia se siente atraída y no lo puede disimular. Cuando ya estaba lo suficientemente lejos, mi chica me espetó:

-- A ver si te decides, guapo. Tanta bronca con que te tiendo emboscadas, con que no quieres ir a la zapatería, ni de compras, que aprovechas la mínima para meterte con mi madre, y cuando yo cedo, porque eres un cabezón y no das nunca tu brazo a torcer, resulta que tú sí quieres ir. No hay quien te entienda...

Cuando se pone en este plan, y yo pienso que en verdad se está justificando porque sabe que la he calado desde el principio, es mejor no interrumpirla, dejar que suelte la arenga entera y que descargue su mala conciencia. Cuando iba a mitad de rollo, que yo escuchaba metiendo la lechuga en la bolsa, apareció una señora salvadora de cierta edad, un poco gorda, con cara de simpática, que tiraba de un carrito. ¿La madre de José Luuu... Leches?

-- Hola... ¿Cómo estáis? Me ha pedido mi hijo que os lleve la compra a casa.

Cecilia y yo nos miramos y empezamos a descojonarnos de risa. ¡Qué momentazo! Y no tanto por el ataque de risa, como por la recuperación instantánea de la complicidad perdida en una discusión estúpida. Me encanta cuando conectamos así, cuando sólo con mirarnos a los ojos ya sabemos lo que está pensando el otro: este vecino es la leche.

-- Déjelo, mujer, muchas gracias -le dije a la buena señora, sin dejar de pensar en el cachondo del vecino, José Luis-. No se moleste.
-- Si no es molestia, hijo -hasta tenía voz de hada bondadosa de cuento infantil-. Échalo en el carro, que aquí no me pesa nada y yo os lo llevo a casa.

Yo estaba ya por decirle que no, que no insistiera, que muchas gracias, pero Cecilia me miró, me dijo claramente con la mirada que, en venganza, no me iba a librar de un buen maratón de tiendas, y empezó a meter la compra en el carro de la madre de José Luis.

-- Me parece un abuso -protesté sin ayudar a Cecilia, pensando en la que me esperaba sin poder usar la excusa de las bolsas para huir en un momento dado.
-- No seas tonto, hijo. Hoy por vosotros, mañana por mí.

Así que cargamos el carro, la madre de José Luis se fue por el mismo sitio que su hijo, pagamos y nosotros encaramos la dura prueba de la zapatería. A decir verdad, Cecilia se apiadó un poco de mí, yo no sé si por la broma seria de José Luis o porque, al final, los enfados le duran poco. Sólo fuimos a la zapatería. Para que luego me queje. Ni siquiera a la tienda de ropa de al lado. Eso sí, no compramos nada de nada.

No había pasado más de media hora cuando llamamos a la puerta de José Luis (se me había vuelto a olvidar mirar su nombre en el buzón) para recoger nuestra compra. Abrió la puerta, desaliñado, atractivo y sonriendo con su simpatía habitual:

-- Hola de nuevo... ¡Qué sorpresa! -dijo.

¿Sorpresa? me pregunté. Ya empezamos. Si tienes nuestra compra, cachondo.

-- Siempre tan bromista -le dije sinceramente amable y riéndome de su nueva ocurrencia-. ¿Qué sorpresa? Tienes nuestra compra.

José Luis, o cómo sea que se llame, se sorprendió bastante, porque cambió de cara y, por primera vez, dejó caer esa sonrisa estúpida de sus labios, como si verdaderamente no supiera de qué le estaba hablando. A mi espalda, pude sentir a Cecilia sonrojarse, oí el suave crepitar de sus mejillas ardiendo como la leña en el hogar, lo que ya empezaba a fastidiarme en serio. Este tío de qué iba: o era buen actor o ciertamente no sabía nada de nuestra compra.

-- No... Estás de broma, ¿no? Te digo en serio que yo no tengo vuestra compra - y sí que lo dijo muy serio.
-- ¡Anda ya! ¿Cómo que no? -Cecilia ya se estaba riendo. Evidentemente, nos estaba tomando el pelo. ¡Menudo bromista es el tío!
-- ¡Como que no! -ya adusto, casi borde-. De verdad que no la tengo.
-- Pero si nos la ha recogido tu madre con su carrito -ya he picado, joder, odio ser el primero que pica en las bromas, pero es que no parecía en absoluto que José Luis estuviera de cachondeo.
-- ¿Mi madre? -perplejo, como si hubiéramos cruzado la línea.
-- Sí, sí. Tu... Tu madre.
-- ¡Ah! Mi madre murió el 28 de marzo de 1998.

X. Bea-Murguía (buen fin de semana a todos)

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jueves, mayo 29, 2008

En serie (picor de muslo)

Queridos amigos,

supongo que lo que nos ha sucedido en la última semana se podría resumir perfectamente en la boutade, tan graciosa, de Álvaro Muñoz Robledano.

-- Mi padre ha muerto.
-- ¡Joder! ¡Vaya día que llevo! A ti se te muere tu padre, a mí no me pinta el boli...

Pues un poco eso, ¿no? Lo que pasa es que uno lo sobrelleva con optimismo, como casi todo: incluso en aquellos momentos en que pienso que el vaso está ya demasido colmado, a punto de derramarse, el pensamiento positivo hace siempre que quepa una gota más. No es broma: he perdido mi boli. Estoy jodido por esto. Era de publicidad, pero pintaba suave, suave. Escribía como si besara al papel.

Mi padre, gracias a Dios, sigue vivito y coleando y por muchos años. Además, me acaba de regalar las últimas entregas de la Biblioteca Leyes y Letras y estoy entusiasmado: "Técnica del golpe de estado", de Curzio Malaparte, y "Anabasis", de Saint-John Perse.

A saber:

Mi alma está rebosando mentira, como la mar ágil y bravía bajo el tirón de la elocuencia! Estoy cercado por olor potente. Y la duda se alza sobre la realidad de las cosas. Pero si un hombre disfruta de su tristeza, ¡que lo saquen a la luz del día! Y mi consejo es que lo maten, si no
habrá una sedición"

Disculpen la digresión, pero creo que merecía la pena.

En resumen, que la cosa ha estado pero que muy malita, pero uno lo sobrelleva con positivismo de una forma honrosa. Lo que pasa es que el mal siempre acaba brotando, dejando el optimismo en una máscara, un mero camuflaje. El mal rollo brota, como verán.

Les decía que se van a reír, porque la cosa ha sido como sigue: en una semana, amén del brazo de mi mujer, se han ido al carajo la aspiradora, el coche, la cerradura de la puerta, una persiana y mis puros (que me los han robado). Y, por supuesto, el boli, que lo he perdido. Es como si las pequeñas y las grandes desgracias vinieran en serie, en cadena: como si les gustara amontonarse en el debe de las personas, las obligaciones se acumulan de golpe, en manifestación, intentando descentrarnos, que perdamos la serenidad.

Así que he estado un pelín ocupado, atendiendo asuntos importantes de mi mujer, sus sucesivas visitas al traumatólogo, del coche, de Hacienda (sólo la declaración, no vayan a pensar que he tenido problemas), de la casa que, a veces, parece que se va a caer a trozos... Por eso no he podido escribir estos dos días. Aún hoy voy apurado, pero ya se ve el final (optimista que es uno): la persiana me la ha reparado el Pescaílla del Guadiana, que ¡tiene unas aletas! El coche está en el taller, donde va a pasar al menos una semana más, pero, vale, mira, está en garantía y me han dado un coche de sustitución que me soluciona... Ya hay aspiradora nueva (dos)... A mi mujer la operan el día 5 y ya acabamos casi del todo con lo de su brazo roto... Creo que sé dónde se me ha caído el boli porque lo llevé a Hacienda ayer... La cerradura ya está arreglada (y no gracias a Santa Lucía ni al ladrón de cerrajero que me mandó y que nosotros, por nuestra parte, mandamos muy educadamente a tomar por el culo).

Con paciencia y sosiego, sin tirarse de los pelos, es posible disolver la manifestación de pequeños y grandes contratiempos. Ya me imagino que ustedes no han entrado en este blog hoy para ir a misa, pero es que hoy es lo que me sale decir. O no.

Yo no sé lo que les pasa a ustedes, pero la necesidad insatisfecha de catarsis sumado a ser colchón del pesimismo, la tristeza, la negligencia, el latrocinio y la negatividad, siempre con una sonrisa y una palabra de ánimo, siempre con un ramo de flores, me afecta a la piel. Es muy posible (y algo de esto estoy leyendo ahora, totalmente ABSORBIDO por Freud) que gran parte de los males físicos tengan un origen psicológico.

En mi caso, me brota especie de psoriasis extremadamente picante en la cara interior de los muslos que va trepando por la ingle hasta la cintura. Sé que es un mal nervioso y también sé que no debería rascarme porque en parte estoy alimentando mi neurosis, pero es que no puedo evitarlo. ¡Pica de cojones! Lo que pasa es que es engorroso, porque el lugar... Es poco fino. No es como quien se rasca el brazo... Parece otra cosa, una canción de Siniestro Total, pero es en la cara interior del muslo, eso sí, bastante arriba. Tengo que aprovechar cuando nadie mira y... ¡Ay, Dios! ¡Qué alivio tan cerca del aliviadero!

