Galerías despreciados (IV)
somos un blog global, ya hemos despejado toda duda. Fíjense bien que, con un sólo golpe maestro, hemos tumbado el Tratado de Tordesillas para repartirnos el globo: Hormon Wells reina ya en el hemisferio sur, desde su base de Australia, un enorme territorio para conquistar, aunque ya no se pueda decir virgen, una tierra de promisión para él et semini eius... y yo me he quedado con el hemisferio norte con base en la exótica tierra de Tres Cantos.
Si sumamos a este reparto global que ambos tenemos forma de globo hinchado hace tres días, es decir, ya no tan redondeado ni terso, sino más bien dado de sí y flojón, nos hemos ganado de sobra el título de "Blog global", dicho en palíndromo portugués "O blog golbo". Hormon, compañero, habrá que buscar la manera de incluirlo. Sugiero un lema global estilo "Hormon Wells & X.Bea-Murguía: un blogo, dos blogos, tres blogos" o, si lo prefieres, por ganar audiencia, "H.Wells & X.Bea-Murguía: dos hemisferios de un mismo culo".
Ten cuidado con las canguras no te vayan a meter en el marsupio. O no lo tengas, que igual te mola ir ahí dentro calentico y con la cabecita asomada.
Yo no sé cómo cojones se llama este artilugio, cuyo uso (pero no su abuso) es recomendable como lenitivo de la neurosis. Ustedes saben de qué les hablo, ¿no? Se trata de un juguete absurdo que consiste en seis pequeñas tablas unidas con cintas de colores que, con un sencillo juego de muñeca, hace un efecto óptico de caída perpetua. Un mal sueño, vamos, una pesadilla, se lo digo yo, que cuando engancho uno de estos me veo a mí mismo entregado, mudo y absorto (y de rodillas, como se adora a un Dios ante su altar), dándole que te pego al giro de muñeca una y otra vez, con la misma mirada modorra de un tonto ante un derrumbe, observando la interminable cascada (con perdón) de madera y escuchando sus rítmicos chasquidos de claqué... Clac, clac, clac, clac, clac (siempre son cinco), como un tonto de Faulkner, un Eck Snopes candil en mano buscando el cadáver de un niño perdido dentro de un depósito de queroseno casi vacío (si no fuera por lo gases).
Un comecocos tremendamente atractivo, sin duda, porque es relajante, aunque al cabo de las cinco horas de darle que te pego quisieras tirarlo por la ventana. Si no lo he hecho hasta ahora es porque pertenece a mi mujer, pero ahí está en MI museo de los horrores esperando su veredicto: amnistía o muerte.
Desconozco el nombre de este artilugio ideado por el mismísimo Mefistófeles (si alguien lo sabe, por favor, que haga su aportación) que, sin embargo, se topó con la Iglesia: a mi hijo Rodrigo, con dos o tres años, el juego de las maderitas no le duró ni medio asalto. Lo descojonó en un abrir y cerrar los ojos (como pueden ver en la foto).
Si entero es diabólico, descojonado ya no se pueden ni imaginar. Como saben, soy una persona tremendamente habilidosa con las manos, el clásico manitas al que ya llama la policía para desactivar bombas: si yo digo que hay que cortar el cable rojo, cortan el verde y respiran. Así que a la hora de romperme el tarro para componerlo, me hice la picha un lío, corté el cable rojo y, bum, ahí quedó: roto, inútil, abandonado en la estantería.
En su favor, para que no digan que mi exposición trata, como de costumbre, de manipular su buen criterio, les diré que probablemente con algo de loctite se pueda arreglar (si se sabe cómo) y que su presencia en esta casa siempre estará relacionada con mi mujer.
Ustedes dirán: ¿amnistía o muerte?
Pasen buen fin de semana.
X. Bea-Murguía (Hormon instálate que preparo el desembarcoooooo).
Etiquetas: Australia, Galería, H.WellsyX.Bea-Murguía, Hormon Wells