Toroya qué turuño jorroñas que jorroñas
Queridos amigos:
el cine es capaz de ofrecer grandes satisfacciones, incluso en ocasiones en las que uno no se lo espera, pero, al mismo tiempo, puede provocar picores severos en el hipotálamo, lo cual es una putada porque a ver cómo se rasca uno el hipotálamo. Las referencias que tenía yo de esta película no era excepcionales, desde luego, porque venían de un par de amigos con los que, generalmente, no coincido. Lo que a mí me parece bueno, a ellos les duerme y después solemos discutir durante horas alrededor del tema "Sobre gustos no hay nada escrito". Para mí, esto es una falacia. Nunca el bien y el mal estuvo tan nítidamente separado que en cuestiones de gusto y "Troya" es una película de un mal gusto manifiesto. Muy mala. Malísima. ¿Qué director de cine puede tener tan mal gusto aparte de Almodóvar? Si Almodovar hubiera dirigido "Troya", el caballo habría sido de colores chillones; Troya, un lupanar y Helena la putita que hace striptease; Héctor, el portero; Menelao y Agamenón, dos matones; Ayax, la señora de la limpieza; Criseida, un travestí; Ulises, un yonqui iluminado y Aquiles y Patroclo, los maricas del barrio (y aquí, de coña, pero acertaría) y, como esencia de una película de griegos desubicada, habría sodomía a tutiplén y Chus Lampreave haciendo de la vieja del anuncio del yogur griego de Danone: "Jorroñas que jorroñas".
Me callo porque no quiero dar ideas.
Desde luego, no es que yo estuviera esperando una reproducción exacta de la Ilíada cuando, el viernes por la noche, por fin, pude ver "Troya". No creo que haya que ser un purista, ni buscar en una película el desarrollo exacto de un libro, hexámetro por hexámetro. Si, de un libro bueno, hacen una buena película, aunque nada o poco tenga que ver con el original, el resultado son dos satisfacciones distintas sacadas de una misma historia. Pero, "Troya"...
¡Madre mía!
¡Qué payásida!
¡Qué versión para memos!
¡Qué fraude!
¡Qué idiotez!
¡Qué cantidad de dinero derrochado sólo para que Brad Pitt salga con el torrrrso descubierto haciendo posturitas en la lucha a espadas! A ver, tú, el rubito, que esto no es una película de kung-fú, que es una de griegos, que no te enteras.
Para adaptaciones clásicas con guapo de moda, mucho mejor "O brother" de los Cohen, que es una versión libre de la Odisea con un George Clooney que no se dedica toda la peli a posar. Es más, da hasta asquillo, con la redecilla esa del pelo que se pone. Y no es que yo le tenga manía a Pitt, ni mucho menos. "El club de la lucha" (con San Edward Norton), "Seven" o "Doce monos" son películas que me gustaron mucho en su día y que no explotan comercialmente la faceta de guapo del actor, porque cuando lo ponen de maniquí, en plan "Siete años en el cine", es insoportable, es el equivalente a una película protagonizada por Pamela Anderson, que ninguna mujer dirá nunca que es buena actriz... Bueno, ni ningún hombre, aunque nosotros sí podemos apreciar en ella una, digamos, tensión dramática plausible. Yo se lo recomiendo, eso sí, con el volumen a cero.
X. Bea-Murguía
Etiquetas: Cine