Como no es la primera vez que me pasa, que en situaciones de estrés siempre me rebrota en el mismo sitio, sé cuál es la solución: vacaciones. Creo que voy a ir al médico, con mi diagnóstico, estrés neurótico, para que me de un mes o dos de vacaciones en Canarias, pagadas por la Seguridad Social, claro, porque es una terapia.

A veces se me va la pelota contando cosas en el blog. Espero no haberles aburrido mucho con mis tonterías.

Les he preparado este otro vídeo. Creo que será el último, pero no lo sé. "You've got to hide your love away", una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Los Beatles, Help!.

X. Bea-Murguía (y nunca mejor dicho, Help!)


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miércoles, mayo 28, 2008

Alberto solo bebe coca-colas.En Praga.


"Vayas donde vayas la cabra siempre tira al monte"
Mi Albert.

Chusma revolucionaria:

Peru y Daniela son unos maravillosos amigos y una pareja envidiable y más ahora en el que no atraviesan uno de sus mejores momentos, y demuestran con pocas palabras, como hace la gente sabia,como actuar en la vida. Para los que les conocen sobran detalles y para los que no, es correcto guardar una cierta discreción acerca del tema.Sólo quiero pedir a todos sus amigos que les apoyen durante estos meses: un e-mail o una llamada son suficientes en estos casos.

Alberto y yo decidimos visitarles a Praga hace dos fines de semana.Allí estaba esperándome a eso de las once y media de la noche en un apartamento bien chulo en la calle Na Kosace, en el muy bonito barrio de Namesti Miru ,cigarro en mano y con pose irreverente.

Primer planteamiento extraño: Alberto es capaz de ver una película doblada al checo y al día siguiente narrarte la sinopsis.

Segundo planteamiento extraño: Los taxistas de Praga llaman a Alberto por su nombre y él les indica los trayectos con todo lujo de detalles.Queda demostrado que Alberto posee un navegador GPS interno.

La respuesta a tales planteamientos es bien sencilla: Alberto solo bebe coca-colas cuando sale y las coca-colas le dan estos...poderes sobrenaturales.

Creo que he descubierto el secreto mientras recorríamos varios garitos buscando marcha por la ciudad, desde un "La Rosa Negra" garito que demuestra la internacionalización seria y que tanto daño produce en la adolescencia y que nuestros hermanos latinos llevan a cabo con el "Reggaeton ay- como- me -gusta- tu-pinga- papi" en centroeuropa ,pasando por un "Duplex" lleno de turistas entregados al tecno mas aberrante de hace diez o doce temporadas.

Me duele, pero Praga ha perdido el encanto de hace diez o doce años en cuanto a lugar para disfrutar de sus calles y lugares de ocio.Lamentablemente como otras ciudades,y esto merece una entrada a parte, Praga es una fotocopia de cualquier ciudad "occidental": franquicias,turismo barato del Reino Unido, también denominado basura blanca, lo que significa borrachos desagradables.

No obstante ha sido un placer ver a Peru y a Daniela y como no, al camarada Alberto, sobre todo a la hora de mantener con Mi Albert conversaciones serias,lo habitual por otra parte, durante nuestros paseos por el centro de la ciudad.

-"Te digo yo que en esa casa de la esquina, la del tejado verde, rodaron una porno".

Un abrazo a los tres.

Hormon Wells


martes, mayo 27, 2008

Una confesión

Amigos,

voy de culo: hoy me he dormido. Así que, esto es todo lo que he podido hacer. Creo que en este vídeo van dos o tres de las fotos de las que más satisfecho estoy. La música, de nuevo, de los Beatles, porque, bueno, son los mejores y es lo mejor del vídeo. Ayer era "Mother's nature son". Hoy, "Cry baby cry". Ambas del disco blanco.

Den su parecer, si les parece.

Ya lo dejamos para mañana.

X. Bea-Murguía


lunes, mayo 26, 2008

La Pentax de mi padre

Queridos amigos,

el otro día me hice esta foto con mis criaturas



Guapos, ¿verdad? Mi mujer se había ido al traumatólogo y estábamos los tres solitos en casa. Eran las ocho y media de la mañana, más o menos. Lo que me gusta de esta foto, que hice con el temporizador colocando la cámara sobre la estantería, aparte de mis niños, es que pensé en hacerla y me salió a la primera. Podrán venir otros, más expertos que yo en el manejo de una cámara, y decir que técnicamente tiene mil reproches, pero no me importa porque yo quise hacer esto, exactamente esto: un encuadre, los tres juntitos y un punto de luz atrás.

La fotografía, más con los medios que hay hoy, es un modo de manifestación artística que está al alcance de cualquiera: una cámara digital y atreverse a quitar el automático, el iconito verde, es todo lo que se necesita. No hace falta ir de Ouka Lele por la vida ni de profesional ni de paparazzo. Es un arte para la familia, que se puede quedar en casa perfectamente. Una cámara digital, quitar el automático y probar, probar y probar, e intentar dar un paso más allá, olvidarse por completo del 60-8-muñeco en medio, de las cabezas enteras, los planos rectos, las profundidades de campo, la luz justa, el enfoque nítido... Esto está bien para postales, pero, estoy con Javier Marca, ¿por qué no quemar la foto? ¿Por qué no desenfocarla? Miren qué foto más cojonuda hice el otro día en Utrecht (para mi gusto, ¿vale?).



Está movida, lo sé. No quise falsear la luz con el flash, así que ralenticé la apertura del diafragma. Está movida, pero me encanta, porque es exactamente lo que quería hacer. No iba a pedir a Rodrigo que se estuviera quieto: Julia, la au pair de Milo, le estaba contando chistes y él se estaba, como pueden ver, carcajeando. Esa carcajada que impulsa la cabeza de mi hijo hacia atrás, como la onda expansiva de un chiste, es toda la foto. La vi en el LCD de la máquina: a la primera, perfectamente movida, pero increíblemente expresiva, y cambié de plano.

Esto me produce una enorme satisfacción. Después, cuando enseño la foto, los más puristas me dicen:

-- Está movida.
-- ¿Verdad? -respondo yo-. Eso es lo bueno.

¿No? ¿Alguno de ustedes ha soltado alguna vez una carcajada que no estuviera movida? ¿Una carcajada quieta y silenciosa, en plan Marcel Marceau? No jodamos.

Lo mío con la fotografía no es más que una afición. No me puedo considerar fotógrafo, ni mucho menos, porque técnicamente me queda mucho, mucho, mucho, muuucho que aprender. Voy poco a poco. Los Blanco Urgoiti somos foteros, como me dice siempre mi amigo Nacho Álvarez. Todo evento familiar Blanco Urgoiti parece una convención de turistas japoneses, empezando por mi padre, Blanco Vila, todos llevamos nuestra cámara al cuello, en plan francotirador. Cualquiera que lo viera podría pensar que es un poco ridículo o fastidioso, pero a mí me encanta: hace familia.

Yo empecé con la Pentax de mi padre, una cámara cojonuda que tiene más o menos mi edad. Pesa, su madre lo que pesa, como un balón medicinal, pero llegamos a entendernos muy bien los dos. Yo le decía: "Haz esto" y ella lo hacía casi siempre, aunque había que esperar al revelado y a la casualidad en muchas ocasiones. Pero si no salía exactamente lo que yo quería, sólo era porque no se lo había explicado bien a la Pentax. No estoy hablando del pleistoceno, no. La Pentax de mi padre ha estado en mi poder hasta el año pasado y me la he llevado a todos mis viajes, a todos, todos, con carretes de diapositivas.



Ahora tengo una Nikon D40 que me encanta. Estoy entusiasmado con ella porque me permite explorar e investigar, profundizar en la búsqueda de la fotografía que yo quiero (como ésta de Nico en la playa que me entusiasma), en la que se mezcla siempre la intención técnica y la casualidad.

Aunque no esté conmigo, la Pentax de mi padre fue mi primera novia y nunca la olvidaré.

X. Bea-Murguía (hoy, desde casa todo el día)

Les he preparado este pequeño vídeo con fotos mías (todas, excepto una), con música de los Beatles, claro, por si quieren ustedes verlo y decirme qué les parece. Mañana pondré más.


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viernes, mayo 23, 2008

Pregunta primero al médico dónde ha sido el congreso

El inicio de hoy me recuerda al tiempo interminable que, lleno de sopor, distanciaba el "una palabra tuya bastará para sanarme" y el "podéis ir en paz. Demos gracias... Adiós". En la parroquía a la que me llevaban mis padres había tanta actividad complementaria que al cura se le alargaba un buen rato la ceremonia sólo con decir dos palabras de cada una de ellas antes del "Ite misa". ¡Y aún había que esperar a que el cura se retirara del altar antes de abandonar la penumbra de una iglesia que frecuentaban los ricos, antes de poder salir a respirar luz al sol donde se tostaban los mendigos! La inminencia de lo ansiado (huir de allí ya), pero que no acaba de llegar como si cada nuevo asunto parroquial fuera la cima que no es el final sino que oculta la siguiente montaña, generaba estrés, ganas de mear con la bragueta encasquillada ante la puerta cerrada del baño. Yo me situaba de medio lado, con mis rodillas asomando por esos pantalones cortos que odiaba, con los oídos alerta al "Podéis ir en paz" y la mirada fija en la puerta enmarcada por la luz de la calle, iluminada en un halo de aparición como si la propia divinidad me estuviera mostrando la salida de emergencia.

