Queridos amigos,
aunque está mal que yo lo diga, mi aportación a la victoria del Racing Culebras este domingo (3 a 2) ha sido definitiva: pedí el cambio y, aún no me había puesto el chándal, cuando marcamos el tercero. Ni siquiera lo vi. Creo que fue
Gonzalo Medina. Así que he de considerarme imprescindible para el equipo.
Y eso que estaba un poco descentrado el domingo. Entre la inminente (o no) llegada de mi hija
Ana y el viajecito que me hice el sábado, que me chupé 1.000 kilómetros de carretera para ir a un homenaje... En fin...
Antes de ir a la almendra del asunto, les resumo como está la situación y hacemos una porra. Fuimos a la ginecóloga el jueves y nos dijo, con ese salero que tiene ella (más seca que un plato de almendras tostadas), que estuviéramos alerta, que el parto puede ser hoy, mañana o en quince días, que la niña está colocada...
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¿Colocada? -pregunté yo-.
¿Cómo que colocada? ¡Si aún no ha nacido! ¡Cada vez empiezan antes! Se admiten apuestas. De aquí a, digamos, el 15 de diciembre (no creo que más, aunque la fecha que nos dieron al principio era el 28 de diciembre): "¿cuándo va a nacer Ana?". Yo, por darle gusto a mi
David Torres, que lo tengo de enviado especial a La Habana, digo que el 9 de diciembre. Apuesten.
Ahora, voy a la almendra. Le pasa a veces a mi compañero
Antonio Acín, gran profesional, mejor persona, trabajador infatigale, maño irredento y amigo, que en las reuniones, para bien vender sus temas, con bastante prosodia y un tono musicalmente zÁrÁgÓzÁnÓ, se mueve como un ardilla de rama en rama. Nunca falta quien le dice:
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Acín, a la almendra.
Y él hace un mohín, como si pidiera disculpas porque le abruma la chochez, pero es muy cuco, el tío. Ni chochez, ni alemán que le vuelve loco, ni nada. Es una estrategia muy finamente diseñada, porque Acín no va a la almendra y el tema te lo vende.
A la almendra, perdón. La almendra es que Acín y yo nos fuimos con el jefe,
Raimundo de los Reyes, el sábado a un homenaje a La Unión, Murcia, bonito lugar para un suicidio colectivo. Los murcianos tienen un acento al hablar muy gracioso (al menos, a mí me hace gracia), porque abren mucho la boca de forma que parece que la única vocal que usan es la "a", descolocan las "l" y las "r", endulzan los sonidos uvulares, se comen las consonantes finales y aspiran las "s".
Llagadoh a La Unió', Murcia, fuimo' a toma' una caña, anteh de' homanahe...
En el bar, coincidimos con el "homanaheao",
Pascuá', con su nieto
Fadarico, y con el trovero
Ánhe Roca. Antes de arrojarme definitivamente a la almendra, para quien no sepa lo que es un trovero, les explico que los trovos son versos improvisados, algo así como lo que hacen los negros del Bronx y sus imitadores de todo el mundo, pero en murciano, sin hacer el mamarracho con las manos, la boca muy abierta al recitar y una "p" bilabial muy explosiva.
Quiso el destino que el camarero, para acompañar la caña, nos pusiera unas almendras tostadas. Como soy un cachondo, así puso el platillo en la barra, dije:
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Acín, a la almendra.
Pero el que fue a la almendra, directito, fue el trovero, Ánhe Roca, "satanta y ocho de años", y la boca llena de almendras. El hombre se emperró en que había conocido a mi padre en el 59. Todo porque Raimundo le había dicho que
Blanco Vila había sido director de "Ya", que no es cierto, pero como estaban los dos tan concentrados mintiéndose el uno al otro ("
¡claro que me acuerdo de ti!"), hasta casi el final, no pude aclarar el malentendido.
Ánhe Roca iba a la almendra. Tenía, de hecho, la boca llena de almendra y estaba empeñado en que le había dedicado un trovo a Blanco Vila. Y yo que no, que se lo agradecía mucho, pero que si en el año 59 mi padre estaba en el "Ya", desde luego, no era el director (nunca lo fue).
El trovero, con la boca llena de almendras y ese acento tan murciano, con las vocales tan abiertas que impiden cerrar los labios y la "p" bilabial (muy) explosiva, que es como el cebador de una bomba, insistía:
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A tu padra la ha dadicao yo un trovo...Y cada vez que pronunciaba "padra", con esas vocales tan abiertas y esa "p" bilabial tan explosivamente murciana, me lanzaba una andanada de almendras masticadas a la chaqueta.
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Antonio, por favor, cámbiale el disco al trovero que cada vez que dice "padra" me pone perdido de almendra masticada.
¡Yo que me había puesto hasta corbata para el homenaje de Pascuá'! Pues salí del bar que parecía un almendrado. Como saben, soy un hombre versado en idiomas, así que tiré de panocho, el dialecto local, para decirle a Ánhe Roca que dejara de comer almendras que me estaba poniendo la chaqueta hecha un asco. ¿Saben ustedes cómo se dice en panocho "Deja de comer almendras que me estás poniendo la chaqueta hecha un asco"?:
Se dice: "
¡Chacho! ¡Chacho! ¡Chaacho! ¡Chaaacho! ¡Chaaaacho! ¡CHAAAACHO! ".
X. Bea-Murguía (En la foto, pueden ver a Ángel Roca, trovero, un buen hombre, sin duda, pero ¡cómo me puso el traje de almendras masticadas!).
Dice mi mujer que a mi hija Ana le encanta esta canción, que cada vez que la escucha se pone a bailar dentro de su tripa. No me extraña. Es, definitivamente, hija mía: tiene un gusto exquisito. Se la dedico a ella y a todos los javieres, hoy, día de
San Francisco Javier. Felicidades.
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