La camiseta de Ronaldinho
Queridos amigos:
no sé si recordarán que les conté en una ocasión que mi hijo Rodrigo es del Atleti. Podría ponerme a buscar la entrada y colgar AQUÍ el link, pero hoy tengo poco tiempo. Fue antes de verano. Lo cierto es que al niño el fútbol le daba igual. Le importaba un comino. Era un poco desilusionante, aunque yo no hice nada por meterle el jurgol en la cabeza, pero es que cuando supimos que era niño yo, inmediatamente, pensé:
-- "¡Bien! ¡Dos votos a favor del partido de Champions y sólo uno a favor de la serie tonta de turno!". Me vi ganador de las votaciones, pero el niño como que pasa y el voto de mi mujer es de valor porque aduce, no sin razón, que yo a las diez y cuarto estoy roncando en el sillón como una sierra eléctrica y con eso y con que ella es dueña de 51% de las acciones del mando a distancia... El fútbol se ve durante los anuncios de las series y, a veces, ni eso.
Yo me confieso jurgolero, ya lo he dicho muchas veces, frustrado pero jurgolero.
¡Ay amigos! Pero llega el verano y el niño, que decía que era del Atleti por quitarse de encima la sempiterna pregunta "¿De qué equipo eres?", se aficiona a jugar al fútbol con unos niños en la playa y empieza a coleccionar los cromos de la Liga y a saberse los equipos, los jugadores, la mecánica... Algún alma caritativa le ha metido el gusanillo jurgolero en el cuerpo, con lo que, en un futuro no muy lejano (aún es muy pequeño), VAMOS A GANAR LAS ELECCIONES. Y se hará justicia, porque dos días por semana, al menos, se verá el fútbol en casa.
La cosa no acaba aquí. Sin ninguna participación de su padre, que no ha influido para nada, piensen lo que piensen, en su decisión, el niño ha salido del armario: es del Barça y le gusta Ronaldinho. ¿Por qué? Supongo que por la misma razón que Iñaki de la Torre es de la Real Sociedad: porque en el momento de aficionarse al fútbol, es el que gana.
A mí con que no fuera del Real Madrid me valía, pero no por nada, aunque por casi todo, sino porque la soberbia madridista me parece mala escuela, prefiero mil veces al Atleti, que enseña mucho más sobre la vida. Supongo que es mi herencia judeo-cristiana, y podemos discutir sobre esto durante horas, pero yo estoy convencido de que la penuria, el dolor, la tristeza, la derrota y el fracaso son estados vitales que muestran un camino de superación. El Atleti me valía, pero el niño es del Barça.
Así que llamamos a mi tío Antonio, que es catalán, y se lo contamos y mi tío, siguiendo la tradición, le promete a Rodrigo la camiseta de Ronaldinho (nada de catálogos, tío Antonio, que te mando el cose y borda) y he aquí que se plantea el dilema: mi Rodrigo, que se ha apuntado a clases extraescolares de fútbol (yo quería apuntarle a música, pero...) va a querer ir al colegio con su camiseta de Ronaldinho, pero las normas del colegio prohíben ir a clase con uniformes de equipos de fútbol. ¿Por qué? Por respeto a los demás, dicen.
Rodrigo me lo va a preguntar, me va a decir que él quiere llevar su camiseta de Ronaldinho al cole y no va a entender por qué no puede y el problema es que yo tampoco voy a saber explicárselo. Así que, supongo que si surge el asunto, como temo que pasará, le diré:
-- "Hijo, no puedes llevar la camiseta al cole porque el que ha impuesto esa norma entiende que la libertad del individuo vale menos que la paz general, como si fuera posible la paz sin libertad".
Aunque quizá esto no lo entienda.
-- "Hijo, no puedes llevar la camiseta porque el que ha impuesto esa norma quiere apaciguar a los que no respetan las ideas de los demás".
Puede que esto tampoco lo entienda. Es muy pequeño.
-- "Hijo, no puedes llevar la camiseta porque el que ha impuesto esa regla prefiere que aprendas que hay cosas que no se pueden expresar para no soliviantar a los energúmenos".
Tal vez sea mejor decirle:
-- "Hijo, no puedes llevar la camiseta porque el que ha impuesto esa regla sabe que es más fácil enseñar a callar que a respetar".
Bonita lección para aprender en un colegio público, ¿verdad? ¿No les recuerda a ustedes a nada?
Pero creo que lo que le voy a decir es:
-- "Hijo, no puedes llevar la camiseta porque el que ha impuesto esa regla es gilipollas y no tiene ni puta idea de cómo educar a los niños en valores que merecen la pena así que te la pones y nos cargamos la regla".
Mi hijo Rodrigo, si le apetece, va a ir al cole con su camiseta de Ronaldinho. Y, después, discutiremos con quien haga falta.
X.Bea-Murguía (a no ser que mi mujer diga lo contrario, claro).
Por cierto, ¿ustedes comprenden que haya alguien tan canalla que, para entrar a clase, en lugar de un timbre o de la sirena de los morlocs, ponga música clásica?