Pensaba dedicar toda la semana a Holanda, pero dejo pendientes dos entradas más sobre las peripecias holandesas: el agradecimiento a la familia (que se me saltan las lágrimas de pensar en mi familia) y una pequeña lección de holandés básico. Sine die.

Aún, antes del "Ite misa", y me temo que hoy me alargaré más de lo que me gusta, aunque no sé muy bien como interpretarlo, estoy especialmente satisfecho de que hayan hecho esta referencia a H.Wells & X.Bea-Murguía en ABC... Yo no soy caníbal, quizá Hormon Wells sí lo sea (a mí nunca me ha intentado lanzar un bocado de perro), pero estoy muy contento de que nos hayan incluido en una terna de gente a la que admiro. Eso me gusta mucho. Leedla, por favor.

CLIC

La diferencia fundamental entre el final de la misa y este blog es que el cura se alargaba lo suyo antes de la salida mientras que yo lo hago antes de la entrada...

Ahora sí: "Podéis leer en paz".

Queridos amigos,

hoy es viernes, llueve y huele a victoria. Una victoría fatal, en verdad, porque ganar así es triste, pero es una victoria al fin y al cabo.

Hoy hablamos de NO TABACO. Lo siento. No puedo evitarlo.

Perciban la ironía.

Champix es la octava maravilla del mundo: una pastillita mágica para dejar de fumar como por ensalmo. La comercializa la multinacional-ONG Pfizer, una empresa que NO busca el beneficio comercial ni ofrecer réditos a sus accionistas, sino el buen rollo, la salud, el final de la enfermedad, que se pueda vacunar a todos los niños del Tercer Mundo, el triunfo de la humanidad sobre la muerte.

Champix es un medicamento ético, es decir, no publicitario. El acuerdo deontológico de Farmaindustria impide a Pfizer, esa ONG, hacer publicidad de este producto maravilloso y es una pena, porque ¡ayudaría a tanta gente desesperada! ¡Salvaría tantas vidas! Es increíble que no regalen Champix en la puerta de los colegios (pagado por el Estado, claro).

Pero Pfizer tiene un empeño especial en salvarnos la vida. Como sea. A toda costa. Pfizer es una ONG cuyo objetivo es curarte quieras o no y, por eso, con tan beatífica intención, aunque le duela hacerlo, Pfizer se pasa la ética por el forro de las píldoras. Si el fin es bueno, los medios no dicen más que tonterías.

Así que, como no puede anunciar Champix, esa buena nueva que han enviado para redimir a los fumadores, en noviembre pone en marcha, CA SUAL MEN TE coincidiendo con el lanzamiento de Champix en España, la campaña buenrollista "Rompe con el tabaco", cuya web pueden ver aquí.

CLIC

Como Pfizer es una ONG, se gasta millones de euros (pero qué es el dinero si no un instrumento de la bondad) en promocionar la campaña "Rompe con el tabaco" en autobuses, marquesinas, cartelería, webs, farmacias, prensa escrita (ni tele ni radio, eso sí)... Un pastón por el bien del mundo.

¿Cuál es la idea de Pfizer, esa ONG?

Fácil: si tú quieres dejar de fumar, habla con tu médico. ¡¡¡Si quieres dejar el tabaco, habla con tu médico!!! Hazlo que el médico te va a ayudar.

Pero... Espera, espera... No vayas todavía. Es mejor que vayas la semana que viene a hablar con él, porque ahora mismo le pillas en un congreso sobre tabaquismo en Fiji, al que le hemos mandado con su cónyuge (opcional), para que vaya pillando bien cuál es el mecanismo de Champix.

En cuanto vuelva, habla con él... Y tú vas allí, te confiesas fumador, te golpeas el pecho tres veces, te arrepientes con ese arrepentiemiento tan paulista que nos distingue y haces propósito de enmienda y, no te preocupes, que te da la (ab)solución: ¿qué te va a recetar el médico cuando vuelva bien formado y morenazo del congreso de Fiji?

A ver. ¿Qué os va a recetar, niñooooos?

CHAMPIX, la píldora milagrosa: usted deja de pecar y su médico se pega un viaje de puta madre, todo por el mismo precio.



Bonito, ¿verdad?

Pues aquí se acaba el cuento:

Un fármaco para dejar de fumar, relacionado con graves problemas para la salud

Total, nada. Si no te apetece leer la noticia entera, te pongo dos párrafos significativos a continuación:

"El pasado año se produjeron 988 episodios graves relacionados con vareniclina [Champix]. Entre otras reacciones se dieron accidentes y caídas, alteraciones de la frecuencia cardiaca potencialmente letales, infartos de miocardio, convulsiones y diabetes.

Pero no queda ahí sus efectos. Parece que vareniclina también se ha visto asociada con graves alteraciones de la salud mental. Desde mayo de 2006 a diciembre de 2007 se registraron 227 casos de intentos de suicidio o suicidios, 397 trastornos de psicosis y 525 conductas de hostilidad o agresión. Dentro de los informes de suicidio se registraron además 41 menciones de pensamientos homicidas, 60 casos de paranoias y 55 de alucinaciones".

Y, digo yo, ¿no es casi mejor seguir fumando, aunque sea la pipa de la paz? Y si se pone uno ya a tirar al váter la salud de uno pacífica y tranquilamente, ¿no es mucho mejor hacerse acompañar de un whisky o dos? De buen rollo. Más alegre esto que 41 menciones de pensamientos homocidas, ¿no?

-- Anda, Manolito, ¡qué bien, macho! ¡Has dejado de fumar!
-- Sí, pero como me vuelvas a llamar Manolito materializo este que es mi cuarto pensamiento homicida del día.

Pues nada. Tomen Champix, que es muy bueno.

Por cierto, ni todas las compañías farmacéuticas hacen esto ni todos los médicos lo aceptan, pero sí la mayoría de los que salen en televisión y otros medios predicando los siete dolores del tabaco y su coste social y sanitario.

X.Bea-Murguía (al contrario que Champix, el tabaco es amistad)

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jueves, mayo 22, 2008

Justicia histórica: ¿quién mató a la mamá de Bambi?

Queridos amigos,

recuerdo ésta como una de las grandes tragedias de mi infancia. Cuando la Disney era una fábrica de realidad cruel y no de edulcoradas bellezas interiores y otros principios lerdos propios de Torrebruno (¡el daño que hizo este hombre!), un facha cabrón se cargó a la mamá de Bambi. Cada vez que vi esa escena, deseé que no volviera a suceder, imaginé que la mamá de Bambi esquivaba el tiro fatal, pero siempre volvía a ocurrir porque no es posible correr más que la muerte.

Hoy pienso que no tuvo por qué ser un facha. Pudo haber sido un rojo. Esto es memoria histórica.




Después de mirar un buen rato, con mucha concentración, yo llego a contar 14 bichos muertos, es decir, 30 cuernos. ¡Catorce bichos muertos! ¿Los habrá matado todos el ministro pleonasmo Mariano F. Bermejo, aka el "Rojo a mucha honra"? Supongo que, por lo menos, se los habrá cargado con un Kalasknikov AK 47, el arma del ejército soviético, porque colocarse detrás de un matojo para matar ciervos con una escopeta de cartuchos es cosa de mucho facherío, de señoritos engominados y con traje gris, pero si se hace con AK 47 es proletario y popular (esto no me lo invento yo: lo he sacado de las memorias de Enver Hoxha, lo que pasa es que el dictador albanés de corte stalinista lo aplicaba a opositores).

Pero si yo he flipado con el Mariano "El Rojo", no quieran pensar lo que habrá pasado por la cabeza de ZP cuando ha leído el mensaje de su ministro, que viene a decir "José Luis, mira lo que hago yo con Bambi".

No me entiendan mal, que no soy anticaza. Yo he ido de caza, aunque no he pegado un tiro en mi vida (ni quiero). Pero he pateado monte durante toda una mañana y avanzado a cámara lenta y con penoso esfuerzo sobre tierras recién aradas, donde hacen su cama las liebres, tan ahuecadas que daba la sensación de que dentro podría respirar un hombre enterrado. Recuerdo que la bota se clavaba a cada paso hasta el tobillo, como si estuvieras pisando un campo con dos palmos de nieve marrón, y sólo sacar el pie para avanzar un poco más era agotador.

Pero, claro, yo no soy "rojo a mucha honra" como Bermejo. En esa caza en que yo he participado, cada pieza cobrada ha sido una fiesta, un banquete con sabor a instinto primario y a tomillo. Lo de Bermejo es matar por la diversión de matar. Matar por matar, ¡qué sublime vocación de dictador stalinista!

Cuenten, cuenten los bichos muertos. ¡Es una masacre! Para que luego abra esa bocaza para hablar contra los señoritos. ¡Qué demagogia!

X. Bea-Murguía (esta otra foto no debería salir porque la mujer de Bermejo está de baja con golondrinos, la pobre... ¡La cierva para los que la trabajan!)

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miércoles, mayo 21, 2008

Mooi land (bonito país)

Queridos amigos,

a pesar del brazo roto, de la niña llora que llora por la teta omitida, del movimiento hospitalario en ascensor, de la operación de cúbito y radio, de que (a mayor abundamiento) mi sobrino Milo ha estado el pobrecito con fiebre muy alta, de que la comunión de mi sobrina Amaia era el domingo por la mañana prontito... A pesar de que, como comprenderán, me sentía exánime, flojo, fundido y derrotado... O no... Tal vez fuera precisamente por todas estas circunstancias, el sábado por la noche, cuando la situación estaba ya totalmente controlada, mi cuñado Diego y yo nos miramos de reojillo y nos fuimos a dar una vueltecica por Utrecht.

Primero, por supuesto, arreglé el papeleo... Ya saben... Los permisos de nocturnidad y cuñadeo (con cuñado de coartada se simplifica bastante el trámite).

-- ¿Una vuelta corta?-, me preguntó Beatriz.
-- Sí, sí. Cortita. Esto es Utrecht. Habrá poca cosa. Tu hermano lo necesita...

Una vueltecica corta... Aunque Beatriz sabe que si me enredo con su hermano, suele ser vueltecica y media, dos vueltas... A veces, tres... Hasta las cinco de la mañana.

Diego y Wenneke viven en el centro de Utrecht, así que estuvimos siempre a menos de diez minutos andando por si se diera el caso de tener que volver rápidamente, pero no se dio: los niños fueron muy buenos y durmieron mucho y muy bien esa noche. Tampoco creo que necesite justificarme demasiado. Ambos lo necesitábamos. Salimos, ahogamos nuestras preocupaciones en Vichy Catalán y nos desahogamos en la barra de un bar.

No sé qué hora era cuando llegamos al ACU. Yo ni me fijé en el local, la verdad, porque a ciertas horas un bar abierto es mucho más que un bar abierto: es un oasis. Diego lo miró con precaución:
-- Si entramos ahí, probablemente nos maten.
-- Bueno -contesté yo viendo que, efectivamente, el sitio era una especie club social de okupas, punks desfasados y gentes variadas aficionadas al cigarritos de la risa y al peinados típicos de Uzbequia-, no tiene muy buena pinta, pero en peores sitios hemos estado, ¿no?
-- Pse. Vamos pa'dentro.

La puerta, velada por un cortinón que ocultaba al exterior el humo de los porros, estaba cerrada. A punto estuvimos de volvernos a casa porque nadie respondía, pero, en ese momento, un hombrecillo joven, pequeño, rubio y con coleta, con cara de jugador de rugby de "Asterix en Britania", nos hizo un chequeo visual tipo de arriba a abajo, abrió la puerta y nos ladró en inglés:

-- Come in! Quickly! (¡Entrad! ¡Rápido!) -como si fuera un bar clandestino o algo así.

Puede que les parezca que soy un poco pijo (aunque yo no lo creo), pero el champú Johnson no tenía en ese bar a sus mejores clientes, Rexona hacía tiempo que había abandonado el local y sólo el aroma del hachís, como un ambientador buenrollista, tapaba a ratos el pestuzo a guarro que flotaba en el aire. Digo yo que uno puede ir por el mundo de okupa, de punk o repunk, de hippy, de buenrollista y alternativo, de antitaurino, de franciscano a favor de las ballenas, de grunge o, incluso, de uzbeco pero ¿por qué todo este idealismo romántico es incompatible con lavarse el culo por las mañanas? No lo entiendo.

Dentro, además de encontrarnos con Julia, la au pair que vive en casa de Diego cuidando de Milo, y a sus colegas (por lo que se ve, no éramos los únicos españoles en busca de un oasis en el desierto holandés), entró en acción esa parte de mí curiosa, ávida de conocimiento, que me lleva siempre a aguantar al borracho plasta que da el coñazo. Mi amigo Rodrigo, con mucha gracias, me dice a menudo:

-- Javier, si fueras tía, se te habría pasado por la piedra ya todo el pueblo. ¿Es que no sabes decir que no?

Pues no.

Me pasa eso. En el fondo, me divierten los tipos peculiares. En este caso, en al ACU, me hice amigo de Morekbat (y, además, amigo del alma), un tártaro con cara de malo de Miguel Strogoff, bastante sobón... No... ¡Muy sobón!... al estilo de Uzbequia, que me invitaba a agua del Caspio cada dos por tres. Así. A palo seco, aunque yo no quisiera.

-- Como los hombres -me decía.

¡Venga! ¡A tacatá! A txapuski y la vodka para dentro (y su puta madre).

Morekbat era un poco pesado, pero por ese exceso de amabilidad demasiado servicial, absolutamente etílica y casi empalagosa. Acabó invitándome a conocer su país, Tashkent, Samarcanda, Bukhara, pero como le pregunté, en cristiano, si le iba la zoofilia y me dijo que sí (acompañando su respuesta con las grandes risotas de quien no ha entendido una palabra), me dio un poco de miedo. Así que, casi no.

Después de la siguiente vodka, cantamos juntos el himno de Uzbequistan y Morekbat gritó patriótico y entusiasta "¡Uzbequistan mooi land!", todo un grito de guerra que yo he decidido adoptar como propio.

Al final, le pregunté por Djamolidine Abdoujaparov, el uzbeco más famoso de todos los tiempos, pero Morekbat no tenía ni puta idea de quién era, así que le dije:

-- Tú no eres uzbeco, macho. Este es tu rollo para ligar -y le intenté quitar la careta por si era la enfermera del ascensor del UMC Hospital que me había seguido hasta allí.

Pero no. No era ella.

"¡Uzbequistan Mooi Land!"

X. Bea-Utrecht

martes, mayo 20, 2008

De Jajelslaj fantasie


Queridos amigos,

acabó la semana fantástica, no se lo van a creer, con que en la madrugada del sábado al domingo unos chorizos entraron en mi oficina para llevarse cuatro mierdas, porque poco más había. Eso sí, lo revolvieron todo, nos dejaron sin teléfono, sin Internet y sin actividad el lunes (espero que hoy ya podamos currar) pero, sobre todo, los señores chorizos hijos de puta se llevaron todos mis puros.

En fin.

Les quería contar una cosa que me sucedió el jueves en el UMC Hospital de Utrecht, para que vean que eso de que "No hay mal que por bien no venga" es cierto. Me voy a destapar más de lo que me gusta, pero, bueno, se trata de que ustedes calibren hasta qué punto lo que voy a contar es verdad (y tiene buena parte de verdad).

La noche del miércoles 14 al jueves 15 de mayo fue larga y terrorífica. Mi mujer estaba ingresada en el hospital, recién operada del brazo, y yo me fui a casa a hacerme cargo de mi hija Ana, que rechazaba el biberón. Esto se lo conté ayer. Me pasé la noche prácticamente en vela porque la pobre niña no dejó de llorar y por más que yo pensaba que, al final, el hambre podría con ella, no logré que se tomará más de 30 ml. de "leche". Una pesadilla, sobre todo para ella, que aún tendría que esperar 24 horas más antes de recuperar su teta.

Bastante hecho polvo, con las horas de sueño perdidas colgando de los párpados, volví al hospital al día siguiente a echar una mano a mi mujer, que tenía lo suyo con el brazo inmovilizado e ingresada en el extranjero. Esto es muy duro, aunque parezca una exageración, porque una de las necesidades básicas de cualquier paciente es la información que mitigue la incertidumbre que genera la cercanía del dolor, la enfermedad y la muerte. Lo que más suscita un hospital es la duda.

Me pasé toda la mañana sube y baja, entre otras razones, porque para fumar había que ir a Castroculo de Más Allá, también llamado la puta calle, pero a la derecha y al final. Es decir, en el UMC Hospital de Utrecht hay una zona de fumadores delimitada en la calle. No olía a tabaco allí, claro, sino a futuro. Lo verán.

En una de estas bajadas, estaba yo esperando el ascensor, cansado pero luminoso y aliviado, porque sólo nos quedaba ya esperar el alta y marcharnos para casa, que es como si se hiciera de día, como si el hospital dejara de parecer un espacio hostil: el olor a antiséptico se suaviza, la incertidumbre desaparece y las dudas pierden su importancia. Son esas horas previas a la felicidad que, gracias a la expectativa de dicha, forman una otro tipo suculento de pequeña felicidad.

Cuando la doble puerta del ascensor se abrió ante mí, una voz de siringa dijo a mi espalda:

-- Disculpe -evidentemente lo dijo en holandés. Sonó a "Jajelslaj" que puede significar "Disculpe", como yo interpreté en un primer momento, o "Apártese hijo de puta". A saber. Pero como al volver la mirada hacia el sonido de la siringa descubrí a una holandesa rubia, alta y guapa, con unos ojos azules que expresaban amabilidad, asentimiento y comprensión espontánea de las vicisitudes de la vida de un hombre, unido a su forma de sonreírme a cuarto creciente dentro de su vestido inconsútil de profetisa de la enfermería y todo ello sumado a lo que mi mente de landista pudo llegar a imaginar a una velocidad no expresable en megaherzios, quise concluir que "Jajelslaj" significa en holandés: "Ay, Javier, quien te pillara en un callejón oscuro". Ustedes piensen lo que quieran.

Calenturienta mente la mía, ¿no? Pues no, y lo van a entender enseguida. Evidentemente, si me pidió paso es porque iba empujando algo bastante voluminoso: una cama de hospital. Así que, por supuesto, cedí el paso y mi "Jajelslaj" de veintitantos años, su cama de hospital, un culito que debía ser recetado con una posología estricta y yo entramos en el reducido espacio de un ascensor. Hasta que no acabó de desfilar todo su aroma por delante de mí, borracho de tanta belleza, embelesado por la terapia de su escote e irremediablemente landista, yo no me percaté de que en la cama no había nadie y que la situación que se planteaba en esos momentos era la siguiente:

Jajelslaj van Culiten Respingón, su escote, una cama vacía y yo en un ascensor.

¿Durante cuántos pisos compartiríamos espacio? ¿Estaría bien revisado el ascensor o habría alguna posibilidad de que fallara entre dos pisos? ¿Quedaba el botón de parada cerca de mi alcance? ¿Tendría esta chica claustrofobia o vértigo o algún otro trastorno afectivo que la obligara a suplicar el calor del abrazo de amistad de un extranjero apuesto? ¿Estaría siendo víctima de un programa de cámara oculta? ¿Iba a ser capaz de controlarme? ¿Le molestaría mucho a mi mujer que me quedara unas horas encerrado en el ascensor con Miss Utrecht? ¿Tendría que contárselo? ¿Acaso se puede calificar de adulterio todo lo que pasó por mi mente en ese tiempo oblicuo en que el ascensor se hizo universo?

Lo que pasó y lo que no pasó queda entre la chica y yo, pero les permito que fantaseen. Más.

X. Boetticher y Navarro (tengan en cuenta, a la hora de fantasear, que yo tengo charm)

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lunes, mayo 19, 2008

Irse de brazos (las sillas vs Beatriz)

Queridos amigos,

ya estoy aquí, tras el frustrado II Encuentro Internacional H.Wells & X.Bea-Murguía, que debía haber tenido lugar el jueves pasado en la bonita ciudad de Utrecht, Oh Landa, donde teníamos la malsana intención de bebernos unas cervezas y repasar el famoso tratado.

No pudo ser. Las sillas adivinaron nuestra intención y pusieron todos los medios que hallaron a mano (o a pata) para impedirlo. Las pérfidas sillas y sus malvados aliados los bichos. Una lástima, Hormon. Ya nos reuniremos en otra ocasión.

Como saben, hemos pasado cinco días en Holanda, pero sobre todo en la autopista A-12 que une Utrecht con La Haya, con la cabeza puesta en la comunión de mi sobrina Amaia, aunque también para ver a la familia, a los sobrinos y, cómo no, para la celebración del II Encuentro Internacional.

Ha sido todo estupendo, increíble, apasionante, cojonudo. Ha sido la hostia padre. Vamos a reírnos un poco, porque si no.... Nada más aterrizar en Utrecht, en casa de mi cuñado Diego, sin haber intercambiado siquiera los regalos, no más que los tres besos de rigor a Wenneke y las gracias pertinentes a mi sobrino Milo, que está hecho un bollo, mi mujer debió de pensar (digo yo que pensaría esto):

-- ¿Acaso no hemos venido a una primera comunión? Pues la primera hostia me lo voy a dar yo.

Y, ¡hala!, se fue de bruces o, más bien, de brazos. Pero hostión. Fue a espantar un bicho de la cabeza de Milo y la silla le puso la zancadilla.

Nada más verla, yo pensé: "¡Otra vez el codo!", porque era el mismo brazo que se dislocó en octubre, "¡Qué mala suerte!".
Mi cuñado dijo: "¡Vámonos al hospital!", que no es que mi cuñado sea aprensivo, pero como se acaban de mudar a Utrecht, se pasó un par de días aprendiéndose el camino más rápido al UMC Hospital. Por si se daba el caso.
Mi cuñada Wenneke, por su parte, dijo: "¡Tómate un paracetamol!".
Milo dijo: "¡UIT!".
Y el bicho dijo: "¡Ay va! ¡La que he liado!".

En octubre, embarazada de siete meses y medio, Beatriz se tropezó con una silla en IFEMA y se dislocó el codo. Después de lo del miércoles en Utrecht, creo que podemos decir sin temor a equivocarnos que las sillas tienen algo contra Beatriz... Las pérfidas sillas y sus malvados aliados, los bichos.


(Este pedazo de edificio enorme, es el UMC Hospital de Utrecht).

Según el cirujano, en una escala en la que 0 es el no-dolor y 10 el máximo de dolor que puede soportar una persona, Beatriz llegó al UMC Hospital de Utrecht con un 8. No está mal, ¿verdad? Un notable alto en aguante de sufrimiento, aunque, por otra parte, le hubiera costado bien poco al médico darle medio puntito más y ponerle un sobresaliente, ¿no? Sus quejidos largos y afilados chirriaban en el silencio blanco de las urgencias del hospital como una puerta que se chiva de una fuga nocturna; su gesto se retorcía al paso de los segundos, atrapada su mente en el injusto remordimiento que abruma siempre al accidentado; sus ojos, colmados de dolor, acribillaron de preguntas al reloj durante las tres largas horas de espera incierta, sin poder sentarse ni estar de pie ni tumbarse en la camilla, dirimiendo en qué posición le dolía más el brazo cuando en todas las posturas el dolor era insoportable y la diferencia de intensidad, inapreciable. Todo ello, sumado al llanto de una niña de cinco meses que tiene que mamar, bien merecían un sobresaliente en dureza.

O, al menos, un chute de morfina.

-- Malas noticias -dijo la doctora de urgencias-. El brazo está roto y hay que operar.

Ahora casi me estoy riendo, que es mi forma de huir, pero, en resumen, la situación era la siguiente:

Beatriz con el radio dislocado y el cúbito roto tomando morfina en un hospital en el extranjero a la espera de pasar a quirófano a la diez de la noche, mientras Ana rechaza el biberón, ese sucedáneo repugnante, con cara de que alguien le está escamoteando su legítima teta, que no le iba a llegar hasta 48 horas más tarde porque la morfina pasa a la leche materna y tiene que eliminarla antes de volver a dar el pecho.

Menos mal que está la familia. Dankjewel.

Mañana se lo resuelvo. Hoy se ha hecho tarde.

X. Bea-Murguía (mi mujer es una máquina).

No se preocupen que la operación fue bien. Le han implantado el brazo de C3PO, con una garantía de cinco años, es anticorrosión, es no frost y, además, hace más daño cuando pega con él.

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jueves, mayo 15, 2008

II Encuentro Internacional Wells y Bea-Murguía



Chusma inapetente:

El segundo encuentro internacional Wells y Bea-Murguía tendrá lugar hoy en la muy imperial ciudad de Utrecht,ciudad histórica no sólo por los diversos tratados firmados en ella sino por las diversas ensaladas de hostias que durante ochenta largos años mantuvo la denominada Unión de Utrech con la denominada Unión de Arras.Un tema complicado en la que abundan señores bajitos muy cabreados y tipos rubios sin luces.

No será complicado para nosotros el entablar conversaciones profundas para finalmente atisbar y quedar iluminados para luego explicarles como los mejores "bloggers" del momento que somos, el sentido de la humanidad,la sucesión de Mariano Rajoy,incluso en un momento solemne llegar a la redacción de un manifiesto que ponga en duda la homologación de sujetadores en la Unión Europea.

Utrecht nos espera atentos... .Un mensaje de paz para todos nuestros lectores.Las guerras son malas,lo mejor las ladies of the world.

Hormon Wells

Dedicado a mi coeditor y amigo Bea-Murguía.

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miércoles, mayo 14, 2008

País de herejes


Queridos amigos,

probablemente, a la hora en que leáis esto, yo estaré metido en una lata con alas caminito de Holanda, ese evocador país cuyos nombres ya inundan de alegría el corazón de todo landista que se precie: ¡Oh Landa! ¡Países Bajos! Como ven, están impregnados del espíritu de Alfredo Landa y, lo quiera uno o no, un hombre español medio, moreno y, para lo que allí se gasta, bajito, al verse rodeado de rubias (también hay rubios, pero ¿quién coño se fija?) dotadas de, como dice mi amigo Rodrigo, fregadero alto, no puede menos que sentirse como en casa.

Los propósitos del viaje son varios. Aparte de alimentar el espíritu del landismo tradicional admirándose con el paisaje holandés y sus magníficas vistas, visitar a la familia y dejarse agasajar por ella, establecer contacto personal (no carnal) con Hormon Wells en Utrecht en el II Encuentro Internacional H.Wells & X.Bea-Murguía (a ver si renovamos la foto del perfil) y, sobre todo, asistir a la comunión de mi sobrina Amaia.

Este último es, sin duda, el motor del viaje, la razón fundamental: mi sobrina hace la comunión en un país de herejes, porque, déjemonos de cuentos: Holanda es un país cojonudo, a mí me encanta, siempre lo digo, pero son una panda de herejes... ¡Hasta los católicos! Todos.

No estoy hablando de religión. Yo soy un relativista nato, un no-me-mojo, un creyente a ratos cortos, un sofista de baratillo la fe y un ateo dispuesto a arrepentirme ante la postrera sombra (por si acaso me llevare el blanco día y pudiera convertirme en polvo enamorado). Me refiero a tradiciones.

No he ido a ninguna comunión desde la de mi prima Begoña, que hoy tiene 23 para cumplir 24, y no recuerdo muy bien la mía (que la hice). Recuerdo perfectamente la de mi hermano Luis, que se desmayó después de comulgar y mi abuela Mari dijo en alto: "¡Ay que se lo ha llevado Dios!". Como para olvidarla. Y también recuerdo perfectamente la primera comunión de Jaime Briones. Un día de estos se la contaré (o que la cuente él que andará por aquí).

Pero la de Amaia va a ser inolvidable: hora y media de misa de holandés. ¡Hora y media! ¡País de herejes! ¡Es de lipotimia! Voy a plantearme algún problema matemático irresoluble a ver si doy con la solución porque ¡hora y media en silencio, sumido en la mayor de las soledades que es la incomprensión! ¿Puede uno llegar a conocerse bien en hora y media de meditación? A más de uno, le da el parraque. ¡Hora y media! ¡Eso es lo que tardo en ir al pueblo en coche!

Cuando me lo dijo mi hermana Begoña, inmediatamente, pregunté:

-- Habrá algún bar al lado de la iglesia, ¿no?

Porque, ¿qué es una celebración BBC en una iglesia que no linde con un buen bar? Es una herejía de caballo, una razón para acabar en la hoguera.

-- No -me contestó-. Me temo que no hay ningún bar.

¡PAÍS DE HEREJES!

Pero, ¿dónde se ha visto? ¿Qué catolicismo light es este? En España, como adalides de la única religión verdadera, bendecidos por Santiago Matamoros, a la hora de misa siempre recordamos la batalla de Clavijo y otras lides de la fe con caldos y pinchos de la tierra. En España, este país santo, pío y bendito, siempre se procura que al lado de la iglesia haya una parroquia, sobre todo para debatir sobre la renovación del sexto mandamiento, que está muy desfasado.

-- ¿No hay bares? -anonadado, pero abierto y dispuesto a entender las costumbres extranjeras-. ¿Y qué hay? ¿Escaparates como los del Barrio Rojo? ¿Coffee shops?

¿No hay ninguna sucursal del pecado al lado de la tienda de penitencias? ¿Y de qué coño se confiesan los holandeses?

En estas condiciones, país de herejes, y no quiero decir nada porque, al fin y al cabo no quiero amargarle la fiesta a mi sobrina, que la niña va con ilusión, pero mucho me temo que teológicamente es inviable llegar a ser participe del banquete de Cristo. Allí donde esté el bien ineludible y necesariamente ha de estar el mal y donde se encuentre el pecado, se hallará la salvación. Lo hablaré con mi tío el cura, pero mucho me temo que esto es un paripé.

Por mi parte, he trazado un ingenioso plan, no vaya a ser que a mi hija Ana, que es un búho que no hay quien la duerma, le dé por jorobar y quedarse sopa durante toda la ceremonia. Por si acaso, voy a ir a la iglesia armado con un buen pincho para que, llegado el momento, pueda decirle a mi mujer:

-- No te preocupes, cariño, que ya me salgo yo con la niña.

No habrá bares, pero sí holandesas. ¡Viva Oh Landa!

Hasta el lunes a todos. Pasadlo bien pero no olvidéis ser comedidos, juiciosos y temerosos de Dios.

X. Bea-Murguía (Holanda ya se ve, ya se ve, ya se ve).

En la foto, pueden apreciar un lugar santo, de culto, digno de peregrinaje y romerías, un icono del catolicismo verdadero: una iglesia con el bar anejo. Eso es religión y lo demás, herejías.

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martes, mayo 13, 2008

Cohecho diferencial

Queridos amigos,

voy a intentar ser breve, más que nada, porque no puedo estar sentado. No les voy a decir por qué (no, no es nada sexual), pero me duele el culo como si me hubiera pegado cien patadas un grupo de skinheads y sentado en esta silla estoy más incómodo que Rajoy en el sillón de la presidencia del PP.

Uno de mis temas favoritos, como saben, es el hecho diferencial, que es como una obsesión, porque en mi convicción de que somos todos iguales (todos, menos uno) no cabe que haya un hecho que distinga. Hace poco, leí un reportaje muy gracioso de mi amigo Ernesto Villar en La Razón en el que se criticaba, y a gusto, que la historia oficialista que se enseña en Euskadi presenta a Zumalacárregui como héroe por la independencia en la Guerra Carlista que, para los Vascos (con mayúscula) no estalló por una disputa sucesoria por el trono de España, eso serían los caprichos del general Cabrera en el Maestrazgo, sino por el hecho diferencial de un Euskadi libre. Tanto se parece Tomás Zumalacárregui e Imaz a un gudari, que el hombre comenzó su carrera en el sitio de Zaragoza contra los franceses. Zaragoza es territorio vascón, como bien sabemos Antonio Acín y yo, así que sigue valiendo "como luchador por la liberación de Euskadi". Y murió en el sitio de Bilbao (ciudad liberal que NO defendía, sino que atacaba), tras vencer a Espartero en el Puerto de la Descarga, cuando estaba al mando del ejército del norte sublevado en favor de los derechos al trono de Carlos María Isidro de Borbón y Parma, representación del absolutismo frente al liberalismo que sostenía a Isabel II, la de los tristes destinos.

Presentar a Zumalacárregui como un héroe de la independencia de Euskadi es como decir que los alemanes no bombardearon Guernica, sino que Guernica se puso justo debajo.

Pero no quedaba ahí la cosa: Ernesto Villar comentaba que la historia oficialista de los del hecho diferencial, presentaba como héroe vasco, otro gudari por la independencia de Euskadi, a Frantzisko Espoz eta Mina, que, por cierto, era navarro, no vasco, pero bueno, demostrando una vez más que la historia es ese chicle que da de sí para justificar cualquier teoría, por idiota que sea.

Obvian los historiadores peneuvistas que Zumalacárregui, absolutista, y Espoz y Mina, liberal, se enfrentaron en el campo de batalla durante la Primera Guerra Carlista. ¿Cuál de los dos peleaba por la independencia de Euskadi?

El hecho diferencial se construye así: un idioma de tascadores de nueces que distinga a los de aquí de toda la vida (los apellidos ayudan mucho a esto) de los de fuera; un poco de revisión histórica trasnochada y, sobre todo, un enemigo o, mejor dicho, un represor, un poco de victimismo que eso hace mucho pueblo. Hay que ir en contra de alguien. Sé que están hartos ustedes de leerlo, pero yo lo voy a seguir repitiendo para quien quiera escucharlo: estamos en el germen de un nuevo nazismo. Revisión de la historia, hecho diferencial y victimismo.

Otra cosa son los toponimios, que ya no sabe uno qué pensar. Lo que le dije a Ernesto es que no estaba de acuerdo con ese final que venía a decir con ironía: "Mondragón, hoy Arrasate" como si la pelea estuviera en cómo se llama un pueblo: el pueblo se llamará como quiera cada uno, en cada momento, ¿no? ¿Acaso no es tan fascista obligar a una persona a decir Lérida como obligarle a decir Lleida? Cada uno que lo llame como le dé la gana, ¿no?, y que nadie se lo tome como insulto personal. Yo siempre digo Lérida, no hago política con estas cosas, es como lo aprendí y no veo la necesidad de reformarme.

Arrasate edo Mondragón es el nombre oficial del pueblo en ambos idiomas, es como Vitoria-Gasteiz, que se dice así oficialmente en ambos idiomas. Aqui tienen ustedes este link, para el que quiera profundizar en el asunto. Lo que se dice parece sensato.

http://es.wikipedia.org/wiki/Arrasate

Dicho todo este rollo (y menos mal que iba a ser breve ¡ay, mi culito!), en defensa del hecho diferencial madrileño, hoy que la "bella" localidad de la cuenca del Henares se ha puesto tan de actualidad y que toda España ha podido admirarse, gracias a la televisión, de la belleza de sus calles y de su historia, sobre todo de la historia del cohecho diferencial del sheriff Ginés...

¡Exijo que se cambien los carteles de las carreteras para la correcta pronunciación de esta perla de la Comunidad de Madrid llamada erróneamente Coslada (¡fascistas!): la pronunciación correcta es Col-lada.

Coño que el hecho diferencial es el hecho diferencial.

¡Defendamos el hecho diferencial! Parla es un invento fascista, el pueblo se ha llamado toda la vida "Amamal-la (a Pal-la)".

Y Tres Cantos se llama "Trejcantos"

X. Bea-Madrid (claro que sí).

Por cierto, feliciten a Ernesto Villar que hoy, 13 de mayo, es su cumpleaños. 39 añazos, ya, ¿no? Bueno, no discutamos, ¿vale? Lo que diga tu mujer va a misa.

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lunes, mayo 12, 2008

La pasa y las chufas


Queridos amigos,

María Teresa Fernández de la Verga, Bibiana Aído, Leire Pajín y otras representantas del gobierno paritorio de Amazonia se han dado una vuelta por Niger repartiendo tela marinera, como dijo la misma vicepresidenta (sic) en Niamey, "en nombre de las mujeres españolas", aunque lo pagamos entre todos y, también, entre todas. La solidaridad es una cosa bonita porque se da una un baño de popularidad rosa chanel entre la negritud, que hay que ver lo que llama la atención la viza (femenino de vice) con sus modelones que rozan la bizarro rodeada de la tristeza nigerina de ese atavío de muñeca rusa, una costumbre local que habremos de respetar si presumimos de abiertos de mente. El pero de este buenrollismo es el interés por la foto, ya sabemos que ningún político es progresista y solidario si no se entera toda España (incluidos, esta vez sí, los hombres), pero tanta instantánea, tanto posado, tanta postura forzada acariciando bellos rostros de ébano, ha hecho que Maritere pegue un buen patinazo.

Me alegro mucho, porque, al final, da un poco al traste con este viaje de proselitismo feminista (el objetivo es asistir a la reunión de la "Red de mejores por un mundo mujer") y porque siempre he pensado que la generosidad interesada y con dinero de los demás, no es tal. Era mucho más generoso cuando los de Bilbao, a su paso por Burgos, tiraban pesetas por la ventanilla del coche para los pobres. Este viaje recuerda un poco a cuando Carmencita Franco Polo pedía dinero para los negritos de África, pero sin sostén ni faja.

Puede estar pareciendo una crítica, pero, quita, quita, quita que es una alabanza. Me parece cojonudo (perdona, María Teresa, por este lenguaje sexista pero es que vaginudo aún no ha calado) que nos preocupemos por el bienestar de Niger, un país que es exportador de garbanzos (considerado por este bloguero como el "caviar rubio") y que, curiosamente, está atravesando una hambruna feroz. La solidaridad siempre me parece bien.

Lo que es rechazable es el tonillo amazónico y falofóbico de la visita, que esta buena mujer, cuyo cutis para nada desentona en una planta de selección de chufas de Niamey, suelte que ha ido a Niger en representación de las mujeres españolas que, digo yo, la pasta que está repartiendo, una miseria de 60 millones de euros, no ha salido del bolso de las mujeres, sino del bolsillo de todos y, también, de todas.

Y no lo digo tanto por el dinero como por el cargo, porque si un representante hombre del gobierno de España se diera un garbeo por Niger repartiendo pasta en nombre de los "machos ibéricos"...

Así que, cuando en la planta de selección de chufas de Niamey, alguien le dijo a Maritere que posara en una foto con el capataz y su familia, Maritere pierde el culo (es un decir porque, como saben, ella nunca se pone el culo para salir de casa) para colocarse con su mujer y sus hijas, a las que acaricia y llena de atenciones. Sólo después se entera horrorizada de que ese hombre tiene 18 hijos y que las que aparecen vestidas de fantasma son sus esposas.




El ansia por la foto ha hecho a una feminista dar carta de naturaleza a la poligamia, que tiene guasa y es lo que le pasa a la pasa por irse de chufa, aunque como es una costumbre local y Maritere es moderna y abierta de mente (a la par que descarnadamente sincera, como demuestra el vídeo que viene a continuación), seguro que no le importa.



X.Bea-Niamey (¡menuda chufa!)

viernes, mayo 09, 2008

Lo antitaurino


Chusma corrosiva:

Entre las grandes corrientes de la modernidad mal entendida, de esa modernidad de gafas de pasta,de emulación de la cultura sajona mas provinciana,del "perri-flautismo" y el malabarista de semáforo encontramos la dimensión antitaurina.Strictu sensu,para los lectores de ciencias, estricto sentido,la palabra antitaurino no se encuentra en el diccionario de la RAE,pero queda bien decir eso de "soy antitaurino",como se puede decir soy "antiperruno".

El debate se origina al comparar la percepción de los animales con la percepción del sufrimiento físico y psicológico que una Señora de Lisboa puede tener al padecer hemorroides.

Son bastante interesantes los argumentos que la fundación FAADA expresa en su interesante web http://www.faada.org/antitoros.php , perfectamente respetables e incluso quedarían bien traducidos a varias lenguas para contribuir a un debate global.Estas cosas deben debatirse globalmente, a mi me interesa la opinión de la gente de Ucrania al respecto y la de cualquier hortera veraneante en Ibiza.

Si bien son interesantes y perfectamente respetables, también es perfectamente explicable cual es la fuente de los argumentos, se origina en la afición de algunos a la meditación cuando uno come pollo o chuletas de ternera.Un poco como el poema del tomate que descansa en una mata y y va el latifundista subvencionado y lo mete en una lata y lo mata..., era algo así creo recordar.

Es esa manía que intenta demostrar que los toros son como Usted y como yo y que se disgustan cuando les llega una notificacion de la Agencia Tributaria me produce una cierta perplejidad.En ese caso es necesario un proyecto que investigue la reacción de las sardinas cuando se les comunica que una de ellas ha sido enterrada durante el carnaval.Yo en ese caso me hago "antipesca", no sea que se traumaticen al tener que ir de luto.Buen rollo ante todo.

Luego ya en plan no me entero pero es que he ido de vacaciones a Salou como "basura blanca sajona" y no me he leído un libro en mi vida pues tenemos ciertos grupos foráneos como el anunciado en la foto que dan la chapa a diestro y siniestro con el tema.

Yo siempre les digo lo mismo a los detractores de cualquier cosa,que si no les gusta que no miren pero que dejen a los demás disfrutar.


Hormon Wells.
Su corresponsal en la ciudad del pecado.



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Pintar una catedral

Queridos amigos,

esto es así: la bondad que con esfuerzo la vida había pulido durante 63 años, la ha devorado el cáncer, esa maldad máxima, en poco más de seis meses.




Mi vecino Pedro Navares, a quien tantas mañanas imaginaba pintando de madrugada a mi espalda, pared con pared, a no más de dos metros de mí, tras un parapeto de libros y lienzos, punteando una soledad verde. No más de 180 días. Visto y no visto.

http://pedronavares.iespana.es/

Pedro murió el 24 de abril y si les largo esto ahora es porque ayer estuve en su homenaje. Espero que no lo entiendan como un sermón gabilóndico, como si yo fuera otro curilla con intención de forzarles a pensar en la fugacidad de la vida, en "los ríos que van a parar al mar que es el morir" o en la futilidad de sus cosas frente a la muerte.

No. Todo lo contrario. Mucho menos a costa de Pedro.

Yo pienso, para mí, en ser yo quien devore mi vida "a dentelladas secas y calientes". Ustedes cómanse la suya como prefieran o dejen la parte más jugosa para el fuego o métanla en el congelador para otro día.

Sólo pensaba en sumarme al homenaje a Pedro Navares. Un abrazo Pedro,

X. Bea-Murguía

"Pintar una catedral"


Recuerdo haber leído de un cronista de la Abadía de St. Trone, que contaba: “¡Qué espectáculo maravilloso es ver, increíble para contar, las columnas y los materiales son transportados de pueblo en pueblo, sin ayuda de bueyes, llevados con la fuerza de los brazos de los hombres y con sus cánticos!”.


Con el desarrollo del sentimiento de nación, un fervor de fe se levanta en toda Europa para la renovación de la Iglesia que se vio reflejado en la construcción de catedrales, con distinciones poco comunes en sus cualidades arquitectónica, sus estructuras hechas con materiales de primera calidad y con el trabajo fino de los maestros canteros que contaban, a su vez, con cuadrillas de mozos, oficiales, peones, tallistas y picapedreros.

Pienso en ellos cuando me planto ante el lienzo y trato de dar en él un fiel reflejo de la catedral, y no puedo menos que participar, a mi manera, en la denuncia de estos personajes que adoptaron actitudes extremas en la defensa de la ortodoxia religiosa, llevando hasta las últimas consecuencias una visión del arte como instrumento de predicación.


Para que mi obra no sólo sea una composición de colores o unas manchas sobre una tela, intento sumergirme en las entrañas de ese mundo lejano y desguazar su realidad, tratando, con ello, de entender mejor lo que sucedió cuando se levantaron los muros soberbios de las grandes catedrales de Castilla.


Con este pensamiento, a medida que voy avanzando en mi pintura un frío me recorre la nuca y siento como si los sufrimientos de todos ellos se fueran materializando, poco a poco, en la tela. A veces, incluso, en un intento de mostrarme sus agonías, creo oírles amotinándose a estos hombres que, fundidos en cada una de las piedras que trabajaron, representan una parte anónima de la historia de Castilla. Sin embargo, son los nobles, aquellos que pagaban los estipendios de los servicios eclesiástico, los que pusieron su nombre en las catedrales, comprando el suelo de los templos para sus sepulturas.


Al ver una de estas catedrales, debemos recordar, y no callar, que todos estos grandes trabajos nos muestran a maestros y trabajadores esclavizados en plena madurez creativa y que esculturas y tallas exteriores eran la Biblia de los desheredados, porque, en su mayoría, eran analfabetos.


Cuando todos ellos se instalan en mi conciencia, siento el mucho frío, el calor, el hambre y las miserias que padecieron cada uno de ellos, en esos momentos sin descanso, agotados y resignados sin redención.


Lo que intento exteriorizar es que, a pesar de la falta de libertad, puede existir la creación artística sin servilismo. No me cabe la menor duda de que Castilla, y en concreto Aranda de Duero, sus pueblos, sus hombres y sus mujeres, esos que son los herederos de esta dolorosa y prolongada parte de la historia, saben que nunca renunciaron a la rebelión.

P. Navares
".

jueves, mayo 08, 2008

Un lenguaje secreto


Soy un hombre moderno y permítanme que les explique una costumbre que he adoptado desde hace un par de meses, que no puedo abandonar y que sumado a un defecto genético congénito que me impide pensar en más de una cosa a la vez (que básicamente consistente en que soy hombre…), me está provocando ciertos problemas de concentración… incluso en el trabajo.

Soy un hombre moderno. No me gusta ni siquiera decir que ayudo en casa porque considero que las labores de la casa son tanto obligación mía como de mi mujer, de modo que no “ayudo” sino que “colaboramos”. Cuido mi aspecto, sin excesos, pero cuido mi ropa, mi pelo, mi afeitado, mi olor corporal… Uso una colonia que se llama “Solo” de Loewe, y no se llama así porque te vayan a dejar solo por el pestazo… Que conste.

Además, trato de interesarme por temas que preocupan a las mujeres con el reconocido fin de poder mantener conversaciones con ellas y entender al sexo femenino cada vez más…. ¿soy o no soy un hombre moderno?, ¿un hombre de nuestro tiempo?.

Supongo que será ese el motivo por el que, últimamente, me he aficionado a escuchar un pequeño espacio publicitario que emiten en la desconexión local de la radio que suelo oír por las mañanas y en el que, una voz femenina de locutora profesional, presenta el espacio:

- “A continuación, los consejos de moda de Silvia Gomis, Directora de Moda de Moca Le Jour, tiendas Donna Karan New York”.

En ese momento, cualquier cosa que esté haciendo se detiene. Si estoy en la ducha, paro el grifo, y con la cabeza enjabonada y chorreando, con la mirada perdida y la boca abierta, escucho abstraído, los consejos que Silvia tiene para ese día. Si estoy calentando la leche para el desayuno de mi mujer o de mi hija, paro el microondas en un gesto rápido y toda mi atención se dedica a las sutiles palabras de Silvia y, sobre todo, a…. Intentar entender qué leches quieren decir esas palabras.

No soy capaz de retener un espacio completo, pero sí algunos párrafos o frases sueltas, conceptos, palabras que reverberan en mi cerebro durante todo el día sin que pueda echarlas de allí:

- “…también, por supuesto, hay opciones más informales para celebraciones de línea urbana y desenfadada. Puedes optar por uno de los 'must' de la temporada: el blusón ancho en rojo o rosa empolvado y un pantalón pitillo por debajo o incluso leggins.”

Y es que, si intento entender el significado remoto de esos recónditos conceptos, sutilmente claro, que para eso soy un hombre moderno y en el desayuno le pregunto a mi mujer:

-- Cariño, ¿esta corbata es rosa empolvado?


Ella, con toda naturalidad y sin darle importancia me contesta:

-- No, es más bien rosa palo.

Y claro, la cosa es aún peor.

Si le digo:

-- Igual me compro unos leggins… ¿crees que me quedarían bien?

Levanta una ceja y contesta:

-- Pero… ¿tú eres tonto?

Y es probable que lo sea, tan tonto, tan tonto que ni siquiera sé por qué lo soy…..
Hace unos días, Silvia recomendaba: “…un pantalón alto de cintura y un cinturón ancho, en camel…”. Y yo pensé, ¿en “camel”?... ¿y eso qué es... además de una marca de tabaco?.

Esta vez sí, se lo pregunto a mi mujer, y me contesta “es un color marrón claro, como el de las trench de safari”… no insisto, no me atrevo, porque el resultado puede ser catastrófico….¿qué rayos será una “trench”?....

Lo que sí tengo claro es que se llevan los cinturones anchos de color marrón claro y como soy un hombre moderno y quiero llevarle un detalle a mi mujer, me ato los machos y me acerco a una de las tiendas de Silvia y señalando un cinturón marrón de una estantería le digo a la simpática y competente vendedora:

-- Quiero un cinturón ancho camel como este.

Ella sonríe, y con diligencia me contesta.

-- Bueno, sí, pero es que ese no es camel, ese es caldera…

Claro, a continuación me excuso y huyo despavorido.

Dice Silvia: “….nos decantamos por jerseys de punto verde té con cuello barco y manga al codo, faldas tubo rectas en piqué de algodón, pantalones rectos con bolsillos laterales, vestidos largos palabra de honor y camisas con doble botonadita…” (¡mierda!, está vez no he pillado ni una…) o allá por el mes de marzo: “…para abrigarte, las capas son la opción más 'in' y mejor acompañadas con guantes largos de piel. El look cincuentero versión actual se hará realidad en ti.”.. o esta misma mañana: "…siguen en boga los polos, dominados por colores básicos… aunque algunas marcas también se atreven con rosas, amarillos y azul eléctrico”…

Esta misma mañana: “La línea de fiesta es sensual y femenina, con gasas, sedas, tules, creps…”… ¿creps?, ¿pero eso no se comía?

Lo he estado pensado y creo que ya sé lo que voy a hacer. Tengo que averiguar dónde se aprende a hablar así… tiene que haber una academia o algún curso por correspondencia… sí, esta misma noche le preguntaré a mi mujer dónde aprendió ella y me pondré al día porque… ¿soy o no soy un hombre moderno?.

Luis

Keukenhof




Gentuza del Sur:

Keukenhof se anuncia como "Het mooiste lentepark ter wereld" que viene a ser algo así como el jardín de primavera mas bonito del mundo, ya saben que cada pueblo y cada aldea tiene su orgullo local ora por un plato típico ora por una obra arquitectónica.Keukenhof es un orgullo para los habitantes de un pequeño aldea denominada Lisse que estaría perdida en los mapas de no ser por este parque.

Yo me negaba desde un principio a perder una mañana viendo tulipanes,debido a que durante cuatro noches apenas había dormido con eventos tipo: "Noche de la Reina","Día de la Reina","Día del trabajo".Mi hermano y yo fuimos incapaces de dejar el Club Acht la noche anterior,parecía la pelicular del Ángel Exterminador, planteábamos una hora pero nos dejábamos llevar por una fuerza misteriosa que nos impedía salir del local,todavía desconocemos y dejamos a su libre elección la naturaleza misteriosa de tan extraño suceso: fueron las cervezas,el rock o las minifaldas.

Para llegar a Keukenhof hace falta tener algo de paciencia,una vez mas ha quedado demostrado el increíble "tercermundismo" del sistema de transportes público del Reino de los Países Bajos,una cola de doscientas personas esperando para un trayecto de diez minutos desde Schipol con un autobús con capacidad para cincuenta que pasa cada quince minutos pues no es muy de sociedad post.


Pueden imaginarse el autentico espectáculo dominguero en posiblemente el día mas caluroso del año.A nuestra llegada, algo semejante a una pre invasión de chinos, se cuelan de esta manera y no nos damos cuenta por cierto que la amenaza amarilla empieza, deseaban acudir al maravilloso mundo de los tulipanes,era una horda.

Antes de nada una apreciación, los holandeses saben hacer tres cosas bien :montar en bici mientras hablan por el móvil con la mano derecha y matienen al perro en la otra,plantar tulipanes y por supuesto criar mujeres,ellos salen flojillos de entendederas.

Me quedaba por ver lo de los tulipanes.Asombroso y altamente recomendable,merece la pena si algún día deciden pasarse por aquí.


Hormon Wells


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Uno o dos, tal vez tres, comentarios jurgolísticos...

Queridos amigos,

cada vez me aburre más el fútbol, pero ayer vi el partido.



Ante de nada, ¿por qué Raúl escribe su nombre en la camiseta con una falta de ortografía?

Comentarios:

1.- ¡Joder cómo llovio! ¡Estará contento ZP! Con la que le cayó al Barça, se ahorra el tubo del Ebro a Barcelona ¿no? ¡Ah, no, no! Que ZP es culé. Claro. Así nos va.

2.- Por norma general, no estoy de acuerdo con el maestro Antoñete, en uno de sus clásicos comentarios técnicos: "Al toro hay que matarlo", pero sí que lo estoy con Di Estéfano: "El chico es rápido, el césped es verde y mi madre está en la cocina". Personalmente, son el tipo de comentarios futbolísticos que me gustan.

3.- La victoria del P.Real Madrid es incontestable. El Barça asobinó desde el principio... No hay nada que decir... Bueno sí. Yo siempre tengo algo que decir contra el P.Real Madrid: el primer gol es falta de Guti; el segundo, viene del saque de una falta que no fue y el penalty es, cuando menos, dudoso, y que el periodista de elmundo.es que firma la crónica del partido es merengón a tope. Se sabe porque, normalmente, son como los sectarios progresistas y los zerolistas: ven lo que nadie ve y viven en una realidad paralela, distinta, alternativa.

4.- La retransmisión del partido contó con el patrocinio de Federópticos (en serio, no me lo invento) y nada más apropiado: el público del Bernabeu necesita gafas porque, como es resultadista y carece de criterio, cuando ve a Diarra vestidito de primera comunión se piensa que es el negativo de una foto; el árbitro, se pase por Federópticos (pero cuidadín con lo que dice el oculista que le sacará tarjeta y lo expulsa de la tienda); y para JJ Santos, unas bifocales. Jotajota, macho, no dijiste bien ni un solo nombre en todo el partido.

5.- ¿Raúl jugó? ¡Ah sí! Es verdad... que metió el primer gol ilegal... pero, después, se fue a su casa, ¿no? ¿O se fue ya a la concentración de la selección?

y 6.- Como un madridista que yo me sé se ponga hoy muy pesadito en la oficina con el paseíllo, el 4-1 y la madre que lo trajo, va a ir directito a la puta calle. Aviso.

Yo siempre quiero que pierda el Real Madrid. Siempre. Creo que ya lo he dicho, ¿no? Pues, insisto: cuando el Madrid pierde, los madridistas callan y están como ausentes.

X.Bea-Murguía (hoy tampoco es mi día).